Notas Generales: Estuve revisando algunos videojuegos de mi niñez así que terminé sintiendo nostalgia por esta serie en concreto y me dije que no era mala idea dedicarles un tributo. Hace mucho tiempo que jugué StarFox 64 pero nunca olvidé sus personajes y le eché un vistazo al resto de videojuegos como la versión 3D, StarFox Adventures, Assault y StarFox Zero, supe del Command pero no me llamó suficiente la atención y lo pasé por alto en varias partes. También leí el comic "Star Fox: Farewell, Beloved Falco" el cual me hizo darme una idea cómo actuaban estos bobos en sus días flojos. Estuve tan feliz que durante toda la investigación tuve una sonrisa tonta en la cara. Debo confesar que este escrito estará infestado de mis headcanons pues desconozco muchos datos importantes sobre la interacción de personajes y he incluido varios escenarios que otros autores en el fandom comparten.


Pairings: Falco x Fox x Krystal. Ligero Falco x Kat. Y una sorpresita no tan sorpresa.


Notas Adicionales: No debería gustarme el furry, esta vendría siendo la primera vez que me aventuro a algo semejante pero... bueno, tengo un gusto enfermizo por la zoofilia por lo que este género no es tan grave como el otro, ¿cierto... ?


Cap 1. Remembranzas

Un movimiento brusco en el comando logra sacar su nave fuera de la mira enemiga que trastabillea en medio del espacio antes de ser derribada por los torpes disparos de Slippy quien no pierde tiempo en gritarle por la pantalla del comunicador que le debe una por salvarle el pellejo aunque Falco sepa que en realidad se salvó por sí solo. Es posible que no quiera admitirlo pero en aquel momento se sentía inalcanzable, distante, como si estuviera fuera de peligro, flotara más allá de lo admisible -lejos, muy lejos- o simplemente era que no le importara llevar a reparar esa maquina voladora que manejaba cual avión de papel entre el aire, pero amaba a su Arwing, reconstruirla había sido costoso y no quería volver a derrochar una fortuna para devolverla a su incuestionable gloria. No se molestó en responder a los reclamos infantiles de su valioso compañero, en cambio miró a través de los cristales de la cabina el vacío infinito que hacía destellar dentro de su oscuro manto una infinidad de sistemas y estrellas lejanas. En ese instante no era consciente de su trabajo como miembro del StarFox pues nada le apetecía tanto como alejarse del miserable número de enemigos que enseguida consideró insignificantes. Desearía poder evadir asteroides con su nave en su lugar, perderse a la distancia, sentirse libre de estos trabajos carentes de emoción, incapaces de brindarle ese golpe de adrenalina maravillosa, esa ventisca de libertad que le hacía sentirse pleno y en conexión con la galaxia.¿Qué hacía él ahí en todo caso? ¿Tanto tiempo desempleados para recibir esto? Misiones como estas podrían ser asignadas a pilotos novatos, no a profesionales como ellos pues dudaba la plata que le sería ofrecida siquiera valiera la pena. Ese grupo de piratas no eran para Falco una amenaza pero servirían como ejemplo para todos esos inútiles que querían convertirse en villanos por mero modismo; una invasión debe tomarse más seriamente, no era un juego de niños. Los barcos espaciales sólo yacían ahí flotando como objetivos inmóviles como un blanco de tiro perfecto. Y eso lo irritaba. Valiendose de sus habilidades, Falco dio marcha a los propulsores de su Arwing para deslizarse con velocidad junto a los cacharros de metal que pretendiendo ser naves de batalla se movían torpemente de una dirección a otra. Su maniobra ofensiva tomó por sorpresa a muchos de sus oponentes y casi causó impresión en sus compañeros que yacían sumergidos cada uno en su propio combate hasta que notaron la destellante luz que se desprendió del propulsor del Arwing de Falco con el brusco movimiento.

¡Estoy harto de estas sabandijas!— dijo obligando a su Arwing moverse en zigzag mientras el zumbido del comunicador enviaba su mensaje al resto de pantallas conectadas.

