CAPÍTULO 10: PADRES

POV PEETA


Estar esperando afuera del consultorio, nos tiene muy nerviosos a ambos. A pesar del examen casero que se hizo Katniss, necesitamos una confirmación de un profesional. Katniss recarga su cabeza en mi hombro y yo recargo la mía en la pared, mientras mantengo nuestras manos unidas. Katniss casi me está cortando la circulación pero no me quejo. Sólo me importa que ella se sienta mejor.

Varias personas nos están mirando, pero no dicen nada. Tampoco nosotros les damos importancia. Nos hemos acostumbrado a la atención extra desde que salimos de los Juegos. Mis pies golpean el suelo nerviosamente. Katniss me mira como si eso le divirtiera.

-¿Qué? –Preguntó, mirándola de reojo.

-Que yo debería estar más nerviosa. ¿Te debo recordar que soy yo quien cargará con tu hijo e hija en el vientre? Tú solo te divertirás con mis problemas "menores" de embarazo, mis quejas y veras como me ponga fea y gorda.

Rompo a reír.

-No digas tonterías, mi amor. Tú jamás podrías ser fea. –Bajo la mirada hacia ella y clavo mi mirada en la suya. Es tan hermosa, no entiendo porque aun después de tantos años sigue sin darse cuenta de lo hermosa que es. –Eres la mujer más hermosa del mundo.

-Estas siendo parcial. Esa es tu visión de mí.

-De mí y todo Panem, querida. No te creas que tuviste éxito en la arena solo por tu valentía. Fue un punto a favor, sin duda. Pero, ya sabes en el Capitolio son bastante superficiales en ese sentido. Apuesto a que más de uno dio parte de su fortuna para patrocinarte, por tu belleza, sumado a tus otras cualidades. Así que no quiero escucharte decir lo contrario. Por otro lado, me encantará verte engordar durante el embarazo, porque eso significará que nuestro bebé está creciendo fuerte y sano. Además creo que veras aún más hermosa y adorable. Y con respecto a divertirme de tus problemas, lo dudo. Por el contrario estaré detrás tuyo sobre protegiéndote. No puedo permitir que les suceda algo a ustedes dos. –Beso sus labios unos segundos y ella me corresponde el beso. –Salvo, claro, que empieces a quejarte de que la ropa no te queda y esas cosas. Bueno, no te puedo asegurar que no me divierta con eso.

-Idiota. –Me golpea el hombro casi sin fuerza, pero la veo sonreír. Yo me río.

-Entonces, no me des motivos para reírme. –Sigo con la broma.

-No prometo nada.

-Genial, porque si lo prometieras… no lo cumplirías.

-¿Quieres retarme?

-No, mejor no. Se espontanea, mi amor.

-Señora Mellark, su turno. –Dice una mujer de cabellos rubio muy joven. Nunca la he visto antes, pero Katniss parece reconocerla.

-Gracias, Allyson. –Le dice ella, cuando la empleada mantiene la puerta abierta para ambos. Adentro está la Doctora Avner. Quien nos sonríe al sentirnos entrar, luego de levantar la vista de una carpeta.

-Peeta y Katniss Mellark. Es un placer volverlos a ver.

-El placer es nuestro. –Le contesto.

-¿Cómo se encuentran? –Nos pregunta cuando nos sentamos.

-Bien. Gracias.

-Espero que hayan venido con buenas noticias.

-De hecho, si. –Contesta Katniss con una sonrisa que no espere ver en ella, porque sé que su miedo aun persiste. Katniss saca algo de su pequeña cartera y veo la caja en la que venía el test que realizó el día anterior. Se la pasa a la doctora y ella la abre. Saca el test, y lo observa. El resultado sigue ahí en la pantalla.

-Vaya, felicidades. –Nos sonríe. –Vamos a tener que hacerte otros estudios para confirmarlo y ver que todo está en orden. ¿Cuándo te lo hiciste? –Le pregunta.

-Ayer. Empecé con extraños hace unos días y decidimos sacarnos la duda.

