Capítulo 27
"Sola entre la multitud"
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La mejor Beta de la historia siempre apoyándome. Lis, eres la mejor
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Hace 27 años… Renée Dwyer
A los 16 años Recogía los pedazos rotos de porcelana sobre la baldosa y mordía mi labio para aguantar las lágrimas. Si te ve llorar, él gana.
—¿ES QUE NUNCA PUEDES HACER LAS MALDITAS COSAS BIEN? ¡TE PEDÍ UNA PUTA COSA! ¿CÓMO ES QUE NI PARA ESO SIRVES?
Habría dicho que no. Que si quería alguna puta cosa de la cocina, moviera su inmenso culo y lo alcanzara él solito. Pero… si hay una enseñanza que te dejan los moretones en medio de la cara, es que el hielo deja de funcionar cuando son moretones repetitivos… y que responderle a mi tío con otra cosa que no fuera un "ya se lo traigo", no merecían la pena el dolor…. O el desperdicio de hielo. Depende de cómo lo miraras.
—No puedo esperar el maldito día que te largues de nuestra casa.
Él susurró. Susurró como lo hace un caballo enojado y un maldito gallo en plena mañana. Justo así de suave.
¡Dios! ¡Como lo odiaba!
Odiaba un montón de cosas. Odiaba que mis padres se hubieran muerto. Odiaba que mi única tía se hubiese casado con esa asquerosa bestia. Odiaba que ella permitiera que me tratara así. Odiaba este pueblo. Odiaba este clima. Odiaba que cada mañana las nubes cubrieran el cielo y fuera la puta normalidad. Pero sobre todas las cosas, lo odiaba a él. Lo odiaba tanto que me repetía día a día, que ya quedaba menos para largarme de ahí.
Metí los restos del plato en una bolsa y aproveche cada segundo que salí de la casa hasta la basura. Un día menos en este infierno.
Es irónico lo que hace un mantra, con la esperanza en una cabeza.
—¿Estás bien, R? —alce la vista ante aquella voz. Porque podía reconocer a Eric aunque metieran mi cabeza en una bañera, con tapones en los oídos y él susurrara mi nombre.
—¿Me veo como si estuviera bien? —él odiaba mi sarcasmo, pero no tenía humor para ser la perfecta R en ese segundo.
Conocí a Eric hace unos 6 meses. Él es…. Él es básicamente un idiota. Pero es mi idiota. Suelo suspirar cuando pienso en él. Es un malagradecido con una prefecta familia que lo ama y él solo quiere salir a cumplir sus sueños en un lugar donde el sol toque el suelo más de 10 días en el año. No me malentiendan; lo amo, pero eso no lo hace menos malagradecido.
Digo, este pueblo es una mierda sin futuro y lo es tanto en las familias con una barra de felicidad inmensa como para las que tenemos saldo en contra. Pero él debería apreciar un poquito más a su madre y su hermano. Yo lo haría, sin dudarlo un segundo. Nadie entiende lo gratificante que es el abrazo de una madre, hasta que ya no los tienes.
—Te ves como la mierda —su sonrisa estaba molestamente pegada en sus mejillas. ¡Maldito idiota!
Hay un montón de respuestas sarcásticas ante eso. La mayoría son espectaculares. Pero solo respondí con un "ya lo sé".
Vivir en Forks no es fácil. Aun las lumbreras más brillantes se opacan en este lugar. La mayoría de personas ha vivido aquí durante generaciones. Y no tienen los medios o el coraje para salir de sus fronteras. Eric dice que cada ser humano dentro de Forks esta innegablemente predestinado a ser quien se supone que debe ser. Que el hijo del Cura, va a ser un Cura. Igual que su padre, su abuelo y todas las generaciones antecesoras. Cada alma en este pueblo olvida, en algún momento de su vida, quién se supone que quieres ser. Ni él ni yo queríamos eso en nuestro futuro.
Eric quería ser Cantante. Pero venia de una familia de Policías… así que sus antecesores no predestinaban un futuro musical. Yo… mierda, yo simplemente quería alejarme lo más posible de hombre atrás de la puerta a mi espalda.
—¿Quieres que te lleve a algún lugar? —"lo más lejos de él posible". Descuiden, fue un grito de auxilio en mi cabeza. Eric era un idiota, uno de los que se pararían frente a mi tío y le cantaría algunas verdades. Agradecería eso, pero le darían una paliza. Y como he aprendido, el gusto momentáneo, no vale el sufrimiento.
