Hola! Ya estoy aquí de nuevo. He de anunciaros que este es el ÚLTIMO CAPÍTULO de la historia. Ya avisé hace dos caps de que faltaba poquito. Al final del capítulo os explico más, ahora no quiero entreteneros, así que a leer y espero que os guste.

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-¿Se acabó?- pregunto a media voz.

Sé que la discusión de antes había sido de las más graves que habíamos tenido, pero no pensé que desembocaría en el fin de nuestra relación.

-¿No es eso lo que me has venido a decir? ¿No te ha convencido mi hermana de que no soy una opción para ti?- preguntó con voz dura.

Oh Edward, mi joven, sensible e inseguro Edward.

-No- dije- yo la he convencido a ella de que pese a la errónea concepción que tiene de ti, no solo eres perfecto para mí, sino que quiero estar contigo y con nadie más.

-¿En serio?- preguntó un poco más relajado.

-En serio- dije mirándole fijamente.

Durante unos segundos la conversación tan solo se lleva a cabo mediante miradas. Yo miro a Edward tratando de transmitirle tranquilidad y él me mira buscando la confianza que necesita para tener la certeza absoluta de que le quiero.

-Pero la discusión de antes…

-Admite que no has hecho las cosas bien. Sabías que Alice no iba a aceptar de buenas a primeras nuestra relación, así que yendo por las malas al estilo ''Si quieres lo tomas o si no lo dejas'' no ibas a conseguir nada bueno. Deberías haberme esperado a mí para hablar con ella.

-No quería darla la oportunidad de ponerte en mi contra- confesó.

-¿Y no has pensado que yo tendría algo que decir al respecto? ¿Qué mis sentimientos hacia ti y nuestra relación fuesen más importantes que la opinión de Alice?

No respondió pero su silencio y su cara me indicaron que sabía que se había equivocado respecto a mí.

-Lo siento- dijo finalmente.

-Ven- dije haciendo un gesto con el dedo.

Edward dio un par de brazadas hasta colocarse delante de mí.

-Cuando me conociste me pediste en innumerables ocasiones que confiara en ti. Tú viste en mí a otra persona diferente a la que yo creía ser y me cambiaste, confié en ti y tenías razón. Ahora que ya confío en ti eres tú el que no confía en mí.

-Sí confío en ti- dijo frunciendo el ceño.

-No, no lo haces porque si lo hicieras no habrías asumido que al hablar con Alice mis sentimientos fuesen a cambiar y te abandonaría.

-Porque mi hermana siempre ha tenido mucha influencia sobre ti- se defendió.

-Porque era la única persona que podría considerarse como mi familia, pero ahora también estás tú así que las cosas han cambiado.

Edward baja la cabeza mirando hacia el interior de la piscina. Sé que está reconociéndose a sí mismo que su preocupación y el sentimiento de posesión de esta mañana han sido una reacción sin justificación. También sé que sabe que la discusión nos la podríamos haber ahorrado si hubiese confiado en mí y me hubiera dejado hacer las cosas a mi manera con su hermana.

-He sobre actuado, ¿no?- dijo colocando sus manos en mis gemelos por debajo del agua.

-Un poco sí. Solo quiero que confíes en mí, en esto que tenemos- le pido mientras paso una mano por su pelo empapado.

-Confío Bella, créeme que confío- dijo besando suavemente mi rodilla.

-Pues demuéstramelo- respondí acariciando su pelo mojado.

-Todos los días- dijo sonriente mientras me obligaba a bajar la cabeza para besarle.

-¿Y ahora mismo?- pregunté sensualmente.

Edward rió y subió sus manos hacia mi cadera empujándome hacía el agua.

-Espera, espera- dije mientras me quitaba el jersey y el sujetador.

Mientras me librara del sujetador Edward había separado mis rodillas y miraba justo hacia mi parte más íntima.

-¿Qué?- pregunté curiosa mientras abría un poco más las piernas.

-Que llevas unas bragas blancas, estás sentada en el borde de la piscina, mojada, y ahora esas bragas son transparentes- explicó.

-Oh- dije mirando hacia abajo.

Era cierto, la tela se había vuelto casi transparente y se podía ver mi pubis y mis labios mayores sin mucha dificultad.

Con un dedo levanté ligeramente la tela despegándola de mi piel e intentando retirar la prenda.

-Ni se te ocurra. Acabo de descubrir cuanto me ponen unas bragas blancas mojadas- dijo Edward parándome.

