Cap 15. "Fría Atracción"

Retorcido era el camino que se presentaba ante su cristalina mirada, un sendero lleno de curvas y superficies inestables bordeadas de espinas venenosas, sumergidas entre charcos de sangre que empleaba una propiedad ácida capaz de derretir cualquier solido al contacto. Había un punto donde la vereda se volvía tan estrecha que podía enredarse con hilos de araña así que no importaba cuál método se usase, la meta era un sueño imposible de cumplir, un anhelo tan lejano como el tacto de las estrellas ardientes. ¿Quién se atrevería probar suerte de todas formas? Cada aventurero preferiría quedarse a la hora del té sin percatarse de la trampa de humo enloqueciendolos a medida que las manecillas del reloj se desplazaban sobre los números, entonces la caducidad establecida pudriría sus espíritus, arrebatandoles la capacidad de razonar. Alyss sonrió, saludando a la luna que le ofrecía un rocío de luz platina desde su ventana. No podía abrirla pero eso no le preocupaba cuando la presencia de aquellos ojos amarillos alcanzaron su altura en medio de toda esa oscuridad que arrastraba la silueta del otro lado, y que había estado tan sofocado, tan impaciente por tenerla de vuelta en su realidad. Ella se dio cuenta de lo solitaria que había estado sin él, a pesar de que podía moverse fuera de su cuerpo cual fantasma para visitar a quien arrastraba los hilos negros gracias a su propio contrato. ¿Acaso no debería ser capaz de fugarse con él? Más comprendía que su cuerpo físico era necesario si pretendía resistir a la densidad del Deterioro cuando finalmente desgarrara la última cadena que les impedía estar juntos plena y totalmente, ese día por fin los muertos y los vivos podrían llevar una coexistencia en paz. Hasta entonces debía permanecer en cautiverio.

—Cheshire —le llamó extendiendo los brazos hacia el espectro de su Soulmate, cuya masa energética atravesó los cristales en forma de una sombra para presentarse ante la joven humana en su forma animal. Un dócil gato negro de penetrantes ojos amarillos y una mota blanca de pelo en la punta de su cola. La chica se arrodilló para tomarle entre sus brazos, disfrutando de la suavidad de su pelaje y el vibrar de su perfecta ilusión, la cual se asemejaba bastante al ronroneo de un felino mientras frotaban sus rostros entre si. Gustosos se entregaron al momento, pretendieron que esta era su reunión anhelaba mientras se obligaban a ignorar cuan lejos yacían aún del otro, cuan ajenos a sus mundos.

—Están muertos —dijo el minino, voz demoníaca mezclada de miles de acentos de infratumbra capaces de estremecer los cielos—, Cheshire se ha hecho cargo de una gran parte de esos humanos que merecían su castigo, no volverán atormentarte nunca más. Sólo un poco más y Cheshire habrá concluido su cometido. ¿Cheshire ha sido un buen chico?

—Oh, Cheshire—susurró Alyss emotiva, sin dejar de abrazar a su pecho la manifestación felina, pues los latidos de su propio corazón resonaban con estruendo en su habitación, aislado como su alma hundida en las penumbras de aquella siniestra presencia que ahora le hacía compañía. No estaba segura de querer soltar a su invitado, aún cuando era consciente de que este tacto y este pelaje terso no era físico sino una mera aparición fantasmal.

—Las cadenas lentamente se corroen pero su destrucción se aproxima, Cheshire se encargará de que todos tus deseos se hagan realidad, sólo Cheshire es capaz de hacerlo.

—Hazlo —aprobó Alyss con una sonrisa enternecida—, quiero que derrumbes las dimensiones, trae el abismo a la tierra. Los seis te apoyarán en esto. Mi deseo es parte de ustedes, comparten mi espíritu, son mi dolor y mi sangre, porque yo soy la Voluntad.

