Disclaimer: The story doesn't belong to us, the characters are property of S. Meyer and the plot belongs to Nolebucgrl. We just translate with her permission.

Disclaimer: La historia no nos pertenece, los personajes son de S. Meyer y la trama de Nolebucgrl, solo nos adjudicamos la traducción.


Getting Blitzed

Autora: Nolebucgrl

Traductora: luzalejatb

Beta: Yanina Barboza


Outtake

Ser veterano era increíble el lunes después de un juego. Un entrenamiento liviano y una revisión de los videos y estuve fuera de allí varias horas antes de que los niños llegaran de la escuela, lo que me daba mucho tiempo para llegar a casa y convencer a Chica Reed para tener momentos sexys mientras Alex tomaba su siesta. Vivía por los malditos lunes. Bueno, y también por los domingos, obviamente, pero mucho menos cuanto más viejo me ponía. Sin embargo, mi tiempo de juego estaba llegando a su fin y estaba decidido a disfrutar cada minuto antes de que empezara a extrañarlo.

Entré a la casa, sonriendo cuando escuché la risa de mi esposa. Había estado casado con Chica Reed casi la mitad de mi vida y aún me sentía mejor desde el momento en que estaba en su presencia. Y como mi mente estaba pensando en delicias de la tarde, el sonido de su risa también hizo otras cosas en mi cuerpo. Veinte años no habían disminuido mi libido ni un poquito. Mierda, agradecía mucho eso.

Con los años, aprendí a no ser escandaloso al llegar a casa. Nunca se sabe si los bebés están durmiendo, o si Ethan o Chica Reed están componiendo música, o si Dani podría estar teniendo un síndrome pre menstrual. No es como si ella estuviera aquí estos días, lo que realmente apestaba.

Extrañaba demasiado a esa niña. Ella estaba haciendo cosas increíbles en Tallahassee, lo sabía, pero odiaba que se hubiera ido. Todavía no me acostumbraba. Ella se había ido hacía un mes y yo todavía esperaba que bajara corriendo por la escalera a abrazarme cuando volvía de algún partido que había sido lejos, o para gritarle a sus hermanos que se callaran porque estaba hablando por teléfono, o para pedirle a su madre que trajera helado para que pudieran hablar sobre cualquier drama relacionado con chicos que estuviera sucediendo en ese momento. Sí, incluso extrañaba el desfile de chicos husmeando a su alrededor, porque al menos yo había estado aquí para ahuyentarlos. No tenía idea de qué estaba haciendo en Tally. Y eso me jodía.

Dejé mis llaves y mi billetera sobre la mesa del pasillo mientras me dirigía hacia la voz de Chica Reed. Si conocía a mi mujer, y maldita sea la conocía demasiado bien, estaría acurrucada en nuestro pequeño mesón en la cocina, parloteando con alguna de sus amigas por teléfono en este momento.

—¡Ves, te dije que está interesado ti!

Rodé los ojos. Ella estaba haciéndolo de nuevo. Casamentera. Lo juro, había más jugadores comprometidos o casados en los Gigantes de Nueva York que en cualquier otro equipo en la liga. No importaba que muchos de nuestros jugadores fueran jóvenes; Chica Reed había encontrado mujeres para ellos a través de nuestra fundación o en la sinfonía o donde sea que ella estuviera. Incluso les había conseguido pareja a una o más madres de las clases de Mamá y Yo que tomó con Alex. Mi Bella tenía habilidades locas, pero claro, ella me había capturado, así que claramente sabía lo que hacía.

—No puedes pensar que es casualidad que se haya presentado en dos de tus juegos.

¿Esperen, qué? Me detuve justo afuera de la puerta de la cocina y miré a Chica Reed, sentada exactamente donde esperaba y luciendo malditamente sexy con pantalones de yoga negros, una camiseta sin mangas y su pelo recogido en una cola de caballo. No parecía que estuviera a un año de los cuarenta, eso era seguro. Estaba más que listo para llevarla directamente a la mesa de nuestro comedor, pero mi temor de que estuviera hablando con quien yo pensaba que estaba hablando no me permitió hacer que eso sucediera todavía.

Mi esposa dejó escapar una linda carcajada otra vez.

—¿De verdad crees que él tiene todo ese tiempo libre para ir a ver juegos de vóleibol?