Pasó un dedo por mi raja sobre la tela de las bragas y solté una respiración profunda.

El siguiente movimiento que hizo Edward fue apartar un lado de mis braguitas con un dedo y acariciar mis labios mayores con su lengua. Poco a poco fue llegando hasta mi clítoris. Lo acarició con su lengua y sus dedos una y otra vez hasta que me corrí. Para soportar la fuerza del orgasmo me agarre de su pelo con los puños presionando su cara contra mi coño.

-Oh- dije cuando me recuperé.

-Bella vamos nena, llevo más de dos días sin hacerte el amor y ese orgasmo que acabas de tener…-dijo tirando de mí hasta meterme de lleno en el agua. Sus manos fueron rápidas y se deshicieron de su bañador revelando su potente erección. Yo intenté hacer lo mismo con mis bragas pero la tela se quedaba demasiado pegada así que Edward simplemente las rompió.

-¿Me acabas de arrancar las bragas?- le pregunté alucinada mientras me llevaba contra la pared de la piscina.

-Sí. No aguanto más- dijo mientras notaba su pene en mi entrada. Pero no en mi entrada vaginal, si no en la anal. Nunca había tenido sexo anal, lo tenía pavor, pero el roce del pene de Edward ahí me hizo desearlo.

Y el hecho de estar en una piscina, en la casa de sus padres me hizo recordar esa especie de orgía que se montó en la casa que tienen sus padres en los Hamptons.

-Ed espera- dije girándome.

-¿Qué?-preguntó con la voz llena de deseo.

-Quiero probar algo nuevo- digo pasándole los brazos por el cuello.

-¿Nuevo?-

-¿Recuerdas esa vez que fui a la casa de tus padres en los Hamptons y tú estabas… ya sabes… en medio de una orgia?

Juro que la cara de Edward se volvió roja en cuanto recordó el momento.

-¿No irás tú precisamente a ponerte vergonzoso ahora?- le pregunté riendo.

-Me estás diciendo que me viste follar con otra mujer, así que sí, me avergüenza un poco- admite bajando la mirada- espera, ¿no querrás probar una orgía? Porque lo siento pero no estoy dispuesto a compartirte- dice pegándome aun más a él.

-No- sonrío- pero quiero probar lo que tú estabas haciendo en ese momento.

Edward se quedó pensando un momento a qué me refería.

-Oh- dijo sonriente- ¿de verdad estarías dispuesta a dejarme entrar… por ahí?- pregunta mientras acaricia ese punto con su mano y yo instintivamente me tenso.

-Shh- susurra contra mi oído y como siempre me estremezco- ¿ahora?

Yo asiento con la cabeza porque quizás me fallen las palabras.

-Eso es mejor hacerlo fuera del agua- dice separándose de mí y llevándome hasta las escaleras.

Una vez fuera me enrolla en una toalla y me besa.

Mientras nos besamos no noto que me está llevando hasta una de las hamacas que hay cerca de la piscina.

Con lentitud me quita la toalla y nos volvemos a besar. Esta vez noto como su pene choca ''accidentalmente'' una y otra vez contra mi clítoris y comienzo a sentir un terrible calor ahí debajo de nuevo.

Antes de que me dé cuenta, Edward se ha arrodillado frente a mí y está acariciando mi clítoris con su lengua de nuevo. Cuando comienzo a perderme en las sensaciones de su lengua sobre mí, noto como un dedo acaricia mi entrada trasera suavemente, es como un cosquilleo.

Mientras su boca sigue sobre mi clítoris, noto como introduce dos dedos en mi interior e inmediatamente los saca, los lleva hasta mi entrada trasera y la lubrica con mi propia excitación.

Cuando me corro Edward cambia la postura, se sienta en la hamaca y hace que me siente sobre él, sorprendentemente lleva su erección hacia mi vagina y se introduce en ella en vez de en mi ano. Mientras me muevo sobre él uno de sus dedos vuelve a mi entrada trasera pero esta vez no solo me acaricia si no que noto como me introduce su dedo anular poco a poco. Me siento muy… llena.

Sigo moviéndome sobre su erección, absorbiendo el placer del sexo habitual más el placer que el dedo de Edward me da.

Cuando me he acostumbrado a la sensación del dedo en mi ano, Edward introduce otro más y definitivamente eso acelera mi orgasmo, el cual por algún motivo decido reprimir.

-Sí, cariño, sí córrete sobre mí- susurra con la voz rasgada.

Cuando el orgasmo aun no ha acabado Edward sale de mi interior a la vez que sus dedos dejándome vacía.

