Disclaimer: Ni k ni sus personajes me pertenecen
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17. Ahí
Fujishima deja las manos sobre sus piernas y los ojos cerrados mientras Eric le besa. Se deja llevar, sus labios se amoldan a los suyos como si llevaran toda la vida besándose y supieran como moverse. El mundo se reduce a ellos dos, el cosquilleo que recorre cada nervio de su cuerpo y la sonrisa que tanto le está costando no esbozar.
Pero no deja que sus manos se muevan.
Es Eric el que termina enlazando los dedos con los suyos, el que acaricia la palma de su mano en un roce tembloroso que Fujishima siente hasta debajo de la piel. Permite que Eric le guie, deja que tome su mano y la lleve hasta detrás de su cabeza. Le hormiguean los dedos cuando los entierra entre los rubios cabellos y los labios de Eric saben más dulces que nunca.
Fujishima entreabre los ojos cuando Eric se separa un momento para mirarle. Sus narices se rozan, Fujishima es consciente de lo estúpido que debe verse en ese instante con la mirada enturbiada y la boba sonrisa entre los labios, pero tiene a Eric a unos milímetros, la luz de la luna le baña entero y no puede dejar de pensar en lo guapo que está.
— ¿Ahí está bien? –Fujishima le susurra contra sus labios a la vez que enreda los dedos entre sus cabellos para mostrarle a qué se está refiriendo.
Eric asiente, dibuja una pequeña sonrisa, se inclina y vuelve a atrapar los labios de Fujishima entre los suyos. Es una chispa, una bocanada de aire en el último momento. Eric lleva el ritmo y sus labios se acompasan en una melodía embriagadora que Fujishima apenas puede seguir. Sus labios vibran cuando Eric pasa la legua por ellos, se deshace cuando succiona el inferior y apenas es capaz de sentir el suelo bajo sus pies.
Pero sus manos continúan donde Eric dice. La izquierda detrás de la cabeza del rubio y la derecha todavía encima de sus piernas.
Eric vuelve a separarse. Toma la mano que Fujishima tiene entre sus cabellos y la baja hasta su cuello.
—Hasta ahí.
Debajo de toda la determinación en la voz de Eric, Fujishima es capaz de escuchar la duda, el vestigio del miedo y a las heridas amenazando con abrirse de nuevo. Despacio, recorre su cuello con los dedos. Pasa por las cicatrices ya apenas perceptibles y por todas aquellas que quedaron grabadas más allá de la piel. Hace porque sus miradas se encuentren, se fundan en la promesa más sincera que ha hecho en un su vida.
—Hasta ahí –responde.
La siguiente vez que Eric le besa, siente sus labios menos tensos y las manos que antes sostenían las suyas para que no se movieran de su sitio, ahora se enredan entre sus propios cabellos pelirrojos.
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N/A: Que de verdad es un drabble, que tiene menos de quinientas palabras! Milagro. Ahora que estoy en cuarentena voy a intentar publicar más drabbles...o al menos uno al mes.