Con un silbido vibrante, la figura del felino comenzó a distorsionarse hasta finalmente desaparecer del espacio-tiempo que la joven noble habitaba, llevándose la oscuridad consigo más allá del ventanal y del centro psiquiátrico propiedad del gobierno de Inglaterra, y que en la antigüedad fue negocio ferviente del desaparecido linaje Sinclair. Ella extendió los brazos con una sonrisa entusiasmada, comenzando a girar sobre su propio eje de forma juguetona. Estaba feliz por haber visto a Cheshire y por la visiones que danzaron frente a sus ojos, un regalo lúgubre del ser negro que había marchado para continuar los asesinatos. Riendo igual que una niña pequeña visualizó cada muerte efectuada por aquella criatura que ella misma había enviado actuar. Se fascinó con los gritos que las victimas habían emitido durante su aterrador deceso, saboreó en su boca el salpicar de esa sangre corrupta sobre suelo y paredes que tiempo atrás se atrevieron a desafiarla y abrazó la sensación de sus alientos caer de cabeza a la muerte sin retorno. Ahora que formaban parte de su territorio, Alyss tendría con qué divertirse mientras las enfermeras creían verla sujetar el aire vacío, pues más allá de los sentidos mortales y de la sensibilidad humana ella estaría torturando a sus nuevos juguetes en nombre de una venganza eterna más horrible que el mismo abismo, ella estaría disfrutando de su tiempo con las almas de aquellos que su Soulmate había capturado y ofrecido como sacrificio a su poder omnipotente.

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El silencio cesó en el despacho de la primer dama Rainsworth cuando las puertas se abrieron sin previo aviso, dando paso a una inesperada silueta de coloridas vestiduras que alertó a los tres residentes. Inevitablemente todos le habían dedicado su absoluta atención, ignorando con sorpresa sus propias reflexiones ante la intromisión arrasadora de la joven que con pasos firmes avanzó al interior, especialmente cuando pensaron que no la verían consciente tan pronto considerando lo delicado que fue su estado al verla retornar a la mansión después de su fuga. Xerxes estaba anonadado, incapaz de creerse que Sharon estuviese de pie sin ninguna clase de compañía que le sirviera de apoyo, ahora que había recordado ciertos detalles de su pasado bloqueados, comprendía lo complicado que resultaba recuperar movilidad el volver del abismo por primera vez, por lo tanto visualizar a esa chica tan fuerte como nunca antes era admirable.

—Duque Barma —nombró como primera instancia antes de detenerse junto al hombre albino quien se removió de forma inconsciente en su asiento y se vio obligado a compartir una corta mirada con la decidida noble—. He venido a cumplir con mi deber.

—¿Oh? No esperaba verla recuperada tan pronto, lady Sharon —confesó Rufus genuinamente impresionado.

—Gracias a usted no puedo permitirme un momento más en cama, la presión de su mirada sobre nuestro comportamiento como Soulmates fue lo que me impulsó actuar por mi cuenta después de todo y he de informarle que ahora mismo estoy en deuda con usted.

—¿Perdón? —El pelirrojo arqueó una ceja con obvia incredulidad pero Sharon procedió posando una mano en el hombro del mercenario quien inmediatamente dio un vistazo al gesto, confundido por el atrevimiento, mas no se apartó.

—He comprobado con mis propios ojos la unión de nuestros destinos y no puedo negarlo después de lo ocurrido. Supongo que ya debe estar enterado que realizamos el ritual de los votos y que la materialización de los hilos rojos fue exitosa, entonces estoy convencida de que le interesará saber el resto.

—Correcto —asintió el pelirrojo con inercia, complacido de que ni siquiera tuviera que pedírselo, a pesar de lo misteriosa que le parecía aquella servicialidad—. Su amigo aquí presente asegura que no notó nada destacado de su experiencia, ¿puedes confirmarlo?

—No puedo corroborar nada de lo que Xerxes haya visto o no —dijo—, pero puedo contarle qué fue lo que yo vi. Y considerando sus comentarios anteriores con respecto a los Hilos Malditos... acertó —Sharon se mostró irritada al aseverarlo—. El abismo intervino para mostrarnos la prueba de nuestra unión, además de entregarme una vista panorámica sobre lo que está ocurriendo en las dimensiones. Existen cadenas que se entrelazan entre si, algunas verticales, otras horizontales, cadenas que entre millones son corrosivas y al parecer poseen un vinculo con los hilos rojos. Como una telaraña.

—Interesante —comentó Rufus, pero no pudo continuar, pues Sharon aún no terminaba.