Aun así, fui con él ese día. Estar con Eric era como estar frente a un espectáculo de fuegos artificiales. Cada cosa era magnifica y explosiva si estábamos juntos. Era increíble como una simple caminata por el bosque, podía transformarse en la mejor aventura si estábamos juntos.
—Debemos salir de aquí —él suspiró y puso sus brazos tras su cabeza mientras miraba las nubes permanentes de nuestro cielo.
Eric siguió caminando con sus ojos en el cielo mientras mi cuerpo se congeló al mirarlo.
Más de una vez me quede ensimismada mirando a Eric. Eso no era nuevo. Su nariz perfectamente recta, su mentón marcado… sus delgados labios o sus profundos ojos color chocolate... Esta vez, fue por algo diferente a mi admiración romántica.
Fue envidia.
Una envidia nada sana. Él tenía una madre amorosa que lo esperaba cada día en casa. Un hermano que cuidaba su espalda. Vivía dentro de 4 paredes que le daban el amor, cariño y seguridad que una casa debe brindar. No sé si yo hubiese odiado tanto este pueblo si mis padres estuvieran vivos… pero está claro, que si tuviera una familia que me quisiera tanto, no los abandonaría así de fácil. Casi podía entender porque todos nos transformábamos en quienes se supone que debemos ser. Volar del nido es aterrador… la simple idea de lo desconocido perturba… pero yo hace mucho tiempo que no tengo nido. Y mis alas se cansaron de estar amarradas.
Yo me iba porque no podía estar otro segundo en mi vida. Él se iba a cumplir un sueño…. Ese día, no sólo sentí envidia de su amor familiar. Quise ser tan segura como él. E irme por una razón evolutiva. No por mi cobardía.
Me dieron una paliza cuando llegue a la casa ese día. Durante una semana completa ocupe una cantidad monstruosa de maquillaje para disimular los golpes en mis mejillas, pero fue una paliza que mereció la pena. Al menos había encontrado un propósito.
Huiría de Forks para cumplir mis sueños… cualquiera de ellos. Desde desayunar tortillas recién hechas hasta convertirme en Astronauta. Cualquier maldita cosa que quisiera sin la mirada de mis tíos sobre mi hombro.
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Poco después de cumplir 18 años, descubrí que estaba embarazada.
Eric y yo habíamos planeado todo para irnos del pueblo y fue un gran impacto saber que seriamos tres desde ahora en adelante. Yo lo amaba… en serio que lo amaba. Pero desde el segundo que supe de la existencia de mi bebe, todo fue secundario. Y a Eric, aunque no lo dijera en voz alta, sabía que le molestaba.
Eric Swan era como la pólvora. Él estaba listo para explotar en cualquier momento. Eso era lo que amaba de él. Cuando algo se metía en su cabeza, nada lo iba a frenar… y yo era su fuego. Avivaría la explosión en el momento que él lo necesitara. Pero ya no sería lo mismo. Mi llama solo estaba para mi bebe.
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La eterna tortura que vivía con mis tios se volvió una muy tensa cuerda durante el embarazo. Ellos negaron mi existencia cuando mi bebé nació. Mi dulce pequeña belleza de ojos ilusionados. Mary, la madre de Eric, la adoraba tanto, que tuve la estúpida idea en que mis tíos mirarían a este ángel con ojos de amor... Hubo un montón de porcelana rota ese día. Mi tío me llamo prostituta barata y Eric salto en mi defensa… luego hubo platos rotos y mesas volteadas. Eric defendió de mi honor a su manera y mi tío partió su cara, para darle una lección de respeto… también a su manera.
Lo siguiente que recuerdo de esa noche, es la voz de Eric dando las gracias por la última lluvia que iba a tener que presenciar de este pueblo. Nos íbamos. Por fin nos íbamos.
Y luego el mundo se puso en negro.
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Recuerdo la ambulancia, las luces de emergencia. Recuerdo gritos en todas partes y mi voz pidiendo que me trajeran a mi bebe. Cuando desperté, habían pasado 4 días. Y estaba en el Hospital de Forks. Podía reconocer este lugar solo por su olor. Pase más tiempo del correcto entre estas paredes blancas fingiendo una muy torpe adolescencia y accidentes con puertas.
