Los personajes de este fanfic no me pertenecen, son de J.K. Rowling. Yo sólo los tomo prestado
1.–
Draco se monta en el autobús que lo llevará a su ciudad. Está ansioso, lleva cinco años sin ver a sus padres y a su pequeña hermana. Bueno, aunque Hermione ya no es tan pequeña, lo sigue siendo de tamaño, pero ahora es mayor.
Mientras el autobús se pone en marcha, Draco no puede evitar que lo invadan los recuerdos, del porqué tuvo que tomar la decisión de alejarse...
2.–
Hermione llegó a su casa más temprano que de costumbre. Su hermano no había llegado y eso le dió pie para comenzar su plan, el cual consistía quedarse a "estudiar" a solas en el cuarto de Draco.
Saludó a su madre muy animada, subió a bañarse y bajó en seguida a ofrecerse hacer la cena, justo en ese instante llegó su hermano, el que escuchó cómo Hermione le decía también a Clea que, para no molestarla mientras ella veía su novela, Draco y ella habían decidido estudiar en su cuarto.
Draco respingó desde el pie de la escalera pero no dijo nada. Ni siquiera tuvo la decencia de saludar a su madre y a su hermana, decidiendo que, ni esa noche cenaría y menos dejaría la puerta de su cuarto abierta para que Hermione entrara.
Con lo que no contaba Draco era que Clea lo obligaría a seguir dándole clases Hermione, por lo que, ahí estaba, luego de una hora de su llegada, con la castaña encerrado en su cuarto. El detalle era que Hermione no tenía ninguna intención de estudiar, había acercado demasiado su silla a la de él y, de vez en cuándo, le propina a un beso en la mejilla que él, al principio no podía evitar sonreír cómo bobo, pero después, la regañaba y la instaba a que pusiera atención a lo que le estaba explicando.
—¡Hermione ya deja de hacer eso! —la regañó por enésima vez, cuando ella le dió otro beso, ésta vez más cerca de su boca.
—¿Por qué? Yo hago lo que quiero, y lo que quiero es besarte, no estudiar. Además aquí no nos puede ver nuestra madre —y dicho esto Hermione se le acercó lo suficiente, con clara intención de, ahora sí, besarlo en los labios. Pero Draco se echó para atrás, tanto, que se cayó de la silla.
—Estás loca —le dijo, poniéndose de pie y sentándose en la cama.
Hermione no pudo estar más agradecida con él, por lo que, levantándose también ella, se le lanzó encima a Draco para besarlo, el que cayó ahora de espaldas a la cama, luchando con su hermana para que no lo besara, y Hermione casi lo logra, sólo que...
— ¿Qué hacen? —la voz de Clea invadió el cuarto desde una puerta abierta, lo que hizo que tanto Draco y Hermione se sentaran con rapidez, con los corazones latiendoles en las sienes y en sus gargantas.
— No me queria dar el lápiz —Mintió Hermione, apresurada, rezando por dentro para que Clea le creyera y no se pusiera a revisar encima del escritorio, dónde estaba su cuaderno con el lápiz adentro...
3.–
Draco rió nervioso: un minuto más y su madre los hubiera cachado besándose. Afortunadamente Clea se había creído la mentira de Hermione. Y Draco había aprovechado el episodio para decirle a ésta última que ya no podían seguir por allí besándose... El problema es que Hermione era demasiado cabezota, y no perdía oportunidad para robarle uno que otro beso e incluso una vez se atrevió a besarlo en el colegio, cosa que había hecho que la gota rebasara el vaso y, en lo que él terminó su quinto año, le dijo a sus padres que quería ir a estudiar a la universidad en la ciudad donde vivían sus tíos.
A Hermione no le había hecho mucha gracia la noticia, pero no lloró, sólo le dijo que era un cobarde, que no se quedaba porque había descubierto, cómo ella, que ambos habían terminado enamorándose, algo que Draco no le debatió -ya que era cierto-, pero que tampoco le afirmó. Lo que sí hizo fue arrancarle la promesa a Hermione de que seguiría con su vida normal y que, pese a que él se moriría de celos (aunque no le dijo esto último), él aceptaría que se enamorara de otra persona.
Hermione se lo promete, y también tiene uno que otro novio, pero sigue pensando él, los dos mantiene comunicación por email y Draco le cuenta como le va en la universidad. Ella le comenta que entró a formar parte del equipo de fútbol de su país, como arquera, es bien porque ella es buena con las estrategias, pero, como nunca a confiado en nadie, prefiere jugar en eso, pues y así se asegura que nadie le meta un gol.
