Journal of Applied Polymer Science

Los polímeros son materiales sumamente versátiles, cuyas aplicaciones van desde el diseño de plantas industriales hasta la biomedicina. Sus diversos usos se extienden a pasos agigantados debido a que permiten alcanzar un alto grado de control y especialización a un costo relativamente bajo. Asimismo, se espera que en los próximos años el uso de polímeros biodegradables aumente considerablemente, sustituyendo los materiales actuales por sistemas con menor impacto en el medio ambiente.

Capítulo 1: Retardantes de Flama

Un retardante de flama es una sustancia química que, al ser añadido a un material, inhibe o retrasa la propagación de un incendio. Este principio es logrado ya sea por medio de reacciones químicas o bien por la formación de una superficie protectora en el material. Antiguamente, muchos de los retardantes de flama eran perjudiciales para la salud debido a las sustancias tóxicas que emanaban a altas temperaturas. No obstante, ya hay disponibles en el mercado varios retardantes poliméricos considerados verdes debido a que no representan un riesgo para la salud.

Milo y Camus llevaban casi dos meses de relación y todo parecía salir a pedir de boca. Una vez que las cosas quedaron claras entre ellos, la tensión que los había atosigado por semanas desapareció y les permitió regresar a las despreocupadas conversaciones de siempre, aunque esta vez ensalzadas con uno que otro beso.

Como era de esperarse, después de lo ocurrido en la fiesta de Death Mask, todos los del grupo se enteraron de que había algo entre ellos. Ni a uno ni al otro le importaba. Es más, Camus hasta se sentía orgulloso de haber alcanzado su meta y no cupo de gusto cuando Afrodita le felicitó por no haber cometido más errores.

Aun así, a pesar de que se moría de ganas de ostentar su relación con Milo por todo el laboratorio, el francés se sentía algo inquieto de que Shion se enterara. Con el fin de evitar un sermón, tuvo a bien de pedirle a Milo y a los demás que fuesen discretos; cosa especialmente difícil de cumplir considerando que sus compañeros eran una parvada de chismosos y que a él mismo le costaba contenerse frente a su novio.

De hecho, ese detalle era lo único que le pesaba a Camus en esos momentos. Aunque ya había mucha más confianza entre ellos, todavía no se atrevía a dar el siguiente paso. Durante todo ese tiempo se limitó a besos y caricias, conteniéndose de hacer cualquier otra cosa por el simple hecho de que no sabía cómo proponérselo a su pareja. Si bien sabía que no era como si tuviese que redactarle un postulado, los nervios siempre le traicionaban en los momentos más críticos. Su novio tampoco ayudaba mucho, ya que Milo pocas veces tomaba la iniciativa y veía imposible que fuese él quien diera pauta para comenzar a tener relaciones sexuales.

Probablemente la situación no le habría pesado tanto de no ser por lo ocurrido durante las fiestas navideñas. O, más bien, lo que no ocurrió. Faltaba sólo una semana para que todos se fueran de vacaciones cuando Milo se enteró de que Camus no viajaría a Francia a pasar fin de año con sus padres. Debido a que éstos celebraban su aniversario número treinta, decidieron irse a una segunda luna de miel a Rusia, la tierra natal de su madre. Fue por eso que Camus adelantó su visita anual para noviembre y que sus planes para la navidad se limitaron a un buen libro y una taza de chocolate caliente. Emocionado, Milo le explicó que él se encontraba en la misma situación. Sus padres no estarían en casa durante las fiestas y Milo tendría que quedarse en Atenas para la celebración. Insistió en que Saga no era una alternativa adecuada y le propuso que celebrasen juntos el fin de año.

Fue de esa forma que pasaron prácticamente todas las vacaciones juntos, saliendo a conocer varios lugares en y cerca de Atenas y, cuando no, viendo series en la computadora de Camus. Algunas tardes Milo aprovechaba para enseñarle griego a Camus, quien en un par de semanas aprendió más de lo que había aprendido en todo su doctorado. Para navidad prepararon una elegante cena de comida china a domicilio acompañada por un maratón de películas de acción —aparentemente, aquello era una tradición en la familia de Milo. A sabiendas de que pasaría la noche en casa del menor, Camus se preparó oportunamente para lo que pudiese acontecer. Si tenía suerte, podría agradecerle a Papá Noel por el regalo; de lo contrario, disfrutaría la noche acurrucado con su pareja. Al menos eso era lo que pensaba hasta que Milo se quedó dormido en medio de una película de Schwarzenegger. Si bien Camus debía haberse esperado algo así, la cruda realidad era que no estaba emocionalmente preparado para la frustración de estar acostado con su novio en brazos y con sólo unos delgados pants entre ellos. Después de esa noche no dejó de pensar en la valiosísima oportunidad que había perdido y en el modo en el que tendría que resarcirse para año nuevo.