Maldita sea. Ella estaba hablando con nuestra hija. Tenía una tenue esperanza de que tal vez estuviera hablando con alguno de mis compañeros de equipo que prefería a los hombres, pero no. Era mi pesadilla hecha realidad. Ni siquiera había pasado un mes en la universidad y Dani ya tenía hombres persiguiéndola. No es que estuviera sorprendido, porque mi hija era inteligente, hermosa y talentosa, pero aun así. Yo quería que ella siguiera soltera por unos años. Sabía que deberíamos haberla enviado a una escuela para niñas.

Chica Reed se rio de nuevo.

—Cariño, puedo asegurarte que durante la temporada, tu papá nunca tuvo mucho tiempo libre en las tardes o noches.

Oh diablos, no. A la mierda esto. Le dije específicamente a Emmett que prohibiera que los jugadores de fútbol persiguieran a Dani, ¿y ahora uno de ellos la estaba acosando en sus juegos de vóleibol? Necesitaba un nombre en este instante. Mi celular estaba en mi mano, listo para enviarle un mensaje de texto con instrucciones a mi hermano para echar a quien fuera del equipo y sacarlo de la ciudad. Tal vez con una paliza, para asegurarnos de que no volviera. Maldita sea.

—Todo el tiempo libre que tenía lo pasaba conmigo. Ya sabes la responsabilidad que tienen los mariscales de campo, bebé. Tienen más reuniones, más videos que estudiar y más trabajo por hacer que el resto del equipo. Te lo digo, tu papá apenas tenía tiempo de hacer algo más que caer en la cama cuando llegaba a casa durante la temporada.

Eso era cierto. En mi último año vivimos juntos, y casi nunca había visto a mi chica. Aunque el hecho de caer en la cama era cierto, nunca lo hice solo. Me aseguré de tener sexo con Chica Reed casi todas las noches, muchas gracias. Y estaba seguro de que este tipo también estaba haciendo tiempo para ver a mi hija. Cabrón. Será mejor que no esté haciendo más que ir a sus juegos.

Espera un minuto. ¿Ella me usó como ejemplo de un jugador de fútbol, o se refirió a los mariscales de campo porque...?

—Me parece que Tanner Hunt está asegurando su puesto.

Mierda. No, no, no, no, no, no. De ninguna maldita manera esa pequeña mierda estaba detrás de mi hija. Él era hombre muerto. Iba a tener que matarlo. Por lo que había visto y oído era un pequeño idiota y egoísta. Y Emmett dijo que era un mujeriego completo. Ese niño no se acercaría a mi hija. Escribí el mensaje de texto de inmediato.

¿Qué diablos, Emmett? ¿Qué es esta mierda que estoy escuchando sobre ese imbécil, Hunt, persiguiendo a mi hija? Tenías un jodido trabajo, mantener a tus malditos jugadores lejos de mi niña, y fallaste espectacularmente. ¿Qué demonios?

—Oh, ¿entonces estuvo en la cafetería cuando fuiste allí algunas veces esta semana? Sabes que ellos tienen su propia cafetería con comida de mejor calidad. Has escuchado suficientes historias sobre los días de mujeriego de tu padre, bebé. Suena como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por mostrarte que no solo ha descubierto que no eres cualquier mujer como él pensaba, sino que eres alguien especial que él quiere conocer.

En primer lugar, será mejor que ese jodido cabrón se quede en su propia cafetería. Todavía tenía influencias en esa maldita escuela e iba a hacer que lo vetaran de cualquier lugar que no estuviera relacionado con el fútbol, eso incluía la cancha de vóleibol. Conseguir que el mariscal de campo fuera expulsado de la escuela era más difícil que cualquier otro jugador, pero yo lo haría. Se podrían iniciar rumores, las pruebas de drogas podrían fallar... Encontraría la manera. Tal vez Jasper todavía tenía algunas conexiones de drogas en Tally. Lo llamaría más tarde.

En segundo lugar, ¿qué era eso estúpido de cualquier mujer? Mi hija no era cualquier persona. Ella era una jodida Cullen, lo que significaba que ella era increíble. Mucho más impresionante de lo que jamás podría haber esperado. Y ella era mía. No de él. Él tendría que irse a la mierda.

¿De qué estás hablando? ¿Hunt y Dani? Es la primera vez que escucho esto, lo juro. Llegaré al fondo de esto.

Lo que sea, idiota. Él ya la había jodido. Eso es lo que obtengo por confiar en mi hermano imbécil para darse cuenta de algo. Juro que él estaba cerebralmente muerto.

—Entonces, la pregunta es, ¿tú quieres su atención? Sé que fue un idiota la primera vez que habló contigo, pero parece que está haciendo un esfuerzo por compensar eso. Y él es apuesto. Dios sabe que intenté resistirme a tu padre al principio, pero no pude.

