White & Crimson

Disclaimer: Tales of Symphonia y sus personajes le pertenecen a Namco-Bandai Games.

Author's Notes: ¡Bienvenidos a esta última parte de este fic! Espero hayan disfrutado cada capitulo, tanto como yo disfrute de escribir este proyecto que significo mucho.

Capitulo 3: Red Snow

Su mirada estaba perdida en la nieve apilada sobre su vasto jardín, el cual podía apreciar desde la ventana de su recamara. La mujer de 33 años de edad dejo escapar una lágrima, que borro con irritación y brusquedad de su rostro. Amaba la nieve, siempre había sido así y dudaba, ahora más que nunca, que esto llegara a cambiar.

Se abrazo a sí misma con fuerza y trato de no pensar más en aquella época de felicidad y amor que habían llenado su niñez y adolescencia. Pero al hacerlo, en su lugar imágenes de cómo había perdido esos días y la habían hecho llegar a su presente invadieron de forma despiadada sus recuerdos: Un vestido de boda, la fría recamara nupcial, una pequeña mano apretando la prueba de su destino, una criatura demasiado parecida a su esposo, una soga utilizada en el despacho, una dulce sonrisa en los labios de ese ser que había salido de ella y que más sin embargo no tenían nada en común…

Cerró los ojos tratando así de ahuyentar esta película de pesadilla que era su vida, y con mucho esfuerzo logro tranquilizar su agitada respiración. Sin embargo su recién adquirida paz se vio truncada con el violento abrir y cerrar de su puerta.

-¡Madre! ¡Madre! ¡Toda la noche ha caído esa cosa blanca! ¡Salgamos por favor!

-Señorito Zelos, no es lugar…

Su femenina voz irrumpió la sala y sorprendió a todos los presentes, incluida ella misma.

-Está bien Sebastián, tráele un abrigo al niño y una chalina para mí.

-A sus órdenes, Mylene-sama.

No podía atinar el por qué había cedido ante la petición de aquel mocoso, pero al ver su sonrisa ensancharse solo pudo rendirse ante lo ocurrido. Además un poco de aire le vendría bien y quién sabe, tal vez por fin encontraría una manera de escapar de su tormento.

El pequeño clon de su difunto marido tomo su mano y la guío con premura hasta la entrada de la enorme mansión. Una vez listos, ella condujo al niñato al centro del jardín y observo a su alrededor.

-Madre, ¿Qué es esta cosa blanca?

-¿Acaso no has estado estudiando cómo se debe? Esto que tienes frente a ti es nieve.

Las tiernas mejillas del pequeño que se encontraban enrojecidas a causa del frío se tiñeron aun más de este color debido a la vergüenza de su ignorancia. Para él era la primera vez que veía la llamada nieve y aunque había estado muy entusiasmado por salir, ahora se preguntaba si habría sido buena idea pedirle a su madre que paseara con él, después de todo siempre que estaba en su presencia ella parecía molestarse, y todo indicaba que esta no sería la excepción. Bajo su mirada y trato de encontrar alguna manera de remediar su ineptitud, mas sin embargo la voz dura de su acompañante interrumpió sus pensamientos.

-La nieve es fría pero no nos impide que la toquemos y podamos hacer un muñeco con ella.

-¿Un muñeco?

Mylene soltó la mano del menor sin siquiera hacer un intento por responder a su pregunta, dio unos cuantos pasos antes de arrodillarse en el helado suelo y comenzó a apilar la nieve para tratar de darle forma.

Ante esa acción extraña de su madre, el chico Elegido se acerco a ella para ayudarle en su empresa. Poco a poco el montículo de nieve fue tomando forma, y con ayuda de Sebastián le dieron al hombre de nieve ojos, una boca y una peculiar nariz. Su madre parecía en trance al trabajar en la construcción de la figura que poca importancia le dio a su presencia, lo cual lo lleno de sentimientos encontrados. "Pero en realidad no me puedo quejar, ella me dijo que si para salir conmigo y debería de aprovechar esta oportunidad para…"

Copos de nieve empezaron a caer desde el cielo, y un escalofrió recorrió a todos los presentes ante la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

Un intenso dolor recorrió todo su ser; aun no comprendía porque su cuerpo se había movido a voluntad propia y había rodeado de manera protectora a ese ser que nació de la injusticia y de su sufrimiento, tal vez el poco instinto maternal que había estado en su interior finalmente decidió salir y salvar a su descendencia.

Pero esto ya poco importaba, puesto que todo su entorno se fue ensombreciendo y también los ruidos a su alrededor se fueron apagando hasta solo tener clara la silueta que se encontraba entre sus brazos.

"Así que así terminara, en blanco y rojo, debí suponerlo." Ante tal pensamiento una sonrisa se dibujo en su rostro a la par que con lentitud tomaba al Elegido por los brazos. Con toda la delicadeza que nunca pudo mostrarle tocó su pequeña y pálida mejilla.

-Mamá…

-Si sólo…Si tan sólo no hubieras nacido…

Fue lo último que su progenitora pudo susurrar antes de que su corazón se detuviera por completo.

"Blanco y carmesí" Fue todo lo que el joven Zelos Wilder pudo ver desde entonces.