Yo sonrío, recordando lo felices que nos sentimos al ver un resultado positivo luego de tantos meses.

-¿Y cuáles son esos síntomas, Katniss?

-Creo que es lo normal de un embarazo. Cansancio, nauseas, vómitos, rechazo a la comida, me he desmayado dos veces en la últimas dos semanas y a veces me duele la cabeza.

-Los últimos días se pasó en cama prácticamente. Hemos estado cuidándola mucho. Al principio pensamos que podía ser un malestar pasajero, pero luego, los síntomas continuaron y pensamos en la posibilidad de un embarazo.

-Es normal. –Afirma la mujer. –Bien, ahora les diré lo que haremos, un análisis de sangre, sólo para confirmar nuestras sospechas y lo que este test nos muestra. Si resulta ser positivo podrán ver su bebé por primera vez.

-¿Eso cuánto tarda? –Cualquiera que nos viera diría que ambos estamos ansiosos por saber la verdad.

-En quince minutos tendrán el resultado.

La doctora busca un botiquín y saca de un cajón una jeringa nueva y protegida en una caja de plástico y una bandeja. Ayudo a Katniss para que se quite la campera y deje a la vista sus brazos desnudos. Ella intenta mantenerse tranquila, si hay algo que odia es que le hagan este tipo de estudios, le recuerda mucho a los juegos. La doctora acaricia su ante brazo izquierdo y lo palmea, intentando encontrar el lugar correcto para extraer sangre. –Bien… Tranquila Katniss. Esto ya se los he hecho un par de veces. –Toma un largo tubo de silicona y lo pasa alrededor de su brazo, hace un nudo fuerte, que le corta la circulación a Katniss. Yo tomo su otra mano y hago caricias en el dorso de la misma, para que se relaje, soy consciente de cuanto le debe molestar. El brazo izquierdo de Katniss está sobre un apoya brazos ubicado en el borde de una mesa donde la doctora colocó los elementos que necesita. Katniss respira hondo y cierra los ojos, mientras siente como la aguja penetra y atraviesa su piel y extrae una pequeña porción de su sangre. La doctora quita lentamente la aguja, al tiempo que presiona un algodón mojado con algún tipo de desinfectante en el punto que entró la jeringa. Cuando sale de su piel presiona con fuerza el algodón, para que no se forme un hematoma. Coloca la jeringa llena del líquido rojo en la bandeja de plata. –Katniss, no lo sueltes. Ejerce tanta presión como puedas, déjatelo unos minutos más y luego ponte un apósito de eso que están en la mesita. –Ella asiente y obedece. –Iré al laboratorio y dejaré esto. Y en breve volveré con el resultado.

Cuando nos quedamos solos, nos miramos nerviosos, como nos sucedió con la prueba casera. El resultado del análisis de sangre puede cambiar nuestra vida para siempre, también el ver a nuestro bebé por primera vez. El resto del tiempo no hablamos. Pero cuando ya han pasado como diez minutos le quito el algodón y limpio el rastro de sangre que le queda, y le coloco el apósito con firmeza y apretándolo contra su piel, a la que se adhiere en un segundo. Ella deja descansar su brazo en su regazo y recuesta su cabeza en mi hombro. Yo beso sus labios unos segundos, y acaricio su espalda y su cabello con mi mano libre, porque la otra sosteniendo su mano.

La espera se vuelve eterna, pero finalmente termina cuando veinte minutos después la doctora entra con un sobre blanco en su mano.

-¿Lo abren ustedes o lo abro yo?

Sin pensarlo tomo el sobre en mis manos, y ella me pasa una tijera, con la que corto unos milímetros de la parte superior. Hay una hoja grande doblada en tres partes y la saco con rapidez. Katniss me mira con atención y cuando extiendo la hoja entre medio de nosotros, siento que mi sueño de toda la vida por fin se ha cumplido. Katniss está embarazada, el test no se equivocó. Los ojos de ambos se llenan de lágrimas de felicidad y dejando la hoja y el sobre en el escritorio, me inclino para besar a Katniss, que me corresponde el beso.