Desde el segundo en que abrí los ojos, comencé a buscar a mi niña. Luche con las cánulas en mis brazos y di manotazos al cielo exigiendo que me liberaran hasta que unas cálidas manos me afirmaron
—¡Estás bien, pequeña! Todo está bien —era la voz de Mary, pero no era la cara de Mary. Sus ojos estaban tremendamente rojos y el resto de cara demostraba que no había dormido en más tiempo del necesario.
—¿Isabella? —fue la primera palabra que dije. Aun con un tubo dentro de mi garganta, ella me entendió. Sonrió y asintió.
—La nena no se ha separado de Charlie en estos días. No aguanta muy bien que las enfermeras la saquen de sus brazos, así que ellas se rindieron —Mary me dio una sonrisa tranquilizadora. Una que nunca llego a sus ojos.
—¿Eric? —estoy segura que debo haber sentido el ardor en mi garganta antes, pero solo después de saber que mi hija estaba bien, el dolor tomó importancia
—Él… ¡Oh santo Dios, cielo! Él no lo consiguió
Mary comenzó a llorar. Lo cual era la clara razón del color de sus ojos. Yo no solté una lágrima hasta que Charlie, el hermano gemelo de Eric entro a la habitación con mi pequeña en sus brazos
Él se acercó a la camilla y miró a su madre con una profunda pena, pero se aseguró de sonreír y entregarme a mi Isabella. Charlie besó mi frente como siempre lo había hecho… fue cuando sentí sus lágrimas caer en mí… también fue cuando mis lágrimas comenzaron a fluir.
Nunca había llorado tanto en mi vida. Fue cuando entendí que las palizas y los maltratos de mi tío, no eran tan dolorosos.
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Ocupé muletas durante un mes y agradecí a Dios que mi pequeña no tuviera ningún rasguño. Ese accidente le costó la vida a Eric, un par de huesos rotos a mi… y yo simplemente podía estar agradecida que a ella no le ocurriera nada. Y lo interesante del hecho; es que no me sentía ni remotamente culpable por agradecerlo.
Comí, dormí y viví por inercia. Lo hacía todo por Isabella. Lo que ella quisiera o necesitara, yo se lo daría. Pero era como si mi cabeza hubiera abandonado mi cuerpo. Pase demasiado tiempo envuelta en mi pena… ella aprendía las mejores cosas de la vida en brazos de su abuela o a la siga de su tío. Y yo… fui demasiado tonta y cobarde para vivir aquellas aventuras a su lado. Cuando salí de mi ceguera, ella prefería correr hacia Charlie en vez de a mí… Aunque no la culpo. Yo también preferiría correr hacia aquel ser de luz que era su tío en vez de la fogata a medio apagar en que me había convertido.
El mundo está lleno de falsos cuentos de hadas que ruegan fieramente para que alguien les de un final. La televisión ha enfatizado sus ansias de vender una familia feliz, una historia perfecta y un desenlace sin detalles oscuros a toda costa. Pero la verdad… la oscura verdad, es que los finales felices, no existen. El amor, por más verdadero y leal, jamás será eterno. ¡Y la mayor de las verdades! Es que nadie ha muerto jamás de amor. Yo sufría la pérdida de Eric… pero mi corazón seguía latiendo. La simple idea de la perfección es irrisoria, porque ni siquiera las parejas perfectas existen.
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—¿En qué piensas? —no lo había escuchado llegar.
Sabía que Mary estaba camino al Mercado y que mi hija prefería a Charlie para hacerla dormir. Así que tenía tiempo para auto–compadecerme.
—En tu hermano —debería tener vergüenza. He estado evitando mirar a Charlie a los ojos todo este tiempo. Porque, cuando él entró con mi hija en brazos, la noche del accidente, fui capaz de sentir la inmensa pena que salía por cada poro en su cuerpo… pero hace algunas semanas, él salía del baño mientras yo revisaba si Isabella estaba bien…. Y pues, no pensé en él como el tío favorito de mi hija.
—Si —puso su cuerpo al lado del mío y apreté mis manos en puños. ¡Contrólate Renée! Es igual a Eric, pero no es Eric—. Él tenía esta envidiable capacidad de meterse bajo la piel de las personas que lo rodeaban.
Conocí a Charlie dos semanas después de conocer a Eric. Estábamos en una fiesta y él besaba a una rubia en el patio. Charlie recibió mi primer derechazo… En mi defensa, nadie me dijo que eran tan idénticos.