¡Falco! ¿Qué crees que haces? Eso puede ser peligroso— exclamó Krystal desde su nave, su acento bañado por un sincero tono de preocupación.

Pero el faisán continuo su plan de acción sin prestarle la más mínima atención a las palabras de su más reciente compañera, disparando contra los pilotos oponentes y derribando de uno por uno con los rayos láser azules hasta que no quedaba ninguna enfilando esa zona en especifico. Krystal tuvo que retener un suspiro de frustración que luchó por tocar superficie, comprendiendo que ella era la menos indicada para intentar frenar a esa rebelde ave que parecía retarla con la manera como hacia girar su Arwing 360 grados para volver a meterse en medio de otras filas disparando sin descanso. No era como si su relación como compañeros de trabajo fuera mala pero no congeniaban lo suficiente para que Krystal tuviera la nimia esperanza de que se llevaran bien.

Que temerario— observó el joven rana desconcertado. Me pregunto si le molestó que lo ayudara. Wah~ ahora temo por mi seguridad, chicos— agregó en son de angustia ya que no descartaba la potencial posibilidad. ¡Fox! No dejarás que me lastime, ¿cierto?

El líder del escuadrón StarFox sonrió divertido, dándose la libertad de visualizar la apresurada trayectoria de su compañero danzando entre trozos de metal sin cesar los disparos. Pasó bastante tiempo desde que solicitaron sus servicios de nuevo pero Falco no perdía su encanto como piloto, mucho menos había perdido esa terca personalidad que externaba de forma descarada al ignorar amables sugerencias, su testarudez era una virtud suya sin embargo y Fox estaba orgulloso de tenerlo de vuelta ya que aquellas últimas semanas se le había visto sumamente irritable por los pasillos del Great Fox quejándose de todo y por todo; esperaba que este trabajo le levantara el ánimo a él y a todo el equipo.

Vamos, no podemos permitir que Falco acapare toda la diversión— declaró Fox, naturaleza competitiva ventilándose entre su acento amable antes de dejar relucir toda su confianza y determinación. —Terminemos juntos con esta misión.

De acuerdo, Fox— asintió Krystal inspirada, sin perder un instante su porte coqueto.

¡Yo te sigo!gritó Slippy con el más puro entusiasmo que guardaba dentro de su regordete cuerpo, influenciado de igual manera por la voz de su líder. —¡Confía en tus instintos, Fox! Estoy seguro que eso es lo que diría Peppy si estuviera aquí ahora.

El joven zorro asintió con un movimiento de cabeza a aquel cuyo comentario enseguida había inspirado un brote de nostalgia dentro de su cuerpo pues su instructor, el gran Peppy Hare, ya no estaría más montado en un Arwing peleando a su lado, ni siquiera en un sitio cómodo dentro del Great Fox brindándoles instrucciones ya que había sido en serio el comentario de retirarse de batalla. Después de que vencieran a la reina de los Aparoids todo había sido tan silencioso en el Sistema Lylat que incluso parecía mentira que hubiesen dado lugar todas aquellas guerras intergalácticas llenas de monstruos de otros universos y encuentros inesperados con individuos a quienes no habían vuelto a ver en la actualidad. Era cierto que para entonces gran parte de las circunstancias eran paz así que no podía quejarse de que sólo este tipo de organizaciones criminales espaciales mediocres intentasen dar su golpe al equilibrio universal. Todo era mejor que volver a revivir las tristezas que estas batallas entre el bien y el mal volvieran abrirse camino, incluso resistir a la falta de empleo. Fox no quería poner en peligro a quienes ahora consideraba una verdadera familia.

¡Adelante!dictó siendo el primero en poner a toda marcha el propulsor de su nave dejando una estela de luz a su paso, el cual rápidamente dibujó una linea horizontal en el espacio, siendo muy pronto acompañada por otro par de lineas cuyas partículas luminosas se trataban de dos naves siguiendo el Arwing de Fox. Las naves de Slippy y Krystal también estaban dispuestas a terminar el combate de una vez por todas.