-Vamos a ser padres. –Me dice ella sonriendo.

-Lo sé. –Respondo sin poder ocultar mi alegría.

-Felicidades. –Nos dice la doctora. –Al fin, lo lograron. Este bebé les cambiara la vida para bien. Después de todo lo que ustedes tuvieron que pasar se merecen mucha felicidad.

-Gracias. –Le contestamos.

-¿Están preparados para conocerlo? –Nos pregunta sonriendo. Está entusiasmada. Debe estar feliz de ser la que atiende a los dos vencedores que buscaban ser padres, aquellos que tanto sufrieron en el pasado, y ahora es testigo de que los Trágicos Amantes siguieron adelante y formaran su familia. Recuerdo que cuando nos casamos, nos sorprendimos de la cantidad de personas que nos felicitaron por nuestra unión a la salida del Edificio de Justicia y nos dejaban regalos en la Aldea de los Vencedores, y de cómo lloraban de felicidad como si nos conocieran muy a fondo.

-Claro.

-De acuerdo ahora prepararé todo. Sólo serán unos minutos.

Ella desaparece por una puerta que lleva a otra habitación dentro de su consultorio. Cuando está todo listo, nos pide que vayamos. Tomo la mano de Katniss que esta temblando y entramos en la sala, hay una camilla y un equipo para hacer el ultrasonido. Katniss se sienta en la camilla y luego se recuesta, yo acomodo sus pies para que quede en medio de la camilla y no se caiga. La doctora me busca una silla lo suficientemente alta y la coloca del lado izquierda para que le de apoyo a Katniss. Me siento y rápidamente busca mi mano y yo entrelazo nuestros dedos. Beso su frente al tiempo que la doctora levanta su blusa hasta sus pechos, para dejar a la vista todo su abdomen. Una pantalla holográfica se enciende, pero está en blanco y negro aún, ella con un teclado inalámbrico a distancia va yéndose a varias partes del menú, hasta que la imagen en pantalla muestra bordes rectos y un semicírculo.

-Escúchame, Katniss. Primero te pondré un gel sobre tu abdomen, lo sentirás frio, pero no te preocupes, es normal. –Katniss la mira y asiente. –Y esto… -Nos muestra un aparato negro con una especie de rodillo en la punta. –Lo moveré por toda la extensión de tu abdomen. Nos ayudara a ver al bebé y detectar cualquier problema que haya. También sabremos exactamente cuánto tiempo tienes de embarazo, el test que te hiciste da un valor aproximado, pero con esto sabremos exactamente cuántos días tienes desde la concepción. Tu esposo está contigo, sólo intenta relajarte. Tienes suerte de tenerlo apoyándote, lamentablemente no todos los casos son así.

-Lo sé. Por eso me enamore de él. –Contesta Katniss sonriendo y mirándome con amor.

Yo sonrío y beso su frente.

Sé que se refiere a todas esas chicas abandonadas por las parejas, pero no puedo evitar pensar en Annie y Finnick. Finnick quien nunca pudo conocer a su hijo y acompañar a su esposa durante el embarazo. Y a Annie que tuvo que enfrentó todo eso sin tener a su lado a la única persona que la mantenía en tierra. Porque Katniss y yo sabemos cuánto sufrió ella, podía tener nuestro apoyo y compañía y el de sus amigos, pero se debió sentir muy sola a pesar de eso. Para Annie, no existía nadie que pudiera reemplazar a Finnick. Pero cuando el hijo de ambos nació, encontró a una nueva persona por la que luchar y mantenerse fuerte.

Pero yo estoy vivo, e internamente prometo no dejar sola a Katniss nunca, que apoyaré, la cuidare y le daré todo el amor y la seguridad que necesita para enfrentar todo lo que se nos viene de ahora en adelante. Le demostraré que traer un niño al mundo, no tiene porque ser malo y que podremos protegerlo, que el mundo cambio y estamos a salvo. Que a pesar de nuestros traumas, podemos tomar esto como un nuevo comienzo, una nueva etapa en nuestras vidas, tal vez más feliz y esperanzadora.

