Abriendo los ojos lo primero que vio fue el cuerpo desnudo de Kaguya a su lado, una sonrisa llegó mientras que extendió con cuidado su mano para tocar el cabello largo de la mujer durmiendo, aquella vista, aquel sentimiento de felicidad.
Era algo que no recordaba de antes.
Este mundo, el aceptar este mundo.
Aquello era lo que más quería, que este mundo le aceptase.
Era por eso que esperó, esperó, hasta que las cosas se calmasen, en aquel momento, esta era su última prueba, solo estar lejos de Kaguya y Rossweisse unas horas, todo para evitar cualquier problema.
No le importaba, no cuando la mujer de cabello blanco podía estar frente a cualquiera, pero, había algo, algo que le decía que se quedase, pero, no quería problemas para ella, lo único que no quería…
Era…dañarla…
Su mano se detuvo al momento en que aquello llegó a su mente, no era algo normal, no, no debería pensar eso, el haberlo aceptado.
El haberla querido, deseado.
La mujer tranquila en su pecho descansaba con la confianza completa en el rubio.
¿Por qué confiaba en él?
Que había hecho bien por ella para que le gustase el tacto.
Pasando su mano de su cabello, recorrió la espalda de la mujer hasta llegar a la mano de Kaguya, al momento apretó y entrelazó sus dedos con el de la mujer, solo para cerrar sus ojos para sentir aquel calor.
No era frio, no era repugnante, no era enfermizo, no, aquello era deseable, casi, anhelante.
La diosa ordena.
Ser el sirviente.
El esclavo.
Pero…
Ella podía renovarse ahora por sí misma.
Naruto lo sabía, Kaguya lo sabía, que no dependía más del rubio, que fácilmente podía estar sola y podría generarse a sí misma lo que le faltase, pero aquello no era lo que pasaba.
¿Por qué seguía ella apegada a él?
No…
No era aquello lo que pasaba realmente.
Naruto acercó su boca al cuello de la mujer mientras que inhalaba el aroma de la mujer. No había algo como afecto de Kaguya o algo como obsesión de la mujer.
No.
Todo aquello.
Era la propia obsesión del rubio por la mujer.
Su mano fue apretada con seguridad mientras que sus ojos se abrieron, Kaguya respondía ante aquel tacto, ante aquella sensación.
Ante aquel deseo, ante…
Aquella añoranza.
Aquel deseo de posesión.
Naruto no espero que la mujer despierte, la empujó mientras que se ponía sobre Kaguya.
La albina ante aquello abrió los ojos con somnolencia, pero al ver aquel cabello rubio pegado a su cuello y el placer ante el tacto que le daba, poco a poco, levantó su mano izquierda mientras que rodeaba el cuello del hombre mientras que sonreía.
La mujer era feliz.
Se sentía deseada, casi como si aquello fuera una necesidad, algo que nunca tuvo, algo que no pudo tener, un igual que la quisiera, que no tuviera problemas para pararse a su lado, que incluso.
Pudiera dominarla.
Pero…
― ¿Por qué estás tan lejos? ―la pregunta no fue dada por el rubio, sino por la albina la cual se dio vuelta y vio a la mujer de cabello platino en un lugar la cama mientras que se acurrucaba dentro de las sabanas.
Kaguya se sentó mientras que se deslizó hasta donde estaba la mujer de cabello platino oculta. Rossweisse estaba acurrucada con el rostro totalmente rojo por lo sucedido.
No era normal, de las pocas veces que lo había hecho con el rubio, siempre fue entre ellos dos, pero ahora, el que Kaguya estuviera en la ecuación, la incomodaba a más no poder, no solo eso, no lo que le molestaba, sino el hecho de que no le desagradaba en nada el que ambas estén en esa situación.
¿Era por la forma en la que ellas eran amigas entre sí? Rossweisse había leído algo sobre esto en algún momento, pero el experimentarlo, era otra cosa.
Rossweisse sintió como la sabana que tenía encima para su protección se fue mientras que una Kaguya la movió para quedarse sobre ella.
Naruto vio la interacción de ambas mujeres, no es que fuera un pervertido, pero una vez que supo que se estaba acostando con dos mujeres a la vez, y que ambas no se odiaban u odiaban la idea, supo que no había nada más que reconocerlo.
Tampoco es que se fuera a quejar de lo que estaba viendo, Rossweisse forcejeando con Kaguya la cual se puso sobre ella, Naruto vio como ambos pechos se tocaron a la vez, los pechos de Kaguya sobre los de Rossweisse la cual estaba haciendo lo posible para evitar su vergüenza.
Naruto vio abajo y vio su erección, teniendo a ambas mujeres jugueteando de tal manera, podía ver como la parte intima de ambas estaba casi unida por el hecho de que una estaba sobre la otra, Kaguya cuando estaba en aquel estado solía ser juguetona, bueno no era como si se iba a molestar de esa actitud de ella.
― Vamos, deberías estar feliz de que te permita compartir algo conmigo, una diosa ―la voz de Kaguya era suave mientras que se acostaba y se ponía al lado del oído de Rossweisse y le susurraba.
Naruto que estaba al margen ya hace unos minutos de todo, vio hacia abajo, su amigo estaba demasiado arriba como para que pudiera hacer algo al respecto vio como ambas mujeres estaban, eran demasiado hermosas para su propio bien.
Rossweisse estaba forcejando con Kaguya hasta que de la nada sus ojos se abrieron y un gemido fuerte sonó ante la acción repentina que tomó el rubio. Kaguya se dio la vuelta mientras que vio como el rubio estaba penetrando a Rossweisse antes de inclinarse hacia ella y empujarla una vez más al sobre de la peli platina.
― Ustedes comenzaron ― fue la única respuesta de parte del rubio mientras que se dedicó a hacer lo que le provocaron ambas mujeres.
…
Al cabo de unas horas, Kaguya se despertó, estiró sus brazos mientras que se sentó en la cama, su cabello que normalmente estaba finamente cuidado y esparcido, ahora estaba caído por todos lados mientras que miraba con cansancio la habitación.
Miro su cuerpo desnudo, vio las marcas en su cuello mientras que sonrió al momento de sentirse llena en la parte baja, era divertido, algo que gozaba hacer, no como fue en aquel tiempo, era algo que realmente disfruto, añoro por más, algo que no podía hacer esperar por más.
Miró el reloj a su lado mientras que vio que marcaba las siete de la mañana, era tiempo para bañarse poder preparase y desayunar tranquila.
Vio al lado de su cama, el bastón, ella sabía que debía empezar a caminar más en vez de simplemente flotar para poder recuperar su poderío anterior, pero ahora.
Estaba realmente cansada en las piernas.
Una risa suave llegó de ella mientras que llevó una mano a su boca mientras que tapaba una risa suave.
Levitando vio cómo su muda de ropa voló hacia ella mientras que se dirigió al baño, realmente estaba de buen humor, realmente estaba feliz, algo que realmente le gusto, algo que realmente no estaba acostumbrada, pero no iba a negarlo, realmente amaba esta paz, este mundo, el aceptar las cosas, los humanos, las circunstancias, la vida misma cotidiana de la forma en la que vivía.
Todo aquello, todo lo que realmente parecía mundano en un comienzo, era realmente divertido, feliz.
Realmente era algo lo cual alegrarse.
…
Su cabello estaba atado en una cola alta mientras que caía con cuidado a en su espalda, una sonrisa plantada en el rostro de Kaguya mientras que bajaba las escaleras con el bastón de conejo, viendo a la planta baja, pudo verlo, a un hombre en camisa blanca de cabello blanco cocinando con tranquilidad.
Escuchando el golpeteo del bastón, el hombre se dio vuelta mientras que vio a la persona bajando con cuidado de las escaleras.
― ¡Hermana! ―la voz de felicidad de parte de Freed fue audible mientras que el hombre se asomó para ver quién era el que estaba pasando.
Con una sonrisa tranquila y un rostro que era totalmente carente de locura como fue la primera vez que se encontraron se alzó, el hombre había cambiado desde el momento en que volvió a ver a su hermana.
― ¿Qué estas preparando? ¿Naruto y Rossweisse ya se fueron? ―la pregunta tranquila de Kaguya siguió mientras que vio como el hombre se rio un poco mientras que se giró una vez más a ver la comida.
― De hecho, se levantó temprano y se fue, sobre la otra hermana también diciendo que tenía que preparase para algo hoy en la academia de Koneko-chan, y sobre la comida, algo de panqueques de los que dijiste que estaban aceptables la última vez ―Freed menciono mientras que terminaba de pasar la masa del sartén a un plato para luego caminar hacia la mesa donde se había sentado Kaguya y dejarla.
― Gracias ―dar las gracias, Kaguya nunca pensó que iba a llegar el punto en el cual algo como eso saliera tan fácilmente de su boca, algo que no parecía…extraño, humano, quizá, pero agradable, incluso después de ver a su auto proclamado hermano en aquella situación.
Tomando los cubiertos vio al lado de la estos una lonchera lista.
Alzando una ceja en confusión Kaguya vio aquello, la estampa de gato y el tamaño.
Todo dictaba a una cosa.
Koneko.
Dando un suspiro vio a Freed el que estaba tarareando.
― ¿Vino Koneko o pasó la noche aquí otra vez? ―la pregunta fue tranquila, Kaguya sabía que el rubio era el que siempre le preparaba últimamente un almuerzo a la pequeña albina, algo lo cual lo hacía con felicidad.
