Disclaimer: nada de esto me pertenece, los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Rochelle Allison, yo solo la traduzco.


CURTAINS

Capítulo uno

Suavemente, estas cortinas de color marfil se levantan y bajan en la brisa. Como no duermo, las miro cada noche, cada mañana, estudiando el juego de la luz exterior al filtrarse. Conozco la hora del día y la noche mejor que cualquier hombre de montaña, viajero, vagabundo o astrónomo.

Esto siempre está tan silencioso... todo lo opuesto a mi habitación, dónde la oscuridad succiona todo el color y en lugar de cortinas tengo aburridas persianas, y debo cerrar bien la ventana porque el perro del vecino nunca deja de ladrar y la luz de la calle entra de forma cegadora.

Nada de eso me mantiene despierta -el insomnio permanece igualmente-, pero me pone de los nervios y cierro la ventana para dejarlo fuera. Y luego, como no tiene sentido, me marcho; incluso aunque cada noche decido que evitaré llamar a Edward y pedirle que me recoja al final de la calle para llevarme a su casa.

Cada noche tomo la determinación de quedarme en casa y cada noche decido marcharme.

Aquí, en el dormitorio de colores naturales de Edward -crema, tostado, beige y madera- todo parece un sueño (aunque no puedo soñar) y dulce (aunque su negativa a tocarme es amarga).

Él se mueve, y el colchón se hunde y las sábanas crujen y yo contengo el aliento, preguntándome si -por error- me tocará, aunque solo sea un roce de los dedos. Pero no lo hace -incluso dormido tiene cautela- y yo exhalo decepcionada.

Estoy acostumbrada, pero aun así.

Me pregunto cómo se sentiría si supiera que he pasado toda la noche despierta, vigilando su sueño. Encantada por la forma en que sus cortinas bailan con languidez, en que se hinchan y ondean como velas de un barco pirata o las caderas de una bailarina de danza del vientre. ¿Me pediría que me marchara o me llevaría a casa? ¿Rodaría los ojos y se daría la vuelta, de la forma en que lo hizo la primera noche cuando malinterpreté su amabilidad por algo más y le cogí la mano a modo de inocente invitación?

Mi padre se pondría de un tono morado de desengaño e instinto homicida si supiera que paso cada noche en la cama de este chico. El hecho de que estas cortinas son un bálsamo para mi alma o que Edward tiene una estricta política de no-tocar, no significaría nada para él.

Cuando las cortinas de color marfil brillan lilas y el débil piar de un pájaro se escucha al borde del amanecer, le despierto con un golpecito en el pie y él me lleva de vuelta al final de mi somnolienta calle, y yo trepo descalza por el anciano roble -robusto y firme, y colocado estratégicamente ante la ventana de mi habitación. Me meto entre mis frías sábanas poco usadas y entonces, solo entonces, tengo el sueño suficiente para quedarme dormida.

Mi padre llama firme pero respetuosamente a mi puerta una hora más tarde y yo salgo de las (ahora) calientes mantas, borracha de sueño y sedienta de más. Si hubiera alguna manera -cualquier otra manera- de conseguir descansar, la usaría con gusto. Pero, en estos momentos, no tengo nada.

En dieciséis horas podré volver a la habitación de Edward, a mis cortinas y a nuestro ritual nocturno del que él no es consciente.


¡Hola!

Aquí estoy otra vez con mi nueva traducción. Esta es un poco más dramática que la anterior.

¡Espero que os guste!

Por el momento... ¿qué os ha parecido el primer capítulo? Estoy deseando leer vuestras opiniones.

Nos leemos el próximo fin de semana.

-Bells :)