-Jamás la dejaré sola. –Le digo a la doctora. Acaricio el rostro de mi esposa con mi mano libre, quien me sonríe feliz de escucharme decir eso. –Nunca. –Esta vez la miro a ella, a mi Sinsajo, a mi Chica en Llamas, mi Katniss.

Katniss eleva su rostro y yo captando su intención me acerco y la beso.

-Ahora, tranquilízate, amor. Inspira, espira. –Le indico. Ella asiente y sin dejar de mirarme, lo hace. –Muy bien. Inspira, espira. Sigue así.

Noto como se tensa cuando la doctora la cubre con ese gel frío incoloro y transparente. También que tirita levemente. Le sigo dando indicaciones para que relaje y deje hacer su trabajo a la profesional que está con nosotros.

Cuando la obstetra coloca el rodillo de ese aparato sobre el abdomen de Katniss, va esparciendo aún más el gel por toda la superficie a medida que lo mueve. Sostengo la mano de Katniss con más fuerza, para demostrarle que no está sola.

Y de repente pasa algo casi mágico. Un minuto después, vemos una pequeña manchita en color, en la imagen tridimensional que nos muestra la pantalla holográfica.

-¿Ese es nuestro hijo? –Pregunta Katniss sorprendida, por lo pequeño que se ve.

-Sí. El futuro miembro de la familia Mellark Everdeen es esa pequeña manchita que ven ahí, -dice señalándolo casi tocando la pantalla. Se nota con claridad, el feto esta allí. Esa es la cabeza y ese es el cuerpo. En unos tres meses podremos apreciarlo mejor, cuando crezca. Con suerte para ese entonces podremos saber el sexo. Ahora déjenme ver que todo esté en orden. –El estudio dura unos minutos más, no en que valores se fija para comprobar el estado del feto, pero sonríe cada vez que parece descubrir algo nuevo. –Está perfecto. No hay ninguna anormalidad, la posición es la adecuada, y escuchen… –Presiona una tecla y se empieza a escuchar un sonido constante, fuerte, con cortas pausas, como un… corazón. Estamos escuchando los latidos del corazón de nuestro hijo o hija. Mis ojos se llenan de lágrimas y bajo la mirada a Katniss, que está igual que yo. Volvemos la mirada a la pantalla, porque no queremos perdernos ni un segundo de la vista de nuestro bebé. –Es fuerte. –Continúa diciéndonos. –Como sus padres.

-¿Cuánto…? –Empieza Katniss.

-Veintinueve días. Cuatro semanas y un día.

Katniss empieza a derramar lágrimas, pero sonríe. Yo me encargo de que quitarse con mi dedo. Y Katniss hace lo mismo con mi rostro lleno de lágrimas. Las palabras del día anterior quedan grabadas en mi mente. Ahora somos una familia, yo, Katniss y nuestro bebé. ¿Quién imaginaria que luego de tanto sufrimiento, dos personas tienen la oportunidad de ser tan felices como nosotros? Es la misma emoción que sentí cuando me casé con Katniss, pero a la vez diferente, porque esta situación no es la misma, es mucho mejor, porque esta pequeña criatura es fruto de nuestro amor. Y creo que nada se compara con lo que siento en estos momentos al saber que seré padre junto con la mujer que amo y me acompaño siempre en la última década, e incluso antes de que ella supiera de mi existencia.

-Les daré un DVD, y esto lo podrán ver como un vídeo cuantas veces quieran, además unas imágenes de su hijo y todos los datos que pude rescatar de esta ecografía, donde todo lo que les dije hace unos minutos estará más detallado. Quiero verlos cada mes, para hacer un seguimiento del embarazo. Katniss tiene mi número, pueden llamarme cuando quieran, por cualquier duda o problema que se presente, los primeros meses son importantes y a los que mayor atención hay que prestarles. Es importante que usted y el señor Abernathy estén muy atentos a cualquier cosa que le suceda. Hay algunos libros que les podrían ayudar, sólo para que estén preparados y puedan llevar el embarazo mejor. Son primerizos, es normal que comentan errores o no sepan actuar de la manera correcta. Tomen esos libros como una guía, y si tienen alguna duda sólo deben llamarme o pedir cita a mis secretarias. Pero todo marcha bien, por lo que veo. Una recomendación que les haría, es que Katniss no tome ningún medicamento casero o de laboratorio sin consultarme antes. No queremos que pierda al bebé o que este tenga algún problema.