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El vaso de vidrio macizo que Slippy estuvo sujetando cayó de forma estruendosa contra la mesa del antro al cual todo el equipo StarFox había acudido después de haber recibido su bien merecida recompensa. Y, así como la base del vaso había golpeado contra la superficie de madera, la cara de Slippy se estampó también dejando escapar de entre sus labios un fuerte gemido satisfecho. Toad separó su nariz de la mesa cuando notó que se le dificultaba respirar en esa posición, acomodando su barbilla en su lugar, de modo que pudiera ver delante suyo a sus acompañantes. La miel en su lengua y el rítmico ruido a sus alrededores finalmente dejaban de parecerle molestas a pesar de que no solía dejarse convencer por quien fuera de entrar en un local como ese, simplemente porque no estaba acostumbrado a ello pues las aglomeraciones y el exceso de ruido no eran sus mejores ambientes ya que prefería mil veces el ronroneo de las maquinas o el agua a los balbuceos de la ciudadanía. Junto a él, Falco bebía de su propio vaso ayudándose a transportar la deliciosa bebida a su cavidad con un popote circular. Más allá de la mesa Fox permanecía mirando a su buen amigo con evidente curiosidad, en contraste a la expresión divertida de Krystal quien no parecía molestarle la actitud desganada del alegre anfibio verde.

—¡Estoy tan aliviado!— comentó en medio de una mueca relajada gestándose en su rostro. —¡Por un momento creí que no recibiríamos nada generoso por este trabajo pero estoy tan feliz de que las cosas resultaran bien y nuestras naves salieran ilesas!

—Estás ebrio, Slip— señaló Fox.

—Nunca esperé que esta paga nos daría la oportunidad de beber Punpa* en un bar de Corneria. Esta misma noche visitaré a Amanda y le compraré un vestido tan hermoso que brillará y quemará más que los rayos gama del sol mismo. ¡Amanda! ¡Amor mio! ¡Te extraño muchísimo! ¡Ya debería estar casado contigo!

—En serio, ¿cómo te emborrachas con un sólo trago?— inquirió enseguida, la confusión haciéndose evidente en el acento del joven zorro.

—¡No puedo evitarlo! ¡Hace milenios que no pruebo una gota de polen! ¡Estoy más oxidado que ROB sin mantenimiento y refacciones nuevas, maldición!—. Slippy dejó caer con fuerza un brazo contra la mesa, impulsándose con esta y deshacer ligeramente la curvatura en su espalda, irguiéndose tambaleante. —¡Es tú culpa, Fox!

—¿Mi culpa?

—¡Así es! Nunca nos traes a sitios como este, ¡a pesar de que eres el líder! Siempre dejas que nos exploten y luego ni siquiera nos consuelas con una visita al paraíso de los pilotos cansados, ¿entiendes? ¿Qué clase de aviador eres?

—No lo escuchen— sugirió Falco fastidiado con la personalidad protestante que la rana adoptaba tras la ebriedad. —Cuando el renacuajo está en este estado es mejor ignorarlo.

—¡Pero si eso lo dices siempre, Falco!— renegó Slippy en respuesta, dedicándole una mirada plagada de recelo al aludido. El joven faisán desvió la mirada con aburrimiento.

—Exacto.

—¡Que cruel!

Fox y Krystal rieron con la dolida actuación del joven mecánico que comenzaba a proferir una serie de reclamos a quien gestaba una mueca irritada en su rostro, Slippy no estaba hablando de forma correcta, a medida que aumentaba la velocidad de sus oraciones pasaba por alto la cantidad apropiada de vocales y consonantes que empleaba, volviendo malsonantes las frases pronunciadas, una de las cosas que Falco más odiaba cuando se dirigían a él. Ambos zorros continuaron observando a sus amigos, abstraídos por la ridícula pelea hasta que un mesero del sitio se acercó a la derecha de Krystal, sorprendiéndola y sorprendiendo a Fox con la copa de diseño elegante que le era ofrecida sobre una charola de metal, y cuyo contenido seguramente se trataba de una bebida exótica y costosa pues incluso yacía adornada por una pequeña rosa enredada desde la base hasta el cáliz.

