ADVERTENCIA: Éste episodio tiene lime, los menores de edad NO pueden leerlo. Me disculpo si los personajes han quedado OoC.

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Amigos con Derechos

Por Shoseiki

Capítulo XXII

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Se removió un poco porque no sentía la misma sensación de calor desde hace unos minutos, estiró el brazo al frente y tanteó ese lugar de la cama, pero no encontró ningún cuerpo. Este hecho le hizo abrir los ojos algo desconcertada, más sin embargo, tuvo que volverlos a cerrar por la pequeña línea de luz que supo, estaba entrando por un espacio de entre la cortina y la ventana.

Usó la mano como visor para evitar los molestos rayos solares, parpadeando desorientada. Vio que no había otra persona en la habitación con ella, lo cual la asustó, e inclusive, le despertó una sospecha terrible. Con prisa agarró la sábana blanca para no salir de ahí desnuda, envolvió su cuerpo con la tela y abandonó la comodidad del colchón caminando hacia la sala.

Descendió a gran velocidad por los peldaños de la escalera, llegando finalmente a la cocina. Sus ojos recorrieron el lugar en menos de lo que imaginaría después.

Nada.

No lo encontró.

Su corazón latió con rapidez ante la idea de perderlo.

El pecho le dolió.

—Creí que no despertarías. —murmuró alguien desde atrás.

Sakura cerró los ojos y exhaló como si el alma volviera a su cuerpo. Naruto la abrazó por la espalda.

—Idiota. —musitó ella.

—Ehh, ¿porque la agresividad tan temprano, Sakura-chan?

—Te levantaste de la cama sin avisarme.

—¿Pensaste que me había ido, o es que me extrañaste?

Sakura volteó la cara a otro ángulo para que él no mirara su sonrojo. Claro, tampoco es que esto fuera visible a ojos de Naruto, porque aun la tenía de espaldas a su torso.

Depositó un beso en el cabello rosado y la apretó contra sí oliendo su cuello. La sintió vibrar.

—Jamás me iría de tu lado, Sakura-chan. Lo juro.

—Entonces no hagas lo de hace rato.

—No fue a propósito, dattebayo. Solo buscaba un calzón limpio en el cesto de ropa amontonada.

Ella abrió los orbes y giró el rostro hasta observarlo de reojo. Todavía estaban pegados el uno al otro.

Muy juntos.

—¿Y porque no en el armario? —cuestionó, confundida.

—Porque ya revisé ahí y no hay ninguno que pueda usar. Todos están sucios.

El rubor regresó a sus pómulos cuando comprendió por donde iba el asunto, quizás eso explicaba porque desde que él la abrazó, Sakura percibía un objeto tibio contactar con sus nalgas. La calidez de aquella cosa sobrepasaba la tela de la sabana con que ella se tapaba.

¡Dios!

—Espera, esto quiere decir que...

—Estoy desnudo, Sakura-chan. Desnudo y con deseos de besarte. —interrumpió, hablando cerca de su oreja.

Eso hizo que le hirviera la sangre.

—Debo... debo ir a trabajar.

—Hoy no. He vuelto de una misión en la que no supe nada de ti porque yo había decidido darnos espacio, pero ahora lo único que quiero es estar contigo, así como en este momento.

—Naruto...

—Quédate conmigo, Sakura-chan. Te prometo que no te arrepentirás de pasar todo el día junto a mí. Haremos lo que tú me pidas. Seré tu esclavo si es lo que quieres.

Una sonrisa afloró en los labios femeninos, al igual que un brillo de seducción destelló en sus ojos verdes, sin ser su amante consciente.

—¿De verdad serás mi esclavo?

—Tu sirviente, tu marioneta, títere, lo que tu gustes. Soy todo tuyo, Sakura-chan.

La aludida giró entre los brazos del chico sin romper por completo el abrazo, puso la mano abierta en su nuca y se mordió los labios, mirando los ojos del rubio. Oprimió con suavidad los hilos de cabellera amarilla que sus dedos tocaban.

Naruto la vio, intenso.

—Tú primera orden es que vayas conmigo a la recamara.

—Sí.

Él la cargó sin esfuerzo al estilo nupcial, fue con la fémina en brazos hasta la sala y subió la escalera. Llegaron pronto al cuarto principal.

—Ahora bájame. —pidió ella, siguiendo con el juego.

—De acuerdo, 'ttebayo.

"Ya comenzó a tener nervios", pensó Sakura.

—¿Qué más? —preguntó él cuando la dejó parada en el suelo.

La médico contempló esa desnudez de arriba abajo, sin duda Naruto disponía de un físico bastante trabajado y atractivo, seguro que era a causa de su entrenamiento y misiones, las cuales por supuesto, nada tenían que ver con el otro tema íntimo.

El desempeño sexual del Uzumaki no provenía de ahí, claro está. Esto pertenecía a su genética, a su ADN, a su empeño de amarla.

Y aquello solo acrecentó más ese deseo voraz de ser suya en todos los ámbitos.

El joven rascó su nuca sin comprender porque no contestaba y porque lo veía de esa manera.

Estaba comiéndoselo con la mirada.

Sakura dejó de sonreír porque el calor que sentía es demasiado hasta para su propia salud mental. La sensación crecía y crecía cada vez más. La cegaba.

Era una locura.

—Sakura-chan, ¿qué sigue?

No pudo con el fuego que ardía en sus entrañas.

Lo abrazó y unió sus labios a los de él, Naruto pronto tomó control de la situación, colocó la palma en su mejilla derecha y cerró los ojos, abriendo la boca. Sakura buscó con ansias su lengua caliente y húmeda, ambos no tardaron en iniciar una batalla que los dejaría sin aliento después, pero que encendía esa llama de la pasión.