― De hecho, vino, se despidió de Naruto y se retiró, algo que no entendí es porque dejo su lonchera, ah, debe ser el tiempo o la tristeza ―al ultimó comentario de Freed hizo que Kaguya cerrara los ojos en comprensión ante lo que pasaba.
Asintiendo con la cabeza para sí misma, ella dejó que las cosas pasaran.
Subiendo nuevamente a la habitación se preparó, primero extendiendo las medias largas color negro sobre sus piernas para poco después alzar y ponerse una falda color azul llegando hasta las rodillas, girándose luego de eso agarró un suéter de cuello de tortuga color blanco para ponérselo, estirando su cabello y dejando que cayese con suavidad en su espalda. Por ultimo unos zapatos color negro de planta baja.
Caminando un poco se vio al espejo mientras que observó su estado.
Perfecto.
Dándose la vuelta tomo un bolso simple color negro, y su bastón.
Con un simple gesto se despidió de Freed mientras que caminaba hacia la salida.
Saliendo a la calle sintiendo la brisa en su cara.
Fue agradable, la vista de la ciudad.
Una sonrisa realmente tranquila vino en el rostro de la mujer mientras que se rio un poco para poco después negar para sí misma con la cabeza y seguir su camino.
Iba a llamar a un taxi, pero…el sonido del bastón golpeando a cada paso fue audible mientras que empezó su camino hacia la academia. Se aseguró de tener la lonchera de Koneko.
Aquella niña, realmente era de su agrado, alguien que se parecía tanto…a una hija, algo que no concibió en un principio, pero las interacciones, los deslices de la niña, una risa suave volvió a salir de la mujer mientras que recordó lo de padre a Naruto, entonces.
¿No tenía problemas de que ella fuera la madre?
…
Koneko vio el lugar, pudo sentirlo, la presencia de los seres que con su propia presentación eran capaces de cambiar el rumbo de una batalla.
El hermano de Rias, la hermana de Sona, y los dos líderes ángeles en alguna parte de la academia.
Los últimos dos seguros estaban escondidos.
No como los dos primeros.
Que podía ver como Rias estaba siendo humillada por su hermano, siendo de igual manera Sona.
Bueno no era para mucho realmente.
El sonido de la campana de la academia sonó mientras que todos regresaban a sus salas, era tarde la última hora, la hora de inicio de clases, Koneko pudo ver como Rias infló los cachetes mientras que seguía a su hermano a su sala.
Dando un suspiro la nekomata ignoró aquello mientras que se dirigía a su propia clase. A los pocos minutos lo vio, cada padre y madre, o al menos uno de ellos reunidos en frente de cada uno mientras que charlaban amistosamente, algunos quejándose y otros rogándoles que no los avergüencen frente a la clase.
Era raro, era la primera vez que sintió algo como esto, algo que le llamaba, que le quería decir que algo no cuadraba, que estaba…sola…
Mirando el suelo se concentró en escuchar las voces las risas, la alegría ¿Así sería tener a alguien a quien llamar padreo o madre? La felicidad era palpable en ellos.
…
El guardia de la academia vio a lo lejos a una mujer caminar, era hermosa a simple vista, con un cabello blanco puro y una mirada tranquila, caminaba con cuidado, cada paso, cada movimiento, acompañado del rebote de un bastón.
Era curioso, no recordaba a la mujer, no la había visto antes, y eso que la mayoría de los padres que debían venir ya habían entrado, bueno, siempre había casos así, además, sumado al hecho de que la mujer vino caminando a ese ritmo y sin conocer la distancia era obvio a pensar que debía estar atrasada.
La mujer detuvo su andar junto con el bastón mientras que se paraba frente a la academia.
― ¿Puedo ayudarla en algo señora? ―la pregunta del hombre sonó amable, al momento vio como la indecisión del rostro de la mujer era presente.
¿Acaso dudaba en entrar o no?
No importaba.
― Busco…a la sala del primero…no sabría la sección, a Koneko Tojo, más específicamente ―esta vez el guardia alzó una ceja, ese era un nombre que no esperó escuchar, aunque, de algún lado debía haber salido el color de cabello blanco puro de la niña.
Viendo como la mujer se aferraba a su bastón, dio un suspiro.
― Es un poco tarde, pero puedo guiarla, por aquí señora Tojo ―las cejas de Kaguya ahora fueron las que denotaron confusión mientras que fue llamada así, pero al ver como el hombre ya se dio la vuelta y le indicó que caminase lo dejo pasar, lo raro es que la estaba llevando en vez de que le dijese que le entregaría el almuerzo únicamente ¿Era esto nuevo en las escuelas?
Sus pasos fueron con calma, al menos el hombre le dio ese tiempo para caminar, Kaguya entendió que era sobre lo de su bastón y su ritmo inicial, no se iba a quejar, no quería correr o ir rápido de igual manera.
Estirando sus brazos unos momentos cuando se detuvo el hombre frente a una puerta, dejó escapar un suspiro mientras que se paró frente a la puerta, el guardia se despidió mientras que siguió su camino.
Kaguya se quedó frente a la puerta mientras que dudo en qué hacer.
No espero llegar hasta aquí, solo quería caminar y salir un rato ¿Por qué debía estar aquí?
Cerrando los ojos unos momentos, no entendió a qué le tenía miedo, solo tenía que caminar y tocar la puerta.
…
La puerta fue hizo el característico sonido al ser golpeada.
Todos miraron la puerta mientras que la profesora se detenía en su explicación, al menos en lo que estaba, caminando unos momentos hacia la puerta, Koneko ignoró todo mientras que esperó que aquella clase termine.
― Esta… ¿Es la clase de Koneko Tojo? ―aquella voz.
Los ojos de Koneko se abrieron mientras que se paraba de su asiento al momento en que aquello voz salió del frente de la puerta, las miradas de todos pasaron de la puerta a la joven de cabello blanco que estaba con los ojos abiertos.
La profesora parpadeo visiblemente sorprendida mientras que poco después sonrió al momento de ver a Koneko con los ojos abiertos de sorpresa y parada.
Al lado de cada alumno en su clase estaban los padres, desde primaria, no había sabido de que los padres de Koneko se hubieran presentado alguna vez, estaban feliz, de ver a la niña que normalmente estaba sola ahora siendo acompañada.
― Por favor pase ―la sonrisa de la maestra no bajó en ningún momento mientras que observó como la mujer pasó el marco de la puerta.
Todos lo vieron, la mujer pasando con cuidado, el bastón en su mano golpeando con gracia el suelo mientras que pasaba y se posicionaba frente a la puerta.
― Por favor, pase al lado de Koneko-chan ¿Alguien podría ser amable y traer una silla a la señora Tojo? ―la vista de la mujer pálida de cabello blanco dio a todos, un contraste de lo que era normal, dado que la habitación contaba con las paredes rojas y la puerta negra, el que aquella mujer se parase frente a ellos, hizo que resaltara.
Al menos se sabía de donde Koneko había sacado aquel cabello blanco puro.
Los padres que estaban parados al lado de cada uno de sus hijos se hicieron más a un lado cuando uno de ellos llegó con una silla la cual se bajó al lado de Koneko, donde poco después a paso lento y tranquilo la mujer se sentó.
― Olvidaste tu almuerzo, como no estaba el tonto rubio, pensé en traértelo ―la voz de Kaguya sonó calmada, casi como si fuera una melodía para todos.
Pero era notable algo, al menos para los mayores, el tonó pálido profundo de la mujer, más el bastón. No era que saliese mucho por algo menor, no con aquel estado que mostraba…estar recluida, sumando el aspecto débil.
Era obvio a la vista que la mujer no debía estar en su mejor estado de salud.
― ¿Viniste hasta aquí por algo como eso? Dime que al menos llamaste a un taxi, o algo ¿Naruto te trajo antes de irse? ¿Estabas por la zona antes? ¿Freed-san te trajo? ―la preocupación de Koneko no era necesaria, pero quería saber, ella escuchó y sabía del estado débil de la mujer si es que no se mejoraba con chakra, por lo cual, no pudo evitar pensar en algo.
La clase estaba en silencio, algo como la interacción con los padres normalmente no iba a ser algo que llamaría la atención de nadie, no cuando todos estaban siendo tratados igual.
Pero, el que la joven que nunca hablaba de más, que no mostraba una cara con ninguna emoción alguna, hablara con tono de preocupación mientras que usaba un tono fuerte, no era normal, no era para nada normal si quiera ver a los padres de Koneko, al menos la madre en este caso, desde siempre ella había estado sola este día, pero, ahora, era diferente.
El que Kaguya se sentase a su lado era una de cosas que no esperó en todo el tiempo en que estuvo con la mujer, no era como si quiera hubiera esperado aquel desenlace, pero…no podía importarle menos, no cuando aquello era realmente feliz para ella, no era un sentimiento que pudiera decir, así como así, era algo que le decía.
Las cosas están bien, con ella a su lado, Naruto era el que normalmente estaba con ella en la escuela, y justo aquel día que no iba a estar, llego Kaguya, la mujer impertinente, de mal humor, pero que también le preguntaba cómo estaba su día, se interesaba en sus estudios y como le iba académicamente, le advertía de algunas cosas y lo que debía hacer…
Madre.
El sentimiento de algo caliente se formó mientras que se volteó y vio a la mujer sonreírle mientras que veía la clase en la que estaba de forma casual.