Aun inundada por el placer Edward me hace recostarme sobre la hamaca dejando mi culo levantado.

Restriega su pene contra mi ano y justo cuando creo que va a introducirse en mí para.

-¿Estás segura de esto?- me susurra al oído.

-Sí. Te he dicho que soy tuya, quiero serlo de todas las formas posibles.

-De acuerdo- dice besándome por toda mi columna vertebral hasta llegar a las nalgas donde también da suaves besos en ambas.

Vuelve a restregar su punta contra mi ano y noto como se introduce poco a poco en mí.

Mientras va entrando por completo en mi interior siento un poco de dolor, pero nada comparado a como me había imaginado que se sentiría.

-¿Estás bien?- pregunta Edward acariciando mi pelo desde atrás.

-Sí, muévete por favor-

Edward comienza a entrar y salir de mi interior poco a poco, primero solo salía un par de centímetros y poco a poco las embestidas son más rápidas y profundas.

La sensación es agradable, me gusta, pero siento que me falta algo e inconscientemente mi mano viaja hasta mi clítoris el cual empiezo a acariciar. Al poco tiempo necesito algo más e introduzco dos dedos en mi interior.

La sensación de ser penetrada por ambos sitios es brutal y eso hace que me corra en seguida. Edward también se corre dentro de mi ano y la sensación es extraña pero agradable.

Minutos más tarde Edward está tumbado en la hamaca conmigo entre sus brazos, agotados.

-¿Te ha gustado?- pregunta.

-Sí-

-¿Solo sí?- pregunta divertido.

-Me ha gustado pero me ha gustado más cuando… cuando he metido mis dedos en mí.

Edward se ríe.

-¿Qué?- le digo frunciendo el ceño.

-Nada, solo me río de la suerte que tengo. Te gusta la doble penetración cariño- dice juntando dos dedos de su mano frente a mis ojos.

-¿Eso es bueno?-

¿Es bueno que me guste tener ambos puntos de mi anatomía llenos? ¿Y si me da por experimentar con dos hombres a la vez? Me digo a mi misma con ironía.

-Muy bueno. Después de esto tengo que cambiar mi regalo de navidad.

-¿A qué?- pregunto curiosa.

-Lo verás esta noche- dice guiñándome un ojo.

Al poco tiempo empezamos a vestirnos y cuando estamos abrochándonos los zapatos Jasper aparece por la puerta.

-Es la hora de comer- nos dice sonriente.

-Ya vamos.

-No os olvidéis de recoger vuestros bañadores- dice señalando el bañador de Edward que flota al otro lado de la piscina.

Jasper sale de la piscina riéndose, sé que debe estar pensando en lo que hemos estado haciendo.

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La comida fue bastante menos tensa de lo que pensé.

Nada más comer Edward dijo a Alice que subieran al piso de arriba para hablar. Meter a los dos solos en una habitación no me parecía una buena idea teniendo en cuenta el episodio de esta mañana.

Apreté la mano a Edward para transmitirle mi nerviosismo e inseguridad pero él solo se limitó a guiñarme un ojo y devolverme el apretón antes de seguir a Alice hacia las escaleras.

Para matar el tiempo hasta que Edward y Alice bajaran me fui a la cocina con Esme para ayudarla a hacer la cena de Nochebuena y cuando casi me había olvidado de los dos hermanos, Edward bajó para decirme que iba a salir un momento y despedirse con un beso.

El primer beso que me dio delante de su madre fue bastante natural y decoroso.

Alice vino al poco tiempo de irse Edward. No tena cara de enfado ni nada por el estilo así que me tranquilicé un poco. Ya interrogaría a alguno de los dos más tarde.

-Hija, ¿quieres ayudarnos con el postre?

-Oh, creo que si queréis tener postre es mejor que me mantenga lejos de la cocina- dijo riendo- pero antes me prepararé un cocktail…

-Alice… no me gusta que bebas alcohol- le regañó su madre.

Alice y yo nos miramos riendo, esa charla había sucedido muchas veces en mi presencia.

Finalmente Alice preparó dos cosmos, uno para mí y otro para ella.

Nunca admitiré que cuando me subí para ducharme antes de la cena iba algo borracha.

Maldita Alice, se la daba fatal cocinar pero se la daba de lujo preparar cocktails.

Mientras me duchaba llegó Edward con un paquete en la mano envuelto en papel de regalo.

-¿Qué es eso?- pregunto saliendo de la ducha envuelta en toallas.

