ADVERTENCIA: Narusakusasu porque me gusta y es mi fic y llevo advirtiéndolo desde el principio que esto pasaría. Pero el jodido fic es NARUHINA.
ºGays por amorº
Esto se mueve
No eres mío pero dueles
Y al no cogerme, otro puede hacerlo.
Mejor o peor, pero el hoyo estará ocupado.
Tú, Sakura.
Las palabras se repetían en su mente una y otra vez mientras lo observaba, sentado sobre la mesa, con sus piernas abiertas masculinamente, en calzoncillos, el cabello revuelto y cara de sueño. Y, sin embargo, sus ojos brillaban con determinación. Naruto, detrás de ella, estaba en una postura semejante y con una sonrisa de mejilla a mejilla.
Si estuviera dentro de una película o serie seguro que las escucharía de otra forma, pero en esos momentos, la voz de Sasuke se repetía una y otra vez en el mismo tono de voz, con la misma seguridad.
Se llevó un dedo hasta el rostro para señalarse y Sasuke asintió.
—Madre mía —exclamó pasándose una mano por los cabellos.
Fue a sentarse y dio un respingo al notar las piernas de Naruto, quien parpadeó sorprendido. Igualmente, la aferró de la cintura y la sentó entre sus piernas. Sakura dudó por un momento y Sasuke se movió hasta quedar frente a ellos, como si empezaran a formar un extraño sándwich entre los tres.
Y esa era la cuestión de todo eso.
La culpa seguramente la tenía el hombre que estaba a su espalda, que había sacado el tema y también había allanado el camino.
Tenía que poner en orden un poco la situación. Porque se le estaba yendo de las manos.
Primero, acababa de cortar con Sasori. O, mejor dicho, acababa de ser dejada por él justo porque creía que esos dos sentían algo por ella. Naruto y Sasuke estaban en medio de una disputa, de la cual Naruto sopesaba que era la incomprensión de Sasuke hacia su bisexualidad la causa.
Y para ello, Sakura se había ofrecido a ayudarles. Dio su palabra más bien. Lo que no hubiera esperado era la respuesta de Sasuke.
¿Por qué ella? De entre tantas mujeres randón que podrían escoger.
Sólo se le ocurría una cosa.
—¿Es por la confianza? —cuestionó más para sí que para ellos—. Porque nos vemos, nos conocemos de hace mucho…
Naruto habló cerca de su oído.
—Quizás, si él no fuera gay, tú podrías ser el tipo de mujer que le gusta.
Sakura dudó.
—Pero… si es gay… no debería ni de reaccionar a mí. ¿Sabes a qué me refiero? —cuestionó tragando.
Naruto le tomó la mano extendiéndola. Miró a Sasuke con un guiño de ojo. El susodicho enarcó una ceja sin comprender qué estaba a punto de pasar, al igual que ella, hasta que Naruto los movió a ambas. Su palma sobre la de ella y directamente contra la entrepierna de Sasuke.
Sakura retuvo el aliento y pudo ver el momento exacto en que Sasuke tragó, incómodo o sorprendido. No se apartó. Naruto continuó guiándola por encima de su mano, marcando las pautas, los movimientos. Era extraño el contraste de su mano morena sobre la de ella y el bóxer oscuro de Sasuke.
La erección fue formándose bajo sus dedos y cuando levantó la mirada hacia él, estaba sonrojado, con la boca abierta y la mirada fija en ella. Se había apoyado sobre la mesa con las palmas.
—Naruto… te mataré —gesticuló entrecerrando los ojos.
Sakura dudó.
—Si no le gusta deberíamos de parar —propuso.
Para su sorpresa, fue Sasuke quien retuvo sus manos. Posó su mano sobre la de Naruto y ella, emitiendo una ronca negativa. Naruto rio en su oreja.
—Siempre se hace el difícil, Sakura —aseguró Naruto—. Mira lo duro que se está poniendo.
Sakura tragó. Era cierto. Podía sentirlo bajo su mano y la de Naruto. Incluso la otra de Naruto deslizarse de su cintura por su muslo y su boca bajar algo más de su oído hasta su cuello.
—Espera, Naruto —tartamudeó—. Estáis cansados y… yo lo acabo de dejar con Sasori y esto podría mal interpretarse y…
Repentinamente, Sasuke se incorporó. Aferró su mentón y posó sus labios sobre los de ella interrumpiéndola. Escuchó la risa de Naruto en su espalda y sus labios pasando por su hombro.
—Creo que él no está de acuerdo, Sakura —murmuró moviendo sus caderas.
Rompió el beso al notar la erección contra sus nalgas.
—¡Naruto! —exclamó sorprendida.
—Lo siento —se disculpó—. Pero no puedes esperar que mi novio y tú estéis ahí magreo y no sienta nada.
Ella tomó aire, desviando la mirada de él hacia Sasuke, quien continuaba con su mano bajo su barbilla, bajando por su cuello, deteniéndose al llegar a la forma de sus senos. Sakura se lamió los labios, con la respiración agitada hasta el punto de olvidar su mano sobre su sexo.
