Leí que fue el Día del Padre en... no sé dónde... y no sé cuándo... ¡Pero fue hace poco! ¿O será dentro de poco? No importa. No necesito excusas para escribir algo de los leones.

Disclaimer: The lost canvas no me pertenece.


Papá era el centro de mi mundo. Era una constante en mi vida. Era muchas cosas. Creo que lo era todo. Es difícil de explicar, pero Papá era algo más que solo un padre. O quizás fuera precisamente eso, un Padre.

No recuerdo pasar los días en una casa, como el resto de niños del pueblo. Yo vivía allá donde él estuviera. A su vera jugaba, comía, dormía… Papá era mi hogar, porque cuando estaba con él sentía que estaba en el lugar correcto. Me gustaba sentarme con él a escuchar las historias que me contaba. Las adoraba, sobre todo las que eran sobre el universo y la naturaleza. En su día no lo entendía bien, pero me gustaba escuchar sus palabras, ignorando que no se trataba solo de historias. Aquella era su forma de educarme. Creo que sigo sin entender todo lo que me enseñó, pero sé que con el tiempo lo haré. Espero hacerlo porque Papá es mi modelo a seguir, es aquello a lo que aspiro ser.

Papá cuidó de mí siempre, hasta el último momento. Y no solo de mí. Papá cuidaba del pueblo, del bosque, de la naturaleza. Nos dejó—me dejó—en un último intento de protegernos. Y de protegerme.

Ahora Papá no está y solo me quedas tú. Un trozo brillante de metal. Sé que hay gente que quiere hacerse contigo, pero no lo permitiré. ¿Quiénes se creen para arrebatarme lo único que me queda de mi padre? No eres más que una fría armadura que hace no mucho tiempo estaba coloreada con el rojo de su sangre. ¿Para qué te necesita esa gente? Jamás llenarás el vacío que Papá dejó en mi corazón, pero te defenderé con garras y dientes de esos ladrones.

Papá, nunca dejaré de luchar por tu memoria.