-Tu regalo- dice acercándose a mí sonriendo.

Yo sonrío también, pero sin embargo una inquietud comienza a formarse en mi interior.

-¿No deben intercambiarse los regalos esta noche?- pregunto agarrando el paquete.

-Convencionalmente sí. Este he preferido dártelo antes, en la intimidad- dice mirándome con intenciones.

Sí, sin duda era un regalo que no podía abrir delante de su familia.

-Ábrelo- me anima.

Rasgo el papel de regalo y encuentro una caja forrada en piel de color negro. Desde luego no parece algo indecoroso a primera vista. Pero cuando la abro, sea lo que sea que sea (porque no tengo ni idea de que es), sé que es algo sexual.

Ante mi cara y fruncimiento de ceño, se ríe.

-¿Qué es esto?- pregunto sacando el artilugio de la caja.

El objeto tiene primero una forma como de huevo pero más puntiagudo y va unido mediante una pequeña barra de uno centímetros a una especie de apoyo metálico cubierto con una piedra rosa que imita al diamante. Todo él es como de acero inoxidable.

-Es un plug anal- explica.

Inmediatamente mis músculos se tensan.

-¿Pretendes que me meta este puf o pub de acero en el culo?- pregunto alterada.

Edward vuelve a reírse.

-Esta mañana no tenías miedo a nada.

-Pero me refería a ti. Tu miembro… es… piel con piel. El acero es antinatural, ¿sabes el daño que podría hacerme eso?-

-¿Y sabes el placer que podría darte eso mientras yo estoy en tu interior? Te sentirías tan llena…- me susurra al oído.

La piel se me enchina y mis músculos vuelven a contraerse. Pero esta vez no es por incertidumbre, es por placer y anticipación.

-Te estás excitando- dice atrayéndome a sus brazos- tus pezones te delatan.

-Este no es el momento…- comienzo a decir antes de que Edward me bese.

El beso dura menos de lo que me esperaba.

-La verdad es que quería esperar a esta noche pero… ¿podrías llevarlo puesto durante la cena?- me pide mientras me quita el objeto de la mano.

La mirada de Edward es dulce, llena de amor. Podría hacer tantas cosas por esa mirada… pero esto no.

-¡No!- digo elevando la voz- es la primera vez que ceno con tus padres y tu hermana siendo tu novia. Bastante tengo ya con intentar que me acepten, por favor no me pongas más tensión. Llevando esto no me sentiría… digna, me sentiría sucia- explico.

-¿Sucia? Es sexo, el sexo es sucio por eso es placentero- dice contrariado.

-Por favor Edward, comprende que esta noche no es la mejor noche para probar tu juguete.

-Está bien- dice besándome- comprendo tu punto. Esperaré a probarlo cuando tú estés lista y mis padres lejos.

-Y tu hermana- le recuerdo.

-Y mi hermana- repite.

Le doy un beso suave que él aprovecha para acercarme más a él. El movimiento brusco hace que la toalla que cubre mi cuerpo caiga al suelo.

Mientras nos besamos las manos de Edward van a mis nalgas donde las aprietan con ganas. Incluso hace que me alce un par de centímetros más y note su cuerpo contra mí.

-Isa, ¿puedes venir a ver mi vestid…o?- pregunta Alice entrando por la puerta.

En cuanto entra y me ve desnuda, besándome con su hermano el color se va de su cara y como en un acto reflejo se da la vuelta.

-Lo siento, lo siento…- dice dándonos la espalda.

Me cubro con la toalla nuevamente ayudada por Edward antes de responder a Alice.

-Debí llamar- dice sin mirarnos.

-Sí, debiste hacerlo- le dice su hermano.

-¿Qué me ibas a decir?- le pregunto yendo hacia ella.

-Que si podías ir a ver mi vestido para esta noche, pero está claro que estás ocupada así que nada- dice saliendo de la habitación cerrando la puerta y sin mirarme ni un segundo.

Cuando estamos solos nuevamente Edward comienza a reírse.

-No tiene gracia, que vergüenza- digo golpeándole el hombro para que pare de reír.

-Es su culpa cariño, debería haber llamado antes de entrar. Así aprenderá a llamar a la puerta la próxima vez.

-Oye, ¿qué has hablado con Alice esta tarde después de comer?- pregunto mientras me quito la toalla que tenía envuelta en el pelo.

-Que cotilla- dice mientras se desnuda para meterse a la ducha.

-Creo que merezco saberlo.