—Imagino que nunca te han interesado —dedujo apartando la mano—. No tengo el mejor busto. Quizás las de Hinata fueran mejor —sopesó llevando la mano hasta la parte baja del top, dudando—. ¿Debería de…?
—Sí —gruñeron ambos a la par.
Parpadeó, sorprendida y al final, fueron ellos quienes llevaron sus manos hasta su cintura y la ayudaron. Naruto levantó el top por encima de su cabeza para retirarlo y Sasuke, se quedó estático frente a ella. Avergonzada, se cubrió con los brazos, desviando la cara.
—Como pensaba, es mejor que…
—No —negó Sasuke atrapando uno de sus brazos—. Quiero verlas.
Naruto movió sus manos por sus brazos hasta asirle las muñecas, suavemente, para descubrirla. Se recostó contra él y Sasuke la admiró. Con una mirada tan emocionada que Sakura sintió que por primera vez en su vida estaba siendo vista de verdad. De algún modo, casi venerada.
—Le gustan —garantizó Naruto—. Sólo me ha mirado así a mí.
Sasuke gruñó ante sus palabras y extendió una mano, dudoso. Sakura se soltó de Naruto para tomársela, invitándolo a sentirla. Su mano era grande y ahueco su seno con facilidad. Su pezón rozó contra su palma, con torpeza. La mano de Naruto que había liberado se movió para ocupar el otro.
—Así, Sasuke —indicó—. A las mujeres les gusta así.
Sakura entrecerró los ojos mordiéndose el labio inferior, observándoles y por una vez en su vida aquello le pareció lo más erótico de su vida. Sólo estar con una misma persona le había parecido el no va más y, al parecer, había muchas otras cosas que descubrir.
Sasuke volvió a besarla, sin cesar sus caricias, poniéndose de rodillas frente a ellos. Cuando rompió el beso, Naruto la buscó. Una forma de besar distinta, más marcada.
Rompió el beso en busca de aire cuando sintió la boca de Sasuke contra su seno. Metió su mano libre en sus cabellos, sintiendo la boca de Naruto en su oreja, bajando por su cuello. Las manos de Sasuke se desviaron por su cintura y sus besos también, deteniéndose en su ombligo, mirándola.
Asintió algo tímida y levantó las caderas ayudándole a bajar la ropa. Unió las rodillas, levantándolas contra su pecho, avergonzada. Él la asió de las rodillas, observándola con detenimiento, como si preguntara. Le extrañó que Naruto no abriera la boca, pero continuó. Quizás eso finalmente hiciera comprender a Sasuke que no era necesario o que no tenía lo que podía excitarle.
Sin embargo, se quedó atónito, observándola como si fuera una pieza en un museo. Tragó, nerviosa. Ni siquiera Sasori la había mirado tanto.
—Las mujeres somos así… —farfulló—. Lo siento…
Él negó. Se inclinó hacia ella y posó su mano sobre su vientre, desciende más hasta llegar al lugar. Emitió un siseo al notarle y no pudo contener sus caderas. ¿Cómo era capaz de excitarse de ese modo por lo que estaba pasando? Sasuke pareciera un niño descubriendo todo. Un niño enorme, que se la comía con los ojos y que no tenía pudor en tocarla hasta donde era capaz de volverla loca.
—Ahí —le animó. Le tomó la mano para guiarlo—. Y ahí…
Se lamió los labios sin dejar de mirarle. Su rostro debía de ser un poema. Todo debía de ser ridículo. Estaba educando a un chico homosexual a tocarla y tenía otro en su espalda que sólo estaba mirando o a saber qué diablos.
Él obedeció sus órdenes, tanteándola, abriéndola para explorar y con sus dedos llenándose de ella hasta hundirse en su interior. Dio un respingo, sorprendida, apretándolo en su interior.
—¿Aquí, Sakura? —cuestionó.
Tardó un poco en comprender, hasta que le vio llevar su mano hasta su cintura. Bajó el principio del bóxer y la punta asomó.
Guau, sí. Eso era un buen armamento y sólo era la tapa.
—Sí —respondió finalmente.
Sasuke se puso en pie y se detuvo cuando ella dio un respingo al notar algo húmedo en su hombro. Al mirar, vio la cara de Naruto.
Estaba completamente dormido. Tan profundo que hasta babeaba.
—Oh, Naruto —masculló acariciándole los cabellos—. ¿Cuándo fue que se durmió?
—No lo sé —reconoció Sasuke, que parecía estar igual de perplejo.
Se levantó y lo depositó con cuidado sobre el sofá. Echó mano a la manta que siempre tenía para las noches de películas y se la echó por encima para cubrirlo. Se llevó unas manos a la cadera.
—Y eso que esto fue idea suya —protestó.
Sasuke asintió, pero continuaba mirándola fijamente.
Sakura se volvió para devolverle la mirada, enarcando una ceja, hasta que recordó que estaba como vino al mundo. Se agachó para recoger la ropa, nerviosa y sonrojada.
