Capítulo 21

– Es bueno verte despierta Alice –le sonrió Jack al mismo tiempo que la abrazaba, la sensación cálida proveniente de la chica provocó un escalofrío en él, incluso un pequeño cosquilleo en su estómago que aumentó la velocidad de su ritmo cardíaco.

– Nunca pensé que me alegraría el verte –le devolvió el gesto, aunque no con la misma intensidad en su sonrisa, pero aferrándose más fuerte al abrazo.

– ¡Ay! Duele –espetó el joven espíritu, en su cara se veía reflejado el malestar que sentía por la pelea que acaba de enfrentar.

– Lo siento –Alice se ruborizó al instante separándose inmediatamente de él para no hacerle daño –no debí abrazarte así –él la atrajo otra vez hacia él.

– No te preocupes por mí, estaré mucho mejor ahora que sé que estás despierta –le dedicó un guiño.

– Tendré que volver a acostumbrarme a ti –le dijo algo burlona.

– Pues acostúmbrate –se rio el espíritu de cabello blanco –solo no vuelvas a asustarnos así ¿de acuerdo? –la sonrisa traviesa desapareció de sus labios y cambio a una ligera melancólica.

La chica fue soltándose del abrazo cuando sintió que alguien la observaba, al hacerlo desvió la mirada y pudo darse cuenta de la presencia del Guardián de los Sueños, sintió que sus mejillas se tornaron aún más rojas al ver la mirada tierna que les dedicaba, Alice se levantó algo tambaleante y sin importarle el ligero mareo que la embargó; corrió hacia él, pero cuando estuvo a unos cuantos centímetros lejos de él se detuvo, no podía mirarlo a los ojos después de lo que había hecho, no después de haberlo traicionado.

Sandman se había acercado a la chica al ver que ella no quería moverse, quería tranquilizarla, sabía que era algo vital en su estado así que flotó hacia la joven, la tomó de las manos, ella se sobresaltó cuando sintió sus manos sobre las suyas sujetándolas suavemente, el Guardián de los Sueños la miró con cierta ternura y prosiguió a mover el mechón de cabello que tapaba sus ojos.

– Lo la…lamento –su voz comenzaba a quebrarse, quería llorar al sentirse indigna del cariño del Guardián –yo no creí...

– Sabemos que no fue tu culpa –la voz de Jack interrumpió el momento entre ellos –Pitch es bueno para manipular.

– Aun así, no justifica mi manera de actuar, debí confiar en ustedes antes que, en él, ante mi estupidez casi consigo que me dejen en un coma eterno y lo peor de todo fue que los expuse a un terrible riesgo. Juro que no volverá a pasar –prometió.

– No te tortures así, créeme cuando te digo que no eres al primer Guardián que manipula de esa forma –le sonrió el chico de cabello blanco –debes descansar, les avisaré a los demás que ya despertaste, eso les dará mucho gusto– se detuvo por un momento –bienvenida de vuelta Liddell–dijo antes de marcharse de la habitación.

– Gracias Frost –susurró al verlo desaparecer entre los pasillos.

Al salir de la habitación, una enorme sonrisa se dibujó en los labios del espíritu del invierno se sentía increíble al saber que la había salvado, su corazón brincaba de la emoción, había valido la pena la paliza que le habían dado. Sus pasos eran torpes por el dolor que sentía, aunque la emoción por brindar las buenas noticias era más fuerte, buscó a los Guardianes fuera de la habitación, al no encontrar rastro de ellos deambuló hasta llegar a la Habitación del Globo, ahí miró a Norte hablando con Conejo, se veía en su rostro esa tristeza y preocupación por la situación, Jack voló hacia ellos, quienes se enfadaron al verlo moviéndose cuando debía de estar descansando.

– ¡Frost de dijimos que debes descansar! –la molestia en Conejo era palpable

– ¡ALICE DESPERTÓ! –gritó emocionado e interrumpiendo lo que sería un sermón por parte del Espíritu de la Esperanza.

