Los personajes de la siguiente historia no me pertenecen, son de Meyer; la historia tampoco es mía, es de blueberrytree, solo me adjudico la traducción.

¡DISFRÚTENLA!


Parte III

Carlisle y Esme Cullen cumplían treinta años de casados, y ofrecían una fiesta solamente con los amigos más cercanos a su casa.

Esme ya conocía a Bella de fotos, pero cuando la vio personalmente, no pudo dejar de felicitar a su hijo por escogerla, y decía eso no solo por la belleza de la joven, sino también por cuán adorable mostraba ser.

Ni una hora había pasado y Bella ya se sentía emocionalmente desgastada. Apenas la vio, Esme la llamo: Bells ―el mismo apodo que su mamá le colocó cuando tenía un año―. Y tampoco ayudó, ni un poco, el hecho de que Esme la presentara a todo el mundo en la fiesta. Observando de lejos, se podía notar cuán cercana esa familia era, e imaginó que si sus padres estuvieran vivos se comportarían de la misma manera. En un momento, Esme comentó que los padres de Bells deberían estar profundamente orgullosos de la chica que tenían y, como respuesta, Bella solo bebió champagne de su copa.

La felicidad de Edward era tanta que ni al menos reparó en que el rostro de Bella mostraba exactamente lo contrario a su sonrisa. Cuando llegaron a su cuarto, besos fueron distribuidos y caricias hechas. Cada toque de Edward hacía que Bella dejara todos los sucesos del día a un lado, para ser removidos después. Era por eso que cualquier oportunidad para tenerlo dentro de ella era bienvenida. Por un momento, sus problemas eran colocados en un cajón y olvidados en un armario.

Bella se quitó su última pieza de ropa y se movió para sentarse en el regazo de Edward.

―Gírate de espaldas ―él dijo y la haló hacia su pecho. Con una mano la sostuvo y con otra se guió dentro de ella. Ella se inclinó hacia el frente, colocó una mano en el colchón y comenzó a mover su cadera contra él.

Bella se sintió vulnerable por primera vez durante el sexo. En esa posición, cuando él la mirara, todo lo que vería serían las cicatrices. Con su mano, él suavemente retiró el largo cabello castaño que cubría la espalda de ella y pasó la punta de sus dedos delicadamente por las marcas que tenía en su piel. Marcas de las cuales no tenía idea de donde provenían. Tal vez ahora me cuente, pensó, pero diferente de lo que esperaba, ella detuvo sus movimientos.

―¿Podemos cambiar de posición?

―¿No te gusta así?

―No me siento bien ―dijo con un murmullo. Entonces, él la acercó más a su cuerpo, de tal manera que ella quedara recostada contra su pecho.

―¿Mejor?

―Sí ―respondió, pero aun así se sentía incómoda. Notando su incomodidad, él sugirió que se girara.

―No me importa ―dijo él cuando estaban frente a frente.

―A mí sí ―dijo ella, moviéndose una vez más y colocando la cabeza en el hombro de él, abrazándolo con sus brazos.

―Quería que me dejaras verte… por completo. No me importa.

―Esa no es la mejor charla por el momento.

―Este es el momento en que te siento más cercana a mí.

―Te pedí tener paciencia conmigo. Cuando te dije eso no estaba bromeando ―dijo, levantando el rostro y mirándolo a los ojos.

Por un lado, no quería presionarla, al fin de cuentas, como ella dijo, prometió tener paciencia, y esa no era la primera vez que ella le decía eso, ¿pero cómo no querer saber todo de alguien de quien estaba completamente enamorado? Quería decirle que podía confiar el él, que no la dejaría por nada, que la amaba, pero optó por decir algo que tal vez transmitiera todo lo que sentía y deseaba en ese momento.

―"Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos, juntos desde la ropa a las raíces, juntos de otoño, de agua, de caderas, hasta ser solo tú, solo yo, juntos." ―dijo entre suspiros cerca al oído de ella.

Bella sabía que Edward la amaba, era imposible no notarlo, pero aun así, imaginó que cuando dijese en voz alta sus sentimientos no se sorprendería. Aunque no lo dijera en dos palabras, ella sabía lo que estaba tras de lo que le dijo: te amo.