—Espera.
La detuvo del brazo, haciendo que se levantara. Sakura le miró confundida por un instante, hasta que comprendió: quería continuar.
—¿Estás seguro? —cuestionó mirando a Naruto.
Para su respuesta, él la cargó. La llevó hasta el dormitorio que compartía con Naruto y cerró. Ella gateó por la cama hasta que su espalda dio contra la pared, dudosa.
—Esto sería hacer lo mismo que él te hizo a ti.
—No —negó siguiéndola—. Él lo comenzó. Para mostrarme qué se siente estar con una mujer.
Le aferró una rodilla, inclinándose para besársela. Su otra mano osciló por su muslo hasta su cadera y se irguió para pegar su frente a la de ella.
—Sakura —dijo con voz ronca—. Si quieres parar…
Al cuerno con lo legal.
Rodeó sus hombros y buscó sus labios.
—¿Quieres que te guíe? —cuestionó sin apenas separarse—. Ibas muy bien antes.
Él dudó.
—No necesitas… volver a…
Sakura soltó una carcajada. Le tomó la mano y le guio. Hizo que la acariciara un poco hasta que sus dedos encontraron su humedad y lo guio. Sasuke se tensó y relajó un momento después, incluso se aventuró a tomar su propia iniciativa. Su boca pasó de su nariz, sus labios, a sus senos nuevamente.
—Supongo que… es diferente de Naruto —jadeó—. Pero lo haces bien.
Sasuke besó su piel y empezó a descender el bóxer. Sakura le ayudó hasta los muslos y, después, se abrió completamente a él.
Si hicieron bien o no, en ese momento no estaba segura. Le recibió y tardó un poco en habituarse, parpadeando por la sorpresa. Sasuke la miró en el transcurso, fijo, esperando.
—¿Qué ocurre? —cuestionó—. Necesitas que…
—No, no —negó cubriéndose el rostro con una mano—. Es que… eres más grande que Sasori y… no esperaba esto. Perdón.
Sasuke gruñó y se inclinó de nuevo a ella, buscando sus labios. Sakura se ofreció.
—Olvídate de él —ordenó suavemente.
No necesitaba un empuje muy grande para hacerlo. Lo hizo, se olvidó por completo. Porque el hombre que tenía sobre ella era muy diferente. Torpe, grande y joder, no supo cómo, pero dio de lleno donde debía. Cuando se habituó a él y se movió, Sakura tuvo que aferrarse al cabezal intentar por todos los medios no gritar y asustarle y cuando el orgasmo la venció fue el más brutal en mucho tiempo.
Él se acurrucó contra ella en su momento, jadeando, cayendo flácido. Sakura lo sostuvo, dándole unas palmadas mientras recuperaba su propio aliento. Tenía toda la espalda sudada y el cabello se le pegaba a la frente y las mejillas.
—Felicidades —le dijo—. Acabas de estar por primera vez con una mujer.
Él gruñó una palabrota y se quedó boca arriba. Sakura no supo cómo interpretar eso.
—¿Qué ocurre? —cuestionó.
Él la miró de reojo.
—Acabo de… en ti.
Sakura comprendió.
—Eres una mujer —recalcó cuando no puso no cara de terror ni histeria.
—Cariño, no sé qué ideas tienes de otras mujeres, pero esta que está aquí se toma la pastilla desde que empezó a salir con su primer novio —respondió tranquilamente—. No voy a quedarme embarazada.
Cosa que sería un verdadero lío de que pasara.
—Voy a darme una ducha y…
—No —gruñó él tirando de ella—. Quédate.
Perpleja, se acurrucó a su lado. Sasuke parpadeó diversas veces y, finalmente, se quedó dormido. Estaba tan agotado como Naruto. Al parecer, el sexo había terminado con sus pilas. Se preguntó si en una situación normal aguantaría más de un asalto.
Aprovechando que estaba dormido, miró su cuerpo. Era guapo, atlético y bien dotado. No era raro que Naruto estuviera colado por él. No era raro que llegara a estos extremos por tal de conservarle consigo.
Aunque ahora dudaba hasta qué punto se enfadaría de saber que ellos habían continuado incluso con él dormido.
Sin darse cuenta, ella misma terminó sumida en el sueño, con el cuerpo satisfecho.
Al día siguiente, Naruto les despertó saltando la cama.
—¡Me dejasteis tirado! —acusó.
—Te quedaste sopa —protestó Sasuke soportando su peso.
Sakura se echó a reír, hasta que escuchó de lejos su móvil gracias a la puerta abierta.
—¡Oh, dios! ¿Cuánto lleva sonando? —exclamó tirando de la sábana antes de echar a correr.
—¿No es la alarma? —cuestionó Naruto siguiéndola.
—No, es mi tono de llamada —bufó desbloqueando.
Sasuke apareció en calzoncillos y rascándose la nuca y en dirección a la cocina para su café mañanero. Mientras se lo sirvió, Naruto continuó con la nariz metida en su móvil.
