Disclaimer: Digimon mío no es.

Para Kailey Hamilton, por su cumpleaños.

Escribe a partir de una imagen, foro Proyecto 1-8.

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Ken Ichijouji y Miyako Inoue.

Imagen 135, chica riendo. Propuesta por BlueSpring-JeagerJaques.


Sol

Sonriente, alta, con los cabellos revueltos. Miyako era alguien de quien no podías apartar la mirada, alguien que iluminaba, sin querer, cualquier lugar al que ponía pie. Era torpe y ruidosa, era inteligente y atrevida. Cuando alguien comentaba algo que, por alguna razón, a ella no le parecía, no se quedaba callada. A veces lo intentaba, por mera terquedad, y cuando lo hacía inflaba los mofletes.

Pero no funcionaba, su misma voz era más fuerte que sus escasas ganas a guardar silencio. Más de una vez se había metido en problemas por ello, por hablar de más. Alguna vez fue con su madre, otra con su hermana, pero seguido era en la escuela. Y ella se quejaba, pues no le gustaba que la encerraran por obligación; Miyako, al igual que su compañero digital, tenía alas, y le molestaba quedarse más de lo necesario en un aula, más de lo necesario en su jaula.

Ken llegó a estar convencido de que sufría de hiperactividad, sin embargo no tardó en comprender que no se trataba de eso, pues en el club de computación podía pasarse horas frente a una pantalla. Lo que realmente sucedía era que Miyako era una chica explosiva y apasionada, cuando algo le llenaba ella podía, inclusive obsesionarse y obligarse a sí misma a no ser vencida y vencer, sin importar del tema y la dificultad del asunto.

A veces Ken se debatía entre que le molestaba más a la pelo-lila, si estar castigada en la escuela, o tener que trabajar por las tardes en la tienda de su familia. Ichijouji procuraba visitarla, para que no se aburriera, sobre todo cuando le tocaba estar detrás de la caja, pero Miyako, a pesar de disfrutar de su compañía, terminaba corriéndolo al pasar media hora.

—Te regañará mi madre, y yo le he dicho que eres tan buen chico, ¡inclusive mejor que Iori! No quisiera que se le quitara esa idea de la cabeza. —Lo decía segura, con los ojos brillantes, resplandecientes. Ken sabía que quería que se quedara, porque sonreía más cuando estaba él presente, pero obedecía. Él tampoco quería que la señora Inoue se quedara con una mala imagen suya.

A veces ella lo iba a visitar a sus prácticas de fútbol, al principio lo hacía en compañía de Daisuke, quien se excusaba diciendo que "espiaba al enemigo", pero después de un par de meses también lo hacía sola. Ken se sorprendió, cuando la vio sentada en las gradas. Los lentes se le resbalaban por el rabillo de la nariz, y el cabello lo traía amarrado en una trenza. Cuando ella se percató de que la estaba viendo sonrío, y por primera vez en lo que iba del entrenamiento, Ken perdió el balón.

—No te esperaba aquí —se acercó apenado, con la toalla entre los hombros y dos botellas de agua, una para ella.

—Ese era el chiste —su sonrisa no se había desvanecido, Ken no podía apartar la vista de ella—. Que fuera una sorpresa, tu siempre me visitas, era momento de devolverte el favor.

—Yo no lo hago por algún favor —aparto la vista sin querer, le costaba hablar de sus sentimientos, sin importar lo cómodo que podía sentirse junto a Miyako—. Me gusta ir a visitarte…

—Y a mí me gusta verte jugar. —Ese fue el primer momento que Ken notó que Miyako se sonrojaba gracias a él, o por él. Un momento que se quedó impregnado en lo más profundo de su mente—. Sigue pateando traseros —regresó la Miyako de siempre, quién levantó la mano donde tenía la botella de agua, y sin querer terminó empapando a ambos.

Miyako siguió visitando a Ken, y Ken siguió visitando a Miyako hasta que se hizo costumbre. Cuando Daisuke se enteró de sus continuas visitas al otro, comenzó a molestarlos, provocando que tanto Hikari como Takeru lo regañaran. Ken se encogió de hombros, Daisuke los podía molestar lo que quisiera pero él cada día estaba más seguro que Miyako se había convertido en la luz de su día, en su sol.

Miyako, por su parte, perseguía a Daisuke hasta hacerlo callar, hasta que un día no tuvo que hacerlo más.


Notas

Siempre había querido escribir un Kenyako, pero me aterraba porque Ken me parece un personaje muy complejo y difícil de manejar. Decidí que era buen momento de escribir uno, al ser tu pareja, querida Kailey.

Espero te haya gustado :)

¡Nos leemos!