Los personajes de Naruto no me pertenecen.
Mundo alterno.
Capítulo #01 "Siempre debil"
Nunca se imagino todo aquello. De verdad que era algo tan descabellado, tanto que no podía ser posible que a su profesor se le ocurriera tal barbaridad. Y es que, nunca había visto a una mujer en un equipo de fútbol conformado por… sólo hombres.
–Entonces que dices Hinata, ¿Aceptas formar parte del equipo? –pregunto con entusiasmo el profesor de educación física, Guy.
La peli negra desvió un poco su mirada del profesor, para encontrar al fondo a uno de los jugadores del equipo, quien la miraba furiosamente.
Volvió su vista a Guy quien la miraba suplicante.
¿Sería correcto aceptar?
Lo único que menos quería era causar problemas.
¡Demonios! ¿Cómo se había mentido en ese gran lío?
Ah, ya lo recordaba.
Un día antes.
Ese día era uno de los más importantes de toda su corta vida de tan sólo dieciséis años. Ese día trazaría su destino, ese día marcaria la diferencia en su vida y lo cambiaría todo. Estaba consiente de que no sería fácil, de hecho estaba súper nerviosa, pero también sabía que valdría la pena.
Ese día se enfrentaría a su padre y le exigiría su derecho a poder elegir lo que estudiaría.
Ella quería ser una gran doctora, quería ayudar a los necesitados y sanar enfermedades. Pero… su padre quería que se dedicará a la administración de empresas.
Hiashi Hyuga era uno de los empresarios más famosos y codiciados del mundo de la tecnología. Los Hyugas eran millonarios gracias a él y a su hermano gemelo Hizashi, quienes eran los dueños de dicha empresa.
Su padre quería que ella heredará la empresa el día que el llegase a faltar. Quería que fuera una gran sucesora que mantuviera en lo alto a dicha empresa. Pero… a ella no le apasionaba dicho trabajo. Ella quería hacer algo que la llenará, que la motivara cada día al despertar. Quería un trabajo para infundir esperanza entre las personas que más necesitaban un milagro.
Por eso, estaba dispuesta a arriesgarlo todo con tal de que su padre aprobará su decisión.
Aclaro su garganta para llamar la atención de su padre, quien estaba ocupado (como siempre) atendiendo negocios en su computador y firmando papeles para la empresa.
–¿No te había dicho que toques la puerta antes de entrar al despacho, Hinata? –pregunto en tono neutro mientras aún mantenía su vista en la pantalla del ordenador.
–L-lo siento padre, y-yo sólo…. –
–¿No se supone que ya deberías de estar en camino al colegio?
–Emm si… – camino hasta estar adentro del despacho para quedar frente a el. – Lo que p-pasa es que necesito hablar contigo.
Hiashi movió sus ojos para verla con una ceja alzada. –Habla antes de que se haga más tarde.
Trago saliva al escuchar la voz severa de el mayor. ¿Y si mejor lo dejaba para después? Tal vez… ¿para la próxima semana? ¿Oh el próximo año?...
¡No! ¿En que estaba pensando? Ella ya había tomado una decisión, había practicado horas en lo que le tenía que decir a su padre, había pensado y detallado cada palabra y gesto…
Pero para su mala suerte, en ese preciso momento cuando más lo necesitaba, su mente estaba en blanco. No sabía que decirle pues sentía un inmenso miedo al escuchar una gran negativa de su padre. Tenía miedo de decepcionarlo otra vez. Como siempre.
Tomó aire dispuesta a decirle todo lo que sentía, pero la interrumpió súbitamente.
–Antes de que digas lo que tengas que decir, tengo que felicitarte.
Vaya, ahora si estaba asustada. ¿Su padre? ¿Estaba felicitándola?
Estuvo apunto de preguntarle si el no se trataba de su tío Hizashi, quien era todo lo contrario a su padre.