—¿Quién es? —cuestionó.
—Mira que eres cotilla —protestó—. No es Sasori —aclaró pensando que estaría preocupado por ello—. Es Itachi.
La taza de Sasuke dio de lleno contra el suelo. Cuando les miró, ambos estaban tensos, con los ojos muy abiertos y clavados en ella.
—¿Qué ocurre? —cuestionó—. Ni que hubiera dicho algo raro.
—Ese Itachi —comenzó Naruto con la voz tensa—. ¿Es un Uchiha?
Sakura les miró de hito en hito.
—Sí, su apellido es ese, creo. No estamos seguros del todo —continuó sacando algo de ropa mientras dejaba el móvil sobre la cama—. Cuando lo conocí ya había perdido su memoria. Tuvo un accidente de moto.
Sasuke avanzó hasta ella. La sostuvo de los brazos, sacudiéndola.
—¿Dónde está? —exclamó.
Sakura guiñó un ojo de dolor.
—¡Sasuke, me lastimas! —protestó.
Naruto lo aferró del hombro.
—Cálmate —le ordenó sombrío—. Sakura, necesitamos saber dónde está o cómo encontrarlo.
—¿Por qué? —indagó.
Sasuke volvió a gruñir.
—No seas una mo…
—¡Teme! —advirtió Naruto.
Sakura le miró, ofendida.
—Una molestia, sí. Ahora que recuerdo, esa era tu palabra favorita para describirme en el instituto —recordó—. Gracias por recordármelo.
Se volvió hacia el escritorio y escribió el móvil de Itachi, estampándoselo después en el pecho, haciéndole retroceder.
—¡Que te aproveche!
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Sakura cerró la puerta con tanta fuerza que estuvo a punto de tirar los cuadros del salón. Naruto estaba muy tentado a golpearlo. Comprendía su impaciencia y que no solía reaccionar bien en los momentos de tensión cuando la gente quería respuestas. Pero Sakura no era una molestia y bastante que había hecho por ellos.
—Te has pasado —regañó agachándose para coger el papel que estaba a sus pies—. Si se lo hubieras explicado bien, no habría pasado esto.
Sasuke le quitó el papel, gruñendo y caminó hasta el dormitorio en busca de su móvil. Naruto le siguió.
—¿Me has escuchado? —cuestionó—. Además, anoche me dejaste como una mierda y te aprovechaste solo.
Sasuke lo miró fijamente.
—Organizaste esa mierda sin preguntarme, te quedaste dormido. ¿Qué esperabas? —acusó desbloqueando el móvil para marcar—. Me la tiré.
—Me he dado cuenta —gruñó cerrando la puerta para más seguridad—. ¿Ha sospechado?
—Tuve que hacerme el idiota —remugó.
Por supuesto. No debía de tener conocimientos previos con una mujer.
—Pero ahora la cagas —aseveró—. ¿Te lo coge?
—No —gruñó cortando la llamada—. Probaré más tarde. Es la segunda pista que tenemos en mucho tiempo.
—¿Has escuchado lo que Sakura ha explicado en medio de tu momento emo furioso? —acusó.
Sasuke parpadeó perplejo, algo ofendido, podía comprender. Pero Naruto no estaba seguro de si por su forma de llamarle o porque estuviera acusándolo. O quizás porque se le había escapado algún tipo de detalle.
—Dijo que Itachi perdió la memoria tras un accidente de moto —citó.
Sasuke apretó el móvil con más fuerza entre los dedos, mirándolo.
—No importa. No desaprovecharé esa oportunidad. Esa mujer también está aquí.
Naruto suspiró.
—Como quieras —se rindió—. Al menos, arregla las cosas con Sakura. Bastante mentiras le estamos colando como para que la trates mal.
Se frotó el rostro y salió cuando escuchó el timbre. Frotándose el rostro, se tomó un momento.
—Diablos, necesito una mujer —bufó abriendo.
Parpadeó. Cerró la puerta. La volvió a abrir.
—¿¡Hinata!?
La muchacha estaba perdida. Le miraba sin comprender por qué le había cerrado la puerta tantas veces en las narices.
—¿Te encuentras bien, Naruto-kun? —cuestionó aturdida.
—Sí, sí… sólo que… guau. Estaba pensando una cosa y justo apareces delante —confesó entre risas—. Qué irónica es la vida.
—Ah, lo siento. Si esperabas a otra persona —musitó atrapando un mechón entre sus dedos.
—No, no —negó—. No esperábamos a nadie. Más bien me sorprende que estés aquí.
—Bueno —murmuró ella mirando a su alrededor—. Ayer Ino confesó meter la pata con Sasori y me preguntaba cómo estaría Sakura o si habría pasado algo.
Naruto recordó la visita del ex y asintió. Ahora comprendía de dónde venían las dudas.
—Sí, estuvo. Cortaron —explicó. Al notar la preocupación en su rostro se hizo a un lado—. Está en la ducha ahora, pero puedes pasar si quieres.
