Summary: Orgullo, él era un santo dorado, de mayor rango que el resto, ¡¿Cómo osaba a ignorarlo de tal manera?! No se iba a salir con la suya, aunque ella ya lo había hecho. ::OneShot-Lemon::
Nota inicial: Como siempre, debo recordar que esto está basado en una era dónde han revivido después de muchas batallas a los santos en el Santuario, dándose una oportunidad ahora que hay una época de paz. Esto es parte de la línea que manejo en mi crackshipp y la aventura que llevan a escondidas de todos.
CELOS
Un año aproximadamente iba a cumplir el Santuario desde que los santos de Atenea habían regresado a la vida, muchas cosas habían cambiado y muchas reglas también, era una época de paz que en mucho tiempo no se había vivido.
Esa mañana había amanecido con un impecable cielo azul y el sol brillaba a todo su esplendor, Shura había madrugado y ya desde muy temprano estaba listo para comenzar su día, aunque no estaba tan de buen humor, a decir verdad tenía varios días en que su humor estaba más terrible que de costumbre. Era su día libre y realmente no tenía mucho que hacer, ¿Entrenar? Nah, por hoy iba a descartar aquello, tal vez saldría a caminar un rato por los alrededores, estar por la playa o...
No, no iba a hacerlo.
Shura bufó tan solo de pensarlo, él no se tomaría la molestia, su orgullo era más grande. Pero ¿Qué no quería Capricornio hacer?
Era un secreto, un secreto que absolutamente nadie sabía de él, vaya, ni siquiera Aioros quien era su mejor amigo se lo había contado, sabía que no era correcto lo que estaba haciendo, pero la tentación le había ganado y se había arriesgado a acceder.
En fin, desayunó y decidió salir a echar un vistazo a los alrededores del Santuario, todo iba de lo más normal, Shura iba con su expresión seria pero su mirada buscando algo.
Justo decidió pasarse por el Coliseo y vio que estaban algunos santos de plata y aprendices entrenando, nada fuera de lo normal, hasta que su mirada se enfocó en lo que estaba buscando.
Ahí estaba ella, platicando con ese "santo" sin rango muy amenamente, no era otro que Dócrates, y no era la primera vez que la cachaba así, Shura funció el ceño.
La amazona de cabellos negros, quien no era otra que Geist se pudo percatar de cierta presencia, y lo vio a lo lejos, podía disimular fácilmente debido a que traía su máscara puesta, Capricornio sin hacer más se dio la vuelta y se alejó de ahí.
Shura no podía disimular que su mal humor iba en aumento ¿Qué se creía ella? Tenía días en que no le prestaba atención, vaya que las exigencias de Capricornio eran evidentes. Sí, ese era su secreto, se veía a escondidas con aquella amazona que alguna vez había sido exiliada del Santuario.
Nadie se imaginaba tal cosa, era una chica casi nueve años menor que Shura, aunque no era menor de edad, para ese entonces él tendría casi treinta y ella apenas en los inicios de los 20's.
Tenían una historia bastante graciosa del como había comenzado todo eso, recién que el Santuario se estaba reestableciendo, por alguna situación una que otra vez se topaban, pero los encuentros no habían empezado con el pie derecho, de hecho por equis o "y" razón terminaba él llamándole la atención, y ella que por naturaleza era rebelde, le importaba poco los argumentos del santo dorado, en fin, no se podían ver ni en pintura.
"Todos los santos dorados aunque vuelvan a revivir mil veces, jamás se les quitarán lo arrogantes y cretinos", siempre decía ella.
En fin, al cabo del tiempo por alguna y otra razón, la atracción fue inevitable y las cosas sucedieron "accidentalmente".
Shura finalmente había regresado al anochecer a su templo, estuvo todo el día afuera, había ido a Rodorio y a la ciudad de Atenas a despejar su mente y relajarse un rato, iba subiendo las doce casas y observando el cielo de momentos, el manto de las estrellas se podía notar ya.
Finalmente al llegar a la décima casa, lo primero que decidió hacer fue ir a darse una ducha larga y relajante, mañana si sería un día lleno de actividades, así que aprovecharía esos momentos de paz y calma.
Al salir de bañarse y dirigirse a su cuarto no se imaginó tal sorpresa, ahí estaba ella recargada en el marco de la puerta de la habitación con los brazos cruzados. Había agarrado a Shura de sorpresa.
Geist observaba al Santo, solo llevaba su pantalón de dormir puesto, el torso desnudo que le hacía ver su buen cuerpo formado, y una toalla que llevaba en el cuello mientras se secaba el cabello, realmente se veía hermoso, sin embargo ella no hizo ninguna expresión aparente a pesar de no traer su máscara puesta.
