Disclaimer: Los personajes son de Stephenie Meyer, en cambio, la trama me pertenece.
"Hurricane Ridge"
Parte I
"El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad."
George Bernard Shaw
…
Otro lunes, qué bien.
Estiré la mano para apagar el despertador y librarme del molesto sonido. Joder, ya sé que tengo que ir a clases, pero qué fastidio.
Destapé mis piernas y me obligué a salir del calor de las mantas. Mientras caminaba al baño, solté un par de bostezos y estiré los músculos.
No tardé demasiado en darme una ducha, cepillarme los dientes y ponerme ropa. Eché un vistazo por la ventana y mascullé una maldición, cogiendo una chaqueta impermeable.
Al bajar, mis padres ya estaban comiendo en la cocina unas tostadas y bebían café. Ambos parecían listos para irse a trabajar, así que me apuré en saludarlos, agarrar un pan y beber deprisa un vaso de leche.
—Edward—regañó mi madre, como siempre viéndome con cara de reproche. Odia que desayune de esa manera—.Los animalitos comen de pie. Deberías despertar más temprano y así tendrías el tiempo suficiente para desayunar.
Me desordenó el pelo –como si me hiciera falta más caos–, y acomodó el cuello de mi chaqueta.
—Déjalo Esme, seguramente tiene tanta prisa porque quiere verse con alguien—le dediqué al rubio de mi padre una mirada de desagrado. Él rió.
Precisamente por algo como eso, es que mi humor apesta.
—Ah, ¿será a la encantadora de Isabella Swan? Me encanta esa muchacha, es tan dulce e inteligente, y se nota que le preocupas. Se pasaba tardes enteras enseñándote matemática.
Tenía que recordarlo, por supuesto. Resoplé fastidiado, porque es por ella que mis ganas de ir al instituto son nulas y por ella también fue que aprobé muy bien matemáticas, debido en su mayoría a que quería poner distancia entre nosotros rápido.
—Sí, sí. Ajá—farfullé, mientras tomaba las llaves de mi coche y me impulsaba hacia la salida más cercana—. Nos vemos por la tarde.
—Adiós mi vida, qué tengas un buen día—se despidió mi madre antes de cerrar la puerta.
El frío viento sacudió mi pelo y me caló profundo, así que apresuré el paso para subirme al auto. Una vez dentro soplé sobre mis manos congeladas y encendí el motor; la radio comenzó a sonar de inmediato en una emisora local, la música era buena, por lo que la dejé encendida y a un volumen regular.
No demoré mucho en ponerme a la fila de los vehículos que esperaban para entrar al aparcamiento del instituto y encontrar un lugar apartado del Kia Rio rojode segunda mano. A consecuencia de esta planificada y repetitiva elección, tuve que ponerme el gorro de la campera, para evitar la lluvia que desde tan temprano ya se dejaba caer.
—Hey, Ed—oí a Jasper y lo vi corriendo desde el otro extremo, el más cercano a la puerta de entrada.
— ¿Qué tal? —me quité la protección contra el agua apenas penetré en la calidez del pasillo atestado de alumnos buscando sus cosas a la rápida.
—Bien, ¿tú? —asentí a modo de respuesta, dirigiéndome a mi casillero.
—Excelente, con Alice estamos esperando que llegue el campamento—rodé los ojos.
—No es un campamento, es una semana de trabajos forzados en el Parque Nacional Olímpico bajo el nombre de voluntariado.
—Ya, vamos, es un lugar muy bonito. Siempre lo pasamos bien.
—Tú lo pasarás bien, no recuerdo ni una sola vez que lo haya disfrutado—al recordar por qué, apreté los dientes y cerré con fuerza la taquilla—.Esa chiquilla no me deja en paz y no puedo hacer lo que quiero.
—Amigo, en primer lugar: no es una chiquilla. Tiene nuestra misma edad y en segundo, quizá deberías prestarle atención—comenzamos a caminar a nuestros salones. Lo miré con evidente fastidio— vamos Edward, es guapa, muy inteligente, amable, popular. A todos les cae bien.
—Ese todos, definitivamente no me incluye y no me interesa nada de lo que sea. No entiendo por qué tiene que seguirme, darme comida y dedicarme un tiempo que no quiero ni necesito; podría buscarse su propia vida y dejar la mía en paz.
— ¿Qué tanto te hace? A mí me cae muy bien, me ha ayudado con varios exámenes—se encogió de hombros y fruncí el ceño.
— ¿Te parece poco que me acose desde que tengo memoria?