—¡Claro! —exclamó—. Con permiso.
Pasó dejando tras de sí una estela de aroma a perfume primaveral y mujer. Naruto se maldijo entre dientes. Si no hubiera estado tan cansado podría haber aprovechado anoche para desfogarse un poco, pero se quedó dormido como un estúpido y Sasuke se la coló completamente.
—Le estabas mirando el trasero de nuevo.
Dio un respingo al escuchar la voz de Sasuke a su espalda. Le miró asustado.
—¿Y qué tiene de malo? —siseó—. Tiene un buen trasero.
—¿Qué es lo malo? —repitió Sasuke fingiendo inocencia—. Ah, sí, que gracias a alguien que yo sé tenemos que fingir que somos gays.
Naruto maldijo entre dientes, frustrado.
—Mira, si quieres comértela, adelante. Finge que nos hemos peleado o qué mierda sé. Pero cuando lo hagas, prepárate. Saldremos de esta casa con las nalgas hirviendo de las patadas que nos darán.
Naruto realmente lo sopesó. Sasuke le asestó una palmada en la cabeza.
—Idiota.
—¡Ouch! —protestó—. Maldito seas, Teme.
Pero pensó que de verdad no sería una mala idea. Incluso aunque eso echara a perder por completo su tapadera.
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Cuando Sasuke y Naruto se marcharon la puerta sonó con fuerza. Hinata salió del ensimismamiento que había entrado. Sakura estaba frente a ella, sentada en la cama mientras se secaba el cabello, cruzadas de piernas al estilo escriba. Cualquier escena normal, si no fuera por lo que su boca acababa de contarle.
—Es mentira.
—No lo es —negó ella dejando el secador para ahuecarse el cabello con los dedos—. Es justo como te he contado. Pero Hinata, era tan tierno y torpe… y se durmió enseguida después de ello.
Hinata se frotó las manos, nerviosa.
—¿Y Naruto…?
Sakura le restó importancia.
—Se durmió. Ayer estaba muy agotado. Y eso que fue el artífice de todo. Así que él no formó parte de nada.
La miró y Hinata tragó, nerviosa. Se llevó una mano a la boca.
—Ay, Dios mío, ¡Hinata! —exclamó poniéndose pálida—. Yo no… no…
Hinata levantó las manos, sonriente.
—No, tranquila, no pasa nada.
—Borra esa sonrisa forzada —aseveró Sakura acercándose para tomarla de las manos—. Tienes derecho a insultarme o hasta de abofetearme si quieres. ¿Cómo pude olvidarme de eso en ese instante? ¡Lo siento tanto!
—Peor… No —negó ella—. Naruto no es nada mío… si no es contigo, estoy segura de que podría haber sucedido con cualquier otra chica. Además, realmente no llegasteis a nada y…
—Pero podríamos haberlo hecho de no haberse quedado dormido —recalcó.
Hinata suspiró.
—Sakura, no me lo pongas más difícil —rogó—. Si lo haces yo… no podré controlar mi llanto. Y…
A medida que hablaba las lágrimas se desbordaron. No tenía derecho a juzgar a Sakura por lo que había pasado. Naruto no era nada suyo. Sí, Sakura sabía de sus sentimientos pero podía comprender que en ese momento no pudiera pensar demasiado.
Aunque eso no quitaba que doliera.
Sakura la abrazó y consoló. No podía estar enfadada con ella. Ni consigo misma ni con Naruto. Aunque sí que tenía muchas preguntas.
Se separó de ella, sorbiendo.
—¿Por qué? —cuestionó—. Quiero decir, creía que eran pareja.
—Lo son —asintió Sakura entregándole un pañuelo—. Naruto cree estúpidamente que el problema entre ellos que Sasuke no comprende su condición bisexual. Así que decidió que Sasuke lo probara.
Hinata se sonrojó.
—Y vaya si lo probó.
Sakura asintió encogiéndose de hombros.
—Digamos que su boca no bajó de mi cintura, pero que sus manos tocaron todo lo que le dio curiosidad —explicó—. Y… Hinata, entre nosotras —confesó—, creo que me perdí muchas cosas por el recuerdo de Sasori. Desde que perdí mi virginidad con él no necesité habituarme a nadie más hasta… anoche. Así que no sé cómo Naruto puede sentarse.
Ambas se quedaron en silencio un momento, hasta que no pudieron soportar las carcajadas. Se miraron entre ellas y finalmente, suspiraron. Sakura le acarició la mejilla.
—Te aseguro que no hubo más, Hinata. Sólo fue Sasuke.
Hinata asintió y le tomó la mano, algo más tranquila. No servía de nada preocuparse por algo que era ya un caso perdido. Al fin y al cabo, si no fuera Sakura, era Sasuke y contra un hombre sí que no podía pelear.
El móvil de Sakura rompió su conversación. La chica se afanó en responder.