Realmente era algo lo cual estaba feliz.
Kaguya no entendió en su momento, no hasta que vio en el pizarrón escrito algo sobre día de los padres, era algo lo cual estaba feliz, ahora que entendió porque le llamaban señora Tojo, ahora tenía sentido.
No le iba a arruinar el día a Koneko, no, Kaguya, ella amaba sus hijos, a pesar de su traición, ella los siguió amando, entonces, ahora, lo que realmente podría considerarse como en una vida humana normal, que tuviera a una pequeña que la viera como su madre.
Le lleno su pecho, era aquel sentimiento que nació en su momento junto con sus hijos.
Ella.
Estaba feliz.
…
― La madre de Koneko-chan era hermosa―la voz de una niña sonó mientras que las afirmaciones de otras llegaron.
― Lo sé ¿Viste su rostro? Era perfecto ¿Qué edad será que tiene? Ella realmente se veía más como la hermana mayor de Koneko, pero…eso de su tonó de piel tan claro, y su bastón…―otra joven habló mientras que se rasco el brazo.
― Si, es obvio que la razón por la cual nunca viene nadie de ellos es por eso, no solo eso, la interacción dio a dar sentido que su padre nunca suele estar en casa, pobre ―la voz de terminó mientras que se callaron al momento de ver como Koneko estaba pasando a su lado.
Era tiempo de fin de clases, por lo cual era obvio que las cosas terminarían así, Koneko había escuchado todo de parte de sus compañeras, no le importaba, ahora no le importaba nada.
Tomando la mano de Kaguya con fuerza la hizo recorrer con tranquilidad la escuela.
Fue divertido, la realdad de aquello era totalmente fuera de lo que pensó en su momento que pudiera pasar, pero ahora, no, no importaba, ahora ella por fin podría decir algo sobre sus padres…los cuales nunca conoció.
― No hagas ese rostro espeluznante―la voz de Kaguya le hizo sacar ese pensamiento mientras que una pequeña sonrisa salió de su rostro mientras que apretó con más fuerza la mano de la mujer.
Koneko estaba feliz, tanto.
Que olvidó el hecho de que la mujer ya era conocido en parte por los demonios de la escuela.
A lo lejos, Sona observó a la mujer albina al lado de Koneko, ella la tenía en vigilancia para poder convertirla en un peón, pero, ahora tenía otra noción de lo que pasaba.
Lo primero que pensó era que el rubio, el profesor de historia era la persona detrás de todo, no podía sentir nada del hombre, pero al final, era fuerte, mucho más que todos ellos, y que se dedicaba a proteger a la mujer de pelo blanco que siempre llevaba a todos lados en una silla de ruedas, eso era lo que obtuvo en un principio de Kaguya Ootsusuki, alguien débil que era cuidado por alguien fuerte.
En el momento del enfrentamiento de Kokabiel, aprendió algo.
El profesor de historia no estaba cuidado de la mujer, la manera en que manejo el espacio a su alrededor, como si fuera un truco simple, le indico algo, además, a diferencia del rubio que apenas sintió algo.
El poder de la mujer estaba en otra liga.
Entonces Sona llegó a la conclusión, de que el profesor de historia, Naruto, no estaba cuidando de la mujer, no, él estaba sirviendo a la mujer.
Ahora, el ver que no era solo cosa del rubio la afición por Koneko era molesto, a su lado Rias que había escapado hace poco de su hermano estaba viendo con ojos molestos aquello, pero ¿Por qué no iba y decía algo?
― Ella está sonriendo más de lo que hizo con nosotros en una simple mañana con esa mujer―Rias comentó aquello con molestia.
― ¡So-tan! ―la puerta se abrió de golpe mientras que ambas jóvenes vieron como ingresaban sus dos hermanos respectivos.
Sona vio como Serafall y Sirzech entraban para quedarse a su lado, al menos su hermana no saltó encima de ella.
― ¿Qué están viendo con tanta dedicación? ¿Acaso mi hermana descubrió otro amorío? ―la voz de Sirzech sonó al lado de Rias de inmediato mientras que se abalanzó hacia la ventana.
Sirzech vio a la mujer que estaba observando su hermana, al lado de Koneko.
― ¿No era que la pequeña estaba en contra de los padres sustitutos para estas situaciones? ―Sirzech se giró y vio a su hermana viendo a otro lado.
― Ella no estaba de acuerdo…solo…es esa mujer, al parecer por lo que escuché, entró preguntando por Koneko para poco después ser guiada a la sala y estar con los otros padres, nadie pregunto nada, pero, no podemos negar que Koneko se lleva realmente bien con esa mujer ―Rias mencionó mientras que cerró los ojos.
Al menos, mientras que Koneko esté a su lado como siempre, la mujer nunca lastimaría a los demonios o al menos a los Gremory.
Una sonrisa llegó en el rostro de Koneko mientras que hablaba con la mujer, poco después la albina mayor se rio mientras que se tapaba la boca intentando ocultar emoción de aquello.
Realmente uno podría parar y pensar que eran madre e hija, con las interacciones, al menos eso era demasiado notable.
― Ne, Sirzech-kun ¿Lo notaste? ―la voz de Serafall era sería, Sona se volteó y vio a su hermana que estaba viendo ahora el mismo lugar de la ventana.
― Ya estaba preparando todo para la barrera, quizá dentro de unos minutos ―la voz de Sirzech fue igual de sería.
Ambas jóvenes vieron a sus hermanos, la forma en que ambos actuaban no era normal.
― Hermano ¿Qué esta pasando? ―Rias preguntó mientras que se volteó y vio a su hermano.
El cual se quedó callado mientras que ambas podían ver como seguía procesando la barrera, era fuerte, mucho más fuerte de lo que pensaba normalmente.
Aquello, no era normal, una barrera rápida era lo que alguien de la escala de ambos necesitaba para terminar aquello, pero, no se sentía que aquello fuera una tarea la cual iba a terminar rápido.
Sirzech vio, como cada uno de los estudiantes salía de a poco del edificio, era tiempo.
Un circulo de formo bajo los pies del satán carmesí mientras que el escenario cambio, el cielo azul cambio a uno rojo mientras que la brecha de la realidad iba a otro lado.
La barrera estaba erguida.
…
Kaguya vio los alrededores, le pareció encantador la academia. Aquel era el lugar en el cual Naruto, Rossweisse y Koneko pasaban la mayor parte del tiempo, no podía decir que era algo que escapaba de su comprensión, ni cerca, era aceptable en el mejor de los casos.
Koneko estiró la mano de Kaguya a lo largo del lugar mientras que señalaba los distintos lugares, aquella oportunidad de poder hacer algo así, nunca creyó que iba a poder sucederle, no cuando nunca conoció a sus padres.
Kaguya se sorprendió que no había visto a Rossweisse en el transcurso del día, supuso que era con el tema de los padres, entonces como maestra era obvio que tendría una clase asignada.
Dando un suspiro vio el cielo, era hermosa la vista, en su tiempo como reina y diosa, las pequeñas cosas, nunca fueron algo lo cual le llamase, pero ahora, el disfrutar de esto…
Si pudiera volver en el tiempo, cambiaria todo, esta clase de paz, tranquilidad, era lo que le hubiera gustado para sus hijos.
…
― ¿Hay presencias externas acercándose? ―la voz de Azazel sonó sorprendida mientras que vio a Vali caminar a su lado y Grayfia en frente suyo, como maestro en la escuela ahora, estaba trabajando hace poco con el tema de los padres y estudiantes.
― De hecho, no sabemos quiénes son, pero parece que Lucifer se dio cuenta, la barrera que alzó es buena, por cierto, parece que está sobreestimando o preparándose bien, no sabría decir ―Vali comentó mientras que veía su camino por los corredores vacíos de la academia, los estudiantes se habían ido.
― Sirzech-sama normalmente no tomaría unas medidas así, tampoco es normal que él se digne a hacer una barrera ¿Michael y Gabriel se encuentran ya esperando? ―Grayfia habló mientras que se giró y vio a los dos representantes de los caídos.
― Están en la sala de reunión, pero supongo que con todo esto se moverán, bueno, no es como si importase, solo será algo momentáneo ―la voz cansada de Azazel sonó mientras que se adelantó y puso un brazo sobre los hombros de Grayfia.
― ¿Estás buscando que las relaciones y la guerra se avecinen con esta acción? ―la voz de la mujer era peligrosa.
La sonrisa de Azazel creció.
― Siempre escuché que la historia de Sirzech y la tuya era la más hermosa del infierno, el que pasé lo que pasa ahora, me hace dudar ―Azazel comentó mientras que se separó.
Los pasos resonaron cuando llegaron hasta la puerta en la cual estaban esperando los representantes del cielo.
― Los rumores pueden haber sido exagerados…pero, realmente, en ese tiempo, estábamos felices, antes que se asentara a la vida actual…antes de que tuviera concubinas…antes…que el decidiera que las cosas…―Grayfia se cortó mientras que negó para sí misma.
Azazel cerró los ojos mientras que dio un suspiro.
Poniendo una mano en la cabeza de la mujer le desordenó el cabello, la vincha de sirvienta se movió hacia un costado mientras que la mujer se quedó quieta.
― Eres demasiado joven para preocuparte por esas cosas, la vida sigue, no te presiones de más ―Azazel sonrió mientras que quitó su mano.