—Y me di cuenta también que Xerxes y yo estamos atrapados en una de ellas. La cual, asumo —agregó, todavía escéptica con lo que estaba a punto de revelar—, responde al nombre de Mad Hatter —El impacto de su revelación rápidamente afectó al entendimiento de los presentes incluido el propio albino, quien comenzó a hiperventilar, sintiendo a una presión sin precedentes acumularse en su pecho como un tumulto de malestares—. Esto solo se lo mencioné a mi guardiana la primera vez que me encontré con Xerxes, pero una voz fue la que me guío cuidar de él e impedir que le asesinaran, de alguna manera logró manipularme y esa misma voz fue la que me dio información sobre cada una de las cosas que vi, y quiero pensar que está tratando de decirme que hagamos algo al respecto, impedir que el Deterioro continue avanzando, de lo contrario todos lo lamentaremos.

—¿Y escuchas esa voz ahora? —el duque quiso saber. Sharon miró al mercenario quien no pudo devolverle la mirada, encapsulado por los pensamientos que giraban entorno a su mente sin detenerse, entonces la tercer dama respondió.

—No. No estoy segura del por qué pero... he dejado de oírla otra vez. Supongo que sólo resonará en mi cabeza cuando sea necesario, si es que no me estoy volviendo loca.

—Dijiste que esa voz te dio información sobre lo que viste en el abismo, si hizo lo mismo cuando conocimos al Sombrerero, ¿por qué retractarse sobre el trastorno y asegurar que su alias como asesino representa a una cadena?

—... No tengo idea—admitió la joven luego de un suspiro—, pero si algo sé es que lo que sucedió antes no fue casualidad tampoco, esa cadena ayudó a Xerxes a liberarlo cuando estaba a punto de ser juzgado por usted y su espada, dudo que alguno de nosotros olvidara la intervención del abismo entonces... fue algo tan sobrenatural...

Rufus agitó su abanico, presa de la nueva información que le era concedida, casi extasiado por las generosas respuestas que habían disipado cada una de las dudas obtenidas durante su enfrentamiento al poder del abismo. El recuerdo de ello se había mantenido fresco en su memoria a pesar de que hacían meses que tal suceso diera lugar en sus realidades, se sentía como si hubieran ascendido por una montaña gigantesca desde entonces así que estaba obligado decidir de qué manera darle utilidad, pues ahora que recibía el testimonio de Sharon Rainsworth su interés por el abismo dio un incremento considerable.

—Así que dos mitades predestinadas han sido bendecidas con la voluntad de hacerle frente a un mal apocalíptico —remarcó con un bufido burlón, el cual yacía rebosante de un siniestro entusiasmo que acentuó en sus posteriores movimientos—. Me pregunto si será posible cambiar el curso que ya ha sido emprendido. No lo sabremos hasta intentarlo pero ¿cómo averiguaremos por dónde empezar?

—Xerxes y yo no somos los únicos Soulmates que se han reunido —declaró Sharon.

—¿Oh?

—Mi tiempo en el abismo me permitió reconocer ciertas Cadenas, entre las cuales se entrelazan únicamente dos hilos, justo como ocurre con el nuestro... creo que esto nos está indicando a otros soulmates que ya han concordado en el mismo sendero, podríamos... simplemente buscarlos entre las Casas Ducales.

—Un plan simple pero no efectivo. ¿De qué manera crees que los identificarás?

—Xerxes posee la habilidad de ver los hilos —intervino Lunettes de pronto, para desconcierto del mercenario, quien le dedicó una mirada reprobatoria a su amigo, pero este no se acobardó—. Desde el comienzo, la razón por la que se apegó a Lady Sharon, era porque él sabía que su destino estaba unido a ella.

—Ya veo, ¿y cuándo pensabas contarme un detalle tan importante, Reim?

El aludido bajó la cabeza arrepentido, pues el tono que el duque había usado para dirigirse a él no tardó en surtir efecto sobre su anatomía, este indicaba rencor más que mero reproche y el joven sirviente ya anticipaba alguna clase de reprimenda por retener información. Y a pesar de que sabía que de nada le serviría justificarse, comprendió que debía intentar algo si tal servía para reducir la severidad de su castigo.

—Me encontraba en una posición delicada entre nosotros, lo siento.