—Invita el caballero de la mesa doce— dijo el mesero en un tono de voz lo bastante fuerte para ser percibido con claridad por ambos involucrados.

—Oh, gracias— Krystal recibió el regalo con una sonrisa coqueta permitiendo que el camarero se alejara del lugar hacia nuevas direcciones. Krystal vio esa ancha espalda alejarse mientras trataba ubicar con la mirada algún vestigio de su cortejador, mas al no encontrar signos en ninguno de los clientes cercanos, asumió que su timidez era impedimento suficiente para que no se atreviera a darle la cara a pesar de su gesto. Olfateó un poco la boca de la copa y dio un trago a la bebida encontrando un exquisito sabor a extracto de lilas dentro de aquella liquida sustancia concentrada, embriagante. Quien haya sido el conquistador, tenía muy buen gusto.

—Veo que obtienes pretendientes a donde quiera que vas— comentó Fox dedicándole una sonrisa de aceptación, buscando la manera de no sonar muy obvio con su muestra de interés en el reciente suceso. La doncella de pelaje azul alejó la copa de sus labios.

—Tal vez pero lo que yo busco no son pretendientes.

—Lo dices...—; Fox no tardó en intuir la dirección del tema—¿por tu planeta?

Krystal guardó silencio un instante, intervalo de tiempo suficiente para que Falco volviera a sentir malestar por estar ahí; se levantó de su asiento sin ningún tacto, echando la silla hacia atrás en medio del brusco movimiento, atrayendo la mirada de los dos zorros antes de que el faisán se enfocara en mirar desde arriba al verdoso anfibio.

—Vamonos, Slippy— demandó sin decoro alguno.— Te llevaré a que vomites todo el punpa que ingeriste antes de que caigas dormido. Ni pienses que estoy dispuesto a cargarte hasta el Great Fox si eso llegara a suceder.

—¿Ehhh~ ?—. Y su solicitud dejó a Slippy completamente anonadado, incapaz de terminar de procesar en su cerebro la información recibida por medio de sus oídos. —Pero...

—¡Cállate y ven aquí!— exclamó tomando al pobre anfibio del cuello de la camisa grisasea, casi levantándolo varios centímetros sobre el nivel del suelo antes de llevárselo a rastras lejos de la mesa que habían invadido siquiera ser atendidos por los encargados del lugar, sus siluetas perdiéndose entre la sombras y luces de colores saltarinas que se paseaban por todos los muros y mesas ocupadas. Fox se quedó estático en su asiento al comprender que Krystal y él se habían quedado totalmente solos después de aquella escena nada agradable de Falco asfixiando a Slippy con su propia ropa, aunque no comprendiera a qué se debió aquella explosión de enojo en su amigo, ahora lo que más le preocupaba era saber tratar esta inesperada situación. No era como si él o Krystal no tuvieran temas de conversación para hablar pues podrían sumergirse en cualquier platica sin necesidad de forzar las cosas pero el cambio de atmósfera era chocante para él, hacía mucho que no tenían tiempo a solas después de todo. Por supuesto esto había estancado su relación y dudaba fuera posible intentar un avance con sus amigos rondando el Great Fox. Y ahora existía una pequeña posibilidad. Reunió valor para iniciar una charla pero fue Krystal quien tomó la palabra una vez había comprobado que Falco y Slippy tardarían en volver.

—Creo que jamás seré aceptada por Falco— dijo para impresión de Fox.

—¿Qué dices?

—Siempre se aleja cuando intento hablar de mis inquietudes o pensamientos. Desde que formé parte de StarFox siempre ha sido así— agregó entristecida con la idea. —Me pregunto si hay algo que esté haciendo mal o le moleste de mi forma de ser.