–¿F-felicitarme? –
–Me has demostrado que si estas dispuesta a seguir mis pasos en los negocios de la familia… –mientras hablaba, Hinata pensaba que su padre no conocía absolutamente nada de ella. – tus calificaciones son excepcionales… – ella estudiaba y se esforzaba sólo por su sueño de ser doctora. – los maestros me han hablado maravillas de ti, felicitándome por la educación que te estoy dando. – ¿la educación que el le estaba dando? Su forma de pensar, su educación, sus modales y todos los valores que tenía fueron inculcados por su difunta madre. El apenas y sabía la fecha de su cumpleaños, nunca hablaban de nada que no fuera la empresa y el colegio, en realidad no sabía nada de ella. – estoy orgulloso de ti… –esa palabra. Esa que añoraba día y noche estaba siendo utilizada en el momento menos oportuno. Ese orgullo que disque causaba en el, no era más que una ilusión. – espero que sigas así Hinata. En fin, ¿Qué era lo que tenías que decirme?
Su fuerza se quebranto al escuchar todo lo que su padre le dijo. Tal vez era cierto que el orgullo que ocasionaba en su padre era sólo una equivocación, pero era la primera vez que su padre le decía algo parecido. De verdad no quería dejar de escuchar esa palabra…
–Y-yo… – inevitablemente se le hizo un nudo en la garganta. – s-sólo quería d-decirte…. Que estoy m-muy contenta de poder cumplir con tu a expectativas. – sonrió falsamente. –Gracias por darme una oportunidad padre.
–No hay de que. Si ya no hay nada que decir, vete ya. Se hace tarde para el colegio.
Hinata, aún con su sonrisa falsa, asintió. –Si padre, con permiso. –hizo una reverencia para después salir del despacho completamente. Camino por el pasillo con lentitud y desánimo.
Tomó antes de salir su mochila, y se la colgó en los hombros.
Cuando salió de la mansión, miro frente a ella el auto que la llevaba todas las mañanas a la escuela. Bajo rápidamente las escaleras de la salida y se montó en los asientos traseros del auto, encontrando a su hermana menor; Hanabi.
–¡Hinata! ¿Cómo te fue? ¿Qué te dijo nuestro padre? – pregunto inquieta por saber como le había ido a su hermana.
Al escuchar esas preguntas, los ojos de Hinata se aguaron. –N-no soy lo suficientemente fuerte como para revelarme ante mi padre Hanabi-chan. –las lágrimas ya escurrían por sus mejillas. –No pude cumplir mi promesa a Okaa-san. –dijo entre hipidos.
Hanabi la miro con tristeza y bajo la mirada. Le dolía ver a su hermana de esa manera. Sin saber como consolarla, sólo la abrazo fuertemente.
Mientras tanto, en el asiento delantero estaba Kô mirando a las hermanas tristemente por el retrovisor.
.
.
.
.
–¡Okaa-chan! ¡¿Dónde esta mi camisa?!
Kushina dejo de batir los huevos que tenía en el bol al escuchar el grito que había soltado su hijo.
–¡Esta en tu ropa limpia, doblada en la segunda cajonera! –al ya no escuchar ningún otro grito, sonrió y siguió haciendo el desayuno. Tomó la sal y con sus dedos tomó una pizca…
–¡Mamá! ¡¿Mis calcetas donde están?!
Toda la sal se le calló al suelo. Genial, ahora tendría mala suerte.
Con una venita en la frente, trató de relajarse.
–¡También están en la cajonera! –gritó esta vez enojada.
–¡Gracias!
La peli roja dejó salir el aire por sus fosas nasales.
Se agachó para limpiar todo el desastre que había hecho. Tomó un trapo, se arrodilló y empezó a recoger la sal que por cierto ya no tenía utilidad. Tendría que pasar por el supermercado en la tarde para comprar otro frasco y de una vez comprar unas cosas que le faltaban para…
–¡Auch! –
–¡Ay!
Dejó de pensar pues ahora todo su cuerpo estaba tendido en el suelo, y además que sentía un peso extra en su espalda.
El rubio abrió desmesuradamente los ojos al ver que estaba arriba de su madre. –¡Mamá! –se levantó inmediatamente y ayudó a Kushina a levantarse.
–¡Lo lamento mamá! ¡Es que voy apurado, es tarde y no me fijé por donde iba, no encuentro mi maleta de fútbol y…! ¡AUCH! –
Kushina lo miraba con furia mientras una gran vena palpitaba en su frente. –¡Ten más cuidado Baka! ¡Pudiste haberme fracturado!