― Veo, bueno, adelántense necesito arreglar mi cabello ―Grayfia se dio vuelta rápidamente mientras que Vali juró algo que estaba mal con sus ojos, después de todo ¿No eran las orejas de la mujer rojas?
Aquello en vez de ser divertido era perturbador.
― Sí que me ama ―la de Azazel sonó mientras que se rio ante la reacción de la mujer.
Vali rodó los ojos mientras que abría la puerta.
Al momento en que abrió la puerta pudo ver a los representantes de los ángeles, una pequeña sonrisa salió de su rostro mientras que miraba su reloj.
Estaba por ser hora.
…
Sirzech se estaba preparando para caminar hacia adelante.
― ¿Hermano que sucede? ―la voz de Rias sonó realmente confundida.
― esa mujer, la presencia, es la misma, tiene residuos, quizá ocultando su presencia, pero allí esta, la misma persona que entró al inframundo en la fiesta…pero…se suponía que era un ángel caído…―negó la cabeza para sí mismo mientras que estaba por dar un paso adelante, antes de que su barrera fuera penetrada por varias fuerzas.
Fuerzas que conocía.
La facción de los viejos satanes…
― Por ahora, no es un problema mayor, maldita sea, llama a tu torre y esa mujer, asegúrate de que se quede, después de lidiar con esas basuras, vamos a terminar con ella, al menos, la interrogaremos, salir y entrar a su gusto, Azazel no adjudico la identidad, pero no importa, es mejor tener a alguien fuera que en circulación ―Sirzech finalizó mientras que caminó hacia la sala de reunión, debía hablar de esto con los otros líderes.
…
Kaguya vio todo lo que ocurrió con genuino interés, desde la llamada a Koneko, hasta de como ella la escoltó hasta un lugar seguro en términos de lo que ellos, los demonios llamaban seguro.
Pudo ver una cara conocida, el hombre con el cual Naruto solía salir a beber y la mujer con la cual solía estar el hombre de cabello negro y dorado y por supuesto Rossweisse que estaba feliz de que estuviera bien.
Pero, algo estaba mal en la situación, no se sentía bien, era raro.
Como el hombre de cabello dorado y negro miraba las paredes, ventanas y puertas todo el tiempo ¿Había algo lo cual ocultaba?
No importaba.
Las explosiones fueron llegando de afuera, vio desde la ventana de la habitación.
Un hombre de cabello rojo levitando mientras que otro se volvía polvo, una habilidad genuinamente poderosa a sus ojos, pudo verlo, quizá para la mayoría solo fuera convertir en polvo a alguien, pero a sus ojos…
Las venas salieron mientras que lo vio, las pequeñas partículas de polvo, llevaban el alma misma del que alguna vez fue un ser vivo, aquel polvo se disolvió dejando en el olvido la existencia del hombre.
Aterrador por no decir menos, sus huesos quizá fueran más fuertes, pero eran más lentos.
Ese hombre volando de cabello rojo, era peligroso.
Una fuerte explosión vino a su lado mientras que un escudo se formó a los alrededores, Koneko apretó su mano mientras que vio como aquello pasaba.
Azazel se preparó, una ilusión en el lugar mientras que salía, no podía dejar que Michael o Gabriel vieron a la mujer de cabello blanco, era lo mismo que…
Lo dejó pasar.
Primero que nada.
Vio al cielo mientras que se giró a su derecha.
Vali lo traiciono, revelando su ubicación y atacando por la espalda, bueno, era de esperarse…pero igual dolía, al menos como padre.
― Bueno Sirzech, Serafall, lamentó todo esto, por lo cual déjenme ocuparme de esa mujer de allí, no será necesario su intervención por algo tan pobre como aquello ―sonriendo Azazel vio como los demonios alzaron una ceja, confirmando que se lo dejarían.
No era necesaria su intervención en algo de los demonios, pero, era eso o desaprovechar esta oportunidad.
Sacando algo de su bolsillo ante la vista de todos, lo vieron.
― ¿Un sacred Gear? ―la voz de Sirzech sonó confundida mientras que vio aquel artefacto en la mano del hombre.
― De hecho, por lo cual, sería divertido probar esto para, persuadir a nuestro querido visitante.
Elevándose extendiendo sus alas, vio como las miradas de todos a su yo cambiaba.
Una sonrisa creció al ver como el emperador rojo abrió la boca ante el poder que exhibió, pero, como esperó, Kaguya estaba quieta, impasible, no le sorprendió que la mujer no mostrase expresión ante aquella diminuta demostración de poder, no era como si fuera todo lo que tenía de igual manera, no quería nivelar Japón.
Rossweisse vio con los ojos abiertos como gobernador general tuvo un repentino subido de poder, aquello no fue para mostrar, no, aquello fue lo que normalmente aquel hombre exhibía, pero comprimía.
La pelea fue corta, fue unilateral en todos los sentidos, cuando todos vieron que aquella pelea llegaba a su fin, pudo verlo, el ataque suicida de la mujer que se llamaba a sí misma Leviatán.
Los ojos de todos se abrieron, como la mujer se apoderó del brazo del caído mientras que sonreía ante aquello, pero.
No hubo duda, Azazel cortó su brazo mientras que la sangre salía.
― En los cientos de miles ¿O cuánto tiempo llevó vivo? No lo sé, la tierra ¿Qué tan vieja es? ―Azazel negó para sí mismo ―Eres la primera persona en herirme de esta manera, te felicito ―aquello fue lo último que mencionó el caído antes de que la mujer estallase junto con el brazo de su armadura del sacred gear que creó.
Todos miraban sorprendidos, ante la demostración de poder, aquello fue algo realmente llamativo, llamar a balance break, a un sacred gear artificial…era otra cosa.
Kaguya sabía que el hombre soló jugaba, al usar sus ojos, vio lo que realmente era por unos minutos, ese cuervo era mucho más monstruoso que aquel tipo del polvo.
No importaba, no le concernía. Pero al demonio de cabello blanco detrás suyo parece ser que si, por la mirada asustada y el horror al ver como el hombre estaba tranquilo sobre el tema de su brazo.
― Ahora, Vali, quizá no tenga un brazo, pero, puedo darte una pelea más que decente aun ―la voz de Azazel sonó risueña.
Kaguya entrecerró los ojos ante la vista del joven de cabello blanco volando.
Esa mirada…
― Apreció la oferta…padre, pero realmente no es algo lo que quiera en este momento, estoy aquí para pelear, pero, primero quiero terminar y ver como es mi rival…Issei…―la voz de Vali sonó tranquila.
El chico, no quería pelear contra su padre ¿Ese cuervo era su padre?
Ella escuchó algo de lucifer y eso, padre adoptivo quizá, no le importaba.
Pero…
Se notaba algo, en la mirada en como el albino reacciono, él no quería herir al cuervo.
El chico tenía la misma mirada que sus hijos, pero la diferencia, es que sus hijos no se detuvieron y la encerraron…
― Maldito idiota…―Grayfia estaba asustada al ver cómo iba la situación, desde el momento en que Azazel se cortó el brazo, ella no entendió, realmente, realmente le importaba el cuervo.
La armadura desapareció un poco mientras que Rossweisse se quedó quieta al ver solo la parte frontal del rostro del gobernador de los caídos…
Ese era…
¿Naruto?
Faltaban las marcas en las mejillas, y un afeitado, entonces…sus ojos…
Rossweisse abrió los ojos de sorpresa, cuando el hombre era un ángel, Azazel debió tener un cabello rubio puro y ojos azules como sus hermanos iguales…entonces…
la boca de Rossweisse se abrió mientras que se giró y vio a Kaguya…
recordó algo que comentó aquel amigo de Naruto, ambas, Rossweisse y Kaguya, siempre se encontraban con un Naruto en cada realidad, según lo que mencionó el hombre, no siempre llevaban el mismo nombre, pero si la misma apariencia…
Azazel, el primer caído de los ángeles por la lujuria…
Una risa nerviosa salió de la boca Rossweisse mientras que vio las piezas.
Azazel era demasiado amable, los tratos que le contó Naruto, siempre fueron a su favor, nunca en contra de él, el caído siempre terminaba perdiendo algo en cada favor a Naruto, en todo…
― ¿Sucede algo? ―Kaguya habló a Rossweisse mientras que un sudor frio recorrió su espalda.
― No, solo, estaba pensando…cosa que no necesitaba pensar…―Rossweisse finalizó antes de que girar su cuello hacia el frente.
Pero, había algo raro en el ambiente.
En el tiempo en que Rossweisse se quedó en sus pensamientos vio como Michael y Gabriel se quedaron atónitos en su dirección.
Algo no iba bien, algo realmente no iba bien.
Koneko se ocultó más detrás de Kaguya mientras que vio a los ángeles mirando con fuerza y sorprendidos hacia su dirección.
― ¿Tu alma no fue borrada, pecadora? ―Kaguya alzó una ceja mientras que vio los ojos del ángel mirándola con furia, algo lo cual no era posible viniendo de alguien que se suponía que era la paciencia misma.
Los ojos de Azazel se abrieron mientras que se giró y recordó.
La barrera que formó…se cayó cuando…se cortó el brazo.
Sirzech vio aquello mientras que entrecerró los ojos.
Ahora.
Esto iba más interesante.
…
― No lo entiendo ¿Cuál era la necesidad de venir aquí? No entiendo porque complaces tanto a esos tontos ―Sasuke habló mientras que vio como el rubio se reía mientras que se rascaba la nuca.