No es la mejor presentación que puedes tener con tu cuñado, pero es la que yo tuve. Él comenzó a llamarme Rocky desde entonces.
No era halagador debido a la bellísima infancia en casa de mis tíos, así que sólo quedo en "R"… A Eric le gusto y quedó como mi mote personal.
—A mí siempre me pareció que eras tú el del carisma.
—¡Claro que no! —escuché su risa mientras chocaba mi hombro juguetonamente. ¿Cómo puede reírse?—. Él siempre tuvo las pelotas de hacer lo que yo no me atrevía.
—Se parecen mucho…. Demasiado.
No me di cuenta que lo estaba mirando. Tampoco me di cuenta que él me sonreía… Pero sí que estábamos incorrectamente cerca.
—¿Aun ves a Eric cuando me ves a mí? ¿Realmente nunca fuiste capaz de diferenciarnos? —un suave sonrojo se instaló en sus pálidas mejillas y yo me desconcentré—. Yo siempre te vi… a ti. Pero él se me adelantó. ¡Yo ni siquiera sabía que eran tan cercanos!
—Tu hermano… —me alejé de Charlie carraspeando—. Estuvo presente en un montón de momentos difíciles. Fue la droga perfecta cuando más lo necesitaba. Él era un idiota pero… ¡DIOS! Tu hermano era capaz de hacerme estallar cada vez que quería
Charlie se levantó y dio un par de pasos por delante. Ni siquiera había meditado lo que dije hasta que él dio media vuelta y vi todas las variables de rojo en su rostro.
—Yo —un tomate maduro habría tenido menos color—… yo no necesitaba saber de su vida sexual.
Charlie pasó por mi lado tan rápido como sus pies se lo permitieron. Hubieron 3 segundos de silencio antes de que mi risa estallara. No creía posible que Charlie se pusiera más rojo de lo que estaba… pero me equivoque. Él comenzó a tartamudear disculpas y yo me reí aún más.
—NO ME REFERIA A ESO ¡PERVERTIDO! —esa fue la primera vez que me reí después de perder a Eric.
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No estoy segura de cuándo paso.
Quizás ocurrió durante las caminatas que hacíamos para Isabella. O durante nuestras tardes mirando el cielo, cuando él me ayudaba a perdonarme por no morir. Quizás fueron los abrazos que Isabella le daba… o por la primera vez que lo llamó papi y él la corrigió. Me había enamorado de Charlie. Y no por ser como su hermano. Porque ¡DIOS MIO! No podrían ser más diferentes aunque conscientemente lo hubiesen intentado. Él era simplemente él. Y yo me volvía a sentir viva a su lado.
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Pensé en Charlie como el Príncipe que me rescatada de mi encierro. En el Superhéroe que volaba por mí y me rescataba de una caída mortal. Pero la verdad, es que el mundo no necesita Superhéroes. Necesita personas reales, que inspiren seguridad y confianza. El mundo necesita más personas como Charlie. Porque… no necesitamos una vida basada en mentiras. Aunque ellas hagan muchísimo más tolerable la existencia.
Él me ayudó a descubrir que huía de Forks, no porque odiara el clima, no me gustasen las nubes o arrancase de mis tíos… huía de Forks porque quería una familia. Mi familia.
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44 años... Renée Swan Ahora.
—¿Dónde está Bella? —Edward me habló como si fuera mi deber responderle. Como si no estuviera lo suficientemente desesperada porque mi hija desapareciera.
Edward Cullen…. Era como si Eric hubiera resucitado en su maldito cuerpo. Ese muchacho sería la explosión de mi hija. Y no lo permitiría.
—ES TU CULPA… SI SIMPLEMENTE FUERAS SU OXÍGENO, ELLA PODRÍA…
—Señora, estoy completamente seguro que le encanta dar su opinión sobre todo, pero ¿Por esta única vez, le importaría mantener sus pensamientos dentro de su cabeza y la venenosa lengua dentro de su boca, a no ser que me diga dónde carajo se fue mi Bella?
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Han visto el movimiento que ocurre en un péndulo de Newton. Pues ese muchacho y yo éramos las bolas justo en el centro. Aquellas que transmiten la energía pero no se mueven jamás. Él no se iba a rendir ante mí y ¡Carajo! Yo no lo haría ante él.