Planeó entonces que pasarían la noche del treinta y uno en la plaza Sintagma, donde esperarían a la medianoche y al espectáculo de fuegos artificiales. Después de eso irían a su departamento donde ya todo estaba listo con los aditamentos necesarios y, por qué no, con una botella de vino especialmente fuerte. Poco se imaginaba que habría tanta gente en la plaza que les sería imposible tomar el subterráneo una vez que acabara la celebración. Tampoco contó con que los autobuses estuviesen fuera de servicio y que no hubiese un taxi vacío en un radio de veinte kilómetros a la redonda. La pareja tuvo que caminar todo el trayecto hasta la zona estudiantil y no llegaron al departamento de Camus sino hasta después de las dos de la madrugada.

Ambos estaban exhaustos tanto por las emociones como por la caminata. Cayeron rendidos y no despertaron sino hasta mediodía. Decir que Camus quedó sumamente defraudado era poco. La universidad comenzó sólo unos días después de la celebración y, a pesar de los buenos momentos que pasó con Milo, no podía evitar pensar que desperdició gran parte de sus vacaciones. Después de todo, ¿para qué pasar una calurosa mañana en Delfos cuando podía retozar con más comodidad en la cama de su alumno?

Atizado por la vergüenza que sentía de su propia torpeza, Camus decidió ser más directo con Milo, lo que llevó a varias situaciones comprometedoras. Por grande que fuese la universidad, parecía que siempre había alguien dispuesto a interrumpir sus momentos de privacidad y, cuando surgió la oportunidad de utilizar el laboratorio de microscopía, apenas y creyó su buena suerte.

Por supuesto que sintió algo de culpabilidad cuando decidió, con toda alevosía y ventaja, llevar a su alumno al laboratorio más oscuro y privado de todo el edificio. No solo eso, incluso tuvo el descaro de apartar el cuarto oscuro para un viernes a las cuatro de la tarde, momento en el cual ya casi todos preparaban sus cosas para irse a casa. Si Milo sospechó algo, optó por guardarse sus comentarios y seguirle hasta el laboratorio ubicado en el sótano del edificio.

Saludaron a las pocas personas que ahí seguían y Camus abrió el cuarto oscuro en donde se encontraba el microscopio electrónico de transmisión. Comenzó a explicarle a Milo el principio básico del equipo, así como los principales comandos y opciones del software. Su alumno tenía decenas de rejillas con muestras y, a sabiendas de que lo mejor sería terminar ese trabajo antes que cualquier otra cosa, comenzaron a tomar las microscopías. El trabajo les tomó casi una hora, más que nada porque Camus no cesaba de hacer comentarios pertinentes durante el análisis. Incluso permitió que Milo colocara una de las rejillas y que utilizara el software para buscar la mejor fotografía posible.

—¿Qué tal? Y sólo tuve que verte hacerlo mil veces antes de que yo pudiese tocar una de las muestras.

—En teoría, ni siquiera deberías tocar la computadora. Todos los alumnos que quieran utilizar este microscopio deben pasar primero por la inducción del jefe de microscopía y luego firmar el documento que constate la capacitación.

—¿Entonces estamos haciendo algo indebido? —preguntó con voz grave—. Me agrada, voy a cliquear en todos lados para sentirme aún más sucio.

—Tengo una mejor idea —dijo Camus, inclinándose hacia él—. Puedes guardar todas las imágenes en una carpeta con tu nombre.

—¡Camus! Eres un pervertido.

Milo rio con ganas mientras hacía caso a la propuesta, pero su sonrisa desapareció al momento en el que la mano izquierda de Camus le abrazó por la cintura.

—¿Camus?