—¡Itachi! —saludó—. Perdona por no responderte antes. Sí. Sí, lo hemos vuelto a dejar. Sasori vino anoche, mal entendió algo y… ¿Eh? ¿Quedar? —La miró y Hinata asintió—. Vale. Pero llevaré conmigo a una amiga. Bien. ¡Nos vemos!
Colgó y Hinata la miró ansiosa.
—Voy a presentarte a un cielo —canturreó Sakura—. Itachi, quien curiosamente también se llama Uchiha.
—Como Sasuke —reflexionó mientras la veía vestirse.
—Sí, pero si miras la cantidad de Uchiha que hay en el mundo es como Hyûga —le recordó—. Aunque no sabe mucho de su vida pasada. Tuvo un accidente de moto hace tiempo. Y eso me lleva a recordar que Sasuke y Naruto se pusieron como locos cuando hablé de él.
Frunció el ceño mientras caminaba hacia la salida.
—Y hasta me he peleado con Sasuke por su grosería —protestó—. Ambos no se parecen —añadió—. Itachi es un encanto.
Sakura se pasó hablando de él durante todo el camino hasta el lugar de encuentro. Le contó que lo conoció cuando empezó a salir con Sasori, que formaba parte de la misma banda y que era un chico muy curioso y más bueno de lo que su aspecto podía parecer.
Y cuando le vio, Hinata podía jurar que había salido de una pasarela de chicos fabricados por una máquina como la de la película Inside out. Saludó a Sakura con familiaridad y cuando tocó su turno, fue como si el mundo se detuviera por un momento. No estaba segura de si algo hizo crack o qué fue, pero él se quedó de pie, frente a ella, mirándola directamente a los ojos y ella, tampoco pudo apartar la mirada.
—Itachi —se presentó educadamente.
—Soy Hinata Hyûga —murmuró a su vez.
La vergüenza subió a sus mejillas y pensó que eso no era tan malo cuando él apenas sonrió.
—Bueno, si eso os dejo a solas —bromeó Sakura haciéndoles volver en sí.
—No, no —negó nerviosa.
Sakura sonrió y le dio un suave codazo mientras que Itachi las hacía pasar. Era una habitación pequeña y recogida y aseada. Les preparó algo de té y se sentó con ellas en una mesa central.
—Entonces. ¿Lo habéis dejado definitivamente? —cuestionó Itachi mirando hacia Sakura.
Esta tomó su té.
—Sí. Más bien me dejó él antes de que sus celos explotaran nuevamente.
—Por los chicos que viven contigo —puntualizó Itachi.
—Sí —reconoció Sakura dándole una mirada de advertencia a ella que captó—. Quienes, por cierto, creo que te llamarán.
—¿A mí? —cuestionó sin comprender—. ¿Por qué?
—No lo sé exactamente. Se pusieron como loco cuando hablé de ti. Quizás te conozcan de tu vida perdida —sopesó Sakura.
Hinata tomó algo de té sin comprender de qué iba la conversación. Itachi sacó su móvil y se lo mostró a Sakura.
—Tengo una llamada de este número. ¿Podría ser de ellos?
Sakura lo miró y asintió.
—Es el de Sasuke, sí.
—Sasuke —repitió Itachi—. Le enviaré un mensaje después. Por curiosidad.
Sakura asintió y bostezó. Itachi guardó el móvil y se volvió hacia ella. Hinata casi se atragantó con el té.
—¿Estás bien? —cuestionó alargando una mano para palmearle suavemente la espalda.
—Sí —aseguró—. Perdón.
—No tienes que disculparte —negó él mirándola fijamente—. Hinata, dijiste. ¿Verdad?
—Sí.
—¿Te parecería demasiado descortés que pidiera tu número? —cuestionó repentinamente.
Hinata notó que el rubor le subía hasta las orejas. Con torpeza, negó y cuando Itachi le cedió el móvil, lo guardó, nerviosa, rezando por no haberse equivocado de número.
Por una vez, no quería equivocarse.
.
.
Sasuke miró su móvil con el ceño fruncido cuando vio el mensaje. Estaba atándose el mandil en la cintura cuando llegó. Shikamaru, a su espalda, le miró enarcando una ceja y Naruto, al otro lado, le miró ansioso. Cuando le asintió, salió completamente desnudo para asomarse.
—¿Qué dice, ttebayo? —cuestionó.
—Naruto, por dios —gruñó Shikamaru—. Nadie quiere ver cómo te cuelga.
—Cállate, Shikamaru —protestó el susodicho guiñando los ojos—. Que tenemos lo mismo.
—Sí y no me gusta vérsela a otro tío —aseguró—. Salgo antes de que me dé un ictus.
—Bah —descartó Naruto—. ¿Y bien?
Sasuke leyó el mensaje dos veces. Primero porque no se lo creía y segundo porque Shikamaru y Naruto le había distraído demasiado.
Soy Itachi Uchiha. Sakura me ha hablado de ti. Me ha comentado que querías poneros en contacto conmigo. Perdí mi memoria hace tiempo y quizás seas alguien de mi pasado. Si es así, por favor, ponte en contacto conmigo.