Rufus bufó, decidiendo arreglar esto más tarde, razón por la que avanzó hacia Break y Sharon para quedar de frente compartiendo miradas acechadoras. La tercer dama se permitió responder a este reto implícito mientras Break se limitó mantenerse en la misma postura que había adoptado antes, todavía preocupado por el desarrollo de las circunstancias, pues nunca esperó que sus anhelos estuviesen ligados a un suceso tan estremecedor como la ruptura de dimensiones; sabía que podría estar relacionado pero nunca creyó fuera la clave para una verdadera destrucción del equilibrio como se conoce. Entonces se dio cuenta que en ningún momento el peso de la mano de Sharon sobre su hombro se había apartado, en cambio, se mantenía aferrado a él como si esto fuera a salvarla de perder compostura y no supo interpretar los verdaderos motivos, tal vez en verdad le había afectado comprobar aquello que Xerxes le había afirmado durante su primer encuentro, quizás finalmente había aceptado su unión a costa de su amor por Alice. En ese momento, Xerxes no podía alegrarse siquiera por el curso de los sucesos, todavía aturdido por los recuerdos que acababan de aclararse dentro de su cabeza, pues su pasado como sirviente de la familia Sinclair estaba trayendo represalias.

—Por esta noche dejaremos inconcluso este asunto —indicó el duque Barma a la joven Rainsworth quien se mostraba recia retroceder ante la mirada inquisidora -natural- del pelirrojo—, necesitarán energías para comenzar la investigación mañana temprano. Lunettes, lleva al sombrerero a su recamara.

El sirviente no dudó un instante en acatar las indicaciones, incitando al hombre albino levantarse y romper el contacto contra su hombro, pero nadie anticipó que la muchacha siguiera sus pasos sin alejarse demasiado, indispuesta a dejar ir al mercenario; a Rufus le interesó este comportamiento pero no intentó intervenir en los deseos de la nieta de Sheryl, convencido de que este efecto podría ser una ventaja en el futuro. Una sonrisa ansiosa surcó sus labios de sólo pensarlo como un efecto domino. Los tres se alejaron del despacho de la primer dama a velocidad moderada, cruzando pasillos y secciones de la mansión hasta el lugar más profundo del edificio sin entablar conversaciones esporádicas o siquiera pronunciar palabra al respecto hasta que llegaron a su meta. En ese momento, Sharon se interpuso entre el albino y su amigo, haciendo que Reim se desentendiera y Xerxes sospechara mucho más sobre las razones que causaban en la joven dama semejante agresividad, similar a un verdugo en plena ejecución, pues antes Sharon se había estado negando a cualquier clase de contacto físico con él y ahora ella misma parecía buscar su calor con insistencia. La mirada de bellos tildes rosados irradiaba pura fijación, determinada a seguir un sentido del deber importante, por lo tanto fundamental, aún cuando la misma fuerza que desligaba tan terco sentimiento ondulara de forma ocasional por gestos suaves y poco racionales, fue un detalle que el albino tampoco ignoró. No buscaba darse ilusiones, ni siquiera sabía si sus últimos gestos tenían un segundo significado además de compañerismo o simple tolerancia, consentimiento hacia lo que compartían contra su voluntad.

—Si no te importa, Reim. Quisiera tener una conversación con Xerxes a solas —ella dijo.

—Mis disculpas, Lady Sharon. No creo que sea prudente...

—Estuvimos a solas casi toda una noche fuera de la mansión —intervino Break—, y nadie salió herido ¿cierto? La condición en la que retornó ni siquiera fue mi culpa. No voy a lastimarla, tampoco intentaré escapar, ya dije que nada de eso me importa, no más.

—Por favor, Reim —Sharon casi suplicó—. Sé que no es a mi a quien debes tu lealtad pero por esta ocasión quiero que me des la pauta de hacer mi voluntad libremente, sin trucos y sin esconderme, ni siquiera te pediré mantengas en secreto esta conversación. Sólo... quiero unos momentos de calidad con mi Soulmate, ¿entiendes?

