El mundo y los personajes de Digimon no me pertenecen. Este fic es para el reto de SkuAg en el foro Proyecto 1-8.


Sora no koe


No dejes de dar pinceladas de cielo a tus días nublados...
Porque es poco el tiempo que te dan para después de la tormenta ver salir el arco iris.

[Zenaida Bacardí de Argamasilla]


—¿No estás incómoda? —preguntó Piyomon, la curiosidad llenando sus ojos. Desde que la primera vez que había visto a Sora en esa posición, sentada sobre sus pantorrillas, tenía ganas de preguntarle si de verdad estaba bien.

—Me fue difícil acostumbrarme al principio, ¿sabes? Pasaba tanto tiempo con Taichi y los demás en el club que cuando tenía venir a casa y sentarme era difícil. Al principio, más que nada. Mamá solía decir que muchas personas se llenan de energía estando con otras y además contagian mucho… Como Taichi.

—Pero tú no.

—No. Llegaba a casa y me daba cuenta lo agotador que era para mí ese ritmo. Me gustaba pasar tiempo con los chicos pero también quería tiempo… para estar tranquila. El tenis me ayudaba a enfocarme pero no…

Las palabras se detuvieron.

—¿Sora?

—Lo siento, estoy hablando mucho.

—Me gusta escucharte. Me gusta cuando algo te entusiasma.

Sora se enderezó lentamente y sus ojos se fijaron en su compañera. No sabía cómo sentirse con esa muestra de sincera curiosidad, tan nítida e inocente.

Por un instante, retuvo la pregunta en la punta de la lengua.

—¿De verdad? —Y no le gustaba lo pequeño de su voz.

Piyomon no notaba esas cosas.

—Sí. Dime más sobre el tenis y sobre las flores.

—El tenis me ayudaba pero necesitaba algo para desconectarme. Las flores… eso viene con la familia casi, ¿no crees?

—No tiene que ser —contestó Piyomon, tentativa—. Lo sabes, ¿no?

Una sonrisa se le dibujó en el rostro.

—Lo sé. Es por eso que me gusta el dibujo. Es algo que hago con mis manos y también tiene que ver con relajarme.

Tomó una flor más y luego volvió a mirar su creación. No era exactamente lo que tenía en mente, pero había mejorado mucho de sus primeros intentos y ella lo contaba como un triunfo.

—¿Y qué significa? Dijiste que querías dar un mensaje.

—Bueno —dijo, finalmente. Tomó otra flor y la miró con ternura—. Esta flor agradece, y esta de aquí significa amistad. ¿Crees que a Mimi le gustará? Los otros no me convencieron…

Piyomon miró el armado con ojos críticos y Sora sintió su voz cayendo en el silencio.

—No te gusta.

—¡No es eso, Sora!

Piyomon podía ver la caída de sus párpados, la vergüenza pintando sus mejillas y la frustración rompiendo su antigua sonrisa. Odiaba ser la responsable de causar esa expresión.

—Está bien que lo digas, Piyo. No tienes que mentirme. Sé que no es tan bonito como el que hizo mamá.

—Sora...

—Pero quiero dárselo a Mimi. ¿Crees que puede mejorar?

Piyomon miró los ojos de Sora, nubes rojizas en movimiento pintaban su mirada, y se aseguró de sonar segura cuando habló.

—Es perfecto, Sora.

Ahora, estás mintiendo —acusó.

—No, es sólo que a veces te apresuras y sacas conclusiones que no entiendo. Pero me gusta este arreglo tanto como los otros. Estaba pensando que se parece un poco al segundo.

—No deberías tardar tanto en decidir si te gusta o no más que los demás. Es una pregunta fácil.

Piyomon seguía mirándola con una expresión inusual.

—¿A ti te gusta?

—Piyo…

—Sora.

Se rio. Al final, era una discusión ridícula.

—¿Crees que es perfecto? —Preguntó. No llegarían a ninguna parte si continuaban con el tema.

—Lo hiciste con amor. Creo que Mimi podría ver eso aunque le des una rama seca.

—No le daría… —Sonrió, reconociendo la intención escondida—. Gracias, Piyomon.

—¿Por qué le estás agradeciendo a Mimi su amistad?

—¿Qué?

—Eso dijiste, que estabas agradeciendo a Mimi.

—Es... No es eso exactamente. Mira, sucedió algo hace unos años con una de sus compañeras. Mimi me dijo que sentía una mala amiga porque Misaki y Ami se burlaban de Koushiro y ella no las detuvo... Se sintió peor cuando descubrió que él sabía que se reían de él y que pensó que ella también se burlaba.

—Mimi no lo hacía —declaró Piyomon, convencida.

Sora sonrió.

—No, ella no lo hizo. Me dijo que no sabía por qué les causaba gracia.

—¿Qué pasó con Koushiro?

Sora volvió su atención a las flores. Había querido que fuesen color rosa, en su mayoría, porque ese era el color favorito de Mimi.

—Él... ya sabes como es Koushiro. Dijo que estaba bien, que ya había pasado. Quiero ayudarlo pero no estoy segura, porque ha pasado tiempo. Mimi simplemente no quiere dejarlo ir y se siente muy mal pero él... Koushiro lo acepta, y eso es malo también.

—No debería aceptarlo.

—No, pero es difícil cuando se burlan de ti por ser quien eres. Te hace sentir que debes esconderte... Te hace pensar que eres el problema.

Piyomon parpadeó en las notas de angustia que derramaban las palabras de Sora. Una sensación desagradable se extendió por todo su cuerpo.

—¿Sora?

—¿Qué?

—Sabes que te quiero mucho, ¿verdad?

Ella se rio. Era una pequeña risa, sorpresa más que diversión.

—Yo también te quiero mucho.

—Encontrarás una forma para ayudar a Koushiro. Siempre encuentras una forma.

Sora le dio una tímida sonrisa.

—Lo intentaré.

—¿Cuándo vamos a llevarle el arreglo a Mimi? Estoy segura que entenderá lo que quieres decir.

Sora esperaba que lo hiciera.


N/A: El título puede traducirse como la voz de Sora o también como la voz del cielo.

No tengo ningún orden para los siguientes capítulos. Estuve pensando en escenas perdidas, momentos que siento que faltan de Sora, a veces solo un comentario interno durante las escenas que vimos en el anime, y a veces un poco de todo :)

Sku, tenía tantos inicios pensados para esta historia que no me decidía y al final fui por algo diferente. Fue cuando leí la frase que puse al principio, que me recordó a Sora (y particularmente a este reto) un montón. ¡Espero que te haya gustado!

Gracias a LeCielVAN por las correcciones y también gracias a quienes lean :)