—Bien, Falco no es un sujeto muy expresivo.— Krystal miró a Fox con incredulidad, una expresión que logró dibujar en los labios del zorro una sonrisa divertida. —Me refiero a que no es expresivo con sus verdaderos sentimientos, es así como ha actuado desde que lo conozco, disfrazando sus sentir con bromas desconsideradas y su arraigada arrogancia pero no es tan malo como parece, ya lo haz visto durante nuestras misiones.

—Sin embargo, ¿por qué se aparta cuando podemos tener la oportunidad de convivir de manera más directa? Si no le desagrado, ¿por qué evita que yo me abra con todos ustedes? Hoy incluso se ha llevado a Slippy con él— observó Krystal, entonces Fox sintió como si se atragantara con su propia frustración, casi pasando el trago de punpa con dureza entre las paredes de su garganta, bajando inconscientemente las orejas.

—No creo que sea por eso...— afirmó, sonrojado. Comenzaba a sentirse nervioso. Bebió una vez más de su baso, esperando que el sabor agridulce de la bebida embriagante lo relajara.

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Mientras tanto, Falco se abría camino entre la clientela y trabajadores del Centro Nocturno de Corneria sin soltar en ningún momento a Slippy de las solapas en sus caluroso andar. El joven rana ya boqueaba por falta de aire, arrastrando los pies y tropezando hasta que finalmente logró tomar en sus manos el ala que lo apresuraba, aminorando la velocidad hasta detenerla en las forcejeadas que llevó a cabo, haciendo consciente a Falco de su necesidad por respirar, este lo soltó sin preocuparse por si caía al suelo. Afortunadamente para Slippy Toad, no llegó a rozar en suelo con su trasero siquiera. Inhaló y exhaló lo más que pudo pues había terminado creyendo por un momento que aquel sería su final.

—¿Qué crees que haces, Falco?— quiso saber acomodándose la ropa, al mismo tiempo que le dedicaba a su amigo una expresión de sincera molestia. El faisán esta vez había cruzado la linea. —Ya sé que Fox está interesado en Krystal pero no era necesario que me arrastraras contigo con esa increíble discreción— espetó Slippy con la lengua envenenada de sarcasmo. —En serio, pudiste esforzarte menos en ¡parecer un loco que intenta darle espacio a nuestro amigo para que corteje a nuestra amiga!

Lombardi gruñó por lo bajo. Odiaba cuando Slippy lo reprendía pues esto sólo podía suceder cuando sus cinco sentidos no estaban lucidos al no yacer sobrio. Cuando se embriagaba no parecía medir las consecuencias sobre alzar el tono contra el faisán pero Falco no se atrevía a tomarlo a golpes en público o los echarían del local y quería ahorrarse una vergüenza de esa clase estando tan estresado como estaba, además no valía la pena si el objeto de su desquite se trataba de esa rana constructora devora-tuercas y aceite de motores. A quien realmente quería golpear en esos momentos era a su líder Fox. Estaba molesto a causa suya, maldición , era sólo su culpa que en esos instantes estuviera tentado a largarse con su Arwing a tierras deshabitadas para dispararle a las rocas hasta que estas terminasen transformándose en polvo. Fox estaría a solas con Krystal porque él mismo permitió que sucediera y eso lo ponía mucho más furioso. Y lo encolerizaba no poder retornar sus pasos para romper la intimidad que ambos zorros seguramente estarían armando sin ellos allí. Falco se giró sobre sus talones, dándole a Slippy la espalda con las alas formando puños.

—No fue por eso por lo que quise largarme...— susurró más para sí mismo que como una respuesta a las calumnias de Toad. —Pero, ahora que lo mencionas, no quiero tener tu horrenda compañía. Ve a buscar algo en qué entretenerte. Estaré en la zona de fumadores.

—¿Osea que vas a dejarme aquí a mi suerte?

—Con suerte te perderás para siempre— dijo Falco alejándose.