Naruto sólo lloriqueaba cómicamente con un chichón creciendo en su cabeza. –Ya te dije que fue un accidente… –
Minato sólo tomó un sorbo de su café, rendido. Siempre sería lo mismo en todas sus mañanas, por el resto de su vida… y de verdad no la quería de otra forma.
Amaba a su familia, no importaba lo escandalosa y exasperante que podía ser.
Sonrió mientras soltaba un suspiro. –Vamos Naruto, se te hace tarde. –parpadeo un poco recordando algo. –¿Dónde esta Ino?
–Como llegaste muy cansado como para poder escuchar, se me olvidó decirte que Ino-chan se fue a dormir con sus compañeras.
Minato asintió rogando para que no se hubiese ido a escondidas con su novio.
–Esta bien, vámonos Naruto.
–De acuerdo. –beso la mejilla de su madre y después tomó su maleta la cual estaba a un lado del comedor. –Vámonos papá.
–¡Espera un momento! ¿Y tu desayuno? –
El rubio tomo una rebanada de pan tostado que estaba en la mesa y le dio una mordida. –Compraré algo en la cafetería ¡Nos vemos mamá! –dijo para después salir, sin esperar a su papá. Sabía que se despedirá de mamá y a el no le gustaba ver eso.
Minato río al ver a su hijo salir despavorido.
–¿Ah que hora regresaras?
–No lo se amor, tal vez hasta las once. Sólo vendré a almorzar y me iré de nuevo a la empresa. Ya sabes, Hiashi es un complicado.
–Ya ni por que fuimos compañeros puede tener un trato diferente contigo. –bufo Kushina molesta. No le gustaba que hiciera trabajar de más a Minato.
–Tranquila cariño. –abrazo un poco a su esposa siendo correspondido de inmediato. –Me tengo que ir, ya se nos hace tarde a Naruto y a mi.
Kushina asintió y deshizo el abrazo. –Nos vemos en la tarde.
–Hasta luego. –dijo dándole un pequeño beso en los labios. Tomó su maleta y las llaves del coche para después salir de su casa.
.
.
.
–Y ¿Cómo te ah ido en el fútbol hijo? –pregunto Minato tratando de entablar una conversación con su hijo de dieciséis años mientras lo llevaba al colegio.
Naruto volteó a ver a su padre con una sonrisa de oreja a oreja. El fútbol era su tema favorito, lo amaba y estaba dispuesto a ser un futbolista profesional. –¡Genial! Si sigo como voy, seguro que me nombran capitán del equipo. Estoy muy entusiasmado.
–Seguro. Ya vienen las finales. Estoy convencido de que Guy no los dejará descansar de tantos entrenamientos que les pondrá.
–Eso es lo de menos. Yo daré lo mejor de mi. –dijo con entusiasmo y alegría.
–Como siempre. – le sonrió. –Bueno, ya estamos aquí. –dijo mientras se estacionaba fuera de la institución. –Que tengas un buen día hijo.
–Gracias papá, nos vemos más tarde. – Se despidió para después salir del auto rápidamente.
Minato sonrió. Sabía que Naruto sólo se entusiasmada en ir a la escuela por dos cosas, una era el fútbol y la otra eran sus amigos. Sabía también de antemano que Naruto estaba decidió a ser un futbolista profesional, sin importar cuántas pruebas tenga que pasar. El lo apoyaba, quería que tuviera un trabajo que lo apasionara, que hiciera algo que le gustara. Además, sabía que Naruto tenía el fútbol en la sangre. Lo había mirado jugar millones de veces y en ocasiones se le hacía algo increíble su destreza con el balón. Estaba orgulloso de el.
.
.
.
–¿No me dirás que tienes verdad Hinata? –pregunto un chico castaño, con un diente puntiagudo sobresaliendo de su boca, alto y de complexión delgada pero a la vez fuerte.
La chica peli azulada sólo sonrió forzosamente. –Estoy bien Kiba-kun, sólo que h-hoy no tuve u-u-una buena m-mañana.
El sólo alzó una ceja y se cruzó de brazos. –Shino, tu tienes que sacarle la verdad.
El otro chico nombrado era un castaño, tez pálida, igual de alto que Kiba, y usaba una chaqueta que cubría la mitad de su cara. Además de que traía unas gafas de sol.
–No podemos obligarla a hablar. Ella nos dirá que tiene cuando crea que sea el momento adecuado.