Le sorprendió, Xerxes no daba crédito a lo que escuchaba -tampoco lo hacía Reim- pues comentarlo profesionalmente a un colega de ducado para llegar a un fin era distinto de establecerlo directamente y con una expresión tan delicada. El mercenario ya no estaba seguro de que no estuviese soñando, pues todo lo que estaba ocurriendo parecía tan irreal, tan ficticio. Los latidos de su corazón se aceleraron y su respiración de cortó por un instante, causando un ligero quiebre en su semblante burlesco que pretendió mantener sobre su silueta por costumbre. Aunque inconvencido e inseguro Reim aceptó concederle este capricho a la tercer dama Rainsworth, retirándose por el pasillo, no sin pedirle no se tardara demasiado en marchar a su habitación, al menos antes de que la primer dama del ducado se enterase o ambos estarían problemas serios. Sharon le agradeció con una sonrisa que provino desde el fondo de su corazón, enfocando su atención en el hombre albino una vez los pasos de Lunettes resonaron y la vista de su espalda perdiéndose a la distancia. Unos momentos el silenció reino sobre la atmósfera mientras Break trataba apaciguar el repentino nerviosismo que lo golpeó, motivo por el que no se evitó desviar la mirada de la chica quien al instante siguiente dio varios pasos más cerca, incitándolo tensarse.

—Usted en verdad es atrevida ¿no, señorita? —se mofó el mercenario, ocultando con éxito lo verdaderamente inquieto que se sentía por dentro—. Lo que vio en verdad debió perturbarla.

—¿Crees que hago todo esto por miedo al Abyss?

—Creo que buscas convertirte en una valerosa heroína, lo cual no es malo pero tampoco conmovedor... pienso que buscar darle un sentido a todo lo que ese bufón de la corte te ha presionado es errado, además dudo mucho que sientas alguna clase de respeto por mi a pesar de lo que dijiste hace poco.

—Eres mi soulmate, el único destino que poseo ahora.

—Basta —exigió con sequedad e indignación—, esto es más de lo que puedo soportar. ¿Por qué tienes tanto interés en nuestra unión ahora? ¿Tenías que comprobar este hecho para dejar de humillarme y entonces tratarme como un igual? ¿O tu dueño?

—No eres mi dueño, Xerxes —declaró Sharon—. En eso te equivocaste desde el principio, ser soulmates no nos hace dueños del otro, y el que seamos el centro de nuestros destinos debe significar algo más allá de simple pertenencia, hoy lo he comprobado, y no es porque esté intentando herirte o justificar mi actitud contigo. ¿Qué esperabas que hiciera cuando llegaste hasta mi con el objetivo de matarme? ¿De qué otra manera debía reaccionar si haz estado amenazándome cada vez que interactuamos? Pero todo eso debe dejar de importar ahora, mis intenciones son mejorar, no sólo entre nosotros, sino también con nuestro deber.

—¿Sólo fingir que nada ocurrió y empezar desde cero? —cuestionó el albino con una sonrisa agotada—. No estoy preparado para un nuevo inicio, he vivido demasiados.

—La primera vez que nos vimos te acercaste lentamente entre la oscuridad, sostuviste mis manos y me diste un motivo para no juzgarte —Sharon entrelazó sus dedos, los cuales llevó a su pecho con ternura—, recuerdo la sensación de ser rodeada por una calidez que nunca había experimentado, diferente de todo lo que había conocido antes, era algo tan especial que no sabía cómo llamarla o identificarla, pero ahora por fin soy consciente de ello —La joven levantó la cabeza y acortó la poca distancia que le separaba de su acompañante, agitando su mano derecha con su dedo meñique al descubierto mientras seguía el movimiento con sus ojos, ante la curiosa mirada de Break. Cuando Sharon se detuvo, de un movimiento hizo que ambos dedos meñiques se sujetaran y el albino no se resistió aún si la acción le resultó innecesaria—. Puedo verlos.