Los Guardianes no tardaron ni 10 segundos en llegar a la habitación de la chica, cuando abrieron la puerta una pálida Alice los miraba con cierta vergüenza, intentando con todas sus fuerzas evitar un contacto con sus miradas, el par entró y la abrazaron con fuerza, procurando no lastimarla.

– ¡Gracias a Hombre en la Luna que estás bien! –exclamó Norte –¡nos tenías con el alma en un hilo!

Conejo no dijo nada solo seguía abrazándola, como si temiera que al momento de soltarla ella desapareciera, la chica correspondía sus gestos, sin embargo, quiso soltarse un poco para no sentirse abrumada por las muestras de cariño, Alice se reincorporó y miró a todos con un gesto de arrepentimiento que no pasó desapercibido por ellos, permanecieron en silencio hasta que la puerta se abrió de golpe por causa de Tooth, ella al ver a la joven despierta casi la tira de la cama al arrojarse hacia ella.

La escena podía conmover hasta el corazón más frío, no obstante, la chica inglesa no podía dejar de sentirse no merecedora de tales muestras de cariño, Jack se acercó a ella y le dedicó una sonrisa traviesa.

– Me deleita ver que todos están aquí, y casi por completo en perfecto estado de salud –Alice comenzó a hablar mirando a Jack y analizando cada una de sus heridas –agradezco mucho su apoyo, pero me temo que no soy digna de merecerlo, yo los puse en grave riesgo en mi intento inadmisible de conseguir respuestas por parte del Coco, estoy consciente de que mi decisión erró desde el momento en que decidí confiar en él, es solo que estaba desesperada por conseguir respuestas que no vi en quien estaba depositando mi esperanza, debí haber esperado que ustedes me revelaran lo que ahora comienzo a comprender… entendería perfectamente si no quieren saber de mí…

– Alice, no fue tu culpa, nosotros no nos dimos cuenta de lo terrible que era para ti, y aunque no tengamos todas las respuestas, las buscaremos juntos –dijo Norte –lo más importante ahora es que confíes en nosotros, no hay que perder el control, además si Hombre en la Luna te eligió es por algo, todos lo fuimos por la razón correcta –la enorme sonrisa que le brindó a la joven se sintió tan cálida y familiar que por un momento le pareció ver a su padre reflejado en el Guardián provocando un pequeño nudo en su garganta.

– Aún tengo ciertas dudas con respecto a esa decisión. No creo tener madera de Guardián –bajó su rostro y se cruzó de brazos.

– No eres la única –respondió Jack –aunque por sorprendente que parezca, siempre tiene la razón.

Alice solo se quedó observando al espíritu del invierno quien le dedicó una sonrisa traviesa, esa sonrisa provocó que sus latidos aumentaran de velocidad, ignoró ese sentir y trató de concentrarse en los espíritus a su alrededor, aunque al hacerlo se percató de lo curioso de la situación, ella no soportaba ni sabía cómo estar con otras personas a su alrededor, pero con ellos no era tan incómodo,

La conversación siguió por unos instantes más hasta que decidieron dejar descansar a los espíritus más jóvenes.

– ¿No deberías estar en cama? –preguntó algo intrigada cuando vio que el chico de cabello blanco se acomodaba en un sillón que había dentro de la habitación –te dolerá un poco más el cuerpo.

– Estoy bien, Alice –la miró a los ojos y sonrió –me preocupas más tú.

– ¿Eso a qué se debe? Por si no lo ha notado ya he despertado.

– Temo que si dejo de verte te irás otra vez… además, recibiste un impacto directo de arena oscura.

– No veo que la herida denote algún síntoma de infección debido a esa arena –lo interrumpió.

– No es eso, ese tipo de arena mágica tiene un efecto similar con la de Sandman solo que esta te provoca pesadillas.

– Eso explica los sueños tan extraños que había estado teniendo, en especial las pesadillas que tuve mientras estaba atrapada.

– Debiste decirnos si estabas teniendo malos sueños –la reprendió el Guardián de la Diversión, la joven solo desvió la mirada –eso ya no importa y no te culpes, Pitch es muy bueno para aprovecharse de nuestros mayores miedos.

– ¿Experiencia?