Kiba resoplo. –Creo que necesitamos de Tenten para que le saque la verdad.
–Sabes que Tenten jamás trataría de dañar a Hinata, por ninguna razón.
–¡Oieee! ¿Insinúas que quiero que Tenten le saque la verdad a golpes? ¡Estas equivocado baka! Lo que quiero decir es que necesitamos apoyo femenino.
–Lo siento, pero viniendo de ti se pueden pensar las peores cosas.
–¡No te golpeó sólo por que usas gafas!
–Esa frase sólo se usa para persona con gafas de aumento, no de sol. –decía tranquilamente, sabiendo que Kiba sólo enfurecía cada vez un poco más.
–¡Te voy a…! –
–¡Basta Kiba-kun! –le gritó Hinata mientras se paraba frente a el, sosteniendo su brazo alzado. –D-dejen de pelear, onegai. –pidió suplicante a sus dos mejores amigos.
–¡¿Qué hacen par de bakas?! – era un mal momento para que Tenten llegará. –¡¿Qué les dije sobre pelear delante de Hinata?!
–¡Tenten-chan! ¡Calma tu también por favor!
–¡Es que estoy harta de sus peleas infantiles! ¡Además! Les advertí que no pelearan delante de ti, eres demasiado sensible y no me gusta que los mires pelear ¡Idiotas!
Hinata pestañeo impresionada. –¿Demasiado… sensible?
La castaña de chonguitos asintió. –Ya sabes, la última vez que este par pelearon tu casi lloras.
Al escuchar eso, una nube obscura se posicionó encima de la cabeza de Hinata. Escuchar eso fue como si una cubeta de agua helada le cayera encima. Ella era demasiado… débil. Hasta sus propios amigos lo sabían.
Tratando de contener las lágrimas, sólo meneo la cabeza y se fue corriendo del lugar.
–¡Hinata! ¡¿Ah donde vas?! –pregunto Kiba en un grito.
–¡S-se me h-hace tarde para m-mi c-clase de m-matemáticas! –gritó sin dejar de correr, pues las lágrimas ya escurrían por sus mejillas.
Tenten sólo miraba preocupada por donde se había ido su mejor amiga. –¿Dije algo malo?
–Eres muy imprudente Tenten.
–¿De que hablas? –pregunto confundida.
–Heriste los sentimientos de Hinata al decir que es demasiado sensible. Ella tiene muy poca estima hacia si misma y no tiene autoconfianza.
–¡Oh no! De veras que… no fue mi intención, yo… ¡Yo sólo!
–Eso ya no tiene importancia, ahora hay que buscar la manera de salir de este problema que tiene.
.
.
.
Debió de saberlo desde un principio, sus amigos la consideraban débil. No los culpaba la verdad, ellos la conocían bastante bien. Los tres eran sus amigos desde la infancia y ella no hiso más que lloriquear y mostrar lo sentimental que era.
Seco una lágrima que escurría por su mejilla e hizo un pequeño puchero. Iría afuera del Instituto hacia la cancha de fútbol, tal vez caminar por ahí la harían serenar su mente…
Dicho pensamiento fue pausado al mirar hacia el frente y encontrarse a unas personitas que no eran ni por asomo sus favoritas.
–¡Chicas, miren a quien tenemos aquí! –exclamó una pelirosa vestida de porrista a unas chicas igualmente vestidas con el traje. –Señorita Hyuga ¿acaso estas escapando de alguna clase?
–H-haruno-san… –susurro sintiéndose pequeñita. –No es así, lo qu-que pa-pasa es que no tengo cla-clase a esta hora… –y era verdad. Asuma, su profesor de matemáticas, había enfermado y no había podido asistir a clases.
Sakura sonrió "tiernamente". –Es cierto, jamás harías algo parecido ¿verdad?
Hinata asintió mirando al suelo.
–Es decir, alguien tan patética, sosa y poco interesante jamás haría algo así. –las demás porristas sólo rieron ante el comentario de Sakura, todas menos una, quien miraba a la chica con mucha pena.
Hinata mordió su labio y empuño sus manos.
–Y-yo no so-soy sosa.
La pelirosa frunció el ceño. –¿Qué dijiste ciega?
Hinata alzó la mirada para toparse con unos arrogantes ojos Jade.
