El panorama seguía siendo el mismo sin importar cuantos intentos hiciera Mikan de estirar el cuello para ver algo más que arboles. Pero la vista era igual: un bosque profundo, uno que tal vez nunca volvería a pisar.

Suspiró y sintió otro poco de su esperanza escapar de sus pulmones. La soledad la consumía otra vez. Apoyada en el barandal de su balcón, pensó en un lugar donde quisiera estar.

Gakuen Alice.

Recordó tal lugar y sus primeros días en esta escuela, sonrío nostálgica. No había sido fácil ser la chica nueva que parecía no tener ningún alice. Mucho menos cuando se había metido con el chico malo.

De pronto el balcón se había convertido en su salón de clases. Una calidez inexistente se instaló en su corazón.

Se halló a sí misma sentada en su asiento asignado mientras que los alumnos hacían desastres a su alrededor.

La puerta se abrió de manera repentina y un animado Narumi vestido con sus típicos trajes afeminados entraba dando volteretas de bailarina. Un abucheo y las quejas habituales no se hicieron esperar. Si la clase minutos atrás ya era un alboroto, ahora era un caos a pesar de que el profesor se encontraba de pie al frente de toda la hilera de bancos.

El representante intentó hacer que sus compañeros prestaran atención o que al menos hicieran el saludo esperado cuando un encargado estaba presente a punto de desarrollar una lección. Más por los gritos y su voz tímida que se fue perdiendo entre todo el bullicio, no hizo más que resignarse.

Narumi, quien estaba tirado en el suelo en posición fetal al recibir un insulto cruel de uno de sus alumnos, carraspeó y seguidamente se decidió a erguirse. Le agradeció a Linchō por sus intentos. Tal vez porque el profesor poseía el alice de las feromonas, porque el chico era realmente tímido, porque el hombre era hermoso pero el alumno había tomado un fuerte color rojo en el rostro que hizo reír al maestro.

Narumi recorrió la mirada por todo el salón hasta que su vista se posó en ella, sus ojos se encontraron. Éste sonrió con alegría y en sus orbes verdes se instaló la ternura, cosa que hizo que Mikan devolviera una sonrisa cálida.

Un par de asientos siguientes, Hotaru se burlaba en silencio de Linchō mientras realizaba ajustes a uno de sus inventos nuevos -que Mikan estaba segura que usaría esa cosa contra ella en cuanto tuviera oportunidad-. La pelinegra percibió la mirada de su amiga y con una expresión indiferente volteó su rostro hacia la de ojos ámbar, levantó una ceja. Mikan negó con la cabeza mientras sintió que una gotita de sudor bajaba por su frente. Y, solo entonces notó que la de orbes violeta curvaba sus labios en una pequeña sonrisa, más volvió la vista a su proyecto.

Giró su cabeza hacía su derecha. Ruka tenía entre sus manos a un conejo blanco pomposo. El rubio se hallaba encantado de acariciar su pelaje. Alzó la mirada, primero hacia ella y la saludó, luego como si sus ojos fueran un par de imanes, fueron atraídos por una persona frente él. La castaña con sorpresa se encontró que quien recibía miradas embobadas de su amigo era nadie más que su mejor amiga, la mismísima Hotaru con la que acaba de hacer un intercambio de pensamientos minutos atrás. Bajó la cabeza, ocultando una risa, decidió guardar el secreto de Ruka, ya que el pobre tenía demasiado con el sonrojo cuando la pelinegra se dio vuelta, descubriéndolo.*

Al levantar los ojos se topó con un par de rubíes que se sostenían en ella. Un nudo se atoró en su garganta.

Natsume la observaba; unicamente a ella. Con su típica mueca arrogante pero con un semblante tranquilo. Los diferentes tonos de rojos subían en su rostro de a uno, el chico soltó un gesto demostrando que se burlaba de la castaña. En otros momentos le hubiera recriminado y comenzarían a discutir pero ese no fue el caso.

La chica quiso abrazarlo con sus fuerzas y escuchar su voz quejándose de ella y ver como ocultaba un pequeño rubor con su libro. Más, no podía articular ni siquiera los dedos de sus manos. Estaba paralizada. Sabía que era una ilusión, pero ahí se hallaba, ante sus ojos desprendiendo un aroma dulce que envolvía todos sus sentidos y la dejaba en un estado de idiotez extrema.

Las lagrimas se amontonaban por los costados de sus ojos; no supo si eran de alegría o tristeza, o tal vez ambas.

Un intercambio de sonrisas, eso fue todo. Ella sonrió en grande mientras que él, algo sorprendido, le retornó una hacía el costado.

La voz de Narumi inundó sus oídos. Seguían sin retirar las miradas uno del otro.

—Bien, alumnos, comencemos la clase.

.

.

Aquel recuerdo se había ido tan rápido como parpadear y Mikan volvió a estar en el balcón de un lugar oculto, invisible. Los sollozos salieron sin poder evitarlos: unas gotas saladas escaparon de sus ojos, liberando todas esas veces que se prohibió llorar. No volvería, estaba segura.

Tal recuerdo sería lo más cercano de salir de ese sitio donde la habían encerrado. Lo más cercano que volvería a estar de su antigua vida.

Unos toquecitos en la pierna la hizo mirar atrás. Mr. Bear con una manta en su mano estirada para ella le recordó el frío que hacía esa mañana como para encontrarse afuera solo con su pijama. Tardó en darse cuenta que nevaba. Tomó la manta y agradeció al osito asintiendo la cabeza. Con un suspiro se encaminó hacia dentro, cerró la ventana del balcón y la habitación se sumió en una oscuridad que la dejó sin aire.

Encerrada, atrapada, sin escape. ¿Así sería su vida de ahora en adelante?

Se tapó la boca ahogando su llanto, mientras Mr. Bear la consolaba con una rama a la distancia. De apoco y envuelta por el cálido cobertor se fue deslizando por el suelo. Las lagrimas casi no la dejaban respirar.

Seguro Hotaru ya le hubiera dicho lo fea que se veía.

Cerró los ojos y allí, en medio de la oscuridad y en la profunda tristeza, se imaginó en un lugar brillante.

Gakuen Alice.


Seguro que ya se habrán dado cuenta que escribo cosas triste ahre.

No pude evitar escribir sobre mi manga favorito y más en uno de los momentos más tristes. Así que acá está, espero que les guste. -inserte corazón-

*: Aunque sé que para ese entonces Ruka seguía "enamorado" de Mikan, decidí añadirle un poco de este ship que me gusta (disculpen, alma de shiper), pero él no se da cuenta que en el fondo le gusta Hotaru por lo que el sigue "gustando" de Mikan (pero todos sabemos que Ruka ama a nuestra violenta pero adorable pelinegra ahre).