Shura musitó con molestia y frunció el ceño tomando de nuevo su postura.
-¿Qué haces acá? -preguntó indiferente, o tratando de disimularlo mientras se seguía secando el cabello.
-Te vi hace rato en el coliseo y...
-¿Te acordaste de mi existencia? -dijo él sarcásticamente mientras pasaba de largo para ir a colgar la toalla en una silla.
-¿Por qué estás tan molesto?
Shura no respondió y siguió haciendo sus cosas, ignorando totalmente lo que Geist le preguntaba. La amazona suspiró, eso se estaba tornando bastante molesto.
-¡Shura!
El mencionado volteó a verla.
-Por qué no mejor te vas con tu amigo ese a platicar, que tanto te gusta, ahora entiendo porque has estado tan ausente estos días.
Touché, la cabrita al fin había sacado los cuernos.
-¿Qué estás insinuando?
Geist frunció el ceño, ¿Acaso Shura estaba celoso? Pero además su orgullo estaba herido, ser reemplazado por un caballero sin rango siendo él un Santo de oro, imposible.
La amazona sonrió burlonamente.
-¿Estás celoso de Dócrates?
-Por favor -respondió él de inmediato con fastidio.
-¿Sabes? él está interesado en mí -a propósito salió el comentario para ver la reacción de Shura, el mencionado no pudo resistir su enojo y se dirigió a ella empujándola contra la pared, sus cuerpos estaban en total cercanía.
-¿Y qué? ¿Te gusta? ¿Qué esperas para irte con él? -le susurró en el oído, cosa que a ella le volvía loca tenerlo tan cerca. Por supuesto que él lo hacía a propósito también.
La amazona rodeó con sus manos las caderas del santo y lo pegó más a su cuerpo, sintiéndolo muy de cerca.
-El que me vuelve loca eres tú -le respondió con un susurro, Shura sonrió al oír aquello y comenzó a besarle el cuello, muy despacio, torturándola, ahora él bajando sus manos hasta su cintura para poder alzar la blusa de ella y comenzar a tocarla, sabía como hacerlo ya que Geist suspiraba fuertemente.
Ambos comenzaron a besarse de una manera muy intensa, él le mordía los labios de una manera muy sensual entre beso y beso, con sus fuertes brazos la cargo hasta llevarla a donde estaba la cama, sin dejarse de besar.
Acostados, Geist rodeó con sus piernas las caderas de él, quien a propósito frotaba su notable erección con el sexo de ella, aun teniendo ambos la ropa puesta. Shura no paraba de besarle el cuello, bajando, mordiendo sus pechos sobre la ropa.
La amazona sin pensarlo en lo más mínimo, y ya caliente como se sentía, se quitó la blusa y el brassiere de inmediato, desnudándose. Shura sonrió al verla como tal, era tan hermosa, comenzó a besar su viente, lo volvía loco su piel tan suave, subió hasta sus pechos y levemente los mordió y los besó, sacando un gemido de la chica.
El santo le quitó el pantalón y su pantie, la miró de reojo, totalmente desnuda, no era la primera vez que la veía, ya conocía ese cuerpo a la perfección, conocía cada centímetro de él, y no se cansaba de verlo, de hacerlo suyo, porque era para él y solo para él, de nadie más.
Por alguna razón que Shura no se explicaba, el estar con ella le hacía sentir totalmente completo.
Se acercó a su rostro y comenzó a besarla de nuevo, sino fuese por un movimiento de Geist, ella quedó arriba ahora, le comenzó a quitar el pantalón con ayuda de él, y ahora era el turno de ella de admirarlo, era tan perfecto, y podía notar que él estaba totalmente excitado.
La amazona de mordió el labio y se subió en él, simplemente para torturarlo por unos momentos, solamente frotaba su sexo, Shura suspiraba mientras le acariciaba su cuerpo.
-¿Te gusta? -preguntó ella en un susurró en el oído, mientras sonreía y le daba tiernos besos.
-Me encanta -respondió él sin dejarla de abrazar- Me encantas -dijo finalmente.
La joven se acomodó de tal modo en que él pudiera penetrarla finalmente, poco a poco, al sentir aquello ambos gimieron, una vez acoplados, ella comenzó a moverse, le encantaba esa posición, así tenía sometido a aquel santo dorado a su antojo, y por supuesto que Shura no se quejaba para nada.
Ella seguía moviéndose mientras él se enderezaba para besar sus pechos y admirarla desde aquel ángulo, no podía pedir más, era maravilloso tenerla así en ese momento.