― Al principio, pensé, que si quería ser aceptado iba a tener que ganar ese lugar, pero luego, conocí gente que realmente extendió una mano amiga, ellos fueron buenos, siempre cuidando de que no la pasara mal por lo que soy ―Naruto cerró su puño pensando en el viejo que envió a Rossweisse para saber si era una amenaza, tendría que agradecerle cuando lo conociera.
Por haberle dado tal regalo, no sabía mucho sobre Odín, pero ya le agradaba.
― Por eso tienes que estar aquí mientras que las dejas a ellas solas ¿Verdad? Sabes, el viejo tú, intentaría hacerse amigo de esos tipos mientras que confrontas todo ―Sasuke mencionó mientras que estaban ambos parados en la nada, un espacio intermedio entre los mundos o una grieta.
Naruto no entendió bien la explicación de Sasuke, el rubio miró su reloj suspirando, quedaba mucho tiempo para volver aún.
― Bueno, las cosas pasan y cambié, sabes, ese camino no terminó bien al final, así que ahora, esperare cómodo mientras que dejó pasar las cosas importantes, no me interesa nada de eso ahora, no puede ser menos importante para mí, yo, quiero vivir siempre como estoy ahora, cobrando un sueldo decente, trabajo que no agota y pasar tiempo con los que quiero ―Naruto mencionó mientras que se sentó cruzando las piernas.
― Sabes, después de mucho, mucho meditar entendí que nunca amé a Hinata, ahora ¿Sabes que también cambio? Mi vista de Kaguya, ella no es mala, nunca lo fue, es amorosa cuando quiere, solo que siempre estuvo sola, ella ahora es más sociable, más accesible, más amable, sonríe de vez en cuando, pasó de ser alguien que solo quería lo mejor a alguien que le gusta sentarse en el parque, comer algún dulce y contemplarlo todo ―Naruto sonrió feliz mientras que recordó a la mujer.
― Realmente hablas como un loco enamorado ―Sasuke ya sabía que eso iba a pasar, pero…con su Naruto…
― La amo, más de lo que jamás pensé, nunca creí, que aquel sentimiento fuera algo posible de lograr, pero, aquello se logró gracias a una cierta joven torpe de buen corazón, alguien que amo tanto como a Kaguya, Rossweisse, solo siendo ella misma es un sol, tan amable, linda, y tranquila, su torpeza la compensa con otras cosas, si pudiera volver a la aldea y verla, me casaría con ella, aunque si pudiera volver, en vez de pelear con Kaguya también me casaría con ella, maldición Jiraiya estaría tan orgulloso de mi ―una risa final feliz salió de Naruto recordado los viejos tiempo.
Sasuke sonrió mientras que escuchó a su amigo.
― Sabes, no eres él único que siempre cambia en las realidades, en todas ellas, nunca me casé con Sakura ―los ojos de Naruto se abrieron.
― Esa no la vi venir, entonces con quien ¿No vas a dejar en la duda a tu amigo verdad? ―la sonrisa de Naruto era grande mientras que veía a Sasuke fruncir el ceño.
― No la conoces, pero…es de ese mundo, al menos esta también, es un poco joven, o quizá yo sea muy viejo, pero eso tiene sentido, viendo que tú también eres mayor que Rossweisse, es normal ―Naruto asintió en comprensión de las palabras de Sasuke.
― Hablando con ella, ahora entiendo a mis otros yo…es…bueno…lo que suelo buscar…si la hubiera conocido antes que Sakura probablemente hubiera terminado con ella, pero ¿Por qué nuestra realidad es tan distinta de las otras? Las personas que para nosotros son extrañas, están mezcladas siempre con las otras realidades, no lo entiendo…es como si…―Sasuke levantó su mano mientras que buscaba una forma decir lo que tenía en la cabeza.
Naruto estaba muy centrado, era interesante lo que decía Sasuke.
― Es como…si, nuestro mundo no fuera un lugar para ser feliz…un lugar… en el cual…se borraron…tantas…cosas…o mejor dicho…podría ser que van a salir, pero, no lo entiendo, pase por tantos mundos que aprendí de nuestra constancia, pero, nunca encontré a Kuroka en nuestro mundo, ella es constante en los otros, pero en el nuestro…al igual que Rossweisse, sabes, incluso esa pequeña, suele ser tu hija con Kaguya, nunca lo mencioné, pero Koneko suele ser su hija, también se aplica el caso en Rossweisse, ellas son constantes, pero depende de quién conozcas primero, es como si cada uno de nuestro mundo, fuera hecho para sufrir la soledad, nada es como es, todo está mal, solo…creo que viaje demasiado…― Sasuke llevó su mano a su frente.
Naruto se quedó quieto reflexionando ante aquellas palabras.
Creados para sufrir…entonces…el destinó de su mundo…no era... ¿Posible de ser feliz? No, había felicidad, el hecho de que solo ellos dos estén en esa situación no era algo para preguntarse tanto.
Quizá, Rossweisse aún no nació, quizá, por lo cual no la encontró, lo mismo aplicaba con esa…Kuroka…
Solo…que pasaba con todo el mundo…
Cuando regrese, invitaría a todos a cenar, si, sería lo mejor, para luego ver las sonrisas de Rossweisse y Kaguya.
Sonrió Naruto quitando su ceño fruncido.
Solo iba a esperar un poco más.
…
― ¿Pecadora? ―la pregunta de Kaguya fue realmente de confusión.
¿Qué tenía que ver con ella aquello?
Los ojos de Michael se entrecerraron mientras que vio a Azazel apretando los dientes ante su error tonto.
Michael lo comprendió.
― No puedo dejar que existas, no eres alguien que deba vivir ―la voz del ángel…sonó tranquila, casi como un mantra mientras que cerraba los ojos.
Sirzech vio aquello, Michael y Gabriel se prepararon para atacar.
Tomó a Rias y su nobleza fuera de que estaba en la zona mientras que salía, pudo ver como Serafall hizo lo mismo con Sona, Azazel saltó, Sirzech supuso que iba a sacar a la valquiria.
Después de todo, la mujer de cabello blanco era alguien que iban a buscar, Sirzech había hablado de aquello mientras que Azazel peleaba con los dos ángeles, no le sorprendía realmente que le ayudasen, pero si la ira.
¿Quién era esa mujer para hacer que ambos ángeles la quieran muerta?
Issei lo vio cómo, como de la nada no estaba más en el cuarto donde estaban todos, todos estaban fuera de la habitación al instante.
Pero desde la distancia cuando recupero sus sentidos, vio como Rossweisse aún seguía allí al lado de la mujer de cabello blanco largo y… ¿No era Koneko la que estaba aferrándose al vestido de la mujer con bastón?
No hubo mucho tiempo para pensar, no cuando de la nada, una explosión iluminó todo, no solo eso, sino que la onda hizo que retrocediera y que salga hacia atrás cayendo y rodando por el suelo.
Pudo sentir el poder de los ángeles en su punto, aquello no era bueno, Koneko seguía allí, nadie la movió...
Se puso de rodillas con la boca abierta, solo para que un fuerte viento quitase el humo que se formó en el lugar.
Allí estaba, el viejo cuervo, Azazel parado con el brazo extendido hacia adelante, la manga de su abrigo rojo estaba totalmente destrozada hasta el codo mientras que su mano extendida presentaba quemaduras, no solo eso, sino que había sangre en algunas partes de su rostro.
― Hey, esto…no se suponía que iba a ser así ―la voz del caído sonó tranquila.
Vali a la distancia miró con horror, él no hubiera sobrevivido a un golpe directo de aquel arrebato de los ángeles.
Pero allí estaba Azazel de pie, con lo que el consideraría daños mínimos.
― Azazel…sal ahora...hermano ―Michael habló, sus alas se extendieron mientras que una cruz de luz se formó en su espalda.
― ¡Azazel! ―Grayfia se aproximó al caído, el cual extendió una mano mientras que le decía que se detenga, la preocupación de Grayfia era evidente.
Sirzech vio aquello…porque…su esposa…se había dirigido al caído de tal manera…no, porque si quiera se quedó en su posición y no se fue.
― Sácalas de aquí ―Azazel habló mientras que bajó su mano y miró al frente.
― ¡Grayfia! ¡Te ordeno que ayudes a Michael-san y Gabriel-san en detener a Azazel! ―la voz de Sirzech resonó con fuerza.
Grayfia se quedó parada en su lugar, debía…escuchar…a su rey…a su esposo, entonces…
¿Por qué no se movió?
― Intento evitar una calamidad mayor aquí ―Azazel habló mientras que sus alas aparecieron, el abrigo rojo cayó al suelo mientras que el hombre se quedó en una camisa negra ajustada.
― ¿por qué la pecadora sigue viva? No ¿Por qué la pecadora esta sí quiera aquí? ―Gabriel miró con odio a Kaguya.
Kaguya no entendió nada, al igual que todos, todos menos el caído y los ángeles.
― ¿Calamidad mayor? Recreaste tu pecado, recreaste algo que padre decidió borrar ―la voz de Michael sonó con fuerza mientras que la luz creció― ¿Quieres paz? Mátala, déjala, elimínala, las palabras del padre fueron esas cuando la…―una lanza voló y cortó la mejilla de Michael, Azazel tenía su dedo extendido.
El caído lo sabía, no había de otra.