—¡Yo espero que te atragantes con el humo, aunque no sabía que fumaras de todas formas!— exclamó Slippy indignado, ignorante de las miradas curiosas que se posaban en su silueta, y cuyos murmullos empezaban a crear rumores sobre la riña de una pareja gay.

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Como lo había advertido, Falco Lombardi no tardó en encontrar la zona tan esperada para su tranquilidad y se acomodó junto al barandal que se ubicaba en lo más alto de aquel Centro Nocturno, apreciando el oscuro paisaje con sus molestos ojos, lo más alejado que pudo de las parejas que se distribuían por todo el sitio con el mismo objetivo de admirar las luces de la ciudad a su merced mientras platicaban. Suspiró tras mirar a un costado suyo y comprobar que no estaba tan solitario como originalmente lo esperaba pero al menos era mucho más apacible allí que adentro, donde el generador de luz hacía que las bocinas internas a las paredes lanzaran esa desagradable música electrónica que hacía zumbar cada partícula componiendo los alrededores. Realmente aquel sitio era mejor que cualquier antro o prostíbulo en Zoness y no podía quejarse ya que todo era de calidad aunque no fueran sus enteras preferencias visitar sus ensordecedores pasillos pero tampoco le haría daño que asistiera a un establecimiento en su tipo de vez en cuando y de ello se convencía. Sin embargo, después de que sus emociones se salieran de control, necesitaba un momento para pensar y tratar de comprenderse a sí mismo; comprender qué esperaba lograr de sus acciones. Lejos de Fox, Krystal o Slippy se daba cuenta que su comportamiento no fue el mejor y que no era esta la forma correcta de ventilar su enojo pero, ¿qué pudo hacer? Cuando el sentimiento de cólera ardía en su pecho era complicado frenarlo y también era por ello que acudía a frases hirientes y movimientos impulsivos. ¿Por qué Fox le molestaba tanto de pronto? Desde hacía varios meses no lo veía con los mismos ojos, era un buen líder, él lo aprobaba mejor que nadie aunque no acostumbrara mencionarlo muy seguido pero la llegada de Krystal había cambiado todo. Al principio creyó que su estancia no afectaría nada, incluso se sintió feliz por Fox ya que por fin dejaría su actitud virgen pero -después de que lo viera tan interesado en ella- ya no le parecía tan divertido. Además estaba el problema del desempleo que dudaba aguantar más tiempo.

Como equipo han enfrentado batallas dignas de ser recordadas, han luchado por planetas enteros, han protegido innumerables bases espaciales y salvado bastantes vidas durante sus peligrosas travesías. Pese a ser mercenarios fueron reconocidos como héroes por todo el Sistema Lylat y, aunque han derramado lagrimas y experimentado sucesos inquietantes, han resultado vencedores. Pero el equipo se ha hecho dependiente a Corneria y al General Pepper, es lo que Falco nota pues, ¿dónde queda ese gusto a libertad cuando se ata por cuenta propia a un mismo destino? No fue para esto que se convirtió en piloto. Fox no lo comprendería aunque lo golpeara con fuerza, mucho menos lo hará Krystal. Kat y su antiguo equipo podrían entenderlo pero el retorno al pasado es totalmente imposible.