Apretó el móvil con fuerza mientras tecleaba. Cuando Naruto vio qué escribía asintió.
—¿Crees que realmente haya sucedido eso? —preguntó Uzumaki.
—No lo sé, pero debe muchas explicaciones —aseveró. Luego le miró—. ¿El frío te la encoge o siempre ha sido así de pequeña, Dobe?
Naruto enrojeció cubriéndose con sus manos.
—¡Cállate, Teme!
Y echó a correr para bañarse.
.
.
Shikamaru salió bostezando y harto de Naruto y sus tonterías. Ahora tendría en su mente sus partes íntimas por un rato, al menos, hasta que se detuvo en seco en la puerta. Justo sentado en la barra del bar había un militar. El mismo que había visto entrar en el rellano de Temari.
Miró el reloj.
Las chicas no tardarían en llegar. Más bien, le extrañaba que Sakura no estuviera ya ahí antes que ninguna.
Gaara miró hacia él, levantando una mano al hombre, que parecía despedirse. Cuando se acercó, el pelirrojo barman tomó los ceniceros para ofrecerlos.
—¿Quién es? —cuestionó cogiéndolos.
Gaara miró hacia la puerta indiferente.
—Mi hermano mayor. De vez en cuando viene a tomar un café o algo. Es militar, así que tiene poco tiempo.
—¿Cómo se llama? —indagó.
Gaara empezaba a sentirse molesto. Era ahora o nunca.
—Kankuro.
Shikamaru asintió y no le presionó más. Le dio la espalda y comenzó a dejar los ceniceros sobre las mesas. Al finalizar, se llevó una mano al móvil, pero cuando la puerta se abrió, lo volvió a guardar.
Temari entraba junto a Hinata y Sakura.
Se acercó hasta la rubia y sin mediar palabra, la arrastró hasta la parte trasera. Temari se encaró a él por su brusquedad.
—¡Oye! —acusó—. Un poco de amabilidad no viene mal.
—Calla —ordenó—. ¿Tienes una foto de tu hermano? —cuestionó antes de que volviera a protestar.
—La tengo —confirmó gruñona. Rebuscó su móvil en la falda y después lo desbloqueó hasta dar con lo que buscaba, mostrándoselo—. Es mi hermano, Kankuro.
Shikamaru casi se echó a reír de lo irónico que era.
—Dijiste que tu hermano no quería que metieras tus narices en estos temas de buscar a tu hermano pequeño. ¿Verdad?
—Sí. Por eso necesitaba a alguien que no estuviera inmiscuido en la milicia o policía. ¿Por qué?
Se frotó el ceño y se apoyó contra la pared, a su lado. Buscó la cajetilla de tabaco y encendió uno.
—Tu hermano sabe quién es el hermano que buscas —explicó expulsando el humo—. Yo también.
Temari se volvió para mirarle directamente a la cara.
—¿Quién?
La estudió con la mirada. La impaciencia, la necesidad.
—¿Por qué crees que tu hermano no quería que lo supieras? —cuestionó a su vez.
Ella negó.
—No lo sé. Supongo que no quiere que mueva los hilos del pasado. Y me quiere seguir manteniendo como si fuera una niña pequeña —farfulló—. Shikamaru. Dime quién es.
Él señaló la puerta por la que habían salido y ella siguió la señal.
—El barman, mi jefe. Gaara.
Temari tragó.
—¿Cómo estás tan seguro? —cuestionó.
—Ayer cuando yo me fui tu hermano llegó. ¿Verdad? —Ella asintió—. Nos cruzamos. Antes de que llegaras tu hermano estaba sentado en la barra. Le he preguntado a Gaara de quién se trataba y me ha respondido que es su hermano.
Temari guardó silencio volviendo a apoyarse contra la pared. Sus ojos bajaron hasta el suelo. Pensó que estaría llorando de felicidad, dejándose llevar por sus instintos y, sin embargo, estaba pensativa y seria.
—Mi hermano ha estado jugando conmigo —gruñó—. El muy traicionero lo ha hecho.
Shikamaru no supo qué decir. Desconocía los pensamientos del hombre militar, desde luego. Pero podía entender los sentimientos de traición que cargaba Temari en ese momento.
—¿Vas a decirle algo a Gaara?
—No, todavía no —negó ella—. Primero quiero hablar con Kankuro.
Se separó de la pared para mirarle una vez más.
—Ahora mismo no voy a poder pagarle todo lo que ha hecho por mí, pero por favor, ten paciencia —pidió.
Shikamaru se encogió de hombros, restándole importancia.
Luego se maldijo, porque mientras ella se marchaba y subía los tres peldaños para regresar dentro, le miró el trasero con todo detalle.
Y qué trasero.
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—¿¡Qué!?
La voz de Ino resaltó por encima de la música que ya habían puesto para dar ambiente. Gaara las miró en advertencia, pero lo ignoró.
—¿Hinata ha ligado? ¿Cuándo? ¿Con quién, dónde?