–Que todo lo que has dicho, n-no es verdad. –
–¿Te atreves a contradecirme poca cosa? –la empujo con muy poca delicadeza, haciendo que se estrellara contra los casilleros.
Hinata no atinó más que a tratar de no caerse mientras se aferraba al mueble.
Sakura se posicionó muy cerca de ella para que no hubiese escapatoria.
–Muy bien ciega, creo que tendré que recordarte sobre los rangos aquí. Tu eres de la escala más baja de la cadena alimenticia, te recuerdo que yo soy tu depredador y si quieres seguir viva en este mundo escolar, entonces tienes que hacer caso en todo. Recuerda –encajó su delgado dedo en su hombro. – tu sólo eres una estudiante más de este colegio, no me importa que seas hija de un multimillonario, sigues siendo una patética y pobre chica a quien nadie quiere. –Se apuntó así misma con su pulgar, con una mueca de autosuficiencia. –Yo soy una porrista, la más popular y deseada por los chicos. Yo puedo aplastante como yo quiera, puedo hacer que te avergüences de ti misma todos los días de tu vida y que todos te apunten cuchicheando lo sosa y estúpida que eres. –a ese punto Hinata ya tenía sus ojos aperlados inundados de lágrimas que aún no salían. –Así que tu decides, o ser avergonzada y pisoteada por mi, o obedecerme en todo y seguir tranquilamente en esta escuela.
La peli azulada estaba en shok, procesando todo lo que Sakura Haruno, su agresora desde que entró a ese colegio, le había dicho. Sabía que todas y cada una de sus palabras eran ciertas. Sabía que con un chasqueo de dedos ella podía hacer que su mundo en ese infernal colegio sólo empeorará más. Sabía que ella sólo era una simple presa y ella una de las grande depredadoras…
Pero también sabía… que no quería obedecerle. Que quería negar todo lo que ella le estaba ordenando, quería decirle tantas cosas, insultarla y de ser posible abofetearla por lo maldita y repugnante que era.
–¡Respóndeme idiota! –le gritó estampándola aún más contra el casillero, sacándola de su ensoñación.
–¡Sakura, basta! –gritó una chica rubia de ojos azul celeste.
–¡No te metas cerda! –le gritó sin quitarle la mirada a la Hyuga. –Contesta.
La azabache bajo la mirada sintiendo las lágrimas bajar por sus tersos pómulos. Ella no era capaz de contradecirla, tenía mucho miedo.
–S-si. –dijo con voz temblorosa.
–¿Eh? No te escucho ciega.
–Si.
–¿Si, que?
–Si Haruno-san.
Sakura sonrió triunfante y volteó hacia sus compañeras que sólo sonreían altaneramente.
–¿Lo ven chicas? Así es como se controla a un parásito como este. –dijo apuntando a Hinata quien ya había dado rienda suelta al llanto. –Vámonos. –todas asintieron siguiendo a su capitana. Todas, menos Ino Uzumaki.
Se acercó suavemente hasta Hinata, quien tenía la mirada gacha y ni se inmutaba de su presencia. Extendió hacia ella un pañuelo llamando su atención y haciendo que se sobresaltara.
–Toma, seca esas lágrimas. –le dijo sonriendo tiernamente.
Hinata la miro dudosa unos segundos antes de después fruncir el ceño. –A-apártate, no me engañaras. –dijo para después salir corriendo del lugar, haciendo que Ino diese un par de pasos hacia atrás y mirará tristemente hacia donde se había ido la pequeña azabache.
.
.
.
–¡No puede ser verdad! –exclamó un chico un poco subido de peso a otro paliducho y alto. –¿Por qué tenía que llover ahora que teníamos planeado hacer nuestra grabación de la escuela para el profesor Orochimaru? –exclamó Chouji mientras recogía todo su material y las cámaras para resguardarlas de la inesperada lluvia.
–Y pensar que hace unos minutos estaba soleado. –dijo Sai ayudando a Chouji tranquilamente.
–Definitivamente Kami-sama no quería que hiciéramos el proyecto ahora. –calló pues su estómago rugió. –Todo este ajetreo me dio hambre, ¿vamos a la cafetería?
–De acuerdo. Pero, ¿tu no deberías estar adieta? Te noto un poco más grandulón.
–¡Oh, callate envidioso! Ya quisieras tener toda esta musculatura.