Le dice que están en la final y que le gustaría que él estuviera allí para verla. Draco le dice que no puede por trabajo, y ella lo lamenta. Siguen siendo buenos hermanos, y no tocan más el tema de lo que pasó entre los dos hace cinco años.
4.–
El juego empieza y Hermione mira hacia las dradas, dónde están sentado sus padres y alguno que otro familiar, pero no ve a su hermano. Se chupa el diente y, en medio minuto, repele el balón que casi entra a su arquería, por andar ella de distraída...
90 minutos después su equipo gana y Draco le da una sorpresa a Hermione en bastidores que, por ser el hermano del miembro más querido del equipo, consigue que lo dejen entrar.
Hermione se da cuenta que sigue queriendo a Draco, cuando le entran celos porque sus compañeras están que babean por él. Los dos se van, se encuentran con sus padres y se ponen al día. Hermione esta ansiosa por quedarse solo con su hermano. Draco está igual. Ya no son unos niños, así que Hermione invita a Draco a la fiesta de celebración que se llevará a cabo en casa del manager, sin embargo, cuándo están en la calle, dentro del carro, tanto él como ella se lanzan por los labios del otro.
—!Auch! —dicen los dos, sobándose la frente, y no pudiendo evitar mirarse, viendo en sus ojos el recuerdo de que así fue el preambulo de su primer beso. Los dos se ríen, complices. El hambiente está cargado de necesidad.
—Necesito bensarte —le dice Draco, con una voz tan ronca que hace que el cuerpo de Hermione vibre. Ya no es una niña, por lo que ya no siente vergüenza de que él la vea y la toque. Lo desea, Dios, lo desea tanto que literalmente su sexo duele.
Hermione se acerca a él tan rápido y le da un beso medio pico mordelon, y Draco gruñe cuando ella se separa y pone en marcha el carro.
—¿A dónde vamos? — le pregunta, porque la sigue conociendo tan bien que sabe que ya no se dirigen a la fiesta.
—Espera y veras —le dice ella y se muerde el labio para no carcajearse por la osadía que va hacer.
El carro estaciona frente a un edificio, e invita a un Draco confundido a subir hasta un departamento.
Hermione tiene la llave, es de su amiga que seguramente está disfrutando en la fiesta, y que muy amablemente le dejó una copia de la llave para que ella entrara y saliera si se presentaba una emergencia. Bueno lo que ella iba ser ahora podía considerarse una emergencia, sólo esperaba que su amiga esa noche se fuera a dormir con su novio.
Hermione entra al departamento, seguida de Draco, el que no perde tiempo en encarcelarla en su brazos, presionando su notoria erección en el trasero de su hermana
Hermione, cómo la buena jugadora que se ha convertido, gime, al tiempo que se da vuelta, tomándolo con una de sus manos. Draco gruñe y hace ademán de querer besarla, pero Hermione se ríe y se separa de él, dejándolo con muchas ganas.
—Ahora si que no me dices: "Hermione detente" —lo imitó, pero más bien con una voz muy de niña, denotando que él era un cobardica.
Draco rió de medio lado y caminó hacia ella.
—Me encanta tu cabello —le dijo, tocando la parte rapada de la cabeza de Hermione. La otra estaba en una cola, con reflejos verdes en las puntas alisadas.
—Pensé que no te gustaría, a decir verdad, dudé de que vendrías a verme. Te perdiste todo el juego y mis paradas de balón.
—Lo siento: el autobús se retrasó... Pero no quiero hablar de eso.
— Ah, sí ¿y qué es lo quieres? —le dijo ella, acercándose para darle, ésta vez, un beso más largo que dejó a Draco sin aliento.
—Cojerte —gruñó Draco y Hermione lo miró un poco descolocada por la elección de su palabra. Sin embargo sonrió.
—Pues lo siento mucho, hermanito, pero primero tendrás que ganarme éste juego —le dijo, caminando hacia el televisor, encendiendolo y poniendo Mortal Kombat en la pantalla.
Draco se carcajeó, se trono los dedos y caminó para sentarse al lado de ella.
—Que gane el mejor, o sea: yo —le dijo para luego pasarle uno de los controles.
Fin
Hola. Bueno, aquí está el final de ésta historia. Espero que le guste. La verdad tenía parte escrito desde hacía años y, pues, ya no tenía pensado un lemon entre ellos... Pero quién sabe, tal vez le haga un epílogo con él. Estoy mejor gracias a las chicas que se preocuparon por comentar y darme buenos deseos. Sally Elizabeth, Hadramine y Aida Zamayoa