El aludido ignoró su pregunta y posó su mano derecha sobre la de Milo, guiando el cursor del ratón para terminar de guardar todos los archivos. Su cuerpo se inclinó aún más hacia el de Milo, de tal forma que el pecho de Camus se recargó casi por completo en la espalda del menor.

—Tuviste muy buenos resultados. Si podemos repetir esto a concentraciones más altas, tendremos buen material para un artículo.

—¿Qué tan bueno? —preguntó y aprovechó el acercamiento para dejar un beso en la nuca de Camus.

—Tan bueno como Progress in Polymer —dejó a un lado el ratón de la computadora y giró su silla lo suficiente para poder abrazar a Milo con ambos brazos.

—Seguro le dices eso a todos tus alumnos.

—Sólo a los de ojos bonitos.

Camus sabía que dentro de un par de horas se golpearía en la cabeza por la ridiculez de sus palabras. No obstante, en ese momento no sólo parecía que tenían sentido, sino que hasta le parecieron seductoras. Milo debió haber pensado algo parecido, puesto que aceptó de buena gana un profundo beso.

Desafortunadamente, ambos llevaban puestas sus batas y Camus no pudo concentrarse demasiado en los labios de Milo. Requería de toda la concentración posible para desabrochar los botones de la bata de su alumno. Quería quitarle ese pesado traje de algodón para poder sentir a sus anchas los marcados músculos y la sofocante calidez de la piel del griego. A Milo poco le importó que el beso de Camus no fuese tan dedicado como solían ser; si acaso, aprovechó la situación para profundizar el contacto, deslizando su lengua por entre los labios del francés y colocando sus manos en la nuca del otro para poder conducirle a su gusto.

Un ronco gemido escapó de la boca de Milo cuando Camus terminó por desabrochar su bata y logró colar sus desesperados dedos por debajo de su playera.

—Nos van a escuchar —el murmullo de Milo se deslizó entre los labios de Camus sin que éste le prestase mayor atención.

El nombre del francés fue pronunciado en un tono agudo y suplicante cuando Milo sintió sus tibias manos deslizarse hacia su espalda, aprovechando la holgura de sus pantalones de mezclilla para colarse por debajo de su ropa interior. Camus casi perdió la razón al escuchar a Milo en un tono tan suplicante e interrumpió el beso sin que sus manos dejasen de explorar el cuerpo del menor.

—Milo, ¿puedo—

—¡Buenas tardes!

Se congelaron al instante en el que reconocieron la voz de Afrodita. En algún momento el sueco había llegado al laboratorio y, afortunadamente, aún se encontraba del otro lado de la puerta.

—¿Milo? ¿Camus? ¿Siguen ahí? ¡Voy a entrar así que por favor pónganse algo de ropa!

Aún con la advertencia, la pareja apenas y tuvo tiempo para separarse y para arreglar un poco sus peinados. Tenían suerte de no llevar puestos sus lentes de seguridad, de lo contrario, habrían tenido que desempañarlos antes de que Afrodita entrase. De cualquier forma, sus acciones sirvieron de poco. Aún en la oscuridad el sueco identificó sus agitadas respiraciones y la desabotonada bata de Milo.

—¿En serio? —preguntó con una mano en la cintura—. ¡Lo había dicho de broma!

—¿Qué haces aquí, Afrodita?

—Vine a usar el microscopio, por supuesto. Si no estuvieses tan ocupado manoseando a tu alumno te habrías dado cuenta de que lo aparté para las cinco de la tarde.

—¿En viernes? ¡Nadie usa el microscopio los viernes por la tarde!

Afrodita entrecerró los ojos y una socarrona sonrisa decoró sus labios.

—Lo sé. Por eso elegí este horario: porque necesitaba estos resultados desde ayer y no puedo esperar a la próxima semana. Claramente tú también conoces los beneficios de este horario. Lo bueno es que llegué antes de que esto empeorara y que regaran las rejillas por todo el laboratorio.

—¡Mira, Afrodita! —exclamó Milo con tanta ligereza como si el sueco no los hubiese atrapado en medio de un besuqueo—. Yo tomé esta micrografía.

El aludido se acercó al monitor del equipo y emitió un suave tarareo.

—Buen trabajo. Esta muestra está muy bien preparada.

—Tuve un buen maestro.