– Sí, fue cuando fui elegido como Guardián –suspiró mientras revivía aquel momento en el que vio el desastre de la Pascua –me hizo creer que los Guardianes nunca iban a confiar en mí, que solo llevaba caos a mi paso. Lo bueno es que ambos nos dimos cuenta de la verdadera cara de ese viejo antes de que nos hiciera más daño ¿no, Alice?

– ¿Por qué lo hiciste? ¡No me debes nada, todo esto fue culpa mía!

– Era lo correcto, eres mi amiga –los ojos de la joven se abrieron más de lo normal, iluminados con un brillo de confusión por las palabras del joven frente a ella –además le prometí a cierto gato que no dejaría que nada malo te sucediera si podía evitarlo…después de todo fue mi culpa que regresaras a este mundo.

– No lo fue, ese tal Hombre en la Luna fue quien me guio al portal que me trajo de regreso a este mundo –reveló –si busqué hacerte sentir culpable fue porque necesitaba pensar que fue alguien externo quien causó todo esto cuando en realidad fui yo quien entró, mi hermana me advirtió que en su momento solo yo era quien decidía si regresaba o no –volvió a suspirar –lo único que no entendía era la razón detrás de la pérdida de mis poderes.

– Pero durante nuestra pelea con Pitch, antes de que te diera con la flecha, estabas usando tus habilidades.

– El miedo puede paralizarlo todo, incluso mi conexión con Wonderland ¿no es así, Cheshire?

El felino se materializó frente a ellos, Jack se sintió un poco más relajado al ver que ya no lo tenía en su cabeza todo el tiempo, cuando miró a Alice, la tímida sonrisa que se dibujaba en los labios de la chica al poder ver a su amigo, aunque ahora que lo veía mejor estaba algo cambiado desde la última vez que lo vio.

Lucía ligeramente menos delgado, sus tatuajes tribales seguían igual, solo que en su pelaje se podían ver ciertos detalles de escarcha y sus huellas dejaban marcas de hielo, mismas que iban desapareciendo a los pocos segundos al dar el siguiente paso.

Los dos cruzaron miradas ante el obvio cambio que había sufrido, él solo les sonrió con cierta burla como si hubiera estado esperando este momento.

– ¡¿Cheshire qué te ocurrió?!

– Una pequeña combinación muy creativa, hasta diría yo, maravillosamente congelada –su sonrisa se transformó en una carcajada.

Los espíritus se ruborizaron ante el comentario del gato, estaban esperando una mejor explicación, pero él simplemente desapareció dejando a un par muy confundido ante lo que acaba de pasar.

– Lamento confesarle que por primera vez no entendí a qué se refirió exactamente.

– Tu gato es muy complicado, Alice.

– Te diría que te acostumbras, pero eso no me ha sucedido.

– No te preocupes, al menos ya no me siento mal al no entender lo que decía.

Se quedaron en silencio, cada uno intentando procesar lo que acaba de suceder, Jack estaba mirando el fuego de la chimenea, las pequeñas lenguas de fuego bailaban hipnotizando sus ojos azules; por su parte unos ojos verdes iban de la ventana al espíritu que estaba descansando frente a ella, sabía que estaba aparentando estar bien, pero sus heridas eran notorias en especial cuando se movía en el sillón.

Ella quería hablar con él, sentía el impulso de acercársele, sin embargo; su orgullo y falta de conocimiento en la forma de hacerlo evitaron que lo hiciera. Esperó algunos minutos hasta que vio que se quedó dormido, reuniendo sus pocas fuerzas se acercó a él lo más silenciosa que pudo, cuando llegó a su lado se quedó preguntando como lo llevaría a la cama, después de todo él era más alta que ella, por un segundo titubeó en llamar a alguno de los Guardianes, pero sabía que era mejor que fuera ella quien lo llevara.

vvEstaba por intentar cargarlo cuando se percató de que el sillón se podía mover, aprovechando que el piso parecía liso comenzó a moverlo lentamente, asegurándose de que Jack seguía dormido, todo iba bien hasta que llegó al filo de la cama. Intentó hacerlo rodar tomándolo de sus pies, pero solo consiguió que se quedara medio cuerpo en la cama y el resto estaba en el sillón, quiso jalar el resto del cuerpo, pero todavía no estaba en una posición cómoda. Tomando un buen impulso tomó a Jack de la cintura para acostarlo sobre la cama, el peso le ganó y ambos cayeron sobre la cama con el pequeño inconveniente de que Alice estaba aprisionada por el peso de Jack quien terminó encima de ella.