Frente a su declaración fue cuando Xerxes se dio cuenta que las pupilas de Sharon seguían el oscilamiento de los hilos rojos y esto, además de desconcertarlo, lo dejó incrédulo e incluso frustrado. Entonces Sharon entrelazó los dedos de ambos, incitándolo hacer lo mismo con sus manos libres y una vez estuvieron perfectamente unidos, ambos hilos los rodearon igual que un torbellino de vientos inexistentes, el cual la dama del linaje Rainsworth observó con expresión maravillada. Xerxes sólo pudo observarla a ella después de comprobar la reacción de los hilos rojos, todavía extrañado por el nuevo don de su acompañante. Sin embargo, no tardó en comprender de qué se trataba todo esto. El Abyss debió provocar que su sexto sentido despertara, justo como sucedió con su segunda personalidad la primera vez que él estuvo ahí. Se preguntó si sucedió los mismo con Charlotte, ya que nunca antes hablaron del origen de su habilidad cuando se frecuentaban, más parecía que todo aquel mortal que tocaba el Abyss sin haber muerto estaba destinado adquirir una habilidad extraña una vez emergieran de nuevo a la dimensión de los vivos. Pero todos sus pensamientos se evaporaron en el instante que sus miradas hicieron contacto por primera vez en la noche, sus manos aún entrelazadas y el efecto de torbellino de los hilos todavía activo alrededor de sus cuerpos, el cual logró que extrañas emociones hirvieran dentro de sí mismos al sentirse tan cerca. Sharon recordó el beso que compartieron de pronto y el objetivo que buscaba un acto tan íntimo en medio de la masacre, más pareciera que ese mismo recuerdo invadiera la mente de Xerxes ya que el albino no había dudado en acercarse a su rostro, no lo suficiente para inclinarse pero tampoco tan disimulado para no notarlo. Sharon estaba confundida más que nunca, e incluso se estaba reprochando por dentro por considerar a ese hombre atractivo en ese momento de debilidad. No quería pensar nada relacionado a ello, fue por eso que lo soltó antes de arrepentirse de hacer algo para lo que no estaba preparada, así que ignoró la manera como los hilos se comportaron frente a sus desprovistas acciones.

—Jamas imaginé que obtendrías la habilidad de ver los hilos después de nuestra experiencia en el Abyss —comentó Break con un bufido—, tal vez hemos sido elegidos para esto después de todo. Por mi parte, siempre he sido capaz de verlos, fue por eso que inconscientemente me volví dependiente a mi poder... vaya tontería.

—No es tan malo —rectificó Sharon manteniendo su distancia del otro al recargarse en el muro—, aunque si yo no perteneciese a un linaje ducal y no estuviera comprometida todo sería más sencillo. Si las cosas no fueran así nada de esto hubiese pasado, quizás ambos pudimos ser felices —Dos lagrimas traicioneras se deslizaron por las mejillas de la dama, sorprendiendo a la propia Sharon de su presencia. Xerxes tan sólo la miró—. ¿Eh? Yo...

Nuevas lagrimas comenzaron a desbordarse de sus parpados, incrementando la confusión y la pena que Sharon no sabía estuvo arrastrando consigo pero no podía negar que todavía le dolía su reciente ruptura con Alice, aquella que no se había permitido asimilar durante su travesía, pues los recuerdos venían acompañados de sentimientos de felicidad que jamás habría reemplazado a pesar de sus pequeñas fantasías amorosas. Historias sobre los hilos rojos del destino habían formado parte de sus lecturas favoritas y muchas veces se imaginó encontrando a esa persona especial que compartiría sus momentos por toda la eternidad pero en algún momento lo consideró absurdo ya que el amor que comenzó a compartir con su guardiana la habían convencido de que no necesitaba a nadie más, que ella se trataba de la persona que faltaba a su vida. Dios sabía que no era justo que se mostrara de esta manera ante el hombre que no pudo matarla cuando comprendió lo que eran pero la culpabilidad de este hecho no era suficiente para impedir que derramara sus lagrimas por una maravillosa ilusión rota por las circunstancias. Se disculpó con Xerxes por su debilidad y se lamentó entre sollozos por mostrarse así, aún si el albino no la juzgó y en cambio acarició una de sus mejillas con ternura. Las pupilas de los dos volvían a encontrarse entre la bruma de decepción que atravesaba el corazón de la joven dama, quien -a merced de sus impulsos- abrazó al mercenario en busca de consuelo, algo que Xerxes le concedió casi de manera automática. No podía culparla a pesar de la furia que le carcomía por dentro al pensar en todas las implicaciones. Por una vez quiso retener su coraje y darle el espacio que ella necesitaba, reiterarse una vez más que su unión no servía de nada sin sentimientos de por medio, mucho menos si la situación declaraba que estaban entrelazados para algo más que mera química de atracción. En ese instante no estaba seguro de que quisiese esforzarse para obtener lo contrario de este desolado circulo vicioso.