—Acosar parece una palabra algo exagerada. Además, se ha controlado mucho desde la primaria—de súbito recordé cómo me perseguía en el jardín de infantes para jugar, cómo se me colgaba del cuello e insistía en meter sus dedos en mi pelo, como si fuera divertido dejarlo más desordenado que lo normal o el modo en que insistía para que comiéramos juntos o compartir juguetes. Luego en la primaria dejó de abrazarme todos los días después de dos años, pero seguía hablándome en los pasillos, sentándose conmigo para almorzar y dándome comida que no quería –como si quisiera engordarme adrede– y resúmenes de clases que no necesitaba. Oh sí, mi historia con Isabella Swan es larga y llena de acontecimientos que marcaron mi vida, y si pareciera que exagero, hasta tenemos sobrenombres: Bryce Loski y Juli Baker, sí, los de esa película del árbol.
—Creo que es justo la palabra que expresa lo que siento. Y no entiendo por qué no me deja en paz, jamás le he dado motivos para que crea que tengo interés por ella—entonces me acerqué para hacer la charla más confidencial—. Y siempre logra fastidiar cualquier cita que tenga con otras chicas.
—Está enamorada de ti, Edward. No sé por qué, pero le gustas.
—Tampoco lo sé, Jass, tampoco lo sé—suspiré entrando al salón, colgué la chaqueta ligeramente húmeda y me dirigí a un asiento en la fila cerca a la ventana. Mientras miraba el campus siendo azotado por la lluvia matutina, pensé en Isabella y cómo logró que mis calificaciones se dispararan en matemática, el peor ramo de la existencia y para el cual ninguna palabra de odio sería suficiente. Bueno, es cierto que la chica es extremadamente lista, y tiene una paciencia envidiable para explicar y enseñar, lo supe porque me la dieron como tutora en la asignatura luego de una discusión formal con el profesor, me gustaría decir que tengo ciertas dudas respecto a eso de "asignarme" a Isabella, más bien creo que fue todo idea suya, pero en fin. Me parece que mis notas subieron en gran parte por mi motivación personal de alejarme de ella para evitar el fortalecimiento de rumores y el fomento no intencional del encaprichamiento de la misma, además de que carajo si no me ponía nervioso. Algo en esa mujer debe andar mal, si es que consiguió ponerme ansioso y tenso en cada reunión que teníamos para estudiar.
—Hola Edward—pestañé un par de veces, sorprendido de tener su radiante sonrisa tan cerca, tanto, que era capaz de contar las pecas que tenía en las mejillas y nariz y aspirar el aroma a dulces que solía acompañarla.
—Hola Isabella—ella ladeó la cabeza, frunciendo un poco el ceño. Su larga extensión de cabello se meció, intensificando el olor.
— ¿Por qué no me llamas Bella? Sabes que me gusta más.
Algo en esa chica me impedía ser duro, totalmente franco y además me forzaba a ser cordial, cosa que me fastidiaba aún más.
—Lo siento, suelo olvidarlo—sonreí un poco, y estiró los labios en una mueca de lo que supuse era resignación. Sin embargo, algo cerca de mi cuello pareció llamarle la atención, ya que se acomodó los libros en un brazo y con la mano libre arregló ese algo que no podía ver. Su acción fue tan repentina, que me quedé quieto y contuve el aliento cuando sus dedos me rozaron la barbilla.
—Ya está—volvía a sonreír—.Tenías la solapa de la camisa mal doblada.
—Uhm, ya veo. Gracias.
—No hay de qué—y por fin siguió su camino al segundo pupitre.
Recién entonces me di cuenta que había permanecido en tensión todo el tiempo que duró la pequeña charla. Si tan sólo pudiera decirle lo mucho que me molestaba que me hablara, la vida sería más fácil.
—Juli Baker ataca otra vez—molestó Tyler desde el puesto de atrás, sonriendo lobunamente—.Si decidiera dedicarme un cuarto de la atención que te da, la seguiría como un perrito faldero por todos lados y la dejaría usarme como quisiera.
—Estás enfermo.
—Vamos, Bryce, no te pongas celoso, ella sólo tiene ojos para ti.
—Mi nombre es Edward, y desde luego, no estoy celoso, no seas ridículo.
— ¿Ridículo? Vamos hermano, no has visto el trasero que tiene ¿no te encantaría tocarlo siquiera un poco? O esos pechos, sería hermoso descubrirlos bajo esas capas de ropa que usa.
—No es un trozo de carne, imbécil. Ahora veo por qué ninguna chica te presta atención, eres un demente.
—No, no. Las chicas sí me prestan atención, pero ninguna es como Bella, toda dulzura, belleza e inocencia—se acomodó más cerca de mí y por algún motivo, tuve fuertes deseos de golpearlo. Quizá, porque pensaba diferente a él y me parecía mal que estuviera hablando de ese modo—. ¿No has pensado en darle una probadita? Apuesto a que se está guardando para ti ¿eh? Qué afortunado eres—me golpeó la espalda y con enojo le sujeté la mano.