Si no fuera por el miedo de que tal vez ella no retribuyera a sus sentimientos, Edward quedaría con el ego herido, ya que los gemidos de Bella eran exagerados y solo demostraban una cosa: aquel orgasmo fue tan real como el sueño que tuvo en que Bella decía que lo amaba.

Al día siguiente, lo dejó solo en la cama, ni siquiera avisó que iba hacia el trabajo. Edward no paraba de pensar por un segundo, estaban juntos hace más de seis meses, habían personas que decían: te amo, en menos de una semana de noviazgo, y él no había usado esas exactas palabras. ¿Sería muy pronto?

Aquella semana fue difícil. Intentó no tomárselo personal, tal vez estaba de TPM (1) o solo era una fase, pero cada día se ponía más difícil.

―¿Amor? ―Edward llamó a Bella, que estaba sentada en el sofá mirando a la nada―. ¿Bella?

―¿Qué quieres?

―Estaba al teléfono con Emmett y preguntó si nos gustaría ir mañana, con él y Rose a Alki Beach.

―No tengo ganas.

―Sería genial ir a visitar un lugar diferente.

―Edward, si quieres ir, ve. No te estoy impidiendo ir, solo dije que no tengo ganas.

Ese era el tipo de conversación que tenían diariamente. Edward hacía alguna sugerencia y Bella pronto le informaba su falta de interés. Una vez, llegó hasta invitarla a mirar la película más nueva de Trantino que había llegado a los cines, pero ella dijo que esperaría a que saliera en DVD. Los días pasaron y él, en lugar de abrir la boca para hablar con ella, solo la observaba.

Bella parecía abatida y de vez en cuando él limpiaba sus lágrimas. Cuando abril llegó, todo pareció empeorar, ella descargaba toda su rabia encima de él, quien ya no sabía más que hacer. No sabiendo cómo cambiar la situación, Edward decidió pedirle un consejo a Jasper.

―Hola, compañero, ¿estás ocupado?

―No. ¿Por qué? ¿Algún problema? Creí que estabas en casa de Bella.

―No, no estamos muy bien.

―¿Pelearon?

―Peleamos casi todo el día. La verdad, ella busca motivos para pelear conmigo todos los días. No sé qué hacer.

―Es normal que pase eso, creo.

―Sí, creo que sí, pero estamos juntos solo hace siete meses. ¿Las crisis no son, no sé, después de dos años?

―No es como si tuviese un tiempo específico.

―El problema es que estoy intentando no ser paranoico, pero después del día en el que le dije que la amaba, ella actúa de esa manera.

―¿Qué dijo de vuelta?

―Nada.

―¿Ya intentaron conversarlo?

―Ella parece que está en otro mundo, Jasper.

―Es extraño.

―Mucho. Y esconde algo de mí. Creo que tiene alguna cosa de la infancia o con sus padres, ya que se reúsa a hablar sobre eso conmigo. Tal vez sea por eso que está de esa manera, pero no me da información para ligar puntos.

―¿Por qué no intentas invitarla mañana a cenar? Llévala a un restaurante después del trabajo, conversan e intentan entenderse. Muéstrale que te importa.

―No puedo pensar en otra cosa. Esto me está matando.

―Relájate. Has lo que te digo. Si no funciona, tal vez Alice pueda charlar con ella, parecen ser amigas.

―Sí, lo voy a intentar. Voy a su casa, ¿crees que debo comentarle sobre la cena de mañana o sorprenderla?

―Una sorpresa, a ellas parece gustarles.

Bella terminaba su turno en el trabajo cuando Edward apareció en el almacén.

―Hola, Edward, ¿todo bien? ―Lauren preguntó y Bella comenzó a reír a su lado―. ¿Qué pasó?

―Nada, solo es irónico ―respondió, mirando a Edward.

―No puedo creer… ―Edward estaba perplejo con la actitud de Bella.

―¿Qué estás haciendo aquí?

―No importa. Nos encontramos en tu casa.

Edward salió del almacén y Bella se sintió arrepentida por haberse reído de la pregunta que hizo Lauren. Las chicas que trabajaban en el lugar la miraban, esperando una reacción. Bree se giró para hablar algo al oído de Jessica, quien solo sonrió, burlándose en dirección a Bella.

―Puedes irte, termino lo que hay que hacer por ti ― dijo Lauren, recuperando la atención de Bella.