Pff. Él no era tan guapo. Él no era yo. En el campo o fuera de él. Estaba un poco molesto con Chica Reed por pensar que su caso podría ser similar al mío. Y tenía toda la maldita razón, ella no pudo resistirse a mí. Yo era irresistible.

—Yo diría que es tu turno de jugar, literalmente. —Chica Reed se rio de nuevo y era mucho menos linda ahora que se trataba de un jugador de fútbol punk que quería cogerse a nuestra hija—. ¡Me encanta esa idea! ¡Lánzale el balón antes del juego y ve a disculparte!

Ves, esto es lo que pasa cuando te casas con una mujer que es una acosadora habilidosa. Le hereda esas intrigantes habilidades de acecho a tu hija, y volvía a morderte el culo una y otra vez. Maldito sea el infierno.

Rainbow bajó las escaleras, maullando de alegría cuando me vio. Probablemente estaba tomando una siesta con Alex cuando llegué a casa. La levanté e intenté silenciarla, pero mi esposa me miró y sacudió la cabeza.

—Tengo que colgar, nena. Tu padre está en casa. —Ella hizo una pausa y se rio de nuevo—. Sí, lo haré. Diviértete en el entrenamiento. No querrás fallar ningún tiro.

Sí, era jodidamente gracioso.

—¡Espera! Necesito hablar con ella

Chica Reed negó con la cabeza.

—Yo también te amo. Hablaremos contigo pronto. —Y ella colgó sin darme el teléfono.

—¿Qué diablos, Bella? Dije que quería hablar con ella.

—Y ya que estabas escuchando a escondidas, sabía exactamente de qué querías hablar con ella. Y no vas a hablar con Dani hasta que tú y yo hablemos primero.

Maldita mujer. Yo no había dicho ni pío y, sin embargo, ella sabía. Ella siempre sabía. En una vida pasada Chica Reed fue una bruja, lo juro.

Está bien entonces.

—Bien, no necesito hablar con ella.

Ella alzó una ceja. Cómo hacía para verse sexy y molesta al mismo tiempo, era solo uno de los misterios de Chica Reed. Ella me mataba.

—Tampoco hablarás con Emmett.

Sonreí ante eso. Demasiado tarde, cariño.

Ella negó con la cabeza y envió un mensaje de texto a toda velocidad.

—¿Qué fue eso?

—Le dije a Emmett que no le haga nada a Tanner.

Como si eso fuera a funcionar. Él no lo quería más cerca de Dani que yo.

—Y también se lo envié a Rose.

Maldita sea. Maldito sea por casarse con una de las mejores amigas de mi esposa, y la más aterradora de todas. Ella le impediría hacer su maldito trabajo y matar a Tanner por mí. Bueno, a la mierda. Iría a Atlanta la próxima semana, así que haría un viaje alternativo y lo haría yo mismo.

—Edward, ven aquí.

Suspiré y llevé a Rainbow hacia ella, hundiéndome en la silla junto a ella, con Rainbow apoyando su cabeza en mi hombro, siendo su lugar favorito después de todo este tiempo.

—Ella no está saliendo con Hunt.

—No, ella no sale con él.

Bien entonces. Eso era bueno. Cortado de raíz, y ahora podríamos pasar a...

—Aún.

Jodido infierno.

—Bella.

—Edward —se burló de mi tono severo, frunciéndome el ceño antes de romper su seriedad con una sonrisa—. No ha pasado nada todavía. Ha ido a algunos de sus juegos y a un par de lugares en los que ella ha estado. No han hablado nuevamente desde la primera vez.

¿La primera vez?

—¿Y cuál fue la primera vez?

Chica Reed acarició el suave pelaje de Rainbow antes de alcanzar mi mejilla.

—Se conocieron en el gimnasio de fútbol, y él asumió que ella estaba allí por él. Él se jactó de ser una estrella, pero tu hija no se impresionó, y Emmett apareció y le hizo saber que debía dejarla en paz.

Al menos mi idiota hermano hizo algo bien en algún momento. Pero él había cometido algún error ya que ese imbécil seguía detrás de mi hija.

—Entonces, ¿qué está haciendo siguiéndola? —exigí.

—Ella lo intriga, por supuesto. Ella no se dejó engañar por su destreza atlética, su aspecto o su actitud. ¿Te suena familiar?

Por supuesto que sí.

—Él no es como yo. Dani no es... —Bueno, no podía terminar eso porque ella era muy parecida a su madre, para mi completa consternación en este momento.