—Hazte un favor y deja de hablarme. No soy como tú y no quiero escucharte más—retrocedió de prisa y paré de hacer presión en su muñeca.
—Vale, vale.
Cabreado, esperé a que el profesor se dignara a entrar. Llevaba más de diez minutos de retraso. Y antes de que pudiera enfadarme más por el reciente episodio, mi celular vibró en el bolsillo.
¿Qué ocurre?
Era un mensaje de Jasper, y noté que veía en mi dirección con el ceño fruncido.
El idiota de Tyler hablando.
Ignóralo, por algo le dicen el pervertido Tyler. Aunque tengo curiosidad, ¿te hizo alguna propuesta?
Alcé la mirada irritado y lo vi carcajearse.
Sigue así y me encargaré de arruinarte los planes que tengas con Alice para el Parque.
Podría deshacerme fácilmente de ti, sólo tengo que pedirle a Bella que te cuide.
Ahí van otra vez con el tema. Después de soportar tantos años de comentarios como "cásate con ella", "dale lo que quiere, seguro te deja en paz", "la pareja más sólida y fuerte del hogar de los Titanes" y cancioncillas como la de Ed y Bella sentados en un árbol –sí, otra repetición de la película del maldito árbol–, me tenía tan hastiado el tema que no dudaba ni por un segundo que jamás terminaríamos juntos y no me sorprendería que desarrollara una aversión incluso más fuerte hacia la chica en cuestión.
Por fin, el profesor Mason entró al aula y luego de dar una breve excusa, comenzó con la clase. Procuré prestar atención y dejar de pensar tonterías.
-o-
—Te traje esto. Las preparé ayer—Isabella llegó a la mesa que compartía con algunos integrantes del equipo de básquetbol, entre ellos mis amigos de la infancia Emmett, emparejado con Rosalie y Jasper, con Alice, que para mi gran desgracia también son amigas de Isabella. La última ocupó un asiento junto a mí, que los chicos del grupo dejaron libre. Demonios—.Son galletas, espero te gusten.
—Ah, ¿no podemos probarlas también? —James se vio ridículo forzando un puchero, que la otra manga de idiotas no demoró en imitar. La castaña pareció reparar en ellos y sonrió amablemente.
—Claro, hay suficientes para todos, si es que Edward quiere compartirlas.
—No tengo problema—logré sacar en un tono normal, libre del disgusto que sentía.
—Bien—ella abrió la fuente plástica que había depositado frente a mí y dejó que todos sacaran. Ojalá se terminen pronto, mascullé en silencio.
—No deberías dejar que se aprovechen así de ti—molestó Rosalie, mordiendo la masa con chips de chocolate.
— ¡Están buenísimas! —alabaron a coro los tontos de mi equipo; no sé cómo son los mismos que ganan los partidos, pues ahora me dan vergüenza ajena.
—Gracias—ella parecía complacida, pero a menudo me miraba jugar con la comida en mi plato y luego veía cómo la cantidad de galletas disminuía rápidamente.
—Si las trajeras siempre, seguro que subiría como mil kilos—bromeó Alice, que me caía muy bien al igual que Rose, si no fuera porque trataban de emparejarme con su amiga…
—No me importaría en lo más mínimo si subes de peso—susurró Jass a su oído, y luego otra frase que la hizo sonrojarse. No quise ni tratar de adivinar, así que desvié la vista.
— ¿Y cómo va lo del voluntariado de este año Bella? —interrogó Emmett, abrazando a la rubia capitana del equipo de voleibol.
—Muy bien. Ya estamos inscritos para la semana antes del baile de primavera—Isabella parecía bastante animada con el viaje escolar.
—Me sorprende que seas capaz de manejar tantas cosas a la vez—musitó con voz melosa Mike, aferrado a otra galleta—. Eres la presidenta de la clase, estás en el equipo de voleibol, eres jefa del grupo de tutores, tienes las mejores calificaciones y cocinas cosas deliciosas casi siempre.
— ¿Te sorprende? Eso es un poco decepcionante, porque me creo bastante capaz para lograrlas todas, además, me gusta hacerlo. Y respecto a lo de cocinar cosas dulces, lo hago principalmente para Edward, pero al parecer no le gustan mucho.
Sentí cómo todas las miradas se volcaban a mí, pese a que ella había soltado el tremendo comentario sobre lo decepcionante que le parecía Mike.
—En serio eres bruto—suspiró Eric.
—Oh, Dios, se me hizo tarde. Tengo que hablar con el director.
— ¿De qué? ¿Tienes que irte? Apenas habías llegado. Ni siquiera comiste—hablaron los chicos.