—Hazme el amor con todas las ganas del mundo, Naruto.

Intercambiaron otro beso candente, dando la vuelta. Sakura aprovechó que Naruto estaba parado al pie de la cama para empujarlo por el pecho, provocando que éste cayera en ella y la mirara con deseo, casi devorándola con la vista.

La sabana que cubría el cuerpo de la médico resbaló hasta el suelo de madera, junto a la conciencia de ambos.

—Te dejaré sin fuerzas, Sakura-chan.

—Eso lo veremos.

Se iban a comer el uno al otro.

[...]

Revolvió con la cuchara el contenido del sartén, colocó este material fuera del fuego que desprendía la hornilla y sacudió las manos. El desayuno ya estaba listo.

Hinata procedió a servirlo en dos platos; uno para Sasuke y otro para ella. Deshizo el nudo que mantenía el delantal azul amarrado a su cintura, lo dobló y puso encima de un estante que tenía reservado para eso, tomando los platos. Llevó estos al pequeño comedor que había en la sala.

Miró hacia la recamara que Sasuke ocupaba desde que lo alojó en su casa.

"Es extraño que Uchiha-san no haya despertado todavía".

Y planeaba ir a avisarle que ya podía venir a comer, cuando de pronto, el sonido de un árbol roto llamó su atención. Desconcertada, Hinata parpadeó dos veces y fue hacia el exterior de la vivienda, a paso dudoso. No entendía nada hasta que lo vio.

—Jutsu Estilo de Fuego: Jutsu Bola de Fuego.

Una enorme corriente de fuego ardiente calcinó parte de los árboles que existían en esa zona, efecto provocado por la técnica de Sasuke Uchiha, su inquilino, quien sostenía la pose seria a pesar de notar ciertos avances. A distancia, Hinata descubrió que él usaba la mano vendada para realizar varios ataques a arbustos gigantescos, solo que solía no esforzarla demasiado. Aun sentía la punzada de dolor en el punto medio de la palma.

Esperaba solucionar eso pronto.

Sasuke estaba sudado por las horas que llevaba entrenando, traía el cabello pegado por la humedad de la nuca y frente, nada cubría su torso, solo utilizaba un pantalón holgado de color oscuro y la katana que tenía abandonada sobre la hierba del lugar. También andaba descalzo. Parecía muy concentrado.

Hinata lo observaba todavía.

—¿Te quedarás viéndome todo el día, Hyuuga? —preguntó él sin siquiera mirarla.

—¿Uhg? —pestañeó Hinata, sorprendida.

—No me molesta si es lo que te preocupa.

Nunca sonó tan altivo y arrogante como en ese instante.

—Yo... y-yo vine a d-decirle que está listo el d-desayuno, Uchiha-san.

—Hmp.

Hinata ingresó al interior de la casa, recogió ambas tazas y se disponía a ir afuera, pero al dar la media vuelta, Sasuke apareció enfrente suyo, bastante cerca. De la impresión, contuvo el aliento y mantuvo la mirada fija en aquellos orbes color ónix. Las mejillas le enrojecieron.

Estaba a punto de sufrir un desmayo.

—¿Cuál es el mío? —interrogó con voz seca, viendo a la chica.

—E-este. —dijo extendiéndole el plato que cargaba en la mano izquierda.

—...

—U-uchiha-san... s-su desayuno.

Sasuke no pronunció una sola palabra, quizás porque la vio sonrojarse o la sentía nerviosa, o tal vez porque esos bonitos ojos perla sabían cómo atrapar la atención de cualquiera. Era casi imposible no verlos de a poca distancia. Es tan mínimo el espacio que los separaba del otro, que Sasuke no comprendía porque ella seguía de pie ante su presencia, si es que era verdad que la avergonzaba.

Le nació averiguar.

Redujo los centímetros que alejaban sus figuras al avanzar hacia ella, esto generó que Hinata retrocediera chocando con la mesa, por lo que Sasuke decidió parar casi a un paso de distancia, viendo sus ojos. Estiró el brazo al centro del comedor sin mover el resto de su cuerpo. Hinata ya estaba que no podía del sonrojo.

Era idéntica a un tomate maduro.

Jamás había tenido tan cerca a un hombre.

—Sa... Sasuke-kun...

El aludido gozó en su interior ver como Hinata tartamudeaba y temblaba ante la proximidad, hasta la vio retener oxígeno, todo para no caer desmayada ahí mismo. Pronto ella tuvo los pechos unidos a los pectorales sudados y trabajados de Sasuke, intimidada, cerró los ojos cuando sintió su respiración y olor envolverla.

—Hinata.

El fresco aliento masculino le acarició la cara.

—U... Uchiha-san.

Sasuke se detuvo a solo tres milímetros de tocar sus labios con los suyos, Hinata vio por el rabillo del ojo que él agarraba algo en la mano, parpadeó confundida cuando notó que creaba espacio y daba media vuelta, tomando el plato que ella sostenía.

—Olvidabas los palillos. —Y sin agregar nada más, partió rumbo a las afueras de la pequeña casa, dejándola sola.

Hinata exhaló como si no hubiera respirado en años.

¡Dios!, Sasuke había estado tan cerca que ella creyó compartir el aire con él, incluso sus narices estuvieron juntas por un breve pero significativo momento, aunque al azabache pareciera no importarle en lo absoluto por como habló después.

Era extraño.

Sasuke no era igual a los demás en ningún aspecto emocional.

Nunca lo sería.