―Ok.

―Hmm... buena suerte ―dijo Lauren, intentando sonreírle, pero Bella estaba más que segura que, aunque tuviese suerte, no todo iría bien cuando llegara a casa.

Apenas el autobús dejó a Bella en la puerta, pudo ver a Edward recostado en el carro a un lado de la casa. Abrió la puerta y ambos entraron en la sala.

―¿Le contaste? ―preguntó irritado.

―¿De qué hablas?

―Sabes muy bien de lo que estoy hablando, Bella. "¿Todo bien?" ¿Es algún tipo de broma que planearon para divertirse?

―¿Sabías que a eso se le llama paranoia? El hecho de que no hayas conseguido una erección anoche no significa que todo el mundo deba saberlo.

―Pero no me sorprendería nada que abrieras la boca con quien apareciera en el camino. ¿No es ese tu hobby últimamente? Menospreciarme.

―¿Te menosprecio? Eres tan dramático.

―¿Por qué haces eso?

―No estoy haciendo nada.

―Exacto. No haces nada.

―Edward… conversamos mañana, ¿ok?

―¿Por qué? ¿Me vas a decir que hoy no estás lista? No quiero conversar mañana. Quiero aclarar todo hoy.

―Ok entonces, Edward. Puedes hablar ya. ¿Es ahora cuando me lo echas todo en cara?

―¿Qué pasó? Todos los días he pasado intentando entender en que momento salió algo mal, y mi conclusión ha sido que la culpa es mía, que no debería haber sido sincero contigo sobre cómo me siento ―dijo, sentándose en el sofá y mirando hacia el suelo―. Solo que ahí me detengo a pensar, ¿cómo puedo ser culpable por amarte? Las personas empiezan una relación con ese propósito. Quieren a alguien para amar y alguien que las ame de regreso. Cuando empezamos a ser novios, estaba emocionado, eras todo lo que soñé: bonita, divertida, graciosa, sexy y cariñosa. Me pediste paciencia e intenté ser paciente. Mis amigos te aceptaron y tú a ellos. Sé que nuestra relación no es perfecta, pero sabíamos cómo hacerlo todo llevadero y suficiente para nosotros. Te amo, Bella, lo sabes, entendiste perfectamente cuando te dije la parte del poema.

―Edward… ―Bella comenzaba a decir, con los ojos anegados en lágrimas. Sabía a dónde esa charla estaba llegando.

―No. Déjame terminar. Desde ese día siento como si solo hubiese una persona en esta relación. Comenzaste a ser fría, distante, y cualquier cosa era motivo para tratarme con hostilidad. Necesito ser amado y, aunque creí que era correspondido, ya no lo siento. Me puedes llamar dramático, pero es como si absorbieras todas mis energías. ¡Estamos juntos hace más de siete meses y aún no puedes confiar en mi lo suficiente como para contarme qué diablos pasó contigo! No sé ni de dónde vienes, donde nasciste, cómo se llaman tus padres. Es como si te diese todo y solo me das un poquito, llega un momento en el que es inevitable no querer más.

―Edward, por favor… ―dijo entre lágrimas y se sentó a sus pies.

―Te amo ―dijo él, limpiando las lágrimas de ella y dejando que las suyas cayeran por su rostro―, pero no puedo continuar así.

―¿Eso es un adiós? ¿Te estás rindiendo?

―No me estoy rindiendo, amor. Si continuamos así te vas a destruir y, consecuentemente, a mí también. Necesitas resolver eso que aún tienes guardado. No sé qué pasó con tus padres o que te hicieron, pero necesitas desprenderte de eso. Sea lo que sea que haya pasado, tienes que dejarlo atrás o encontrar una manera de superarlo. Bella, necesitas permitirte amar y ser amada. Te amo demasiado para decir que esto acabó, pero no podemos continuar de esta manera.

―No me dejes, por favor.

―¿Por qué no debería? ―preguntó, esperando oír algo, cualquier cosa, pero todo lo que se escuchaba eran sollozos. Tal vez de él, tal vez de ella―. Te voy a amar siempre, pero solo podemos estar juntos si me dejas amarte. No puedo estar a tus pies las veinte cuatro horas del día creyendo que si te muestro mi afecto voy a llevarme una patada. Estoy listo para ti, siempre lo estuve. Espero que un día también estés lista para mí.