—Me compraré algo, gracias por la preocupación.
De repente, la vi inclinarse hacia mí y me quedé literalmente petrificado en mi lugar, con el corazón detenido por un instante.
— ¿Puedes guardarme la fuente?
—Sí, claro.
—Gracias—entonces tomó su bolso y se fue velozmente. Los tres fans de la chica se voltearon para mirarle el trasero.
— ¡Dejen de hacer eso, trío de asquerosos! —regañó Rosalie con enfado.
—Deja de hacerte el difícil, Ed. Ya todos vimos la película y al final te quedas con Juli—rió James.
—Paren esa mierda joder, que no somos esos tipos de la película—me levanté haciendo mucho ruido, pero no me importó. Cogí la estúpida fuente y la metí dentro de mi bolso, luego tomé la bandeja y me apresuré en retirarme de la cafetería.
Fui directo a los vestidores, me cambié ropa y a continuación calenté unos minutos en la cancha antes de tomar la pelota y practicar lanzamientos.
Al rato después se unieron los otros integrantes del equipo y jugamos un rato. El ejercicio logró disolver los sentimientos desagradables que me poseían después de cada episodio que involucrara a Isabella.
Me duché y cuando estaba en los camarines vistiéndome, apareció Emmett con una toalla en la cintura.
Procuró mirar a todos lados previo a sentarse y hablar.
—Ed, ¿por qué te molesta tanto Isabella? —Suspiré cansado de que todo siempre convergiera a ella—.No pretendo molestarte, sólo quiero saber.
—Por su causa me han molestado desde que tengo memoria. Desde que me abrazó el primer día en preescolar, me condenó.
Noté cómo trataba de contener una sonrisa, e internamente agradecí que al menos lo intentara.
— ¿Por qué no lo ves sólo como un juego? —Sorprendido, lo miré desconcertado—ya sabes, no te lo tomes en serio, sólo déjala ser y ya está, haz tus cosas y verás cómo pronto se le pasa.
—Emmett, han pasado años.
—Pero quizá piensa que hay esperanza porque jamás has tenido una relación con otra chica. Tal vez, si lo intentas te dejaría en paz.
Miré mis manos, meditando las palabras.
—Las veces que he quedado con alguna chica, aparece Isabella.
Él asintió, comenzando a vestirse.
—Quizá sólo sea coincidencia. ¿Por qué no lo intentas durante el viaje al Parque? Muchas de nuestras compañeras están interesadas en ti, juegas bien, eres guapo y respetuoso, algo de lo cual no muchos pueden jactarse.
—No tengo intenciones de explorar el terreno homosexual contigo amigo—las gruesas cejas negras del chico se juntaron, pero terminó riéndose.
—Eres un idiota. Estoy tratando de ayudarte y tú vas y jodes con tus comentarios.
—Era una buena oportunidad—me encogí de hombros, concentrado en la nueva idea—. Gracias.
—Para eso estamos, aunque si me permites decirlo, ella no es una mala chica y a veces reaccionas raro a su cercanía.
— ¿Por qué lo dices?
—Cuando está cerca, estás tenso, diría que quizá nervioso y cuando ella se inclinó… te paralizaste. Dime, ¿has besado a una chica antes?
Me limité a asentir, pues en general era todo lo que podía intentar con alguna muchacha antes de que Isabella hiciera acto de presencia, aunque en esas ocasiones sólo me saludaba y pasaba de largo. Sin embargo, prefería irme de donde fuera que estuviera porque me hacía sentir incómodo.
—Me tomó por sorpresa. Eso fue todo.
—Entiendo.
—Bueno, me voy primero. Nos vemos mañana.
—Práctica a las ocho, si llegas tarde me aseguraré de dejarte en la banca—molestó mientras se despedía con la mano.
—Sí, capitán—me fui justo cuando el resto del equipo llegaba. Salvado por hoy, pensé. Odiaba sus chistes sobre mi no relación con Isabella, y sobre todo cuando comenzaban a referirse a su cuerpo de manera obscena, hoy no tenía ganas de pelear con nadie. Así que me subí al carro y me fui a casa.
¡Hola! Espero que les vaya gustando hasta ahora, es la primera parte de un two shot que en principio sería un one shot, pero está resultando muy largo. Aún trabajo en la otra parte, pero para mañana la tendré lista y espero también avanzar en el capítulo de chantaje despiadado. Bueno, este fanfic es para celebrar mi sexto aniversario y también, mi cumpleaños… estoy tan vieja! Pero me hace feliz envejecer haciendo lo que me gusta jaja
Eso por ahora, nos leemos mañana en la última parte de esta pequeñita historia.
Un abrazote!
Pd: Lamento cualquier error ortográfico y/o de gramática que haya pasado por alto.