Edward suelta una carcajada.

-Nada, solo hemos hablado sobre ti. Principalmente hemos llegado a la conclusión de que nos daremos una oportunidad como hermanos por ti. Nunca hemos tenido nada en común pero ahora sí, te tenemos a ti.

-Oh Ed. Es muy importante para mí eso- digo emocionada.

-Lo sé- dice besándome en la frente antes de entrar al baño y cerrar la puerta.

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Durante la cena el ambiente fue relajado y se respiraba amor por todos los poros. Y todo ese amor, o en gran medida, procedía de Esme. Se notaba que estaba feliz de tener a sus dos hijos con ella después de muchos años sin tener a Edward en casa por navidad.

Después de cenar llegó el reparto de regalos. Me sorprendió tener más regalos que el de Edward ya que ninguno de los demás sabía que iba a pasar aquí las navidades. Supongo que se dieron prisa en salir a comprarlos.

-Te lo iba a enviar por correo esta mañana, pero ya que estás aquí…- dijo guiñándome un ojo.

Abrí la bolsa y en él encontré un vale para un balneario en Irlanda.

-Muchas gracias Al- dije abrazándola.

A continuación le di mi regalo, un set de productos de belleza orgánicos que compré en Brasil.

-Vaya, esto me va a venir muy bien- dice sonriente.

-Es de Brasil, de la isla donde vivió Edward y acabamos de estar de vacaciones- explicó.

-¿Lo has hecho con tus manos hermanito?- pregunta irónicamente a Edward.

-Claro. El aceite de coco lo recolecté yo mismo, me subía a las palmeras y todo- respondió riendo.

-Entonces lo guardaré con mucha estima, ahora que te has socializado ya no podrás hacer cosas como estas- dijo antes de soltar una carcajada.

Carcajada que sorprendentemente Edward siguió.

Cuando Edward abrió su regalo, los dos nos miramos y reímos.

-No me entero del chiste- dijo Carlisle- ¿qué le has regalado?

-Un reloj- contesta Edward mirándome.

-¿Y eso es gracioso por qué…?- preguntó Jasper.

-Es una broma nuestra- expliqué.

Miré a Edward a los ojos recordando ese momento, el momento en que nos conocimos:

-Maldito niñato, se cree que estamos a su disposición para cuando él quiera- me quejé a Jessica- lo primero que le enseñaré es a usar el reloj. En la selva si quiere puede guiarse por la posición del sol o cualquier mierda naturalista de esas, pero esto es Londres y aquí hay que guiarse por un reloj, cada segundo cuenta.

-Lo cierto es que mi reloj funciona bastante bien. Y en cuanto al taparrabos lo traía en mi maleta, una pena que me la hayan perdido en el aeropuerto. Pero no se preocupe señora, si me deja esa horrorosa chaqueta suya podría hacerme un taparrabos ahora mismo, y así se ahorra un regalo de bienvenida tan caro como un reloj- dijo una voz masculina detrás de mí.

Cuando acabó de hablar me giré y me encontré frente a frente con un chico, bueno un chico no, más bien un hombre guapísimo. Tenía el pelo más largo de lo normal, una barba de al menos una semana y unos imponentes ojos verdes. En cuanto a la ropa no llevaba taparrabos, pero iba vestido muy informal. Unos pantalones de algodón fino en color marrón claro que le llegaban por encima de los tobillos, una camiseta verde oliva con un logo publicitario y arrugada y unas deportivas de correr.

Recuperándome del hecho de que mi nuevo jefe me haya pillado criticándole, le contesté:

-Supongo que es el señorito Cullen- dije con retintín- confío en que en esa maleta haya trajes mucho más bonitos que mi chaqueta pero desde luego mucho más acordes a las necesidades que exige esta empresa y que claramente con esas pintas no alcanza- dije mirándole de arriba abajo- En cuanto al reloj, me lo ahorraré siempre y cuando cumpla con los horarios preestablecidos, aquí todos nos tomamos muy en serio nuestro trabajo. Bienvenido a la sociedad señorito, si tiene alguna duda sobre su… integración hágamelo saber- dije caminando hacia la salida y pasando a su lado.

-Muchas gracias señorita Swan- susurró en mi oído antes de darme un beso en la comisura de los labios.

-De nada señorito Cullen- respondí sonriente.

-Es mi turno- dijo girándose hacia la pila de regalos para coger una caja.

Cuando me pasó la caja lo miré interrogante y por la mirada le comuniqué que esperaba que no fuese nada de tipo sexual.