Las mejillas de la chica se ruborizaron de inmediato, nunca había tenido a un chico tan cerca de ella; su familia estaría regañándola por ese tipo de actitudes no propios de una dama y menos en esa posición en su habitación, tal vez Lizzie la apoyaría, pero no sus padres ya que ellos siempre esperaban la mejor actitud y valores por parte de sus hijas.

Esos pensamientos la deprimieron, nunca tendría la oportunidad de presentarle a alguien a su familia o saber que opinarían de que alguien quisiera salir con ella, pero también pensó en la duda sobre sus sentimientos respecto del joven espíritu, si podían llegar a ser recíprocos y todo lo que acababa de suceder en aquella especie de coma en el que estuvo. Sentía que la cabeza le daba vueltas por todo lo que estaba dentro de su cabeza, el cual empeoró debido a una pequeña punzada en su pecho.

Dejó de lado todos sus pensamientos y se concentró en encontrar la forma de zafarse de aquella posición, intentó moverse lentamente hasta que ya medio cuerpo de ella estaba libre, su respiración estaba agitada por el esfuerzo, sabía que solo un esfuerzo más le conseguiría su libertad cuando sintió el abrazo del joven espíritu, el efecto relajante fue casi inmediato, había olvidado la última vez que se había sentido segura en los brazos de alguien, el frío aliento del espíritu le provocaba cosquillas en su cuello, impulsada por sus fuertes latidos se soltó del agarre inmediatamente.

– A…li…ce – murmuró entre sueños.

– Duerme, Frost –le susurró imitando la voz que usaba Lizzie con ella cuando estaba por despertarse.

Cuando vio que siguió profundamente dormido prosiguió a acomodarlo para que estuviera más cómodo, el rostro pálido del joven se veía muy relajado, un detalle que le envidió pues sabía que dormir a ese nivel de relajación era algo imposible para ella. Sin perder tiempo la chica rebuscó entre sus cosas alguna forma de poder atender las heridas del espíritu, sin embargo, no encontró nada.

– Lo que sirve para cubrirse, puede ocultar lo que necesitas para sanar –la voz del felino retumbó en la habitación.

Alice se quedó pensando hasta que vio la sudadera de Jack sobre el sillón, junto a él brilló un objeto muy conocido para ella, se agachó y tomó con mucho cuidado su collar, tan pronto se el símbolo adornó su cuello sintió un pequeño mareo, su visión se tornó nublosa y le pareció que había regresado por un momento a aquel laberinto de puertas, solo que esta vez la oscuridad parecía rodear el entorno, como si en cualquier momento estuviera lista para sumergir todo el lugar.

Asustada soltó su collar, su respiración estaba tan agitada que sentía que no recibía suficiente oxígeno, se aferró en el sillón hasta que sintió que estaba más tranquila. Cuando logró reaccionar rebuscó en la sudadera de Jack, confundida encontró una pequeña botella con la infusión de lirios,

– Esto te ayudará… o eso espero –murmuró destapando la poción.

Buscó los golpes superiores y tomó una gota para cubrir con el contenido los golpes y raspones, incluso unas heridas que parecían ataques de bestias. Satisfecha al ver que el joven guardián tenía un mejor semblante que antes; suspiró antes de dejarse caer sobre el sillón una vez que lo había arropado, se sentía algo cansada y cerró sus ojos de inmediato estaba por quedarse dormida cuando le pareció ver la sombra de Pitch. Se levantó rápidamente para prepararse en su siguiente ataque.

– ¿Estás lista para regresar conmigo, Alice?