Edward dejó la casa y fue hasta donde Jasper. Cuando su amigo abrió la puerta, se dio cuenta que algo no andaba bien.

―¿No salió bien la cena, verdad?

―La cena nunca ocurrió.

―¿Qué pasó entonces?

―Anoche… cuando terminé de hablar contigo por teléfono, fui hasta su casa, llegué y estaba mirando TV, distante como las últimas veces, me senté a su lado e intenté sacar a colación el tema, pero nada. A la hora de dormir, comenzó a besarme como si nada hubiese pasado, como si nuestro noviazgo estuviera a las mil maravillas. No pude dejar de pensar en eso. ¿Cómo puede ignorarme durante días y después actuar así? Era todo lo que pasaba por mi mente en ese momento. No hicimos el amor. S-simplemente no pude.

―Relájate, hombre, esas cosas pasan.

―Sí, el problema es que esperaba que solo fuera cuando tuviese setenta años. Y para mejorar la situación de cómo me sentía, se giró hacia un lado y se durmió, sin al menos una palabra. Apenas pude dormir y durante esta semana ella ha dicho cosas incoherentes mientras duerme, entonces, cuando me dormía, acababa despertando con algún ruido que hacía.

―¿Es por eso que desististe con llevarla a cenar?

―No. Cuando llegué a buscarla al almacén, Lauren me preguntó si todo estaba bien. Bella comenzó a reír y creí que fue una broma de mal gusto que habían planeado contra mí. Ahora, contándote, me siento un idiota por haber creído eso.

―¿Pelearon?

―Es obvio. Aparentemente es lo que hacemos mejor. Solo que esta vez fue diferente.

―¿Cómo así?

―No aguanto más, Jasper.

―¿Terminaron?

―Sí. No. No lo sé. No quiero que acabe, pero no podemos estar juntos de esa manera. Como las cosas estaban, no hay manera.

―Uau. Creí que lo iban a resolver antes de que eso pasara.

―Yo también. Creí en tantas cosas.

―¿Será que esa fue la mejor solución?

―No sé. Me pidió que me quedara, pero no lo hice. Fue la primera vez en semanas que sentí algo viniendo de ella. Tal vez si mantenemos distancia ella me extrañe. No sé cómo tener seguridad de nada.

―Lo siento mucho.

―¿Alice está aquí? ¿Puede pasar por donde Bella? Solo para ver que todo está ok.

―Salió, pero la llamaré al celular.

En el momento en que recibió la llamada de su marido, Alice dejó todo lo que estaba haciendo y fue directo a la casa de Bella.

Cuando su timbre sonó, Bella salió corriendo de la sala, aún con la esperanza de que Edward solo haya dicho lo que dijo porque estaba enojado, pero cuando vio a la pequeña figura en su puerta, se dio cuenta que todo lo que pasó en esa noche fue real y Edward no golpearía de nuevo a su puerta.

―¿Estás bien? ―preguntó Alice.

―¿Parezco estar bien? ―preguntó de regreso, su voz ronca de tanto llorar.

―Jazz me contó lo que pasó. Lo siento mucho.

―Por favor, no me hables de eso.

―¿Qué tal si te acuestas? Voy a hacer algo para beber y conversamos un poco, ¿ok?

―No es necesario que hagas eso.

―¿Acaso hay alguien con una arma apuntando a mi cabeza obligándome a hacer algo? Entonces, ahora, hago lo que quiero.

Alice buscó en los armarios algo que pudiese hacer para su amiga. Entre las gavetas halló una caja con té de manzanilla y se dio por satisfecha. Con dos tazas en la mano, entró al cuarto y vio a Bella en la cama. La frágil mujer lloraba en silencio, asegurando una almohada.

―Encontré té de manzanilla. Espero que esté bien ―dijo, entregándole la bebida.

―Gracias ―Bella dijo, colocando la taza bajo su nariz y sintiendo su aroma.

―¡Hey! Te juro que no es té de hongos ―dijo, intentando sacar una risa de su amiga, pero todo lo que ganó fue una sonrisa que parecía forzada―. ¿Quieres charlar sobre lo que pasó?