― Renunció a mi cargo como gobernador de los caídos ―todos se quedaron quietos.
Azazel no iba a dejar que tocasen a Kaguya, quizá fuera la viva imagen de la mujer que lo hizo caer, pero, sabía que iba a ser peor si algo le pasaba.
No estaban preparados, ninguna facción, no para lo que se venía, entonces ¿Llamar la ira de otra entidad que podía arrasar el mundo? Ya tenía suficiente con la bestia, como para hacer que Naruto de la vuelta al mundo y lo deformara por un error tonto. No necesitaba dos bestias del apocalipsis.
Nadie lo sabía mejor que Azazel.
― ¡Grayfia! ―Sirzech habló una vez más mientras que vio a su reina, la reina del hielo, quedarse en su lugar congelada sin saber lo que debería hacer.
― Yo…―La sirvienta miró en frente, viendo a Rossweisse y Koneko, no entendía la situación…pero a este paso…
― ¡Azazel renunció como gobernador, acaba de declararse enemigo! ―Sirzech estaba empezando a enojarse.
― Llévalas a ese lugar, al menos, estarán seguras hasta que ese sujeto vuelva, ganare tiempo ―Azazel habló con calma mientras que vio el rostro en blanco de la sirvienta.
Grayfia seguía luchando con que hacer.
― Has lo que quieras, es tu libre decisión a quien obedeces ―La voz de Kaguya llegó a los oídos de todos― Tu puedes elegir a quien obedecer ―aquella frase de Kaguya.
La Cruz de luz pura detrás de Michael brilló mientras que las lanzas salieron disparadas hacia la mujer, más una barrera una vez más impidió el paso.
― Estoy gastando demasiada energía en pararlos, Grayfia-chan, solo…es mejor que sepa si tengo que incapacitarte o saber que eres mi aliada ―Azazel terminó mientras que la danza de lanzas terminó.
― ¡Como tu rey te ordenó que te unas a la pelea y detengas al traídos Azazel! ―Sirzech siempre vio a Azazel como alguien con cabeza, alguien que entendía el significado de la paz, alguien en quien confiar, entonces…
¿Realmente él estaba haciendo que su esposa? ¡Su maldita esposa se oponga ante él!
Un fragmento de hielo salió del suelo mientras que atravesaba el estómago de Azazel.
― Si…algo como eso…―las palabras del hombre no fueron en enojó, tampoco en dolor, a pesar de la sangre bajando de su boca.
Grayfia se quedó estática mientras que hizo crecer el fragmento de hielo atravesando también la una de las piernas del hombre.
Lágrimas, lágrimas salían de una mujer con la cara plana y ojos vacíos.
Azazel apretó los dientes mientras que una lanza salió en su mano libre, rompió el hielo a su alrededor solo para aparecer detrás de la mujer y patearla en la nuca hacia una distancia considerable.
Círculos mágicos aparecieron por su cuerpo, su estómago se regeneró y al igual que el agujero en su pierna.
Vali estaba quieto, debía intervenir, el hombre que lo crio…ese se suponía…que…debía ser su traición…su diversión…
― Viejo…―susurro mientras que volaba hasta donde estaba el caído en posición de defensa, el cual giro su cuerpo mientras que le daba una patada en la quijada rompiendo lo que en su momento fue la parte superior de su casco.
Una sonrisa creció en los labios del caído al ver a las tres mujeres que tenía detrás.
― No mueran ―fue lo último que dijo mientras que voló hacia los ángeles.
Kaguya no entendía nada.
Pero igual tenía la pregunta, del porque el hombre se esforzó tanto…tanto para dejarla viva, ella podía defenderse incluso, pero… ¿Y ese afán de evitar que ella pelee?
¿Acaso Naruto intercambio mentes con el idiota caído?
Ahora entendía por que se llevaban, bien, eran parecidos.
Pero de igual manera, debía hacer las cosas bien.
Dos agujeros se formaron debajo de Rossweisse y Koneko, lanzándolas al lado de Issei.
Le hubiera gustado irse, pero algo la retenía en aquel lugar, si cambiaba de dimensión sería fácil salir, pero la energía que iba a usar sería demasiada, era mejor esperar, y ver que hacia el caído frente suyo.
― La misma pecadora por la cual caíste, la misma pecadora que te llevó, uno de mis más queridos hermanos, uno de los favoritos del padre a la caída, y allí esta una vez más, a pesar de que padre la borró, a pesar de que no debía volver a existir, allí esta ―Michael alzó su lanza mientras que detenía una estocada de Azazel, pero.
Los ojos del Arcángel se abrieron al momento de sentir el peso del golpe.
No era lo que recordaba.
Saliendo disparado hacia abajo Michael se puso de pie rápido al ver como Azazel caía a su dirección, sonriendo.
El caído sonreía.
Aquel cuervo corrupto que llamaba hermano.
Todo por esa mera humana que no debía existir.
Deteniendo el golpe una vez más, notó la fuerza extrema.
Este no era el Azazel que recordaba.
Azazel presionó con fuerza mientras que sintió a Gabriel acercándose, extendió su otra mano y…
Oh…
Gabriel conectó directo contra el rostro de Azazel clavándolo contra el suelo.
El crujir del golpe fue fuerte, el impacto aún más.
― Lo tenía controlado ―Michael habló.
― No lo parecía ―Gabriel sonrió, pero saltó atrás mientras que una lanza salió del suelo, un Azazel con los dientes cubiertos de sangre estaba ahora sobre ella mientras que un circulo mágico estaba enfrente suyo.
No fue bueno.
Una placa de luz salió cubriendo el impacto a quemarropa contra Gabriel, de parte de Michael.
― ¡Hablas de padre sin saber su propósito! ―Azazel apareció detrás de Michael mientras que contenía el circulo que iba contra Gabriel.
Un fuerte golpe en la espalda al ángel hizo que su armadura se rompa mientras que Michael salía hacia adelante golpeando el suelo.
Alzando su único brazo, bloqueó una patada entrante de Gabriel, mientras que creo lanzas para detener las mismas lanzas que se formaron a su al redor por parte de la mujer.
Michael creó otra lanza mientras que se posicionó, respiró fuerte y…
La lanzó.
Una fina lanza.
Gabriel uso su pie que tenía contra Azazel para tirarlo al suelo y ella salir hacia arriba aquello mientras que se quedaba mirando como Azazel veía como la lanza veía de llenó a su rostro.
La barrera se empezó a fracturar mientras que la explosión tomó fuerza.
― Serafall ―Sirzech llamó mientras que la mujer asintió, Grayfia aún no despertó del golpe.
Por lo cual era mejor tomar otras medidas.
Agitando su báculo, Serafall canalizó su mejor barrera, algo que se podría considerar como un cambio de lugar.
La explosión siguió mientras que el terreno se deformó en montañas, la lejanía aumentó, los edificios salieron de la vista dejando ver un terreno completamente desértico.
una porción del inferno.
― Debería aprender ese truco ― Sirzech mencionó mientras que Serafall alzó su cabeza con suficiencia.
En el foco de la explosión se pudo ver a un Azazel de pie, con la ropa rasgada, su cuerpo estaba descubierto arriba, aquello mientras que sonreía.
― ¿Paz? Padre fue ingenuo, yo también, al menos, con mi último aliento, atrasaré lo que se viene ―Azazel flexionó su brazo mientras que su cuerpo se tensó, sus músculos se marcaron y la lanza enfrente suyo cambió.
Ahora era distinto, una simple lanza color dorado estaba parada frente al caído, extendiendo sus alas miró al cielo.
― Yo realmente quería paz, siempre quise paz ¿En serió Dios no entendió el mundo que creó? ―Azazel vio como Sirzech descendió al igual que Serafall, la misma Gabriel Se puso a otro lado al igual que Michael el que se paró una vez más, con algo de sangre en cayendo de su cara.
― Estas loco ―Azazel vio con cansancio a Sirzech, notó la sonrisa depredadora y molesta.
Suspiro con diversión mientras que vio a Sirzech.
― A tu esposa le gusta eso de mi ―Azazel comentó con diversión.
Todos se quedaron calladas ante aquellas palabras.
Era evidente que Grayfia había actuado rara cuando le pidieron que atacase, pero esto.
Issei tragó aire mientras que escuchó aquellas palabras y sintió la fuerza del hermano de Rias crecer.
Ese golpe fue brutal, si siquiera moverse, pudo sentir el golpe psicológico de Azazel
Kaguya sonrió ante aquellas palabras.
Fue divertido.
Realmente divertido ¿Infidelidad en el matrimonio?
Bueno, escuchó que esa mujer fue enviada a detener a Naruto una vez, entonces el hombre de cabello rojo no la quería, si la enviaba, así como así contra semejante monstruo.
Entonces tenía merecido aquel robo.
Azazel levantó la lanza mientras que rebotó la energía de destrucción encapsulada de parte de Sirzech, al instante, todo lo que toco no fue más que polvo en el olvido.
Vali estaba parado mirando todo, ese cuervo realmente estaba loco, loco hasta otro punto, decir eso en la cara del demonio más fuerte vivo.
Realmente ese sujeto era su verdadero ídolo.
Azazel podría parecer tranquila, pero, detuvo dos golpes directos de lanzas de parte de Michael y Gabriel, además de recibir un golpe directo en el rostro de parte de la fuerza del cielo, Gabriel, no era algo lo cual uno pudiera decir que iba a ser nada.