—Tuviste al mejor maestro, Milo —Afrodita dejó su mochila en el suelo—. ¿Ya ves, Camus? No tienes que ser tan posesivo con tu alumno. Mira lo que es capaz de hacer después de pasar sólo dos horas conmigo.

—Sublime —murmuró el francés y se puso de pie—. Suerte con tus microscopías. Nosotros ya acabamos.

—Eso me recuerda, Shion me pidió que les dijera que pasaran a verlo antes de irse. Dice que quiere hablar con ustedes.

—¿Hablar? ¿De qué? —el gesto de sorpresa de Camus no pasó desapercibido.

—Pues si existiera justicia en este mundo, sería sobre sus arrumacos en todo el edificio. El pobre alumno de intercambio nunca volverá a ser el mismo.

Ah, sí, pensó Camus. El alumno de sexto semestre que los pescó en la oficina dándose un candoroso beso de despedida. En defensa de Camus, ¿qué clase de persona seguía en la universidad un lunes después de las siete y media de la noche? Asiático tenía que ser. ¿Quién decía que los estereotipos eran falsos? Por otro lado, se suponía que los suecos eran introvertidos y Afrodita rompía el molde por un amplísimo margen.

—Desafortunadamente —continuó—, dudo mucho que Shion se haya enterado. Con eso de que sólo sale de su oficina cada jueves de luna llena…

—Entiendo. Gracias, Afrodita —suspiró Camus—. Vamos, Milo.

El griego asintió, tomó su soporte para rejillas y su cuaderno y le deseó suerte a Afrodita.

Mientras la pareja salía del cuarto oscuro, Camus contempló la idea de bloquear la puerta y dejar al sueco encerrado durante todo el fin de semana. Eso le enseñaría a no interrumpirlos nuevamente.

—¿Camus? ¿Qué pasa? —la voz de Milo detuvo sus malignas lucubraciones—. Ven, ya es tarde. Ojalá que Shion no nos quite mucho tiempo.

Al no querer hacer esperar a Milo, Camus no tuvo otra opción sino de seguirle y dejar libre a Afrodita. Ni hablar. Ya se vengaría en otro momento.

Comentario de la Autora: ¡Tachaaaaaaaan! Empezamos así con una nueva fase para esta pareja. Mis lectores asiduos sabrán que mi rapidez para hacer secuelas es... inexistente. Al menos suelo tardarme medio año entre un material y el otro. Creo que es por eso que tengo que explicar cómo es que esto pasó tan rápido. *ejem* Originalmente, la trama de PiPS iba a ser bastante diferente. Los chicos se emparejarían en una etapa muy, muy temprana del fic y el resto de los capies se enfocarían en lo que pasará en esta secuela. Sin embargo, después de trazar un par de veces el esquema de la historia, me di cuenta de que todo se vería muy forzado e incluso vertiginoso. Es por eso que opté por enfocar la primera parte en un severo pining por parte de Camus. Esto hizo que descartara los 2 eventos importantes que originalmente había contemplado. Sigo convencida de que tomé la mejor decisión a la hora de enfocar PiPS en el inicio de la relación, pero admito que quedé con ganas de trabajar los otros 2 eventos y eso es lo que haré aquí. Además, ahora conocemos más a los personajes y así se generó más empatía hacia su relación.

La primera parte de este fic tendrá un tono muy semejante a PiPS. Sin embargo, la segunda parte manejaré (en teoría) un tema un poco más complicado y angstoso. Espero hacer un buen trabajo con eso. Eso sí, les prometo que todo tendrá un final feliz porque... pues porque todos queremos eso.

Sobre el nombre del fic, JoAPS es el journal de polímeros más importante que hay. PiPS también es de los más altos, pero debido a que se enfoca a ciencia básica y no tanto a aplicaciones reales, tiene menor impacto en la cantidad de personas que lo citan. Cada capie tendrá una descripción de las muchas aplicaciones de los polímeros. Una vez más, les apuesto que no aprenderán nada de química. El mood general del fic será bobo, cliché y cursilón. ¡YAY!

¿Qué será lo que Shion quiere decirle a los chicos? Ta cha chaaaaan! Descúbranlo dentro de un mes. Me temo que seguiré con ese calendario de actualización porque sigo trabajando en mi novelita original y no me quiero distraer mucho de eso.

¡Espero no lo hayan odiado y que me acompañen en esta nueva aventura! ¡Una aventura tecnológica!