– Me temo que tendré que rechazar su invitación –le contestó mientras una sonrisa socarrona se dibujaba en los labios de la joven.

– Creo que tendré que ayudarte un poco –el tono intimidante en su voz causó un pequeño escalofrío que la impulsó a dar el primer golpe.

Desenvainó su amada espada Vorpal, los ojos dorados del Rey de las Pesadillas ni se inmutaron ante la aparición del cuchillo.

– Yo no haría eso si fuera tú.

Estaba por ignorar sus palabras y atacarlo cuando se percató de la oz que amenazaba el cuello de Jack, su respiración se detuvo y bajó su cuchillo, en ningún momento cortando el contacto visual con Pitch, Alice parecía un lobo listo para atacar a su presa y más cuando una sonrisa se dibujó en el rostro del mayor.

– Aléjate de él y podremos conversar ¿o tienes miedo de no tener defensa ante mis ataques?

– Jamás le tendría miedo a una chiquilla que me ayudará a cumplir con mis objetivos.

– No te ayudaré –en ese momento el rostro de la joven se le apareció y recordó algo importante –le hice una promesa a tu hija, y no pienso fallarle.

La reacción fue inmediata, por lo menos diez pesadillas se materializaron a su alrededor, la joven solo las miró de manera audaz, sabía que había tocado una fibra sensible de él y estaba lista para aprovechar aquella debilidad.

El Rey de las Pesadillas ordenó el ataque, Alice con una combinación de ataques de su cuchillo las regresó a su forma original. Él se sorprendió pues desconocía por completo las letales habilidades de la chica, así que aprovechando que estaba concentrando en atacar a las pesadillas comenzó a rodearla para envolverla en sus pesadillas, siempre provocarle terror era un placer culposo, pero esta vez lo disfrutaría al máximo.

Alice sintió mucho sueño, sus ojos se cerraban, no obstante, se mantuvo despierta pues sabía que si caía dormida Pitch aprovecharía para torturarla. Las visiones comenzaban a inundar su mente, los gritos de sus padres, la cara herida del Guardián de los Sueños, la muerte de sus amigos en Wonderland; el pánico comenzaba a embargarla por lo que sentía como si se estuviera rompiendo su conexión con sus poderes, sin embargo, estaba también sintiendo algo muy familiar, algo que podía llegar a ser muy peligroso si es que se salía de control.

Sabía que estaba por perder el control ante el modo histeria cuando un frío invernal la rodeó, era tanto el frío que sentía como todo su cuerpo se paralizaba mientras su ritmo cardíaco regresaba a un estado normal.

– ¡Creí que había sido claro cuando te dije que no la volverías a lastimar si podía evitarlo! –la voz de Jack Frost retumbó en el lugar, el tono amenazante que usó hizo que la joven terminara de reaccionar y recuperara el control de su cuerpo y mente.

– ¡Sabía que el gran Jack Frost intervendría! ¡Siempre listo para salvar al indefenso, aunque te traicione, pero falta nuestra estrella! ¡Creí que solo tú eras quien se salvaba a sí misma, Alice!

– Esta vez no caeré en tus juegos –le respondió con tanto odio, pero a la vez con toda la calma del mundo en su voz.

– Muy bien, al ver que no me dejas opción tendré que ser más brusco contigo.

Su arena volvió a rodear a la chica, solo que esta vez todo se concentró en el collar de la joven, el sentimiento de ardor era más potente, sentía como si estuviera en el incendio una vez más, pero era diferente, ni siquiera cuando parte de su cuerpo se había quemado cuando niña había sentido un dolor así, la sensación cada vez aumentaba de intensidad que poco a poco se volvía más indescriptible. Su corazón comenzó a latir con mucha fuerza, su respiración se volvía cada vez más difícil, su mirada se tornaba nublosa y su cuerpo temblaba como si estuviera a punto de convulsionarse.

Enfocó la poca concentración que pudo debido al dolor y trató de liberar con su cuchillo, sin embargo, el dolor evitaba que apuntara correctamente por lo que sangre comenzó a brotar de su cuello, estaba por intentarlo otra vez confiada en que esta vez destruiría aquella maldita joya cuando unas gélidas manos la detuvieron.