Chica Reed se rio entre dientes y sacudió su cola de caballo. Ella levantó un dedo.

—Mariscal de campo. —Levantó un segundo dedo—. Engreído. —Un tercero—. Muy apuesto. —Un cuarto—. Tiene la reputación de ser mujeriego. —Un quinto—. Hay más de él de lo que parece, al menos eso creo. Justo como era mi chico hace tantos años.

Ella hizo énfasis en esa última parte con un beso, lo que me tranquilizó un poco.

—No quiero que esté con un tipo como yo.

Mi esposa ladeó la cabeza, sonriendo suavemente.

—¿De verdad? ¿No quieres que esté con un hombre que la ame con todo su corazón, que sea leal y fiel a ella todos los días por el resto de sus vidas? ¿Alguien que sea un padre maravilloso para sus hijos? ¿Alguien que la haga reír todos los días y que haga que su cuerpo se estremezca incluso después de veinte años? Porque yo estoy segura de querer eso para ella. Lo quiero para todos nuestros hijos.

Mierda. Cada uno de los argumentos que tenía murió con sus palabras, bajé a Rainbow y puse a Chica Reed en mis brazos.

—Bueno entonces —respiré profundamente su aroma, ella siempre olía increíble—. ¿Qué pasa si él no es como yo?

Ella rio y me abrazó.

—Entonces ella lo pateará hasta la acera. Es lo suficientemente inteligente como para no perder el tiempo si él no vale la pena. Créeme cuando te digo que ella está teniendo cuidado con él. Está intrigada por él, pero está siendo paciente y viendo qué hace él después. Es una chica inteligente, Edward. Confía en ella.

Confiaba en Dani. Pero no confiaba en Hunt. De ninguna manera.

—Entonces, ¿vas a llamar a tu hija y prohibirle que vea a Tanner? —preguntó Chica Reed mientras se separaba de mis brazos y me sonreía.

Como si ella me fuera a hacer caso si lo hacía.

—No.

Chica Reed se quitó la camiseta y no llevaba nada debajo. Joder, sí.

—¿Y vas a llamar a Emmett para pedirle que le haga algo a Tanner, como amenazarlo o golpearlo?

Como sus manos ahora estaban en la parte superior de sus pantalones de yoga, rápidamente negué con la cabeza.

—Qué bueno.

Y se quitó el pantalón, y tal vez era el día de lavar ropa, porque tampoco tenía nada debajo. Mi esposa estaba hermosa y gloriosamente desnuda en nuestra cocina, y lo último en lo que iba a pensar ahora era en nuestra hija y en un tonto deportista.

—Entonces... —Chica Reed ladeó su sexy cadera hacia mí—. ¿Qué vas a hacer entonces?

Me paré.

—Tú.

Ella asintió.

—Muy buena respuesta. Ven por mí. —Y ella se lanzó hacia las escaleras.

Le di a Rainbow una palmadita rápida y me dirigí hacia mi esposa. Me encargaría de Hunt otro día. Tenía cosas mucho mejores que hacer ahora.

Xoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxox

Había viajado temprano para poder ver el juego de Dani el jueves por la noche antes de dirigirme a Atlanta el viernes para prepararme para mi juego. El entrenador sabía que no debía joderme cuando se trataba de la oportunidad de ver a mi hija. Además, yo era más viejo que él, y ¿cuándo diablos pasó eso? Todos los días estaba un paso más cerca del retiro y era una mierda.

No me molesté en decirle a nadie de mi familia que iba a venir. Obviamente, Chica Reed lo sabía, pero nadie más. Quería sorprender a Dani, y no se podía confiar en los bocazas de mi familia.

Conduje directamente al gimnasio de Tully y entré, ignorando los gritos de reconocimiento que recibía cuando la gente me reconocía. Bueno, ignoré la mayoría de ellos, hasta que escuché a un tipo decir: "Ese es Edward Cullen, el papá de Dani", sonreí y saludé a ese tipo, como el orgulloso padre que era. El padre de Dani Cullen... Esa era una descripción que me encantaba.

El equipo estaba en la cancha, así que me puse de pie y admiré mientras mi chica saltaba al aire y lanzaba el balón al otro lado de la red. Ella era poesía en movimiento: ni un movimiento perdido, forma perfecta, músculos tonificados, con una mirada de pura concentración en su rostro. El golpe fuerte hizo que el balón volara hacia el piso haciendo eco en todo el gimnasio. Ella estaba definitivamente lista para el juego. Estaba emocionado de verla jugar en persona de nuevo. Los videos simplemente no eran suficientes.