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Pare mi llanto. Suprimí cada lágrima en mi cuerpo hasta que el miedo se fue e hice la única cosa útil que podía hacer. Pensar en mi hija. Pensar como pensaría ella. Y fue cuando un rayo de luz cayó en mi cabeza. NO físicamente, porque este sigue siendo Forks y aquí la cuota solar no parece estar repartida.
—Toma el auto de Rosalie y ve al acantilado. Haz que ella mueva a todo el mundo en la Estación de Policía por si alguien ve a mi nena. Llévate a Emmett, si no está en el acantilado, has que te muestre el camino al prado, a Isabella le gustaba ir allí. Charlie, sígueme
Todo el mundo se movió a mi orden. No era algo nuevo en mi familia… pero recibí un asentimiento de Edward antes de empezar a movernos.
—¿Dónde? —preguntó mi marido cuando puso sus manos en el volante.
—Le dije toda la vida que el Muelle es un lugar peligroso, pero ella siempre terminaba ahí. Llámalo intuición de madre. Estaba furiosa conmigo.
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Charlie me miró un par de veces en el camino pero no dijo nada.
—¡Ya dilo!
Escuché como suspiraba y sentí su mano en mi rodilla.
—Siempre fue una hija excelente. Ella siempre ha sido la más juiciosa. La educamos bien, amor… pero, ¿Podrías ser un poco más cariñosa? ¡No te estoy juzgando! Solo que nuestra nena también necesita el amor de su madre.
—¿¡CREES QUE NO LA AMO?!
Iba a ser una larga trayectoria de discusiones si él tomaba ese barco, pero se justificó antes de que los truenos en mi cabeza habitaran la suya.
—Sé que la amas. Sé que eres dura con ella porque no la quieres en Forks. Pero esa no es excusa para cuestionar todo lo que hace.
—Charlie, quiero que nuestra nena cumpla sus sueños. Quiero que haga todo lo que desee para ella y que lo cumpla cueste lo que cueste. Aquí las personas jamás cumplen sus sueños. Siempre terminan siendo lo que se supone deben ser y no lo que…
—¡Lo que desean ser! Lo sé. Eric lo decía. Tú lo has dicho incontables veces todos estos años… pero deberías haber tocado el tema de Eric con más suavidad.
No era nuestra primera pelea… y claramente no sería la última sobre el tema. Pero yo quería que mi hija tuviera a alguien que la apoyara. Que la acompañara en su crecimiento. Que fuera su incondicional… justo como Charlie lo es para mí. Pero ese muchacho me recordaba a Eric. Me recordaba lo explosivo que podía ser… lo volátil que es el amor cuando eres joven.
—R, no te estaba preguntando. Deberías haber abordado el tema de Eric con más suavidad. Yo hablé con Edward y él disfruta estando encandilado.
—¿¡Y QUÉ SE SUPONE QUE SIGNIFICA ESO?!
—Que nuestra hija es sabia eligiendo con quien comparte su amor. Él la ama… tiene un pasado de mierda, pero la ama. ¿No es eso lo que importa? —Charlie dio dos palmaditas en mi rodilla, como si el comentario fuera suficiente razón para calmarme
—Lo que importa —dije mientras él estacionaba la camioneta cerca de los Muelles—. Es que tiene dos nombres de mujeres en su cuerpo. Y no veo a mi hija tatuada en su frente.
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Cuando llegamos, Charlie se bajó antes de que el motor del auto se detuviera.
—¿Qué esperas? Nuestra hija nos necesita
Cerré la puerta los pocos centímetros que la había abierto.
—No. ella te necesita a ti. Eres su ídolo Charlie. Déjame a mí ser la mala. Él mundo necesita más Superhéroes como tú.
—Amor —Charlie apoyo sus manos en la ventana a medio subir y me miro…. Justo al centro de mi alma—. Si no vas ahí y le dices lo mucho que las amas, la perderás para siempre.
—No importa —las lágrimas comenzaron a caer. Y no era lo suficientemente rápida para secarlas antes de volver a llenar de líquido mi cara—. Siempre he querido que mi Bella lo tenga todo. Y si para eso necesita tenerme siempre al margen, lo hare con gusto. Ella fue el primer amor en mi universo. Y no quiero otra cosa que no sea su perfecta felicidad.
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Esperé que Charlie se acercara antes de bajarme y escuchar a escondidas.
Mi nena lanzaba rocas al mar distraídamente mientras sus pies colgaban del Muelle. Charlie llegó a su lado y ella casi se cae. ¡Torpe hombre! Siempre tan silencioso.