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Sofocado por una pesadez sin precedentes, Gilbert despertó enredado en las sabanas de su cama con cero esperanzas de volverse a dormir sin importar cuantas posiciones tomara. La almohada bajo su cabeza se sentía como piedra y el colchón donde recostaba su cuerpo era incomoda así que se deslizó fuera de su habitación sin siquiera tomar del perchero su bata. Luego de beber un baso lleno de agua en la cocina, retornó a los silenciosos pasillos de la mansión rumbo al balcón más grande del edificio para tomar aire fresco, encontrándose con la sorpresa de que la puerta yacía emparejada así que no dudó hubiese alguien más de la familia en las mismas condiciones que él, por eso no se evitó empujarla al exterior aún cuando la silueta de su hermano fumando un cigarrillo lo hizo congelarse por un momento sobre su lugar ya que la mirada de este no se tardó un segundo en detenerse sobre él, también sorprendido. Sin embargo, decidió no retroceder llegados a este punto y avanzar con pasos rítmicos al rubio quien no le quitó la mirada de encima, preocupado por desaparecer el cigarrillo antes de que su hermano llegara a su posición. Vincent carraspeó la garganta una vez consiguió deshacerse del cilindro de nicotina y su gesto avergonzado logró interesar a Gilbert así que este le dedicó una mirada curiosa mientras se recargaba en las barras que les mantenían a salvo de una caída peligrosa.

—¿Problemas para dormir, Gil? —quiso saber Vincent devolviendo a su rostro una sonrisa, el aludido habría preferido seguir contemplando su expresión nerviosa.

—Mas o menos —Gilbert miró el jardín de la mansión Nightray distraídamente—. No tenías que mantener en secreto tu nueva adicción —le dijo, intentando crear un ambiente ameno con la compañía de su hermano menor—. No soy nadie para juzgarte ya sabes. Nuestros hermanos, incluso Elliot, te han visto fumar fuera de casa.

—No quería que tú lo supieras.

De forma disimulada, los ojos del pelinegro se dirigieron a la caja que su hermano sostenía celosamente entre sus dedos, como si quisiera hacerla pedazos con sus puños. Las letras que recitaban el nombre del producto estaban ocultas en su mayoría pero Gilbert reconocería la empresa de la que procedían sin importar cuándo daño hubiese recibido anteriormente; era la misma marca barata que él consumía. Un escalofrío se deslizó por la espalda del hermano mayor, la cual prefirió acreditar a la ventisca fría que los interceptó de un momento a otro, pero el desconcierto duró sólo unos minutos así que Gilbert suspiró, relajándose con el ambiente, pues aquello era mejor que permanecer apresado entre cuatro paredes.

—¿Puedo? —cuestionó extendiendo un brazo hacia el otro quien parecía incrédulo al principio, más no dudó sacar un cigarrillo de la cajetilla y entregársela a su hermano. Gilbert iba a retirar del bolsillo su cajetilla de fósforos personal cuando colocó el cilindro sobre sus labios pero Vincent ya le había preparado fuego y no tuvo más opción que aceptar el servicio. Aspiró un par de veces mientras el fuego hacía su trabajo, retirándose cuando estaba listo para fumarse. Vincent sonrió satisfecho.

—Tienes una boca experta para esto.

—... Recibí una maestría —respondió Gilbert, ignorando los muchos significados que podrían usarse como impulsos para realizar una broma lasciva, pues no estaba seguro de que fuera cómodo para ninguno el exponerla, considerando lo tensa que era su relación fraternal la mayoría del tiempo, siempre en busca de hacer temblar al otro, más por parte de Vincent.

—Lo apostaba —afirmó manteniendo confidencialidad en lo que ambos habían entendido de sus propias palabras, fue algo que Gilbert agradeció—, solamente espero que su uso no haya bastado para arruinar su sabor o mi preciada cuñada lo lamentará de por vida—agregó, logrando que Gilbert se tensase y ocultara el rostro tras el dorso de su mano. Debió imaginar que Vincent no se resistiría a la oportunidad—. Eres tan vergonzoso, hermano.

La expresión de Gilbert se tornó fastidiada al escuchar la risa -aunque dulce- jocosa de su acompañante. El ingenio de su pariente sanguíneo para todo lo que implicase sexualidad era tan refinada y discreta que daba miedo, sólo alguien que hubiese pasado una vida a su lado y no conservara tanta inocencia sabría interpretar la gama de circunstancias en las que estaban sumergidas sus insinuantes palabras.

