Mi pequeño aporte para esta magnifica historia y sobre todo videojuego, surgió gracias a un pedido de unos amigos, espero que les guste.

Este es un pequeño prologo de la vida de Alice en el Asilo y la visita de un conocido. Tomaré un poco del pasado de Alice para darle sentido y explicar algunas cosas, es por eso que algunos capítulos serán en pasado o los marcaré como flashbacks.

Gracias por leer y no olviden dejar un pequeño Review, eso me indica si les gustó y me anima a seguir.


Capítulo 1:

Despierto después de otro viaje desquiciante a Wonderland, pero ya me acostumbré a esa sensación tan difícil de explicar que me embarga cada vez que regreso a la realidad que ya ni siquiera pienso en lo que hice mientras estaba ahí, cuantas cartas maté, cuantas heridas obtuve o cuantos amigos perdí por culpa de mi locura. Lo único que ocupa mi mente todos los días desde que regresé es que seguiré luchando por ellos. Me quedo viendo los pocos reflejos de luz que se cuelan por la ventana hasta que la enfermera Witless se da cuenta de que estoy despierta, después les avisa a los demás para otra dosis de terapias.

Al terminar la primera consulta mi depresión aumentó tanto que no me moví por varias horas, esto no es bueno, no después de casi 10 años encerrada aquí, aunque lo que me espera en el exterior pueda ser peor, quiero salir o al menos poder salvar a Wonderland. Además había escuchado que había tenido un ligero avance en mi estado.

Después de unas horas me visita Nan Sharpe junto a ella viene mi abogado, o el abogado de la familia, es entonces cuando empiezan sus preguntas, torturándome con cada una de ellas, una pequeña parte de mí confía en que me quiere ayudar pero otra parte desconfía de todas las palabras que salen de él, siendo sincera no me creo nada de lo que escribió en su reporte, Daina no lo causó o al menos eso creo.

Al terminar su visita sufro una crisis, me puse tan violenta que tuvieron que sedarme. Sé que no es bueno que me siga reprochando por todo lo que pasó pero como no sentirme así después de las preguntas que me hace Radcliffe sobre esa maldita noche, si tan solo pensar en esa noche me destroza un poco más.

Algo aturdida me pongo de pie para ver la hermosa luna que hay esta noche, de pronto un ruido entre los arboles me llama la atención, pego mi cara lo más cerca que puedo de la ventana cuando los veo, unos ojos tan amarillos que sin evitarlo pienso en cierto felino, pero lo único que me sacó de mis pensamientos fue un escalofrío que recorrió mi espalda cuando escuché el ruido de la puerta.

-Vaya Alice, ¿ya te sientes mejor para una consulta nocturna?-me pregunta el doctor Wilson.

Lo miro con cierta cautela ya que algunas veces veo otras cosas, las cuales nunca están. Después de unos minutos intento hablarle pero ningún sonido reconocible sale de mi garganta, es como si hubiera olvidado como hablar, aunque después de todo lo que he visto y vivido no me sorprende, es más, lo que me sorprende es que aun siga viva.

Después de eso me volvieron a sedar para seguir probando sus "avances" en mí, al despertarme tuve otra sesión de sanguijuelas seguida de mi dosis de medicamentos.

-¡Ya no! ¡Dejen que muera y pueda seguir con mi familia!-grito dentro de mí, esta noche por culpa de las medicinas no pude seguir luchando en Wonderland.

Eso es lo peor de cuando me dan esa horrible medicina, supuestamente sirve para que vuelva a ser "normal" pero eso es imposible, no tengo cura, lo único que me salvaría es la muerte.

Y con ese pensamiento unas lágrimas se empiezan a juntar y el nudo en mi garganta me hace más difícil respirar, perdida en los pocos recuerdos que tengo de aquella noche, empiezo a escuchar los gritos de mi familia pidiéndome auxilio, de pronto las pequeñas lágrimas se convierten en sollozos y otra vez ese sentimiento de vacío me envuelve.

Por suerte el efecto pasó justo antes de la noche, así que lo último que recuerdo antes de caer en Wonderland es una silueta, muy diferente a las otras que he visto, esta parece ser sólida, además escucho voces de los guardias y doctores, después un maullido.

En mi cama siento un ligero peso en mi cama, después unos gritos y siento un pequeño golpe en mis piernas, al pasar unos minutos todo se calmó.

-Habrá que poner atención a los gatos-escuché la voz del doctor Wilson antes de que se fuera.

Estaba a punto de despertarme cuando sentí un ligero escalofrío en mi cuello, pero al despertar nadie estaba ahí, lo único que había cambiado era un pequeño collar que adornaba mi demacrado cuerpo.

-¿Quién lo habrá dejado?-me pregunté.

Miré otra vez por la ventana y me pareció ver cierta sonrisa burlona, pero cuando parpadee la sonrisa había desaparecido.