Me dirigí a mi asiento de primera fila, escudriñando a la multitud mientras caminaba para ver si podía localizar al jodido acosador en algún lado. Dani caminó hacia el banco y comenzó a hablar con una de sus compañeras de equipo. Todavía no estaba listo para alertarla de mi presencia, así que me senté y observé mientras ella y una compañera de equipo se lanzaban el balón entre sí, cuando de repente Dani golpeó muy fuerte el balón y voló hacia la multitud, dirigiéndose hacia Tanner Hunt. Maldita sea. Ella había desarrollado el pequeño plan de su madre justo enfrente de mí.

Desafortunadamente, el balón no lo golpeó en la cara y le rompió la nariz como esperaba. Él lo atrapó y le sonrió maliciosamente. Dani echó la cabeza hacia atrás y se rio mientras él se volvía hacia las personas que lo rodeaban y les preguntaba algo. Una mujer buscó en su bolso y le entregó un bolígrafo. Vi mientras él escribía algo sobre el balón antes de arrojárselo a mi hija. Ella leyó todo lo que él había escrito antes de sonreírle y asentir.

Necesitaba saber qué decía ese balón en este instante. Era mejor que no hubiera escrito nada sexual. Quería darle un puñetazo por la forma en que la estaba mirando. ¿No debería estar preparándose para el juego del sábado? Puto holgazán futbolista acosador. Necesitaba dedicarse más al juego y menos a mirar el cuerpo de mi hija.

Suficiente de esta mierda. Ella necesitaba dejar de prestar atención a cualquiera que no fuera yo. Solté un fuerte silbido y la llamé por su nombre. La cabeza de Dani se giró de inmediato y una brillante sonrisa apareció en su rostro mientras corría hacia mi sección. Me puse de pie y la alcé en mis brazos, abrazándola fuertemente y respirando profundamente.

—¡Papá! ¿Qué estás haciendo aquí?

Tiré de su coleta cuando me aparté para mirarla.

—¿Qué? ¿Cómo es que iba a estar a menos de una hora de distancia y no venir a ver a mi hija jugar?

Ella rio y se lanzó a mis brazos otra vez.

—¡Debería haberlo sabido! ¡Aunque no puedo creer que estés aquí! ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué mamá no me dijo nada?

—Quería sorprenderte. Parece que hice un buen trabajo. —Miré hacia donde Hunt nos miraba, sin verse tan presumido o seguro de sí mismo como lo había hecho hacía un momento, ¿verdad? Hijo de puta—. ¿Qué pasa contigo y el Sr. Fútbol?

Mi hija se sonrojó. Ella realmente se sonrojó. No estaba seguro de haberla visto hacer eso desde que tenía trece años y empezó a notar a los niños. Ella se enamoró inofensivamente de Sammy por un tiempo, y ella se sonrojaba y pestañeaba cuando él hablaba con ella. Entonces no me gustó, y ciertamente ahora tampoco me gustaba.

—No mucho.

Levanté una ceja ante esa mierda.

—No parecía como un no mucho para mí.

Ella suspiró y se encogió de hombros.

—Ha estado cerca, eso es todo.

Cerca de mi culo.

—¿Qué te escribió en el balón?

Dani puso los ojos en blanco.

—¿Podemos hablar de esto después del juego? Necesito hablar con mi entrenadora.

Por supuesto que sí. Pero ya era casi hora del juego, y quería que lo hiciera lo mejor posible.

—Bien. Planeaba llevarte a una cena tardía si quieres.

Su sonrisa brilló.

—Es una cita. —Entonces ella comenzó a reír, lo que me confundió muchísimo.

—¿Qué tiene de gracioso salir con tu viejo? ¿Tenías otros planes o algo así? —Envié otra mirada fulminante a Hunt. Era mejor que no planeara usurpar el tiempo con mi hija mientras estuviera aquí.

La risa de Dani eventualmente se calmó, y ella negó con la cabeza.

—Estoy bastante segura de ser la única chica en la historia que sale con dos mariscales de campo de Seminole la misma semana.

Que mierda.

—¿Él te invitó a salir?

Ella asintió, sonrojándose una vez más.

—Eso es lo que escribió en el balón. ¿No es dulce?

Yo diría que era más cliché y molesto, pero sabía que se enojaría si decía eso en voz alta.

—Realmente dulce.

De acuerdo, tal vez no mantuve el sarcasmo fuera de mi tono, pero pareció no importarle cuando me sonrió antes de besarme en la mejilla.