Extrañamente, su voz se mezcló con la de otra persona. Al mirar hacia atrás, Naruto estaba casi sobre ella, con las palmas sobre la mesa y la misma cara perpleja que ella.
—Naruto, eres el tío más cotilla que conozco —bromeó Sakura—. Anda, vete a limpiar o algo.
Hinata estaba encogida en el sillón, entre Temari y Sakura y sus mejillas enrojecidas. Por supuesto, no podía mirar al camarero a la cara. Especialmente, porque si Ino no iba mal, hacía bien poco suspiraba los vientos por él.
Tomó a Naruto del cuello para acercarlo más a ella.
—O quizás, es que te preocupa que te quiten a tu presa —canturreó.
Naruto guiñó los ojos con inocencia hasta que puso los ojos en blanco.
—¡Deja de holgazanear! —gruñó Sasuke, quien le había asestado una patada entre sus piernas.
Ino se apartó, sorprendida.
—¡Maldito, Teme…! —protestó Naruto aferrándose las ingles con gesto de dolor.
Sasuke se largó tan campante, seguido por Uzumaki.
—No os preocupéis. No tiene tanto como para que le duela mucho.
—¡Sai, mamón! —gritó Naruto desde el otro lado—. ¡A qué te escupo la mesa!
Ino puso los ojos en blanco por su infantil comportamiento. Sai se alejó con una sonrisa y tras guiñarle un ojo.
—¿Y bien? ¿Quién es el misterioso chico capaz de hacer suspirar a nuestra princesa? —se interesó.
—Un amigo mío —explicó Sakura—. Itachi. Os juro que me sentí excluida totalmente. Cada vez que se enfrascaban en una conversación era como si no hubiera nadie más.
—No es para tanto —tartamudeó Hinata.
—Pues yo me alegro —interrumpió Temari cruzándose de piernas—. Mejor que estar detrás de alguien imposible como Naruto. Si ha encontrado un hombre capaz de hacerla evadirse del mundo de ese mundo, mejor. Y ya que estamos —añadió mirándola directamente—. No nos inmiscuimos a menos que sea necesario.
Tragó echándose a reír después, algo nerviosa.
—No seas tan dura con ella —defendió Sakura para su sorpresa—. En realidad, que le dijera eso a Sasori sirvió para que no avanzásemos de más en algo que ya no era salvable.
—Es el fin del mundo —bromeó Ino dramáticamente—. ¡Qué alguien me bese que va a terminar el mundo! ¡Sakura me ha alabado!
Tan pronto como lo exclamó, dos manos la aferraron de la quijada, echándole la cabeza hacia atrás. En un parpadeo, sus labios fueron presas de otros y, cuando terminó, Sai le sonrió con inocencia.
—¿Satisfecha?
Ino sintió que enrojecía.
—Sí… sí…
Él se alejó y ella se escurrió por la mesa, mareada y con el corazón a mil por hora.
—Vale, creo que pedir al aire que te hagan cosas aquí es peligroso para ti —bromeó Sakura.
—Cállate —protestó—. Sigo en mis trece de que esos dos tipos que viven contigo no son gays. De ahí no me bajo.
—Si yo te contase —farfulló Sakura guiñándole un ojo a Hinata.
Ino se incorporó, aferrándola del brazo.
—¡Hazlo, cuéntame el chisme! —exigió—. ¡Necesito eso como vida!
Sakura le sacó la lengua, negándose.
Repentinamente, una copa de la bebida favorita de Sakura apareció frente a ellas. Shikamaru la dejó justo frente a Sakura.
—De parte de Sasuke —dijo a regañadientes—. Ha dicho algo como una disculpa.
Sakura estaba tan impresionada como ella, pero sonrió y tras mover la pajita, dio un sorbo, sonriendo emocionada.
—No vas a contármelo, frentona. ¿Verdad?
—No, Ino-cerda —aseguró.
Ino maldijo entre dientes, mordisqueando la pajita de su propia bebida.
Todavía no se daría por vencida.
Algún día lo demostraría: Esos dos hombretones no eran gays y ella lo sabía.
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—¿Has quedado con dos chicos que no conoces?
Itachi miró hacia Konan mientras asentía y dejaba la guitarra sobre su pedestal.
—Sakura los conoce —respondió.
Konan dudó.
—Itachi, quizás si hurgas en tu pasado no te guste.
—Es un riesgo que voy a correr. Al fin y al cabo…
Guardó silencio y Konan esperó.
—No nada. Me voy. Saluda a los demás de mi parte cuando los veas.
Konan asintió y él se despidió.
Miró su móvil y se rascó la nuca.
—Sasuke Uchiha. ¿Eh?
Continuará…
En fin, no escribí el poliamor que quería porque el señor Narutin estaba hecho polvo xD. Pero al menos participó un poco.
Y sí, hubo una cosa que no avisé y era el Itahina, que también me gusta.
Espero que estén muy bien, cuidarse con todo este jaleo que hay.
¡Besos!