Si existía algo que Falco anhelara con todas sus fuerzas esa era la libertad. Estaba en su naturaleza el deseo vivo de volar nuevos horizontes, encontrar otras galaxias, explorar distintos universos. Se unió a StarFox con este objetivo, porque un mercenario no se rige por leyes gubernamentales y puede formar parte de un sistema sin amarrarse a este mas que por la recompensa acordada. En ello admiraba a StarWolf pues ellos actuaban como verdaderos mercenarios, no les importaba bando alguno ni honor, sólo orgullo, y no les preocupaba la lealtad más allá de sí mismos y sus camaradas, por supuesto que, para Falco, StarWolf seguía siendo un grupo de canallas pero tenían sus méritos como mercenarios galácticos. Falco había dejado StarFox muchas veces con esta inquietud pero retornaba cual colibri en busca de su flor. Regresaba porque tenía fé en que StarFox era un grupo valioso pero día tras día volvía a dudar que este pensamiento se tratase de algo real y no una ilusión. Volvía, si. Pero a medida que regresaba el vacío crecía en su interior. ¿Quién lo llenaba si Fox ya tenía alguien a su lado y lucían felices juntos? ¿Y por qué se sentía tan dependiente a ese estúpido zorro? No se suponía que Falco Lombardi debiera ser alguien tan débil, por ello es que sufría, porque sentía a su dignidad y orgullo pender de los sentimientos de un zorro enamorado. ¿Qué se suponía que hacía allí? ¿Y por qué permanecía por Fox? Si Fox ya tenía a Krystal. No lo necesitaba a él. No tenía esperanzas a su lado, aunque aún desconociera el origen de todo este asfixiante dolor que alteraba sus sentidos y que agitaba su corazón con el mínimo gesto recibido.

Falco se llevó un ala al rostro, deslizando las plumas por su pico con frustración. Estaba confundido y no sabía qué hacer para arreglar todo esto. Y quería irse, quería romper algunas cosas, quizás perderse en actividades vanas pero sabía que jamás sacaría a Fox de su cabeza. Maldito fuera el día en que se involucró tan profundamente con él.

Entonces un sonido en los cielos similar a una fuerte explosión obligó a Falco, junto al resto de ocupantes del negocio, levantar la mirada hacia una intensa esfera de luz que dio lugar justo delante de ellos. La espera pronto comenzó a disminuir su tamaño a medida que diferentes desprendimientos se dispararon en distintas direcciones por todo el espacio cual lluvia de estrellas, pero tan atípica que Lombardi dudó se tratase de un buen presagio, Después de algunos segundos, el número de testigos había aumentado, deteniendo por completo las eufóricas actividades, reemplazadas por el asombro colectivo, alzando sobre la atmósfera conversaciones y teorías sobre el origen de aquel fenómeno que cubrió con sus rayos todo el rango del cielo, tiñendo con diversos colores opacos con la oscuridad de la noche. Falco no supo cuándo pero al mirar a uno de sus costados notó la presencia de Fox que también mantenía la mirada fija en aquel espectáculo mientras se acomodaba cerca suyo, a su lado caminaba Krystal y junto a esta Slippy quienes también veían consternados el suceso.

—¿Qué es eso?— cuestionó Slippy rompiendo el silencio entre los cuatro con su actitud atemorizada. Krystal negó con la cabeza al darse cuenta que no obtenía respuesta alguna con ayuda de su magia, no había vibraciones ni presencia, mucho menos ondas magnéticas, de aquellas que solían lanzar las naves de combate al estar encendidas.

—No percibo aleaciones negativas o positivas— comentó, intrigada. —Hay energía, y espíritu, pero es como si esa luz no existiera aunque podamos verla. Es como la nada.

Fox y Falco devolvieron la mirada al halo de luz que poco a poco se desintegraba con la expulsión de partículas, en sus mentes tratando de darle un significado concreto a las palabras de Krystal quien lucía más confundida que nadie. Los brotes de luz continuaban desviándose a todas direcciones pero nadie sabía su origen ni el impacto que esto tendría en el curso de todo el Sistema Lylat y del universo entero.


Notas Finales: Hola, ¿aún hay alguien ahí? Pues bien, la idea surgió de forma natural pero todavía no está perfectamente estructurada así que procuraré no demorarme en resolver conjeturas. ¿Qué más puedo decir... ? Oh, si. Espero mi elección de pairings no haya molestado a nadie pero prometo no enfocarme demasiado en el romance pues sé lo tedioso que es durante la acción pero si habrá varias escenas durante el desarrollo.

*Punpa es una bebida alcohólica tradicional a base de polen de una región de Corneria, según yo. Lo inventé, si. Dije que habría headcanons, ¿no? Jehe.