—Estoy tan feliz de que estés aquí. Nos vemos después del juego.

—Patéales el trasero, bebé.

Me volví a sentar, alternando mi mirada entre Dani y Hunt, cuyos ojos no se apartaron de mi hija durante todo el juego. No me gustó la forma en que la miraba, en absoluto. Parecía tan jodidamente orgulloso de ella, cada vez que golpeaba el balón, hacía un bloqueo, anotaba un punto, lo que fuera. No parecía la clase de tipo que quisiera cogerla y olvidarla. Debería estar feliz por eso, tal vez, pero no lo estaba. Era demasiado pronto, y él también era demasiado... todo. Él era un problema. Un gran puto problema.

Xoxoxoxoxoxoxoxo

—¡Estuviste fantástica, bebé! —Alcé a Dani en un abrazo de celebración, sin importarme que estuviera sudorosa. Mi niña les había pateado el trasero esta noche—. No creo haberte visto jugar mejor que hoy.

—La entrenadora Walsh realmente me ha ayudado —dijo efusivamente Dani, tomando mi mano y acercándome a su entrenadora—. Además, tenía que presumir por una vieja leyenda que estaba en el gimnasio esta noche. Todos siguen hablando de él. —Ella me dio un golpe en la cadera—. Tengo que mostrarle que hay sangre nueva en esta ciudad y se están llevando toda la gloria.

Me reí y la abracé.

—Estoy seguro de que la leyenda no es mejor que tú.

—Sigue siendo el mejor. —La sonrisa que me dio me llenó de calidez hasta lo más profundo. Mi hija estaba tan orgullosa de mí como yo de ella—. ¡Entrenadora, mi papá está aquí!

Conocí a Jane Walsh cuando Dani fue reclutada, pero volví a estrechar su mano y disfruté de cómo elogiaba a mi hija. Ella me contó que Dani era una líder natural, que nadie trabajaba más duro que ella y lo mucho que había mejorado en tan solo unas pocas semanas.

Mientras hablábamos, noté que mi hija había vuelto a donde Hunt había estado sentado, y efectivamente, él se acercó a ella, sonriéndole y tirando de su cola de caballo como yo lo hice. Nada genial, en absoluto. Él le dio su celular y ella sin duda le dio su número para que pudieran planear la cena que ella había mencionado. Tal vez debería alegrarme de que al menos la llevara a una cita antes de tratar de llevarla a la cama, pero no lo estaba. Esto era tan jodidamente confuso. Odiaba las citas, bueno, las citas y mi hija juntas en la misma frase.

Ella le devolvió su teléfono, y vi cuando él tocó su mejilla ligeramente antes de irse. Intercambié algunas palabras más con la entrenadora antes de que Dani se dirigiera hacia mí.

—Voy a tomar una ducha rápida, ¿y luego te veré afuera del vestuario? —preguntó ella.

—Suena bien.

Me dirigí a la salida del vestuario para esperarla y le envié un mensaje de texto a Chica Reed mientras lo hacía.

¡Nuestra chica les pateó el trasero! Dos puntos con los saques, cuatro remates, innumerables bloqueos y asistencias. Una victoria fácil.

Mi teléfono zumbó con el mensaje de texto de respuesta casi de inmediato.

¡Eso es genial! Apuesto a que estaba encantada con tu sorpresa.

Sonreí. Por supuesto que sí.

Lo estaba. Recibí un gran abrazo y la llevaré a cenar para celebrar el juego.

¿Debería decirle? Sí, debería.

Tanner Hunt estuvo en el juego. De nuevo.

Bastardo. Tal vez tendría tiempo de tirar su cadáver en el golfo antes de irme mañana. Tendría que cronometrarlo bien...

¿De verdad? Apuesto a que Dani estaba emocionada.

Humph. Ella estaba más que emocionada. Demasiado emocionada para mi gusto.

Ella usó tu jugada de acosadora con el balón.

Podía imaginar la sonrisa de Chica Reed y escuchar su risa desde el fondo de Tally, lo juro.

¿De verdad? ¿Funcionó? ¿A quién estoy engañando? ¡Por supuesto que funcionó! Fue idea mía, y como te gusta señalar, soy la mejor acosadora de todas, ¿verdad, Campeón?

Ella realmente lo era. No había nadie como ella, que era, por supuesto, la razón por la que me había enamorado de ella a pesar de mí.

Lo eres, y gracias a ti, también lo es tu hija. Aparentemente tienen una cita.