No alcance a escuchar qué le dijo, pero Belly rodeo su cuello con ambos brazos y Charlie acarició su espalda. La sacó del agua y era obvio que mi niña lloraba en sus brazos. Sin pensarlo, me acerqué… solo un poco más a ver si podía captar algo entre sollozos.
—Ella no me quiere papi… Ella nunca me ha querido. Por eso es tan dura, por eso prefiere a Rose. ¿Es porque no soy tu hija? ¿Por eso no me quiere como quiere a Rose?
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Ahí, en medio de la maleza y humedad clásica de los botes apreté mis puños lo suficientemente fuerte para dejar heridas en mi palma.
—Yo si te quiero, mi vida. Yo te amo más que a mi vida —no es como si ella lo fuera a escuchar. Pero se sentía bien poder decirlo.
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—Ella daría su vida por ti, pequeña —él acarició su cabello, intentando calmarla.
—Renée dijo que no eras mi padre. ¿Es cierto? ¡DIME QUE NO ES CIERTO! ¡DIMELO! —cuando Charlie no dijo nada, ella salió de su abrazo viéndose completamente frágil—. Por eso no me ama. Porque no soy tu hija. Porque…
—¡Escúchame bien Princesa! —Charlie la agarró de ambos hombros y la meció un poco para tener su atención—. Tú fuiste la fortaleza de tu madre desde el día que supo de tu existencia. Y si… puede que no sea tu padre biológico, pero ¡MIERDA! Tú eres mi niña. Eres mi Isabella. Eres mi hija. Tanto o más que Rosalie, porque tú elegiste que fuera tu padre.
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Isabella abrazo a nuestro héroe personal. Charlie. Y yo comencé mi camino al auto. Lo último que escuché, fue a Charlie decirle que fue mi idea venir al Muelle.
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Esperé unos 40 minutos en el auto sin poder respirar bien. Los veía, pero no tenía ni la menor idea de lo que decían… y era desesperante.
Los vi mirar hacia el auto un par de veces y yo evitaba quitar la mirada. Pero era horrible intentando cosas.
Cuando Charlie llegó al asiento a mi lado, mi Isabella seguía sentada en el Muelle con sus pies en el agua. Se iba a resfriar.
—¿Qué le dijiste? —él no me diría nada si no le pregunto. Lo conozco.
—Cosas.
Odioso hombre
—¿Qué cosas?
—Solo… cosas.
Hemos estado casados el tiempo suficiente para que yo quisiera estrangularlo con un cinturón en más de alguna ocasión. Pero justo ahora, quería llegar a diseñar una guillotina y ponerlo en ella para que me soltara más información.
—Charlie Swan, como sigas de idiota vas a conocer diferentes métodos de tortura no muy permitidas en este estado.
Él me miró. Se rió. E hizo partir el motor del auto.
—Hablamos de muchas cosas R. Pero si estás tan interesada, puedes ir ahí y preguntarle. Yo puedo esperarte.
—Te odio —fue todo lo que dije antes de bajarme. Sabía que Charlie podía solucionar cualquier problema sobre este planeta con una conversación. Pero odiaba que me lo ocultara. Si mi hija me odiaba… bien podía decirlo y yo podría llorar tranquila bajo mi cama. No debía llevarme a los leones.
Una bocina sonó en mi espalda. Él me miró desde el parabrisas y modulo un "yo te amo".
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Primero quiero darle un enorme mensaje de fuerza a Venezuela. Desde Chile les deseo que prontamente se arregle la situación en su país.
Referente al capítulo... No les voy a mentir, pase meses pensando en cómo salir del drama en el que me había metido yo solita. La verdad, es que me gusta escribir humor, pero a veces simplemente no me pasa nada que inspire mi "sarcasmo/humor". En este capítulo en particular, tenía algo escrito sobre Emmett durante meses que no me convencia del todo... hasta que leí un comentario que decía que había un montón de personajes que no desarrollaba, pero que la historia le gustaba. Fue cuando me di cuenta que la historia de Renée estaba clara en mi cabeza, pero nunca escribí nada sobre ella. Con esto, no quiero excusar a Renée... a veces las personas simplemente son como son. La mayoría de las veces, las motivaciones de las personas solo son racionales para ellas mismas.
En fin, pretendo tener el siguiente la próxima semana (probablemente miércoles o jueves) pero me encantaría saber qué les parece R.
Saludos!