Ella arriba duró un largo rato hasta que se recostó sobre él, un poco cansada.
-Te toca arriba -dijo ella.
-Te falta condición física, pensé que si tenías verdaderos entrenamientos. -dijo él burlón.
-Cálla -le dio un beso fugaz en la boca y se acostó junto a él.
Shura se colocó sobre de ella y la miró junto con una sonrisa.
-¿Ves? No debes desaparecerte así tanto, porque sino pierdes condición física.
-¿Desaparecerme? -preguntó ella- Si yo no vengo ¿Por qué no fuiste tú a buscarme?
Touché.
Shura no respondió a la pregunta y solo la besó.
-¿Ves? Tu también tienes la culpa de todo.
-Luego arreglamos eso -Shura la volvió a penetrar ahora él arriba de ella.
Comenzó a moverse, dentro, fuera, dentro, fuera de una manera rápida, sentía como ella apretaba sus manos en su espalda, se besaban con intensidad.
De repente, sintió como Geist se empezaba a contraer, ella soltó un gritito, anunciando que estaba llegando al límite, él al sentir aquello igual soltó un gemido.
-Vaya... -dijo ella respirando agitadamente- Que bien estuvo eso -sonrió sin dejarlo de ver.
Se besaron.
-Acaba dentro de mí -le dijo ella, sabiendo que le gustaba a él terminar de esa manera- No hay peligro, confía en mí.
-De acuerdo.
En un movimiento volvió a besarla intensamente mientras que agarraba su mano y la entrelazaba con la suya, el vaivén continuaba más intensamente hasta que un gemido más intenso provino del santo de la décima casa.
Shura dejó de moverse mientras sentía como finalmente se venía dentro de ella, su corazón que latía rápidamente se fue tranquilizando, así como su cuerpo comenzó a relajarse casi en su totalidad. Geist con cariño apretaba su mano mientras que con la otra mano tomaba su rostro y lo besaba dulcemente.
Shura ante tal acto solo sonrió mientras seguía recuperando el aliento.
-Me fascina que te pongas celoso -murmuró ella.
-Hmph... -musitó avergonzado ante el comentario de la amazona.
Él solo la miraba fijamente, veía esos ojos azules que brillaban de una manera diferente, la veía tan hermosa, es cierto, ya se habían acostado muchas veces tiempo atrás, pero esta vez había sido tan diferente, sintió un nudo en el estómago en ese momento, empezaba a sentir tantas cosas, quería decirle lo que ya sentía por ella, que se había convertido en un constante en su vida, en que no quería dejarle nunca... pero no podía hacerlo, después de todo aquella relación era solo un trato, era algo sin compromiso y solo por diversión, ese había sido el acuerdo entre ambos.
Shura sabía el riesgo de haber aceptado, y más por la nula experiencia que había tenido en el ámbito sentimental, en tiempos en que Saga gobernaba el Santuario el pudo haber tenido a quien hubiese querido, pero tenía otras prioridades en mente y era aún más orgulloso y pedante en ese entonces.
Shura trató de no pensar más en eso y la volvió a besar suavemente, transmitiendo con ese beso todo lo que sentía en ese momento.
-Simplemente no me gusta que alguien más se fije en ti, en especial ese sujeto -murmuró finalmente él, avergonzado ante sus palabras- pero no soy quién para reclamarte.
-Shura, en estos momentos no hay nadie más con quien me interese estar -dijo ella mientras le acariciaba el rostro- me encanta pasar el tiempo contigo, así que no te pongas así.
Geist se quedó callada por unos momentos.
-Si una mujer se acercara a ti, creo que reaccionaría de la misma manera -dijo finalmente ella divertida.
Shura sonrió ante aquello y la abrazó, cerró los ojos y colocó su rostro cerca del cuello de ella, sin decir nada.
-Ya me tengo que ir -dijo ella repentinamente.
Shura se levantó a verla.
-Quédate.
-¿Qué?
-Quédate hoy, siempre te vas muy rápido. Quédate.
Nunca imaginó que Shura le pidiera algo así, comúnmente siempre lo hacían y luego luego cada quién por su lado, ella lo observó, se veía tan encantador en ese momento, veía esos ojos verdes suplicantes.
Geist le sonrió y lo abrazó.
-Deberías ponerte celoso más seguido.
Nota: ¡AAAAAH! Finalmente lo hice, maigash, como nadie escribe de esta pareja, pos lo hago xD
Bueno, ya, sino seguiré fangirleando, espero dejen sus opiniones. Chao!