Mátame ahora. ¿Volvería a pasar por esto en dieciséis años con Alex? Porque estaba bastante seguro de que mi corazón simplemente se daría por vencido. Los chicos eran lo peor.

¡Eso es increíble! Dile que me llame para darme los detalles.

Pero claro que Chica Reed estaba emocionada. Ella no entendía lo peligroso que era esto. A Dani realmente le gustaba este tipo, y a menos que mi suposición fuera incorrecta, él estaba igual de interesado en ella. Había tantas cosas que podrían salir mal.

No se lo arruines, Edward.

Maldición. Era como si pudiera leer mi mente, incluso estando a miles de kilómetros de distancia el uno del otro.

No viste la forma en que él la miraba. Estoy preocupado.

Ella era solo una niña. Y estaba muy lejos de casa. Si algo sucediera, si le rompían el corazón, no estaríamos allí para recoger las piezas.

Es una mujer adulta, Campeón. Tenemos que confiar en ella. Él sabe quién es su familia. Si él la lastima, no es como si Emmett no fuera a hacer su vida un infierno si nosotros lo necesitamos.

Me reí de eso. Necesitaba hablar con mi hermano acerca de agregar algunos ejercicios extra en el entrenamiento de Hunt, cansarlo demasiado para que no joda con mi Dani.

—¿Que es tan gracioso? —preguntó ella mientras salía del vestuario. Tenía el pelo suelto, mojado y locamente rizado por su espalda, sus ojos brillaban de felicidad. Ella era tan malditamente linda. No podía culpar a Hunt por estar interesado en ella, a pesar de que lo odiaba por eso.

—Simplemente hablaba con tu mamá.

Ella rio y deslizó su brazo alrededor de mi cintura.

—Debería haberlo sabido. Nadie te hace reír como mamá.

Eso era cierto.

—Te extrañé, pequeña.

—Yo también te extrañé, papi. —Ella me apretó el costado—. Ahora aliméntame. Me muero de hambre.

Sí, definitivamente era la hija de su madre.

—Vamos.

Xoxoxoxoxoxoxoxoxo

Volver al estadio fue como volver a casa. El lugar había cambiado, por supuesto, siempre invertían dinero en las instalaciones de fútbol para atraer a más reclutas, pero seguía siendo mi lugar. Tantos recuerdos increíbles. Pasé por delante de mi camiseta, mis trofeos de campeonato de cristal, fotos enmarcadas de cuando gané el Heisman... Se sintió increíble.

Lo realmente extraño fue ver el nombre Cullen en la puerta de una oficina y saber que mi hermano estaba adentro. ¿Quién hubiera pensado que Emmett lograría obtener un trabajo tan prestigioso y en realidad ser bueno en eso? Yo no. Pero él había encontrado su lugar, al igual que yo encontré el mío.

—Dame un segundo —murmuró cuando toqué la puerta abierta. Estaba mirando su computadora, sin duda mirando algún video de los juegos para el sábado.

—Bueno, tengo que abordar un avión, pero si no quieres estas donas... —Me reí cuando las arrancó de mi mano antes de envolverme en un abrazo de oso—. Es bueno verte también.

—¡Oye! Te preguntaría qué te trae por aquí, pero creo que lo sé. —Sacudió la cabeza—. Lo siento, amigo. No sé cómo no me di cuenta.

Me reí y empujé su trasero lejos de mí.

—Sí. Alguien realmente se toma en serio su trabajo. Nunca pensé que llegaría este día.

—¿Qué puedo decir, hermano? Me encanta esta mierda. —Me ofreció una de las donas, y negué con la cabeza—. Además, yo puedo comer esto, y tú no.

Me reí.

—Podría si quisiera. Llevé a Dani a desayunar esta mañana antes de su primera clase.

Él sonrió.

—Miré sus estadísticas esta mañana. Se lució anoche. ¿Supongo que estuviste allí?

—Sí, vine para verla jugar. Ha mejorado aún más.

—Te lo digo yo. —Em me sonrió—. Sabes que la están comparando con Gabby Reece*.

Gruñí ante eso. Quiero decir, la comparación en vóleibol era increíble.

—Moriré si ella comienza a modelar. —Había recibido propuestas a lo largo de los años, pero no había tenido ningún interés, gracias a Dios.

Él se rio entre dientes.

—Dímelo a mí. El hecho de que Hunt esté detrás de ella es más que jodido.

Gruñí ante eso, y mi hermano sonrió.

—Sabes, él usualmente está aquí a esta hora del día.

¿Oh sí?

—¿Ah sí?