–Si claro. –dijo mientras ambos se iban del lugar, sin percatarse que habían dejado una cámara encendida perfectamente posicionada hacia la amplia cancha de fútbol.
Unos minutos después, llegó una enfurecida Hinata, que sin importarle que estuviese lloviendo se puso a caminar en círculos.
Esas tontas porristas ¿Quiénes se creían para tratarla de esa manera?
Eran unas personas despreciables e insensibles. Estaba tan enojada que quería golpear algo y destrozarlo.
"¡Hubieses sacado todo ese enojo cuando esas chicas te estaban insultando baka! "
Ignoro completamente a su voz interna y siguió caminando en círculos. Tenía que darle toda la razón a su voz interna, sabía que en vez de lloriquear tuvo que armarse de valor y enfrentar a esas porristas cabezas huecas que no podían abusar de esa manera a los demás.
Mientras caminaba sus pies chocaron contra algo que rodó un poco ante el impacto. Bajo lentamente la mirada para encontrarse con un balón de fútbol.
Sonrió casi inconscientemente al recordar tantas cosas debido a ese balón de color blanco y negro.
Por muy extraño que lo pareciera, su madre era muy aficionada a ese deporte, tanto que hasta a ella misma le terminó por gustar y no tardó en pedirle a su madre que le enseñará un poco de el.
Fueron tardes inigualables las que practicaban fútbol, se divertían tantísimo y ella estaba segura de que aprendería más rápido de lo que pensó.
Dicho pensamiento fue evaporizado cuando a su madre le diagnosticaron cáncer terminal.
Ella no pudo seguir con los entrenamientos y su interés hacia el fútbol se volvió nulo cuando su madre murió.
Sus ojos se abnegaron nuevamente de lágrimas al recordar a su hermosa madre. Le hacía tanta falta.
Frunció el ceño sintiéndose la persona más desdichada de Japón.
¡Carajo! ¿Cuántas veces iban que lloraba en esa corta mañana? ¿Cuatro?
Llena de enojo y de impotencia, sin importarle nada, dio una gran y fuerte patada al balón que salió volando por los aires para después golpearse contra las redes de la portería.
Para la distancia en la que estaba era muy extraordinario que hubiese anotado un gol a la primera, pero Hinata ni se inmutó de eso. Aún con enojo, corrió por el balón, sin importar que su falda y sus calcetas se estuviesen manchando de lodo.
Lo tomó entre sus pies otra vez y siguió pateando, una y otra y otra y otra vez. Muchas veces más y todas anotando en la portería a distancias largas. Era digno de admirarse.
Cansada y adolorida dejo de correr y patear para inclinarse y poner sus manos sobre sus rodillas mientras respiraba agitadamente, sintiendo las refrescantes gotas de lluvia deslizarse por su cuerpo.
Sin ánimos ni fuerzas para seguir, decidió que ya era suficiente y que tenía que volver adentro si no quería resfriarse. Gracias a todos los cielos que tenía ropa extra en los vestidores de chicas. Mientas caminaba hacia adentro, Chouji y Sai pasaron a su lado corriendo a la dirección contraria.
–¡Ahí está! –gritó Chouji tomando la cámara y revisándola. –¡Gracias a Kami-sama que esto aún sirve! –exclamó guardándola en su mochila.
–Eso estuvo cerca, aún que fue tu culpa por tragón.
–¡¿QUE HAS DICHO?!
–Lo que digo es que si no te hubieses apurado para ir a la cafetería entonces hubieras guardado con más calma las cosas y la cámara no se hubiera quedado aquí. –dijo mientras caminaba hacia adentro del Instituto siendo seguido por un furioso Chouji.
–¡Me las vas a pagar Sai! –fue interrumpido por otro ruidoso gruñido de su estómago. –pero después de que vayamos a la cafetería nuevamente.
–A sus órdenes.
.
.
.
.
Continuará…
Bueno si ustedes quieren XD
¿Les gusto? En lo personal a mi me emociona mucho la trama de esta historia :3 las cosas se irán poniendo mucho más interesantes conforme avance la historia ¡Lo prometo!
¿Ustedes que dicen? ¿La continuo? ¿Qué opinan sobre el comportamiento de Sakura? ¿Qué opinan de Hiashi?
¡Díganme! T.T