―Jasper probablemente te contó todo. Es mi culpa, ¿sabes?

―¿Por qué lo dices?

―Porque es la verdad. Probablemente no me entenderás, pero eso está pasando de nuevo porque la culpa es mía, la primera vez intenté culpar a Dios y al mundo, pero ahora… ―dijo entre lágrimas y sollozos―. No sé si pueda pasar por esto de nuevo.

―Bella…

―¡No puedo Alice! No puedo quedarme sola.

―Está todo bien, estoy aquí.

―¡Lo quiero a él!

―Shh… está todo bien… ―decía, pasando la mano por el cabello suave y castaño, intentando de alguna manera consolar a su amiga, pero Bella solo seguía llorando.

―No va a estar todo bien.

Las dos apenas durmieron, y siempre que Bella decía que no lo iba a lograr ―consiente o no― Alice intentaba decirle palabras de ánimo.

Al día siguiente, Bella fue al trabajo, pero estuvo ausente de todo. Si hubiese prestado atención a su alrededor, habría visto la pelea que Lauren tuvo con Jessica, y sabría que el motivo era porque Jessica le pidió el teléfono de su primo que ahora estaba soltero.

Los días iban pasando y Bella hacía todo como autómata, hasta que el día once de abril, buscando en su armario, encontró una foto que se había sacado en el primer encuentro que tuvo con Edward. Estampada en el papel estaba una mujer totalmente diferente. En la foto ella tenía una gran sonrisa, parecía joven y feliz. Hoy, Bella solo lloraba y las marcas oscuras bajo sus ojos solo la hacían parecer más vieja y cansada. Recordó con perfección todos los detalles de esa noche, y a cada segundo lo echaba más de menos. Pensó en cómo aquel día fue diferente de la última vez que miró a Edward. No sabía exactamente el motivo, pero cuando se dio cuenta, un número había sido marcado y el teléfono estaba en su oreja.

Edward estuvo hecho un lío toda la semana. Llamadas no fueron atendidas y trabajos fueron dejados a un lado. La última persona que lo vio fue Jasper en el día que todo pasó, eso fue hasta que el sonido de su timbre alertó que alguien estaba en su puerta.

―Hola… ― dijo la indecisa voz femenina.

―Hey. ¿Qué haces aquí?

―Disculpa por venir sin avisar, pero llamé y nadie respondió.

―No, está bien. Es que no esperaba verte.

―Lo sé. Vine a hablar sobre Bella…

―Lauren…

―Edward, ella está muy mal. No sé el motivo por el que pelearon, pero le está haciendo muy mal a ella. Y aparentemente todo el mundo se da cuenta.

―No hay nada que pueda hacer ahora.

―Llámala, intenta ser su amigo, no sé. Todos en el almacén estamos preocupados. Parece que ella simplemente se rindió. Antes era sonriente, bromeaba con todo mundo, todo el tiempo, pero ahora parece destruida.

Edward pensó sobre lo que debía hacer. Se preocupaba por Bella y, por más que no estuviesen juntos, quería verla bien. Su decisión solo vino a la tarde siguiente, cuando en vez de llamarla, decidió mandarle un mensaje.

Bella estaba lista a las nueve de la mañana, hora en la que había acordado encontrarse con Alice.

―¿Podemos irnos? ―preguntó Alice.

―Sí.

―¿Puedes darme al menos una pista del por qué estamos yendo a First Beach?

―Necesito resolver un asunto que está allá.

―Ok ―dijo Alice, arrastrando la palabra.

―¿Solo que antes podemos detenernos en ese lugar? ―dijo ella, señalando hacia un letrero.

―Hmm… claro, ¿pero qué vas a hacer?

―Un tatuaje.

―¿Estás loca?

―No, pero estoy decidida.

Se tardaron seis horas para llegar a la playa. Dos horas fueron gastadas solamente en el tatuaje de Bella. Fue un camino difícil, nunca había pasado tanto tiempo dentro de un carro, pero su ánimo la mantuvo motivada.

―¿Me puedes esperar aquí? ― preguntó Bella, saliendo del carro―. No me demoro más de treinta minutos.

―Está bien. Tómate el tiempo que necesites.