—Síp. Debe estar en el gimnasio. Si quieres pasar y hablar con él, ya sabes, de mariscal de campo a mariscal de campo.

Esperaba que él estuviera aquí.

—Probablemente haga eso.

Él se rio y se metió otra rosquilla en la boca.

—Ven a verme antes de irte. Y no lo golpees... Lo necesitamos el sábado.

—Y yo necesito mis manos el domingo. No tocaré al niño.

Emmett me hizo un gesto con la mano y me dirigí al gimnasio. Otro hogar lejos de casa. Me detuve fuera y conté alrededor de quince cuerpos ejercitándose. Y sí, Tanner Hunt era uno de ellos.

Estaba a punto de hacerles notar mi presencia cuando uno de los tipos se acercó a él.

—Así que, ¿ya lo hiciste con esa chica de vóleibol? Tengo que decirte, amigo, esa chica es caliente como el infierno.

Mis manos se apretaron a mis costados cuando el chico se refirió a mi hija como una chica y caliente. Y sí, sabía que yo había dicho mucho más sobre las mujeres a mis compañeros de equipo, pero estaban hablando de mi hija.

Tanner negó con la cabeza.

—Nah. No es así.

—¿Cómo es, entonces?

Sí, ¿cómo es? Me moría y temía conocer la respuesta a esa pregunta.

—No sé, hombre. ¿Podemos volver a entrenar?

El cabrón que había preguntado por mi hija se encogió de hombros.

—Claro, pero si no vas a cogértela, ¿puedo hacerlo yo?

Estaba a punto de pegarle, el juego del domingo estaría condenado, pero antes de que pudiera, la mano de Hunt se disparó y agarró al tipo por el cuello.

—No te acerques a ella. —La amenaza en sus palabras, junto con la mirada en su rostro, eran lo suficientemente claras.

Bueno, mátenme. El tipo realmente tenía sentimientos por mi hija. Había estado un poco seguro de eso anoche, viéndolo mirarla, pero ahora, lo sabía. Él no estaba buscando coger y huir, lo cual era bueno. No estaba seguro de a dónde iría esta cosa de ellos, pero a él le gustaba ella, y sabía que a ella le gustaba él. Ella lo admitió todo anoche.

—Está bien, hombre, lo siento. No sabía que era así. —El tipo levantó sus manos, y Tanner lo liberó.

Hunt simplemente negó con la cabeza y se dirigió hacia las pesas. Entré en su línea de visión y disfruté la manera en que se detuvo de inmediato.

—Señor Cullen. —Echó un vistazo alrededor, probablemente buscando testigos—. ¿Qué está haciendo aquí?

Podría haber sido duro y amenazarlo, pero sabía que Dani y Chica Reed se molestarían si lo hacía. Y recordé cómo me sentí, hacía veinte años, cuando había sido el rey del campus y un hermoso torbellino llegó a mi vida. Él había mostrado más moderación que yo. Recordaba haberle dado una paliza a Eric por la mierda que dijo sobre mi mujer y lo jodido y confundido que me había sentido por ella. Si él sentía algo parecido por Dani, podría simpatizar con él.

—Solo vine a echar un vistazo al viejo gimnasio. —Eché un vistazo alrededor—. Está mucho mejor de lo que estaba en mi época.

Él rio nerviosamente.

—Actualizaron todo incluso antes de que llegara aquí.

Asentí.

—Así son las cosas. ¿Estás listo para el sábado? —pregunté.

—Creo que sí, señor.

El uso del señor me dejó claro que entendió que no estaba preguntando por el juego. Qué bueno. Asentí.

—Me alegra. Y puedes llamarme Edward.

Una rápida sonrisa brilló en su rostro.

—Edward. Genial. Gracias.

—Claro. ¿Qué tal si me muestras qué ha cambiado desde la última vez que estuve aquí?

—Por supuesto.

Seguí al niño fuera del gimnasio. No sabía qué pasaría entre él y Dani, aunque sabía que Chica Reed me daría todos los detalles felizmente, y de todos modos no era asunto mío. Pero él mostraba algunos sentimientos reales por mi hija, y no podía culparlo por eso. Ahora estaba en sus manos. Quizás serían los próximos Chica Reed y Campeón. Tendrían demasiada suerte.


*Gabby Reece: es una jugadora profesional estadounidense de vóleibol, presentadora de deportes, modelo y actriz.


¡Hola!

Sabemos que muchas estaban esperando la traducción de este outtake, esperamos que lo disfrutaran, y no se olviden de contarnos qué les pareció.

¡Hasta la próxima!