Buscó con su mirada a quien fuera que la estaba deteniendo, al girarse todo el fuego en ella parecía enfriarse debido al frío que emanaba del joven espíritu que la sujetaba con fuerza, pero sin lastimarla, un agarre gentil y cuidadoso; la furia era lo único que se reflejaba en su mirada la cual chocaba con unos ojos azules que trataban de transmitirle consuelo ante su situación. Por un instante el fuego y hielo se encontraron formando un pequeño equilibrio entre el dolor y el alivio.

– Todo estará bien, Alice –le susurraba repetitivamente el espíritu –estoy contigo, no dejaré que te haga daño.

– Jack –un hilo de voz brotó de sus labios, pero rápidamente sus manos regresaron a su cabeza para intentar calmar la histeria que amenazaba con invadirla, muy dentro de ella sabía que no podría controlarse por lo que tomó una decisión – ¡ALÉJATE DE MÍ, TIENES QUE HACERLO AHORA FROST! –su voz sonó como una especie de chillido y empujó al joven con tanta fuerza que lo mandó a volar destrozando la pared de la habitación.

Jack la miraba con preocupación mientras intentaba reincorporarse, no sabía que le estaba pasando a la chica, pero sabía que era culpa de Pitch. Usando su cayado se levantó justo a tiempo para ver a los Guardianes entrar listos para defender a los más jóvenes. Por un momento pensó que todo estaría bien, ellos sabrían cómo ayudarla para regresar a su estado normal, misma que desapareció al ver el miedo reflejado en los ojos de los demás espíritus.

Todos entraron en pánico al ver la transformación gradual de Alice: su cabello comenzaba a cambiar de color a uno más opaco, incluso parecía ser de un gris muy oscuro y se movía de forma frenética, como si una ventisca muy fuerte jugara con él; su piel estaba tornándose cada vez más blanca, incluso más que la del espíritu del invierno, sus ojos verdes mutaban a un rojo sangre; su vestido azul perdía todo su color.

– ¡¿Qué le hiciste Pitch?! –gritó Norte al ver la transformación radical de la chica.

– Disfruten de la verdadera naturaleza de la pequeña Alice que pronto será la única forma en que la verán… al menos hasta que ella decida regresar conmigo.

– ¡ELLA NO VOLVERÁ CONTIGO! –gritó Jack volando hacia Pitch y cargando un poderoso ataque.

Estaba por golpearlo cuando un cuchillo pasó cortando su mejilla, rápidamente se giró listo para ver a su atacante; su corazón dio un brinco cuando vio como Alice se abalanzaba lista para atacar a quien estuviera o quisiera interponerse en su camino.

El ataque activó su memoria sobre el sueño que había tenido antes de conocer a la chica y todos los que tuvo posteriormente. El miedo en su forma más pura lo embargó al enfrentar la naturaleza que ocultaba Alice o la naturaleza que Pitch le estaba generando.

Quería atacarlo, detenerlo para poder liberarla de aquel estado tan violento, pero se detuvo al ver la sonrisa en los labios del Rey de las Pesadillas cuando le hizo un gesto para que viera como Alice los estaba atacando.

– Me temo Jack que tendrás que optar por dejarme ir para salvar a los Guardianes o perseguirme y enfrentar las consecuencias.

– ¡Esto no se quedará así! –le arrojó una ráfaga de escarcha antes de lanzarse hacia la batalla.

El espíritu solo se quedó observando con una gran sonrisa como los Guardianes eran atacados por la chiquilla que habían querido proteger desde que la habían conocido e incluso después de que él la manipulara para que las traicionara.

Sentía que la victoria estaba en sus manos, con la oscuridad corrompiendo a la chica lentamente solo tendría que darle un empujón final para tener lo que más anhelaba el poder de los Guardianes y a su amada hija de vuelta.

– ¡Ustedes tienen la última decisión, morir a manos de Alice o dejar que yo controle su oscuridad! –les gritó orgulloso de lo que había provocado.

Sin más que decir se marchó con ayuda de sus pesadillas.