Abrí la caja y me encontré con un libro.

Le miré interrogante y él me instó a abrir sus páginas.

Había fotos suyas y relatos escritos a mano.

-Este es mi diario de aventuras- me explica- lo llevé conmigo desde que salí por esa puerta- inclina la cabeza hacia la puerta- cuando tenía 18 años y viajé a la India. También lo llevaba conmigo el primer día que fui a la oficina. Sé que hubo un momento en tu vida en el que me miraste como un bicho raro- dijo lanzando una rápida mirada a Alice- porque no conocías ni comprendías el modo de vida que he llevado estos años. Bien en este libro está todo lo necesario para comprenderme, mis vivencias, mis motivos, mis sentimientos. Y esta- dijo avanzando las páginas- es mi parte favorita.

-Están en blanco- dije.

-Lo sé. Están en blanco porque a partir de aquí, pretendo rellenarlas contigo, que todas las nuevas experiencias que tenga sean contigo- me dijo sonriente.

-Oh Edward- digo emocionada mirando las páginas en blanco que escribiríamos juntos- Te quiero- digo antes de besarle.

Y siento que su familia esté delante, o que este beso no se considere adecuado para hacerlo delante de sus padres pero el chico que se fue para vivir experiencias y que durante años huyó de las ataduras sociales, acaba de decirme que quiere atarse a mí para seguir compartiendo experiencias.

Y creo que eso merece por lo menos un beso en condiciones.

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Esa noche tumbados en su cama aun con la ropa puesta estuvimos viendo el libro. Había viajado a muchísimos sitios y aunque en el libro detallaba bastante qué cosas había hecho, cada frase suscitaba en mí más curiosidad. Así que mientras leía le atosigaba a preguntas.

-¿Y con qué te gustaría que comenzásemos a rellenar las hojas en blanco?- pregunté.

-Mmm no sé. Quizás con el viaje a Brasil- contestó- y quizás más o menos por aquí- dijo avanzando unas 20 hojas- podríamos rellenarlo con… una boda- dijo como si nada- más adelante- continuó pasando unas 2-3 hojas- podríamos rellenarlo con un bebé…

-Edward- dije sonriente alzándole la cabeza para que me mirase. En mis ojos seguro que se podían leer muchas preguntas.

-La respuesta es sí Bella, sí quiero esas cosas contigo- dijo antes de besarme y ponerse sobre mí- te quiero a ti y quiero todo lo que puedas darme. Si quieres una boda yo la querré también, si quieres un bebé te lo daré…

-¿Solo uno?- le interrumpí sonriendo.

-Y si quieres diez bebés te daré 5 y adoptaremos otros 5- dijo riendo mientras volvía a besarme.

Minutos después aun riendo nos separamos.

-Te quiero- le dije mirándole.

-Te quiero- me respondió devolviéndome la mirada-Te quiero para muchos años.

-Yo te quiero para siempre- dije volviendo a besarle.

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FIN

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Muchas me dijeron que no acabase la historia tan rápido a lo que mi respuesta es: la historia era corta desde el primer momento en que pensé en ella, el tema principal era que Bella cambiase su manera de ver las cosas y aceptase a Edward y eso ya ocurrió. No voy a alargar más esta historia porque creo que ya ha dado todo de sí. No obstante no os preocupéis, porque aun queda el EPÍLOGO.

Y ahora las preguntas que siempre os hago y que me gusta tanto que me respondáis en los reviews, ¿qué os ha parecido el final de la discusión en la piscina? ¿Y el regalo de Edward a Bella? ¿Creéis que Bella se atreverá a usar el primer regalo de Edward? Jajaja

Por otro lado, voy a volver a subir la historia ''Sin planear'' que podéis encontrar en mi perfil, os dejo un resumen:

Edward y Bella eran una pareja feliz, ambos exitosos en sus trabajos y confiaban en llevar su relación a un punto más serio en un futuro cercano. Sin embargo durante la fiesta de cumpleaños de Edward que Bella organiza en su casa aparece Irina, con quien Edward tuvo una aventura años atrás. Irina confiesa a Edward que fruto de su breve aventura se quedó embarazada y ambos tienen una hija, Sienna. De la noche a la mañana la vida de la pareja cambia drásticamente, pues a la relación entre Edward y Bella se le suma una hija de él y su madre, la cual parece que sigue teniendo cierto interés en Edward. ¿Podrá la relación de Edward y Bella superar la llegada de la hija de él?