Hace exactos tres años, Bella perdió a sus padres. Un poco antes de salir de Forks se detuvo en First Beach, playa en la que pasó un buen tiempo de su infancia con ellos, y tiró sus cenizas al mar. La playa estaba casi vacía, con excepción de algunos surfistas. Se sentó cerca del agua, pero no lo suficiente como para mojarse, y comenzó a hablar.

―Hola. Esto es tan extraño. No puedo creer que ya sean tres años. Los extraño todos los días. A veces quería haberme ido con ustedes, pues ha sido difícil.

«Papá, probablemente vas a querer taparte los oídos cuando le cuente esto a mamá. Conocí a un chico. Es cariñoso y me trata bien, realmente no hizo nada que no sea amarme cuando estuvimos juntos. Fueron los mejores siete meses de mi vida después de ustedes… lo estropee todo. Nunca le conté sobre ustedes, y la semana pasada me dijo que creía que yo no lo amaba. Lo amo. Lo amo de una forma que nunca amé a nadie, de una manera que duele cada vez que pienso en ello. Él me ama también. Mamá, nunca en mi vida desee tanto tener tus sabios consejos.

«Él me dice que debo dejar lo que pasó en el pasado o intentar superarlo. Y es eso lo que estoy haciendo hoy. Dejarlos en el pasado es imposible, pero creo que como dicen por ahí, estoy dejando que ustedes partan. No sé si eso es verdad, pero tampoco imaginé que me sentaría en una playa intentando comunicarme con personas que ya no están presentes. Espero que encuentren paz. Los amo, para siempre ―dijo ella, levantándose y limpiando sus lágrimas. Estaba llegando casi a la mitad del camino cuando se acordó de algo y se giró hacia el mar―. Papá, sé que debes estar enojado porque me hice un tatuaje. Discúlpame.

Bella regresó al carro y Alice no preguntó por qué había llorado. A la mitad del camino, recibió un mensaje. Cuando lo leyó, una sonrisa surgió en su rostro.

―¿Estás sonriendo?

―Hmm… sí.

―¿Puedo saber quién logro ese milagro?

―Hmm… Edward.

―Como me lo imaginaba. ¿Quieres compartirlo?

―Me mandó un mensaje. Dice lo siguiente: "Niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero nunca tu sonrisa, porque entonces moriría". Acostumbra a recitarme sonetos de Neruda. Una vez, cuando no estaba bien, pasé el día entero triste y él no podía verme por culpa del trabajo que se le había acumulado. Bien, estaba que me dormía cuando apareció en mi puerta. Cuando lo vi… creo que nunca sonreí tanto. Entonces me abrazó y me dijo ese mismo pedazo en mi oído.

―No deberían estar separados…

―Voy a hablar con él. Realmente hablar con él. Lo necesito en mi vida, Alice. No existe nadie más para mí aparte de él.

Cuando Bella llegó a Seattle pasaban las ocho de la noche. Le pidió a Alice que la dejara en frente de la casa de Edward. Cogiendo su celular le mandó un mensaje:

"No quiero dormir sin tus ojos. No quiero existir... sin que me mires". ¿Podemos conversar hoy?

Sí.

Perfecto. Estoy en tu puerta.

Edward abrió la puerta y la invitó a entrar en su casa.

―Hey… ¿cómo estás? ―preguntó él.

―Bien.

―Que bien… ―Se sentaron en el sofá y ambos se quedaron en silencio―. Entones… ¿sobre qué quieres conversar?

―Hace tres años me vi implicada en un accidente de carro. Sobreviví, pero mis papás, infelizmente, no. Las cicatrices en mi espalda son de los cortes que fueron hechos con el vidrio del carro ―dijo ella, respirando profundo e intentando contener las lágrimas, pero sabía que pronto sería en vano―. Vivía en Forks y mi papá trabajaba como policía en ese entonces. Todos conocían a mi familia. No podía pasar un solo día sin que las personas cuchichearan algo de cómo era una pena que me haya quedado sola en el mundo o cuánto ellos sentían mi pérdida. Me vine para acá después.