-Entendemos.

-¿Puedo seguir yendo al bosque? –Pregunta mi esposa.

-Por ahora sí, no veo ningún problema. El embarazo marcha bien. Pero no vaya sola y no haga ningún tipo de esfuerzo, ni algo que suponga peligro para usted misma, o él. –Dice mirando el vientre de mi esposa con cierto cariño.

-Prometo que lo cuidare. –Katniss acaricia su vientre ahora libre de gel y cubierto por la tela de su blusa. –Es sólo que hemos construido una cabaña en el bosque y de vez en cuando nos gusta ir allí.

-¿La del lago? ¿La cabaña grande de dos plantas?

-Si ¿usted la vio? –Pregunta sorprendida.

-Muchas veces. Me gusta ir al lago. Siempre me pregunté a quien pertenecía.

Katniss sonríe.

-Tienen muy buen gusto, se ve hermosa desde fuera.

-Gracias. –Contesto. –Pero también tuvo que ver bastante un arquitecto del Capitolio con eso. Un arquitecto que nos recomendó Effie, en ese momento no había nadie en el Doce que supiera ayudarnos con los planos y el diseño de la cabaña. Entonces ¿podemos ir allí? –Soy consciente de que no puedo mantenerla encerrada a Katniss. Eso la volvería loca de ansiedad. En el bosque ella se libera. Puedo no dejarla cazar como antes, o cargar las presas, puedo ocuparme de esa tarea por ella. Pero mientras ella esté bien, no le voy a negar que se sienta libre en su lugar favorito, aquel que en el pasado durante su niñez sólo compartía con su padre y ahora conmigo. Además podemos pasar días tranquilos allí en nuestra cabaña.

-Sí, con la condición que la cuide. Y sólo si su embarazo no presenta ninguna dificultad. En caso contrario, les recomendaría que se queden en el Distrito.

-De acuerdo. –Le contesto. Y Katniss luce encantada con la noticia.

-Ya terminamos aquí. Pasemos al consultorio. Les tengo que dar algo.

Al salir de consultorio luego de una media hora más, tenemos en nuestras manos las imágenes de nuestro bebé, un DVD, los resultados de los estudios de Katniss por el embarazo, y una carpeta con todas las indicaciones y recomendaciones básicas sobre la dieta que debe seguir y otros detalles que no hemos tenido tiempo de ver, y una bolsa con los medicamentos para mitigar algunos de los síntomas de embarazo y vitaminas que Katniss debe tomar durante su embarazo. Dijo que las vitaminas le durarían un mes, el tiempo en que está pactada la próxima consulta. Y que a partir de allí nos empezaría a dar recetas para comprarlas por nuestra cuenta en cualquier farmacia.

Aún nos cuesta creer lo que está pasando, pero ambos estamos felices luego de ver a nuestro bebé. Hace que la situación sea más perfecta, de lo que era ayer.

Mientras vamos camino a la Aldea de Vencedores solo pensamos en una cosa. Haymitch lo tiene que saber. De algún modo, necesitamos compartir con alguien la noticia. Sabemos que Haymitch se pondrá feliz cuando se lo digamos. Él siempre estuvo para nosotros todos estos años, pendiente y preocupado por nosotros, compartiendo momentos felices y tristes. Y eso nos convirtió en una familia. Además, no nos perdonará si le dijéramos al último.

-¿Te parece que lo invitemos a cenar, amor? –Me pregunta Katniss.

-Es una buena idea. Hay que darnos prisa, entonces.