Estaba agotado, aquella lanza que tenía en su mano era la concentración de la energía que le quedaba.
Desviando ataques de Sirzech, tuvo que agacharse mientras que picas de hielo se clavaron en su hombro, Serafall sonrió con voracidad mientras que movió su mano hacia arriba, Azazel voló mientras que, al instante, cientos de metros pasaron a ser nada más que hielo puro.
En el aire Gabriel apareció mientras que Azazel se dio la vuelta levantando su lanza bloqueando el golpe, Michael, la lanza del cielo, arrojó otra lanza mientras que perforaba su costado derecho.
Azazel dejó salir sangre de su boca mientras que en plena caída Sirzech esperaba abajo mientras que golpeo con su rodilla su espalda.
Para que volar una vez más dejándolo vendido contra las lanzas de hielo de Serafall, las cuales pasaron por lo que quedaba de su brazo derecho cortado y algunas partes de su estómago.
Aquella no fue una pelea.
Era una masacre de un solo lado.
― cuatro versus uno no es muy sanó ―Azazel murmuro mientras que estaba acostado boca abajo contra el suelo, poniéndose de pie mientras que balanceó su lanza contra Gabriel la cual caía de arriba una vez más.
Solo que estaba apretó los dientes y dejó que la lanza de Michael pasara por su hombro derecho desgarrándolo, pero, dejó a Gabriel abierta.
Clavando su lanza en el suelo, se levantó dejando pasar de largó la burbuja de Sirzech, solo para conectar una patada en el mentón de Gabriel.
Una patada que no pareció mucho, hasta que vieron como Gabriel salió hacia arriba donde las lanzas de Serafall se formaban.
Intentando cambiar de lugar las lanzas, Serafall en el momento no se dio cuenta de la lanza que fue lanzada por Azazel la cual la atravesó en el estomagó.
Por lo cual las picas de hielo golpearon a Gabriel clavándola contra el suelo y rompiendo su armadura.
― Van dos ―Azazel dijo mientras que miraba a Sirzech.
Serafall apretó los dientes mientras que se quitaba la lanza.
Aquello fue peligroso, la luz era peligrosa, pero, la luz creada por un ángel caído, alguien de doce alas como Azazel, lo fue aún más, tanto que afectarla a ella era algo lo cual no era sorpresa.
Pero no iba a ser suficiente para detenerla, pero de igual manera, no iba a estar en el juego por unos minutos mientras que cerraba esa herida.
― Soy más viejo que todos ustedes juntos, bueno, casi, Michael y mi querida hermana Gabriel tienen casi mi misma edad, ah, qué tiempos, la primera camada de ángeles, todos muertos, Lucifer era bueno en lo que hacía en ese tiempo, si, realmente Dios nos dio demasiada imagen y semejanza a él, por lo cual, ustedes, la segunda generación, los mejores, los más diligentes, no entienden nada, inocentes ―Azazel dijo aquello para poco después dejar que la sangre saliese de su boca en vomito.
Estaba en su límite.
― Eres ruidoso ―una dulce voz sonó mientras que todos miraron al cielo.
Kaguya no quería interferir. De hecho, ella misma no sabía porque iba a hacerlo, ese cuervo no era importante para ella, pero…era una vida amiga, alguien que siempre le sonrió con aprecio y nunca desprecio, una buena persona.
Alguien que se preocupaba y, sobre todo.
Un padre que logro que a pesar que su hijo lo traicione.
Este llorando desconsoladamente.
Kaguya vio como Vali lloraba, lloraba de impotencia, aquella patada que Azazel le dio al comienzo le dijo todo.
Que él no tenía nada que ver, que aun podía redimirse, que se salve.
Los cuernos en la cabeza de Kaguya crecieron mientras que su cabello que llegaba hasta la cintura se extendió hasta pasar en longitud a la mujer.
Las venas en los ojos se formaron mientras que vio a los cuatro seres debajo suyo.
― Un yokai…―Michael mencionó mientras que vio las orejas de Kaguya, no eran completas, por lo cual, en vez de conejo, más parecían de gato.
― Chakra, senjutsu ―Sirzech giró su cuello mientras que vio a Koneko.
Entonces.
Eso es…
― ¿Abandonar a alguien no era lo tuyo? ―la voz de Sirzech resonó.
Estaba hirviendo, la ira que generó Azazel no era algo lo cual pudiera calmar.
No ahora.
― ¿Te conozco? ―Las palabras de Kaguya fueron tranquilas.
Sirzech extendió su mano, un circulo se formó mientras que se extendió.
Una línea recta de puro poder salió en dirección de Kaguya la cual se quedó quieta.
No hubo explosión, tampoco algo como una defensa.
Solo una mujer levantando un dedo mientras que aquel ataque se perdía en la nada.
― Una fisura en el tejido dimensional... ―Michael abrió los ojos de sorpresa mientras que vio aquella acción.
El sonido de algo rompiéndose se escuchó mientras que giró su cuello rápidamente mientras que aquel ataque de Sirzech salió hacia él.
Esquivando noto como su bota fue rosada solo para ser polvo.
― Meros seres inferiores ―Kaguya alzó la mirada mientras que vio a Michael sorprendido y a Sirzech serio.
― Que demonios hiciste…ella no debería existir…entonces...la forzaste, le diste el poder de un Dios ―Gabriel miró a Azazel el cual estaba de pie, a penas, pero de pie.
El caído solo le dedico una sonrisa amable.
― Maldito enfermo ―Michael maldijo haciendo que todos se voltearan a verlo.
Sería divertido bromear sobre aquello, pero, ahora no era momento.
Otra fisura se abrió mientras que esta estaba al lado de Azazel.
De la cual una Grayfia corrió a ver al hombre.
― Hey, cuidado, tu esposo está allí…no querrás…que…nos descubran…―Azazel sintió unos brazos pasar por su cuerpo ayudándolo a estar de pie.
― Maldito cuervo tonto…meses y estoy haciendo esta estupidez por alguien que estuve meses, ni años ni milenios, malditos meses ―Grayfia abrazo al caído mientras que este se rio por lo bajo.
― Eso es…―Azazel miró a Sirzech ―eso es porque puedo complacerte ―una pequeña risa salió del hombre mientras que cerraba los ojos.
Cuidadosamente Grayfia lo bajo sobre su regazo mientras que abrazo al hombre.
― Solo mantenlo con vida, cuando el idiota venga, puede salvarlo ―Grayfia asintió mientras que una fisura negra los tragó a ambos, caído y demonio.
Sirzech estaba parado.
Quieto.
Sin saber cómo reaccionar.
Su esposa se fue con su enemigo, su esposa lo abandonó…a pesar de su hijo.
¿Cuánta arrogancia y avaricia había ganado Grayfia para creer que podría salir de esta?
Sona sabía de la capacidad de Kaguya, al menos tenía un indicio, pero aquello que estaba viendo.
Escapaba de su comprensión.
Kaguya miró el cielo, aquel cielo rojo.
― Falta poco…―Ella mencionó mientras que extendió su mano derecha con tranquilidad y detuvo un golpe de parte de Gabriel que iba a su cabeza.
Los ojos del ángel se abrieron mientras que vio como la mujer detuvo con facilidad aquello.
― ¿Crees que puedes pasarme en fuerza bruta? ―un simple ademan de Kaguya hacia el rostro de Gabriel hizo que esta volase al instante contra el suelo por el golpe.
La armadura de la mujer estaba rota mientras que escupió sangre, hizo sonar su cuello mientras que parándose Gabriel apretó los puños.
La luz rodeó a Gabriel mientras que su cuerpo se tensó.
Michael vio aquello y entendió que era hora de ir a todo también.
Una lanza apareció en la mano del hombre.
A diferencia de todas las lanzas anteriores, esta era caótica, descontrolada, errática, la luz se movía a todos lados.
Lanzando aquella lanza hacia Gabriel, la mujer la atrapó mientras que asintió con la cabeza a Michael.
Miles de lanzas se formaron con un simple ademan del ángel.
Sirzech sonrió.
Dejando caer sus hombreras, flexionó sus hombros mientras que estos sonaban.
Si era mejor el combate cercano…
El poder inundo su cuerpo mientras que sus músculos se tensaron.
Aquella era su especialidad de igual manera.
Serafall notó el cambió de atmosfera de todos.
― Levi-tan también va a darlo todo entonces ―el tonó cantarín fue escuchado mientras que la barrera se extendió, no fue algo que pudiera apreciarse a simple vista, pero allí estaba.
― Ahora Levi-tan…―chasqueando sus dedos, congeló todo el espacio por encima de la mujer, encerrándola en hielo.
Kilómetros de hielo aparecieron de la nada mientras que Serafall sonreía.
― Demostrara su poder mágico de chica mágica―el tonó cantarín sonó oscuro.
Demasiado.
…
Issei estaba de rodillas.
Aquel nivel de poder…
Era una locura.
― Issei-kun ―Rias lo llamó mientras que se acercaba al chico.
Poniendo una mano en el hombro del chico, Rias vio como este estaba apretando los puños.
― soy…tan débil…―delante suyo, estaba una fuerza mayor, algo que jamás pudo concebir en sus más locos sueños.
― Incluso yo en mi mejor momento pensaría bien antes de pasar por enfrente de allí…no te sientas culpable compañero, estas frente a los integrantes del top diez ―la voz del guantelete de Issei resonó mientras que solo hizo que Issei apretase los dientes.