«Cuando nos conocimos, creo que te pudiste dar cuenta que no tenía amigos. No tenía a nadie aquí, hasta que apareciste. Siento tanto que dudes de cómo me siento con la relación de nosotros. No fue tu culpa, Edward. Cuando dijiste que me amabas, quería retribuir tus palabras, pero eso me asustó. Estábamos en un punto de nuestra relación en el que no podía estar sin ti, y poco a poco me fui dando cuenta que estaba enamorada. El miedo de perderte era grande y a veces, para no demostrar ese miedo, terminé tratándote de la manera opuesta a lo que realmente quería. En ningún momento pasó por mi cabeza que te ibas a cansar en algún momento. Y en estas últimas semanas cerca al aniversario de la muerte de mis padres, simplemente entré en crisis, ya pasó conmigo y es un poco difícil salir, porque a veces me sentía bien estando triste.

«No puedo prometerte que a partir de ahora todo va a ser de maravilla o que por arte de magia todo lo que me hería desapareció, pero quiero que estemos juntos. Necesito de ayuda y quiero que me ayudes. Te amo, no quiero estar lejos de ti mientras te pueda tener. Quiero compartir mi vida contigo.

Edward se quedó sorprendido. Cuando vio el mensaje de que a Bella le gustaría conversar con él, creyó que le preguntaría si podrían ser amigos o algo por el estilo. Era difícil absorber todo lo que le había contado, pero aun así, sabía exactamente qué decir.

―Ok.

―¿Ok?

―Sí. Podemos intentarlo de nuevo.

―Voy a poner lo mejor de mí ―dijo, levantándose y abrazándolo.

―Ok ―dijo él, sosteniendo el rostro de ella en sus manos y mirándola a los ojos―. ¿Tienes algo más que deba saber?

―Odio ir en carro.

―Ok, podemos andar en autobús.

―Odio a Rosalie. Cada vez que me mira de la cabeza a los pies tengo ganas de halar su cabello rubio hasta el suelo, y sé que dices que con el tiempo va a ser diferente, pero creo que no.

―OK, no creo que tenga cómo desaparecer a Rose, pero tengo esperanza de que con el tiempo las cosas mejoren. ¿Es solo eso?

―Creo que sí.

Se recostaron en el sofá y Bella le contó sobre el día que había pasado en First Beach y sobre lo que había hablado con sus padres. Después de un rato el estómago de Bella protestó y Edward fue a la cocina para preparar algo de comer. Cuando regresó a la sala, con los platos en mano, ella colocaba un DVD para que vieran.

―¿"Un lugar llamado Notting hill"? Creí que no te gustaban las comedias románticas.

―Creo que acepto las que tienes de Hugh Grant.

Así como en el primer encuentro, miraron una película y se quedaron todo el tiempo abrazados. Al final de la película, Bella ya estaba casi dormida y Edward le dijo que debería ir a la cama mientras llevaba los platos a la cocina.

Después de secar la loza, Edward apagó las luces de toda la casa y fue a su cuarto. En el momento en que abrió la puerta de la habitación, se quedó sorprendido con lo que vio. Bella estaba acostada en la cama, boca abajo y completamente desnuda, su cabello no cubría su espalda y las cicatrices que le recordaban su pasado estaban expuestas para él, pero lo que más le llamaba la atención fueron las palabras que estaban en el cuerpo de ella: "Así te amo porque no se amar de otra manera" era la frase que había escrita en su espalda hasta la cadera.

―¿Es un tatuaje? ―preguntó.

―Aham.

―Es para mí ―afirmó.

―Es para ti.

―¿y qué quieres decir con eso?

―Aunque no te lo diga, es lo que siento.

―Ok ―respondió, asintiendo y limpiando sus lágrimas.

―¿Es de verdad?

―Sí.

―Sabes que es para siempre, ¿no?

―Lo sé.


1. Tensión pre menstrual.


MUITO OBRIGADA, BLUEBERRYTREE


Bien… hasta aquí llego. Esto es todo. Fin. :'( me ha encantado esta historia y por eso quise traducirla para ustedes, espero la hayan disfrutado y se hayan enamorado. Por mi parte me enamoré de este Edward, uno más 3

Infinitas gracias por sus favoritos, alertas, no solo a la historia sino como autora. Gracias por sus reviews, son tan bellos, amo leerlos.

Invito a que se unan al grupo en Facebook (link en perfil de ff) ahí se enterarán de la lista de las próximas traducciones, adelantos, portadas, etc, etc.

Gracias por leer :D

Beijos

Merce