—A veces me gustaría que tuviéramos conversaciones que no derivaran en insinuaciones incomodas o posturas comprometedoras.

—¿Te estás quejando de mis muestras de afecto, Gil? —cuestionó con cierta brusquedad pero no se encontraba ofendido en lo absoluto—. Porque podría parar.

—Sé que aún si te lo pido no pararás, no tengo más alternativa cada vez que estamos solos, así que no es necesario que mientas deliberadamente de esta manera... no es gracioso. —la sonrisa en el rostro de Vincent se borró con la expresión resignada de Gilbert—. No sé por qué lo haces y no te pediré confieses tus razones, quiero que lo digas cuando te sientas listo para enfrentar... lo que sea que ha estado llenando tu mente.

—Si tengo que decirlo me apena tener que robar este tipo de momentos contigo —aseveró después de un suspiro—, pero no tengo alternativa cuando tu, mi único hermano, se mantiene tan ajeno e indiferente a mi sin demostrar culpa. El linaje no me importa, nada ni nadie que no seas tú, y sé que ya lo he dicho muchas veces pero lo repetiré hasta que lo tengas presente.

Gilbert volvió a estremecerse ante el apego obsesivo que el rubio le dedicaba, fumando de manera compulsiva el cigarrillo, tratando de comprender la inquietud que le generaba saber que su hermano había estado fumando la misma marca de cigarrillos que él compraba cuando bien podría adquirir las cajas lujosas de puros de insuperable calidad que solían comprar el resto de sus hermanos y nobles de su altura gracias al auge económico.

—Entiendo que yo sea el centro de tus acciones porque me consideras tu guía pero debe existir un motivo más, ¿no? Mucho más importante que el deber de un asesino despreciable, esperaré a que me digas algo tan creíble como eso —Gilbert tuvo las intenciones de retirarse pero cada movimiento que había planeado se detuvo abruptamente ante el peso de su hermano menor sobre su hombro—. ¿Vincent... ? ¿Te sientes bien?

—Lo siento, me siento un poco mareado...

—No debiste fumar tan apresuradamente —le recriminó—, respira, ya se te pasará el efecto.

—¿Te ha sucedido a ti, Gil?

—Muchas veces —aceptó, abochornado por la confesión y por la reciente cercanía entre los dos. No tenía idea de que su aterrador hermano menor fuese a mostrarse tan vulnerable, a veces se olvidaba de lo débiles que eran los seres humanos ante el mundo—, sabes... si lo prefieres puedo llevarte a tu recamara.

—Zwei está durmiendo sobre mi cama, es el motivo principal por el que quise venir aquí.

—Ya veo —Gilbert sintió algo retorcerse en su estomago al considerar la simple imagen de su hermano durmiendo con la trilliza de Noise, nunca le agradó esa chica en particular ya que no había convivido suficiente con Echo para tener una opinión concisa sobre ella, Zwei por otro lado mostraba una obsesión incontrolable sobre Vincent y esto a Gilbert -como el mayor- le preocupaba con toda sinceridad—. Te llevaré a mi habitación entonces, de todos modos no creo conciliar el sueño pronto —antes de que se diera cuenta Gilbert ya había hablado y este hecho lo desconcertó al mismo más que al hombre que removió la cabeza con el único objetivo de mirarlo directamente a los ojos—, no tienes que hacerlo sino quieres. Podemos quedarnos aquí a esperar que te controles.

—Oh, Gil —el rubio no se resistió en sonreír, el gesto más sincero que Gilbert había visto provenir de él desde que se habían convertido en nobles, tal vez fue por eso que no se resistió al abrazo que acompañó la felicidad de su hermano e incluso disfrutó un poco de la muestra de cariño poco estética para dos adultos con vidas delictivas, sin ser consciente de la sonrisa viciosa que comenzaba a extenderse en el rostro de Vincent tras las hebras sedosas color negro de su cabello.


Notas Finales: Antes que nada, una enorme disculpa por la tardanza monstruosa, y aprovecho para saludar a mi querida CieloCaido. ¡Gracias por tu último comentario, preciosa! Lamento mucho no responderlo esta vez, pero como me aparece como Guest no me siento cómoda contestándolo públicamente, jeje, pero en verdad aprecio tus palabras... así que, espero que te haya gustado esta actualización, la última escena la escribí especialmente para ti.