― ¿Cómo esta Azazel-san? ―la voz de Rossweisse sonó preocupada mientras que veía como estaba Grayfia al lado del hombre inconsciente.
― Estable, bastardo duro…―Rias no quería escuchar a alguien que llamó hermana en esa posición.
Pero.
No podía dejar que Asia les ayude, no cuando su hermano estaba en contra del caído.
― Rias-senpai…―Issei la miró mientras que suplicaba con la mirada.
Negando la cabeza Rias bajó su cabeza…
Si el hombre moría…
No tenía ninguna pieza para intentar resucitarlo…una pena, hubiera sido bueno tener a alguien como Azazel ahora que estaba libre en su nobleza.
Mantenerse al día con su hermano, los dos más fuertes del cielo y Serafall…
― Cálmate Rias, esto no es juego, esto es el comienzo de una guerra, o el exterminio de los caídos…―Sona habló mientras que vio al hombre en el suelo.
Quería matarlo.
Ese sujeto, dejó mal herida a su hermana, quizá por poco tiempo, pero de igual manera, quería matarlo, pero no estaba loca, incluso con su nobleza aquí, ni siquiera todos ellos juntos.
Iban a pasar de la protección de la reina más fuerte.
― ¿Estas feliz? ―la pregunta de Issei fue dirigida hacia Vali que estaba cayado viendo al líder caído en ruinas.
No hubo respuestas de parte del joven.
― Dejaste a la persona que te crio…para poder pelear, y ahora que esta así vienes como si nada…―Issei miró a Vali con fuerza ― Algo tan débil como tú no puede ser mi rival ―aquellas palabras que deberían salir de Vali salieron de Issei, el cual camino hacia un lado del lugar.
Necesitaba estar solo.
Para pensar.
Quien era realmente el enemigo.
…
Kaguya miró a los que estaba bajo sus pies, realmente no era bueno.
Aún quedaba tiempo.
Pero…
No era a su favor el tiempo.
Gabriel pisó con fuerza el suelo, decenas de metros se hundieron mientras que reaparecía al lado de la mujer de cabello blanco, apretando con fuerza la lanza, golpeó el aire cuando la mujer la esquivo.
La montaña al en frente del golpe, ardió en luz mientras que a pesar de la distancia se quemaba en poder sacro.
Kaguya miró a su izquierda, sus ojos activados mientras que notó al diablo de cabello rojo aparecer frente suyo, pero, no iba a bloquear, algo le dictaba, le gritaba, que no bloquease.
Apartándose vio como el golpe de palma del diablo paso y golpeo el suelo, dejando nada más que cientos de metros de polvo el cual se hundió en un pozo ciego.
Kaguya entrecerró los ojos, no iba a ser bueno para ella recibir un golpe.
Al menos, las lanzas, que por sí solas iban a ser un problema, podrían ser paradas por una fisura.
Esas lanzas no eran algo lo cual quisiera ser golpeada, todos esos sujetos.
Eran peligrosos.
― ¡Levi-tan! ―un iceberg se formó encima suyo mientras que la de pelo negro sonreía ante aquello.
La cosa no estaba yendo bien.
Pasando una fisura apareció en otro lugar, solo para tener que agacharse ante el corte de Gabriel, estallando la luz sagrada.
No era bueno.
Michael que estaba lanzando simples lanzas, se preparó, era mejor esto a nada, después de todo, aquella mujer no parecía un enemigo con el cual jugar.
Dejando que su cuerpo se fortalezca.
Michael apareció frente a Kaguya, la cual abrió sus ojos ante la velocidad.
Empujando una lanza de luz, hizo que la mujer de cabello blanco levantase la mano y se impulsara sobre la lanza en un intento de salir de ataque.
Las manos de Kaguya ardieron al contacto con la lanza, vapor salió de sus manos mientras que se regeneraba, solo para detenerse a medio camino al recordar que aquello no iba a ser buena idea.
En el aire, hizo que su cabello se expanda mientras que detuvo una carga de Gabriel para luego agacharse y dejar que un jab de parte Sirzech cruzara por encima de su cabeza, parándose en el aire como si fuese le suelo, movió su cabeza hacia la izquierda mientras que otro jab paso a su lado, la mujer no necesitaba ver que detrás de cada jab una marea de polvo nacía en la dirección del golpe.
Aquello no estaba siendo fácil.
Gabriel cortó el cabello de Kaguya mientras que salía hacia adelante, clavando sus pies en el suelo mientras que alzaba su mano con la que tenía la lanza.
Sirzech retrocedió al momento de aquello, dejando a una Kaguya con la guardia rota y expuesta.
Fue instantáneo el movimiento, y el lanzamiento de parte de Gabriel mientras que la lanza, chocó contra los brazos cruzados de Kaguya, la velocidad para generar una puerta no iba a ser suficiente.
Issei volvió a caerse al suelo ante la cruz enorme que se formó de pura luz, no siquiera estaba cerca de aquella energía, pero de igual manera, le quemo la piel, era demasiado para poder si quiera pensar que iba a poder hacer algo.
Era demasiado para él.
Fuerte.
Kaguya cayó al suelo mientras que rompió el lugar donde se cayó.
Su vestido que en su momento estaba totalmente limpio, ahora estaba sucio, las mangas totalmente rotas mientras que se quedó de rodillas en el suelo, sus zapatos no estaban al igual que una parte de su falda larga.
Sus piernas no respondían, su cuerpo no le permitía levantarse.
Una vez más.
No podía ponerse de pie.
El chakra se estaba agotando, estaba usando lo poco que le quedaba para curarse lo suficiente.
Eso hasta que varias lanzas de hielo cayeron en su dirección, atravesando su espalda y dejándola contra el suelo.
Serafall movió su barita mientras que hacia una pose de victoria.
Ellos ganaron.
Rias vio, su hermano, Leviatán-sama, y los ángeles ganaron…pero…
No se sentía una victoria.
Serafall que estaba más cerca que todos dio unos pasos hacia adelante mientras que vio a la mujer en el suelo, las lanzas de hielo ya salieron de su espalda mientras que la mujer se arrastraba.
A pesar de todo.
Incluso Azazel fue más difícil de bajar.
Ese viejo cuervo, Serafall vio a todos, Michael, Gabriel, Sirzech y a ella misma, no era algo lo cual debía estar pasando, su estado fue deplorable, al menos en apariencia, aquello debido a lo que ocasionó el caído.
Ese bastardo con un solo brazo, probablemente si era un uno versus uno, no iba a haber nadie le ganase, cuervo loco.
Llegando hasta la mujer, dio una ligera patada en el estómago haciendo que se voltee mientras que vio como la mujer de cabello blanco respiraba con dificultad.
Alzó su mano mientras que la extendió para tocar la cabeza de la mujer.
Solo que, para sorpresa de todos, no solo de ella, sino que todos los que vieron, notaron como un borrón fue visto mientras que la de Serafall fue cortada desde el codo.
Un corte limpio.
Freed tenía una mirada animal mientras que ahora, la gabardina de sacerdote no estaba, solo su camisa blanca y su cabello atado en una cola alta.
Y…una espada que parecía sin mago estaba en manos del hombre.
― ¿Quién dijo que podían tocar a mi hermana? ―los ojos del hombre estaban llenos de venas remarcado la ira, las venas saltando de su cuello mientras que sus brazos estaban tensos y abultados, su camisa blanca remangada mientras que veía enfrente.
Serafall gritando mientras que su brazo estaba en el suelo frente a ella, Sirzech entrecerrando los ojos mientras que veía a al recién llegado.
― Entonces un exiliado de la iglesia protegiendo a una pecadora, natural como debe ser ―la voz de Michael fue tranquila mientras que veía al ex sacerdote, pero…
Ahora pensando, él no había visto que el hombre se moviera.
― Tu…―la voz de Kaguya fue tranquila mientras que alzó la cabeza y vio al hombre.
Había algo raro, algo que se sentía común en ella, común en Naruto…
El árbol de su casa…
Tenía un fruto…
Koneko miró con los ojos abiertos a Freed, nunca pensó que lo iba a ver…tan cuerdo, en lo que cabe en ese estado de furia del hombre, además estaba la misma esencia que Kaguya...
Solo…no importaba nada…ahora…
Quería volver a cómo eran las cosas antes ahora...
Bueno, tarde demasiado, ahora que no tengo nada que hacer me inspire y retome, me divertí, no me sentí obligado, en su tiempo, me sentí obligado en su tiempo, ahora, estaba feliz, feliz de escribir.
Espero que les guste me esforcé mucho, fueron horas y horas de trabajo.
Viendo en los capítulos anteriores, quizá eran aburridos y todo eso, pero ahora, no, todo eso era para poder armar este momento por lo cual, es una pena que me hubiera tardado tanto en poder subir algo, realmente lo siento, siento que esto no se va a valorar como quiero, pero bueno, es lo que me pasa por no haber hecho nada.
Con el tema este, ahora ni cigarrillos se puede comprar, con esto voy a dejar de fumar, mentira, tengo provisiones.
Estuve viendo y noté que mi historia esta Youtube, fue divertido, no me quejo, pero tampoco me pidieron permiso. Hablando de eso, ahora estoy ayudando a un canal de Youtube, Anima-T.
Nos vemos con el capítulo final.
Y gracias una vez más por todo el apoyo.
Rey de picas fuera.